Por: Enrique Noriega
“Los ganadores han perdido muchas veces antes de ser ganadores. Nadie hace nada bien a la primera”.
– Manchester City Argentina
90 minutos separan al Manchester City de algo histórico. 90 minutos lo separan de ganar el triplete y convertirse en el segundo equipo inglés de la historia que lo consigue, sólo después del United que lo logró en 1999. Esta temporada es sumamente especial para el City de Pep Guardiola por haber remado contracorriente en Premier League tras la irrupción del Arsenal de Mikel Arteta. Estuvo detrás durante muchas semanas, pero los duelos directos y su implacable cierre de torneo fueron claves para el tricampeonato de Liga. En FA Cup, el dominio fue abrumador y más allá de lo futbolístico, quiero resumirlo en números: seis partidos jugados, seis victorias, 19 goles anotados y sólo recibió uno en contra. Sí, leíste bien: los skyblues sólo encajaron un gol en 540 minutos y fue en la gran final ante el Manchester United.
Hablemos ahora de la Champions, competición en la que para muchos, el City se ha quedado corto. Y puede ser que sí, puede ser que no, depende el ángulo desde donde observes la fotografía final. Para mí, las vivencias europeas son las que más han fortalecido a Guardiola y sus muchachos. Pese a no ganar el trofeo, el City siempre ha salido más fuerte de las derrotas sufridas aquí. Reajustó comportamientos defensivos a raíz de lo que le sucedió ante el Lyon en 2020, aprendió a sufrir en momentos clave tras la dolorosa derrota contra el Tottenham, probó las mieles de una Final ante Chelsea y ahí mismo captó las mil cosas que condicionan un plan de partido en una noche así de especial/tensa. Pero la lección más importante fue la del Santiago Bernabéu en el 2022; aquella noche el City buscó todo menos controlar el partido y las emociones. Y ante un equipo como el Madrid, esto penaliza.
“El éxito es una cuestión de ganar control en cualquier disciplina”.
– Manchester City Argentina
Aquel 4 de mayo del 2022 nació el nuevo Manchester City, al que esta temporada decidí llamarle el ‘equipo del control’. Durante esta temporada, Guardiola ha utilizado cientos de recursos con el fin de mejorar al equipo, sin embargo, cada ajuste ha priorizado el control del juego. Es claro que cada jugador del City tiene licencia para fallar, pero también una clara encomienda de que las cosas no salgan de control. Después de ser doble pivote, lateral izquierdo y mediapunta, Bernardo Silva volvió a ser extremo. La intención renació a partir de presionar la salida de balón del Leipzig, pero se mantiene ahora gracias a lo mucho que aportan él y Jack Grealish al jugar en esas zonas. Son jugadores capaces de regatear y amasar el balón cuando la principal tarea es NO perderla.
La incursión de John Stones como segundo mediocentro fue la cereza en el pastel. Es un jugador que tiene como rol compensar zonas vacías y dejar de cara al hombre libre al tocar el balón una o dos veces dependiendo de la situación. John se convirtió en un pase extra que, además, por sus condiciones físicas y futbolísticas, ayuda a presionar alto y generar muchos robos. Fue una de las movidas más grandes en la carrera de Pep.
Al repasar todas estas soluciones, la primera conclusión -no tan evidente para todos- es que este City no gana por Haaland, ni por el dinero. Se impone porque aprende de sus errores y difícilmente vuelve a cometerlos. Gana porque no deja de insistir y porque siempre busca soluciones. Es un equipo en constante evolución, un equipo de época.
La siguiente conclusión está en los números del Manchester City en la temporada 2022-23 de la Champions League. De sus 12 partidos jugados, ganó siete y empató cinco. Llegó a la final con 31 goles anotados y sólo cinco encajados. Sus cifras también lo hacen partir como claro favorito en la final de este sábado y, sin duda, ese papel conlleva un peso especial. Hoy más que nunca, los Citizens están listos para poner ese peso sobre su espalda.