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“Creo que lo que echamos de menos es en el área rival y la última parte del campo. Tenemos que encontrar la clave en el ataque, esa última decisión, ese último pase, ese último centro para crear una situación de gol, un gol, un tiro, un córner, etc. ”

Mikel Arteta en entrevista con Nacho González para DAZN. 29 de noviembre, 2020.

Hay una delgada línea que separa el ser del parecer. Allí está Martin Ødegaard, en el centro de la situación, en una disyuntiva tan grande como su calidad, en un momento en que ha decidido aceptar el llamado de un club como el Arsenal y de un entrenador como Mikel Arteta para recibir el protagonismo que necesita. Y el vasco, con un plan para armar la revolución en el noreste de Londres, sabiendo que una de las grandes necesidades de su equipo es justamente la que ha dejado en aquella entrevista con Nacho González en noviembre pasado, ha traído al noruego para intentarlo con todo lo que tiene. Pero no será sencillo, mucho menos pasará de inmediato y tampoco es seguro que pueda quedarse tras el verano.

Los fichajes en tiempos de pandemia son un tema complicado. Por un contexto de muchísimo estrés en que cambiar de país, liga y dinámicas, más un virus afuera, supone mayor desgaste mental para todos aquellos que cambian de plaza, pero también por el poco tiempo que todos tienen ahora para trabajar y entrenar. Si juzgar las llegadas y los primeros pasos de un futbolista o entrenador en un nuevo club siempre es peligroso, una contingencia como esta cambia absolutamente todo. Faltan muchas cosas, pero la principal es el tiempo. Ambos lo necesitan. El tema es que Arteta requiere resultados expeditos y cuadrar números. Y Ødegaard, como muchos jugadores con un talento que salta a la vista, piden ser apapachados, arropados por un sistema que los ponga en el centro de todo. Estará en esa frontera para ser el que siempre se supo que podía ser y el que sólo sueña con lograrlo.

Antes que cuestionarse si Martin podrá adaptarse —porque su calidad no está en duda—, la pregunta es cuánto tardará en hacerlo. Todos trabajan a contrarreloj, con más prisas que nunca por encajar, asentarse y ganar ritmo competitivo, por integrarse lo máximo posible, sobre todo cuando se viene de jugar apenas 367 de dos mil 621 minutos posibles en un equipo tan implacable como el Real Madrid. Un cuadro que, claramente, Zinedine Zidane no construyó a su medida. La cantidad y relevancia de sus cameos en cancha son causa y consecuencia de lo anterior, y es allí donde Mikel, con teléfono en mano y la promesa de mayor protagonismo, se ha comprometido a darle lo que no ha tenido desde que salió de una Real Sociedad hecha por y para él, fuese en 4-2-3-1 o 4-3-3 y siempre con el respaldo de Ander Guevara como pivote y Mikel Merino como organizador: un equipo que gire en tono a él.

«Para mí, la forma en que ocupamos el espacio y quién se va a mover allí es más importante que la formación. Y a partir de ahí tenemos algunos jugadores muy parecidos que no estamos acostumbrados a jugar en esas posiciones así que tenemos que seguir cambiando un poco la formación».

Mikel Arteta sobre los rasgos ideales de su sistema en el Arsenal. Entrevista con Nacho González en DAZN. 29 de noviembre, 2020.

Esto que comentó Arteta es una de las claves por las que ha buscado la cesión del noruego. Hasta ahora, con la irrupción —a reserva de saber si es definitiva— de Emile Smith-Rowe como el mediapunta de su 4-2-3-1, su Arsenal no había tenido una figura que pudiese jugar entre líneas, actuar con libertad para ocupar espacios clave (espaldas y costados de pivotes, sobre todo) y, en definitiva, agitar en zonas interiores como nadie más podía en la plantilla. Y el último intento de crearse este rol tuvo como protagonista a Willian al inicio de la temporada, aunque fuese como una especie enganche en el 3-4-3 del arranque de curso. Sin embargo, nadie podía igualar lo que generaba Mesut Özil, tanto a nivel sensorial —incertidumbre y desajustes en la tensión del rival por pura calidad— como táctico por su último pase, el golpeo y la amenaza en la frontal.

Es allí donde cabe Martin Ødegaard en primer lugar. En el modelo original del entrenador vasco, esta figura es esencial para alimentar a un Alexandre Lacazette que es vital dando apoyos y va recuperando sensaciones. Además, para entrar al circuito del balón con los extremos —Aubameyang o Pépé en izquierda y Bukayo Saka fijo en derecha— y un doble pivote que tiene perfiles (Granit Xhaka, Thomas Partey, Dani Ceballos o Mohamed Elneny) que necesitan como el aire una línea de pase segura en la siguiente altura. En sí, un hombre que juegue siempre en tres cuartos y, antes que por caos, pueda mejorar cada posesión con su conducción, el timing justo en el pase para que el bloque pueda viajar junto sin partirse y venderse en la pérdida, para acelerar con el toque final y defenderse más arriba y mejor.

Esto se hace muy visible con sus números promedio por cada 90 minutos. En la 2019-20, siendo mediapunta o interior diestro en la Real Sociedad y disputando dos mil 934 minutos, consiguió 8.9 pases progresivos, 2.6 pases al área rival, 10.4 pases bajo presión y 2.5 toques en el área rival. Además, tiene un dato demoledor que ratifica estas prestaciones: acumuló 183.7 metros sólo en conducciones progresivas. Es decir, en traslados de balón que batían líneas y permitían al equipo avanzar en campo rival. Todo lo necesario para llegar al último pase de la mejor forma posible.

«Queremos pasar a un 4-3-3, pero para eso, necesitas mucha especificidad en cada posición, pero ahora en cinco o seis posiciones, no la tenemos. La agresividad, la efectividad, la cantidad de robos que hacemos en el campo contrario creo que hemos sido muy firmes contra algunos grandes clubes».

Mikel Arteta sobre la estructura que más le gustaría utilizar en el Arsenal. Entrevista con Nacho González en DAZN. 29 de noviembre, 2020.

En segunda instancia, el esquema. Más que una causa para apostar por el ex Vitesse, la idea del 4-3-3 que Arteta quisiera asentar podría ser más una consecuencia de la llegada del formado en el Strømsgodset. En un plantel que no va sobrado de calidad en su línea defensiva y que tampoco cuenta con perfiles tan plásticos —salvo Thomas y Dani Ceballos— en la base de la jugada para girarse bajo presión, subir la altura del bloque y jugar con un único pivote y dos interiores sería casi suicida porque ninguno de los centrocampistas —ni siquiera Smith-Rowe, por ahora, o el propio Ceballos— tiene las características de Martintxo para que las progresiones tengan un valor de gol muchísimo más alto. Y allí cabría el Ødegaard interior, pero esto, al final del día, sólo acabaría pasando si Partey puede mantenerse sano y Mikel decide hacer del español el organizador en ataque posicional.

Aquí salen más números que arrancan sonrisas para lo poco que jugó en Madrid y representan una gran ventana de oportunidad viendo lo que dejó la campaña pasada. Por cada 90 minutos de acción con Zinedine Zidane, Martin promedió 1.05 toques en el área rival, 2.1 pases clave y siete pases progresivos. Una cifra altísima para sus contadas apariciones. Pero hay, de nuevo, un dato abrumador en el que habrá que prestar especial atención cuando el Arsenal le necesite para ganar claridad. En sus últimos meses con los blancos, dejó, como media sobe 90′, 60.17 metros. Es, sin duda, una llave que Arteta querrá explotar al máximo cada que sea posible para lograr ese 4-3-3 que tanto le gustaría transmitir, aunque sus pérdidas lleguen a ser mucho más producto de un ánimo decaído u otro muy encendido que lo lleva a arriesgar en pro del peligro en el arco contrario.

Otra clave para imaginar cuánto protagonismo podrá ganar el nacido en Drammen está en la altura de la presión y la defensa posicional de los Gunners. Tras vencer 1-3 al Southampton en St. Mary, el DT español habló de lo bien que le venía al equipo tener a Nicolas Pépé jugando a perfil natural (izquierda); su presencia en esa banda le permitía al conjunto protegerse mejor y más alto en el campo de las transiciones rivales, pero también presionar mejor en inicios y reinicios. Este también puede ser un registro en el que Ødegaard sume agresividad y consistencia, sobre todo porque, en días más enfocados a la presión, Zinedine Zidane lo tuvo siempre en cuenta como mediapunta en 4-2-3-1 para apretar a los mediocentros rivales y forzar robos peligrosos.

Esto, aunque también lo hiciese en la Real Sociedad, tanto en ese mismo rol como desde el interior derecho, ha venido a mucho más. En su último paso por Madrid, por cada 90 minutos, Martin promedio 1.05 recuperaciones en el último tercio y 2.1 recuperaciones en contrapresión. Y, por si fuera poco, ha conseguido 13 robos totales en zona 14. Es decir, la frontal del área rival. Si los londinenses consiguen viajar más juntos con balón, instalarse arriba con esa amenaza permanente y posibilidad de conservar altura, estos números podrían tener un aval más que potente.

Por último, habrá que seguir muy de cerca su estado anímico. Ya no sólo para encajar tan pronto como sea posible, sino por cómo lidie con todo lo que le espera. A prior, elevar su juego a una nueva marcha, cambiar el chip para jugar al ritmo al que le pide la liga y al que el Arsenal le demande. Una vez allí, ganar todo el rodaje que pueda y afrontar una competencia ruda con un encendido Emile Smith-Rowe, quien ha logrado entablar una sinergia llena de frescura con Bukayo Saka en la derecha y congeniado con Aubameyang, Pepé o Martinelli en izquierda.

Y, por supuesto, qué tanto influya Mikel Arteta en sus sensaciones. Su gestión será capital para que entre suavemente y a tiempo a la dinámica del grupo y en la pizarra para, de a poco, ir entregándole las llaves de un sistema que lo necesita tanto como él requiere tiempo en cancha. Sólo allí, en el ruedo, ganando batallas y participando, se podrá saber si su destino es volver a España o quedarse para ser el centro del Arsenal de Mikel Arteta. Serán seis meses contra el reloj, un semestre frente al dilema de ser el que todos esperan o sólo parecerse y una nueva oportunidad para brillar.

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Roberto González
Periodista y analista. Amo el fútbol desde que tengo memoria. Disfruto encontrar y explicar el porqué de las cosas.

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