El milagro de Riad: el golpe de suerte de Nueva Zelanda para España 1982

Comparte esta historia:

Facebook
LinkedIn
Twitter
Pinterest
Email
WhatsApp

يا هلا ومرحبا! وشلونك؟ (Ya halla wmerhaba! Weshlunak?) Este es el saludo en el dialecto neyedí del árabe. Espero que estés muy bien hoy. La vez pasada estuvimos hablando de la época dorada del futbol de Kuwait y las razones por las cuales ha decaído. Ahora tendremos una escala bastante larga en un país que se ha encaramado como embajador del futbol árabe: Arabia Saudita. Serán cuatro textos con diferentes temáticas. El primero de ellos no es propiamente el protagonista, sino el escenario y la comparsa para que el héroe se luciera. Nos vamos mucho antes de su explosión, la década de los 80.

Recomendación musical 1

Costó trabajo buscar música saudiárabe de los años 80, así que tuve que recurrir a lo tradicional, sin importar si en verdad pertenecía a esta época. Y me encontré a este gran artista: Mohammed Abdo (محمد عبده). Ha sido bautizado como “el artista de todos los árabes”, y no es para menos. Él se ha encargado de revivir las viejas tradiciones de la península arábiga. Es tan socorrido que él cantó en la inauguración de la Expo 2020 en Dubái, Emiratos Árabes Unidos. En este video él está en un concierto en Riad con una orquesta gigantesca. Esta canción se llama Ya Dayq el-Sader (يا ضايق الصدر).

Vamos al tema de hoy

¿Desempeño de las eliminatorias = Desempeño en el mundial?

Las personas que seguimos los procesos de eliminatorias tenemos el privilegio de ver las emociones que nos trae el balón desde todas las latitudes. Sabemos que el Campeonato Mundial no empieza desde el saque inicial, por ejemplo cuando Qatar y Ecuador disputen el primer partido en el estadio al-Khor (استاد الخور) para este campeonato del mundo. A decir verdad, el Mundial comienza cuando se disputa el primer partido de todas las clasificatorias. En este caso, Mongolia y Brunéi Darussalam lo inauguraron el 9 de junio de 2019 en el estadio de la Federación Mongola de Futbol en Ulán Bator.

Cuando sigues de cerca todo este largo proceso de 865 partidos que involucran a 211 equipos de las seis confederaciones para sacar a los 32 finalistas hay una trampa en la que es muy sencillo caer: creemos que el desempeño en las eliminatorias será equivalente al desempeño en los mundiales. Este es un axioma que constantemente se desmiente. Y es por ello que he dividido en cinco categorías esta equivalencia:

  • Categoría I: Gran desempeño en eliminatorias | Gran desempeño en mundiales. El ejemplo más claro de esto fue Brasil para México 1970. Hasta ahora es el único campeón que ha ganado todos sus partidos tanto de fase final (seis) como de eliminatoria (siete). Otros casos así han sido Alemania en 2014: ganó 15 partidos y empató dos, y dentro de sus victorias está el Mineirazo 7-1 a Brasil, lo cual llevó a esa Mannschaft a tener el segundo rating Elo más alto de la historia.
  • Categoría II: Pésimo desempeño en eliminatorias | Gran desempeño en mundiales. De nuevo cito a Brasil, pero esta vez en Corea-Japón 2002. Brasil sufrió bastante y durante la segunda parte de ese megatorneo estuvo en serio peligro de quedar fuera. En tierras asiáticas fue diferente y volvió a repetir la hazaña de ganar sus siete partidos. Sucedió en ese mismo mundial también con Alemania. Esa terrible derrota 1-5 en Múnich contra Inglaterra los forzó a pasar por el repechaje contra Ucrania. Ya en el mundial se embalaron y llegaron a la final.
  • Categoría III. Desempeño esperado en eliminatorias | Desempeño esperado en mundiales. Esta es la categoría más numerosa y los ejemplos abundan.
  • Categoría IV: Gran desempeño en eliminatorias | Pésimo desempeño en mundiales. De nuevo en 2002, veamos el caso de Argentina. Con Marcelo Bielsa ganaron 13 partidos de 18, pero sufrieron en el grupo de la muerte y salieron eliminados antes de tiempo. También puede ser Alemania en Rusia 2018. Parecía que iba en serio el defender su título. Logró la hazaña de la puntuación perfecta en eliminatorias y había ganado la Copa Confederaciones el año anterior. Por desgracia para ellos, pésimos partidos contra México y Corea del Sur los eliminaron en fase de grupos, algo que no les sucedía desde 1938.
  • Categoría V: Absoluto desempeño en eliminatorias | Pésimo desempeño en mundiales. Por absoluto me refiero a que puede ser bueno o malo. Aquí hay dos grupos característicos:
    • Grupo A: Ganaron con justicia su boleto. Esto sucedía cuando los mundiales eran de 16 equipos y solamente acudía un equipo de alguna confederación secundaria (Concacaf, Asia y África). Por ejemplo, está México en el mundial de Brasil 1950 y Argentina 1978 y Haití y Zaire en Alemania 1974.
    • Grupo B: No había de otra. Siguiendo en ese contexto, algunos equipos llegaban al mundial en medio de una cascada de retiradas. Por ejemplo, Egipto en 1934, Indonesia en 1938 y Bolivia en 1950. Este grupo se abolió en 1958, cuando Israel estuvo a punto de llegar a Suecia 1958, pero de última hora lo emparejaron con Gales.

La última categoría es la peor de todas. Categoría VI: Golpe de suerte en eliminatorias | Pésimo desempeño en eliminatorias. En este caso normalmente no deberían haber llegado tan lejos, pero se encontraron en el lugar y tiempo correctos y aprovecharon la oportunidad que se les brindó. Ya la fase final se encargaba de devolver el agua a su cauce. Puedo pensar en tres ejemplos puntuales muy buenos:

  • Estados Unidos en Italia 1934. Llegó porque se inscribió tarde. México había ganado con justicia su boleto al vencer a Cuba en sus tres juegos, y Estados Unidos se inscribió tarde. Para darle un juego, dispuso que habría un partido extra en Roma entre ambos para sacar al rival de Italia. Estados Unidos ganó 4-2… y tres días después fue masacrado sin piedad 7-1.
  • Emiratos Árabes Unidos en Italia 1990. Hasta la fecha muchos se siguen preguntando qué hacía el cuadro amirí en Italia y cómo llegó ahí. Desde el principio fue afortunado. De su grupo preliminar clasificó por diferencia de goles. En esa liguilla definitiva a cinco partidos, ¡ganó un solo partido y empató el resto! Como quien no quería la cosa, se metió al mundial… y le llenaron la canasta en un torneo más bien rico en marcadores con pocos goles. Aquí puedes ver más información.

El tercer y último ejemplo sucedió en las clasificatorias para España 1982. El protagonista fue un equipo que simplemente se aplicó cuando tenía que haberse aplicado, consiguió el marcador que le hacía falta, ganó el desempate y clasificó… solo para no oponer resistencia en la fase final. De hecho, si hubiera habido quórum en su confederación, no tendría por qué haber jugado en Asia. Te traigo la historia de Nueva Zelanda.

Escasas participaciones de Oceanía

Oceanía es una confederación bastante pintoresca en el concierto de la FIFA. Tiene pocos miembros (apenas uno más que Sudamérica) y casi nunca se animan a pasar del puesto 100 del ránking. Con la única excepción del futbol playa con Tahití (dos subcampeonatos, ya lo vimos en su momento), sus representantes suelen contentarse con participar y casi de ley serán marcadores de escándalo que se les infrinjan. Ni siquiera ha servido la ayuda que Gianni Infantino les ha dado en torneos sub-17 y sub 20: les quitó un lugar a UEFA para dárselo a OFC. No por nada hasta ahora tienen medio boleto para el mundial. Aquí puedes ver más información.

Oceanía durante mucho tiempo fue Australia y Nueva Zelanda, los únicos que abogaron por que este continente de islas desperdigadas por el Océano Pacífico tuvieran su propia confederación. Al ser solamente dos, tenían que competir con Asia. Esto sucedió desde 1966 hasta 1982. Aquí tuvimos la primera clasificación de Australia (1974).

En 1986 se independizó Oceanía, pero las cosas no eran tan sencillas. Salvo Fiji, nadie de los otros miembros se animaba a clasificar, y Oceanía se transformó en la confederación que daba cobijo a países que nadie quería enfrentar por cuestiones políticas. Israel aquí estuvo en 1986 y 1990 después de que Kuwait lanzara una moción para expulsarlos de Asia. También por aquí se pasó China Taipéi. Es de sobra conocido que China ve a Taiwán como una provincia rebelde desde la época del Kuomintang y Chiang Kai-shek, y por usar el nombre Taiwán también fue expulsado y tuvo que jugar aquí. 

Esta situación duró hasta Italia 1990 cuando China Taipéi fue readmitida en la OFC e Israel se marchó a Europa. Todo esto coincidió con el debut en eliminatorias de Papúa Nueva Guinea, Tahití e Islas Salomón. Dentro de sus limitantes, Oceanía por fin estrenó una clasificación netamente oceánica para las eliminatorias de Estados Unidos 1994.

Futbol neozelandés: actor de reparto subestimado

Australia y Nueva Zelanda son tan similares en desarrollo, cultura, personalidad, idioma (y si me apuras, acento) y mentalidad, que comparten desarrollo en todos los deportes: netball, cricket, rugby union, rugby league, hockey sobre pasto… y por supuesto el futbol. Esta es la llamada la rivalidad Trans-Tasman.

Con todo y que fue impulsora del futbol de Oceanía, la posición de Nueva Zelanda estaba clarísima: siempre a la zaga de Australia. Desde los años 30 hasta la eliminatoria a Argentina 1978, australianos y neozelandeses se vieron las caras 24 veces y Nueva Zelanda solamente ganó un partido y empató tres. Se llevó derrotas como un 10-0 en 1936, la peor que ha sufrido Nueva Zelanda en su historia.

Tengo una hipótesis muy buena sobre por qué sucedía esto: alguna vez te mencioné que el futbol en Australia estuvo muy asociado con la cultura wog, es decir, los inmigrantes del Mediterráneo (ya hablé de eso, aquí puedes leer el texto para más información). Es cierto que los australianos se adueñaron de otros deportes como el rugby, el cricket y hockey sobre pasto, dejándoles a esos inmigrantes de primera y segunda generación el futbol. Era una especie de indiferencia, pero no había problema en practicarlo. 

Lo que sucedía en Nueva Zelanda es que adoptó dos deportes: el cricket y sobre todo el rugby union, con los míticos “All Blacks”. Con este último deporte los neozelandeses aspiraban a ganarles a cuanto rival se pusieran, siempre adoptando el haka como el componente indeleble de la cultura maorí que se contraponía al invasor europeo (más información aquí). El futbol estaba relegado simplemente a los poms, o ingleses. Y por ese mismo motivo era visto por encima del hombro por parte del resto de kiwis.

En 1979 Nueva Zelanda logró ganar un amistoso contra Australia después de 25 años. Nadie esperaba este marcador y fue recibido con gran alegría. Pero así como todo sube, también todo baja. Ocurrió al año siguiente la II edición de la Copa de la OFC en Nueva Caledonia; Nueva Zelanda era el campeón defensor (cabe aclarar que Australia no jugó ahí). Se esperaba que llegaran a la final para verse las caras con sus hermanos. Parecía de trámite tener que jugar en fase de grupos contra Islas Salomón, Tahití y Fiji. ¡Error de cálculo! Perdieron contra los tahitianos 3-1, y cuando nada parecía ponerse peor, fueron humillados por Fiji 4-0. Al no quedar ni en el podio, parecía que el futbol neozelandés estaba condenado al fracaso.

Pero con ese fondo que tocaron, los resultados comenzaron a mejorar, como cuando le ganaron a México 4-0 en un amistoso. Luego tuvieron oportunidad de mostrar qué tanto habían progreso en la Copa Merdeka, un torneo organizado por Malasia para conmemorar su independencia. En esa primera edición se ubicaron a media tabla, pero los resultados ahí denotaban buen juego, como victorias 5-1 sobre Kuwait y 2-1 sobre Corea del Sur. 

Nueva Zelanda decía presente, pero ¿sería suficiente para llegar lejos?

Ganarle la partida a Australia

Llegaba una nueva eliminatoria mundialista. Sería largo el camino para España y más cuando Asia obtenía un boleto más gracias al incremento de participantes. Para Nueva Zelanda había que ir paso a paso. La primera ronda consistía en cuatro grupos de cuatro a seis equipos. El mejor clasificaba. Cada grupo estaría conformado por cuestiones de geografía.

Asia era demasiado grande y para evitarse quebraderos de cabeza, decidió que cada grupo se las arreglaría para obtener su ganador como quisieran. El grupo 1 decidió hacerlo a dos vueltas. En este grupo estarían los equipos de Oceanía: Australia, Nueva Zelanda, Fiji y China Taipéi. Estaría complementado por Indonesia, que tan cerca quedaba. Otra cuestión es que los partidos podían ser agendados a voluntad. Nueva Zelanda prefirió aprovechar todo el otoño (abril y mayo, no me estoy equivocando, recuerda tus clases de geografía) para acabar con todos los pendientes.

Nueva Zelanda comenzó su camino con un partido electrizante en Auckland contra Australia. Los All Whites tuvieron que venir de atrás tres veces para empatar el partido (3-3). Era un resultado que denotaba esa paternidad. Si no pudieron ganar en casa, ¿qué les esperaba cuando tuvieran que pagar la visita? De ahí era jugar cada semana en una especie de tour por toda la Australasia. Primero fueron a Fiji para cobrar venganza de la humillación en la Copa de la OFC (4-0). Luego, sufrieron para no perder en China Taipéi (0-0) y con lo justo le pegaron a Indonesia en Yakarta (2-0). 

A estas alturas casi era garantía que entre Australia y Nueva Zelanda estaría el que prosiguiera su camino. Los australianos estaban tan confiados en que ganarían, y aún así mandaron a Nueva Zelanda a un hotel en medio de la nada con una cancha en condiciones deplorables.

Para ganar en el Cricket Ground de Sydney, había que realizar un juego perfecto en cada línea, y así fue. Se sacudieron primero la presión de enfrentarse a más de 50.000 personas y comenzaron a jugar como nunca habían jugado. Un trallazo desde fuera del área de Steve Woodin al 29’ marcó el 1-0. Se fueron al descanso con un marcador que no soñaba ni el más optimista de los neozelandeses.

El segundo tiempo siguió con el mismo tenor, pero aquí apareció el vértigo. Todavía era una victoria de un gol de diferencia y con que Australia tuviera una sola y la metiera estaría en problemas. Era el minuto 84’ y de pronto se escribió historia: en una jugada, Woodin lanzó un centro que encontró la cabeza de Graham Turner. La encontró porque realmente dio un salto formidable para superar a su marcador. El balón terminó techando al guardameta, y gol. 2-0. Ese gol ha sido reproducido una y otra vez en los programas de futbol neozelandés por lo que representó y por la bella manufactura (o mejor dicho caputfactura).

Nueva Zelanda había hecho lo que nadie creía posible: ganar contra Australia en Australia, algo que no sucedía desde 1954. ¡Todavía más importante era porque con ello prácticamente aseguraban su pase a la ronda final de Asia! Solamente había que redondear los partidos restantes en casa, cosa que hicieron con holgura: 5-0 contra Indonesia, 2-0 contra China Taipéi, ¡y 13-0 contra Fiji!

Campaña hacia España

Nueva Zelanda estaba en la siguiente fase y era el último en confirmar su asistencia. Ya en ese grupo esperaban

  • Arabia Saudita. Sobrevivió gracias a que jugaron todo su grupo previo en Riad. No concedieron gol, pero su producción de ataque fue raquítica, con cinco goles. Tal vez eso se le achaca a que sus rivales eran prácticamente de la zona.
  • Kuwait. Quizá la presencia que todo mundo esperaba. Kuwait, que venía de ser campeón de Asia, tuvo que vencer de nuevo a Corea del Sur para estar aquí. No fue nada fácil.
  • China. Una sorpresa más, y para bien. Ganó la guerra civil en Asia Oriental y para ser su primera aventura mundialista, lo estaban haciendo muy bien.

Ahora las cosas eran fijas: todos contra todos a dos vueltas. Los mejores dos clasificaban a España. El nivel entre todos estaba relativamente parejo, pero veían a primera vista con ventaja a Kuwait por el buen juego y por ser los campeones más recientes.

Para prepararse a conciencia, habría otro torneo Merdeka. Los resultados volvieron a hablar por sí solos (como una victoria sobre Japón 1-0), pero increíblemente Nueva Zelanda quedó fuera de semifinales por tener peor diferencia de goles que India. Fueron cinco partidos y terminó con seis puntos (dos victorias, dos empates y una derrota). Con esto, se reportaban listos para afrontar la última fase.

La ronda comenzó con la serie entre China y Nueva Zelanda. Primero se tenían que meter al temido Estado de los Trabajadores en Pekín. Con esa presión, un empate a cero goles supo a gloria. Casi 10 días después pagaron la visita en Auckland y un solitario gol de Ricki Herbert decantó el partido. Empezaba bien todo.

En Nueva Zelanda el interés empezaba a crecer ahora que las posibilidades de clasificar a un mundial se encarnaban. La visita de Kuwait sería para verificar qué tanto sustento tenían. Al minuto 24’, Woodin volvió a encender los ánimos con su especialidad, tiro fuerte, raso y colocado a la derecha para poner todo 1-0. Lo que sucedió en el segundo tiempo fue un arbitraje por demás cuestionable del indonesio Hardjo Wasito Sudarso, que concedió dos penales a los kuwaitíes por manos dudosas. El primero lo detuvo Richard Wilson (con su gorra roja, para añadir más folclor), el segundo ya no. Y al ‘89, la debacle: centro y le cabecean de paloma para perder 1-2. Pues fue tan polémico, que hubo invasión de campo en el Mt. Smart Stadium: kiwis enardecidos querían comerse al árbitro y hasta lanzaron objetos a la cancha.

Un mes después tendrían una oportunidad más de enderezar las cosas cuando recibieran a Arabia Saudita, que había perdido todos los partidos. Un mal primer tiempo lleno de distracciones casi les cuesta el partido. Tuvo que llegar Ricki Herbert a por lo menos rescatar un empate. De nuevo otra oportunidad perdida, más porque aún quedaban dos partidos de visitante, y todos como últimos partidos de esta ronda.

En Kuwait de nuevo se tuvieron que sacudir la presión de aficionados apasionados. Les costó trabajo, pero pegó dos veces seguidas en el minuto 65’ para remontar el partido. Kuwait ya estaba dentro y una derrota no habría afectado ya, pero al 89’ de nuevo fue frustración para los All Whites con un gol de al-Handasah (الهندسة). Es que de nuevo se ponía todo cuesta arriba para Nueva Zelanda. Parecía que se metían el pie cada que la suerte sonreía. Todo se definiría en el siguiente partido.

El milagro de Riad

Nueva Zelanda todavía tenía posibilidades de clasificar al mundial, y para ello necesitaba ganar. Esa era la buena noticia. La mala era que esa victoria tenía que ser por un margen de cinco goles para forzar un desempate o seis para superar a China por diferencia de goles. El partido era ante Arabia Saudita en Riad, equipo con el que sufrieron para sacar un punto en Auckland.

Sin embargo, la suerte les daba una nueva oportunidad. Arabia Saudita ya estaba eliminada desde hace rato y el capitán Salim al-Naeema (سليم النعيمة) estaba suspendido. Su portero, Salim Marwan (سليم مروان), había tenido mejores momentos que ahora. El DT Mário Zagallo había hecho lo que estaba en sus manos para subir el nivel, y ni así. Nueva Zelanda no sabía que esto pasaba, pero por alguna razón que desconocemos, se tomaron las cosas con calma. Había que cumplir la tarea. El DT Adshead les dijo que jugaran con dignidad al menos.

Alineaciones

Arabia Saudita (4-4-2). Salim Marwan; Abdullah al-Harby (عبد الله الحربي), Hussain al-Beeshi (حسين البيشي), Hamid Sobhi (حميد صبيحي) y Mohammad Abdul Jawad (محمد عبد الجواد); Othman Marzouq Fairooz (عثمان مرزوق فيروز), Fahad Musaibeeh (فهد المصيبيح), Yusuf Khamees (يوسف خميس) y Salih al-Dosary (صالح الدوسري); Majid Abdullah (ماجد عبد الله) y Abdullah Ahed Faraj (عبد الله فرج).

Nueva Zelanda (4-3-3). Richard Wilson; Glenn Dods, Ricki Herbert, Adrian Elrick y Allan Boath; Robert Almond, Duncan Cole y Steve Summer; Brian Turner, Steve Woodin y Winton Rufer.

De pronto todo comenzó a salir bien y de manera portentosa. Todo lo errado que habían estado en los partidos ahora sí entraba. Un gol… luego otro… luego otro… otro más… y un penal. No sabían qué había pasado en el vestidor al medio tiempo, pero el marcador les decía 5-0. Se dieron cuenta de que les faltaba un gol para estar en España… y de nuevo el vértigo se dejó venir.

Para el segundo tiempo, las oportunidades de aumentar la cuenta no solamente seguían cayendo, sino habían aumentado. Pero las ansias por anotar ese gol que faltaba hacían que los delanteros fallaran en el último toque. Las pulsaciones estaban a tope y eso causaba que la cabeza no estuviera tranquila para tomar buenas decisiones. Luego, el pasto artificial del estadio Príncipe Faisal bin Fahd era algo a lo que no estaban acostumbrados los neozelandeses y empezaban a aparecer ampollas en los pies. Tan se atrabancaron en pos del gol que casi les convierten uno por un contragolpe tan perdido como una bala, así que mejor se dedicaron a cerrar el candado. Ya habían hecho lo suficiente.

El desempate en Singapur

Cuando silbó el árbitro en Riyadh, se había pactado un partido más de las eliminatorias al mundial de España 1982. Así había terminado el grupo de Asia:

PosiciónEquipoJJGEPGfGcDGPts
1KUW64118629
2NZL623111657
2CHN63129457
4KSA6015416-121

En ese entonces no había criterios de desempate como número de goles anotados y los marcadores directos entre los equipos en cuestión. Si esto se hubiera tomado en cuenta, habría clasificado Nueva Zelanda. Pero la realidad marcaba que ambos estaban empatados y se necesitaba un desempate en territorio neutro. 

La pregunta sería ¿dónde? La FIFA desestimó la sugerencia de jugar en España, y dijo que mejor en Kuala Lumpur, Malasia, ya que ahí están las oficinas de la AFC. Los neozelandeses protestaron. No sería propiamente una sede neutra; ya habían jugado ahí los chinos sus partidos contra Arabia Saudita. Resulta que Arabia Saudita todavía no tenía relaciones con Pekín y no podían jugar en sus estadios, por lo que sus partidos tuvieron que ser jugados en la capital malaya. Al final, la FIFA recapacitó y los mandó a Singapur. El partido sería el 10 de enero, menos de una semana antes del sorteo.

Ahora bien, hasta ahora no he mencionado por qué China era ya de por sí un milagro. Por la cuestión de Taiwán, China se había retirado del movimiento olímpico a finales de los años 50, y el futbol estaba incluido en ese boicot. Sin posibilidades de poder jugar eliminatorias, la selección china se sostenía a base de amistosos con países que estuvieran alineados con su visión política: Corea del Norte, Vietnam del Norte, Tanzania, Guinea, Rumania, Unión Soviética… Pero por ahí de 1966 la Revolución Cultural de Mao Zedong (毛泽东) también alcanzaría al futbol y la selección china estaría en el limbo durante cerca de 10 años.

China necesitaría de una gira por Estados Unidos, el Caribe y Sudamérica para ahora sí regresar como hijo pródigo a la FIFA e inesperadamente ya estaban peleando por clasificar al mundial en su primer intento. El secreto estaba en una amalgama entre el poderío físico mandarín y las habilidades cantonesas. Jugadores como Rong Zhixing (容志行), Shen Xiangfu (沈祥福), Chen Xirong (陈熙荣) y Chen Jingang (陈金刚) tenían un hambre de triunfar.

La idea de Singapur tampoco fue tan neutral que digamos. Este pequeño país tigre asiático es multiétnico y uno de sus pilares es la comunidad china. Por eso el estadio se sentía como una extensión más de China. De todos modos, esa condición era contrarrestada con la experiencia del futbol que tenían estos ingleses nacionalizados kiwis. Brian Turner era una baja dolorosísima, y encima el estadio de Singapur tenía un calor y una humedad al tope.

Como siempre, Nueva Zelanda fue a lo suyo y desde el principio salió a atacar. Su premio fue tener las mejores jugadas y llevarse la ventaja de 1-0 por conducto de Woodin con su característico tiro potente lejos del portero. Estaban a 45 minutos de tierra prometida. Y nada más salir al segundo tiempo, Wynton Rufer aprovechó un balón regalado de la defensa china para ensayar un golazo desde 25 metros fuera del área. Salió bien y de pronto ya estaban 2-0.

Pero… aunque era un partido de noche, estábamos en un clima de 30°C y una humedad al 90%. Jugadores en muy buena condición como Ricki Herbert se empezaban a acalambrar. Los neozelandeses estaban agotándose. Los chinos se fueron al abordaje con sustituciones que buscaban el empate. Consiguieron el descuento al ‘74 con un tiro libre indirecto cobrado con furia. China veía el empate cerca. 

Nueva Zelanda ya no tenía fuelle ni aire para respirar. Ahora había que resistir con uñas y dientes. Estaban tan cerca del objetivo anhelado. Bloquearon cada ataque chino con todo lo que les restaba y con más corazón que piernas. Al final cuando Arppi Filho silbó el final, todo acabó. Los neozelandeses lloraban, caían exhaustos, pero alzaban las manos al cielo. ¡Nueva Zelanda se metía al mundial!

¿Cómo le fue a Nueva Zelanda en España?

Se acabó la suerte también en el sorteo. Les tocó el grupo 6 con tres colosos como Brasil, Escocia y Unión Soviética. Para la diosa fortuna, la misión acabó cuando llegaron a la Copa del Mundo.

A diferencia de la fase final de la Zona Asiática, Nueva Zelanda tuvo una preparación deficiente, con apenas dos partidos contra Hungría, y eso que fue tres meses antes del debut. Les hizo mucha falta disputar muchos más partidos, máxime cuando tenías rivales muy formidables: ahí estaban los aguerridos escoceses con ese tridente de Liverpool Graeme Souness-Alan Hansen-Kenny Dalglish; ahí estaba la durísima Unión Soviética que era el experimento exitoso de Valery Lobanovsky (Валерий Ловановский) y el enrachado Oleg Blokhin (Олег Блохин), más una línea reforzada georgiana de Ramaz Shengelia (Рамаз Шенгелия), Alexandr Chivadze (Александр Чивадзе) y Vitaly Daraselia (Виталий Дараселия); ni qué decir del elegante Brasil con Éder-Zico-Sócrates-Careca (al final este último no se pudo subir).

Dicho y hecho: Nueva Zelanda no tenía nada qué hacer en España. Accedieron porque salieron en un muy buen día a aprovechar la mala suerte de Australia, accedieron porque los chinos tampoco querían aprovechar las oportunidades que dejaban escapar, accedieron porque los saudiárabes ya estaban en plena descomposición, accedieron porque los chinos no supieron aprovechar unos jugadores ya cansados. No podían hacer nada con un equipo formado por sobras de los ingleses y jugadores apenas en nivel amateur. Mira los resultados: 2-5 contra Escocia, 0-3 contra la Unión Soviética, 0-4 contra Brasil. 

Nueva Zelanda estuvo en el lugar y momento adecuado y por eso aprovechó la oportunidad, pero no pudo comportarse a la altura ya en la clase mundial. Terminaría de nuevo a la zaga de Australia durante mucho tiempo, hasta que ésta última se cansó de ganar hasta dormida y se marchó a Asia. 

100 años de una rivalidad fraternal

La pandemia por Covid-19 trastocó todo el calendario del futbol mundial y además el calor desértico del Medio Oriente terminó moviendo el mundial a noviembre y diciembre. Con la llegada de la Liga de Naciones de la UEFA, ahora las opciones para obtener buenos partidos de preparación entre confederaciones se han visto reducidas de forma alarmante. Australia apenas pudo pactar dos partidos, y ambos con Nueva Zelanda. Aparentemente es como si hubiera sido la única opción, su “peor es nada”, pero cuando vemos el antecedente histórico, es un movimiento lógico.

Resulta que este año se cumple un siglo de esa rivalidad Trans-Tasman. Todo comenzó en el Carisbrooke Park de Dunedin, con victoria neozelandesa 3-1. Desde que Australia se mudó a Asia, naturalmente la frecuencia de encuentros entre estos rivales amistosos ha disminuido. De hecho, hacía 11 años que se habían medido por última vez. Ya está definido que primero jugarán en Brisbane el 22 para verse las caras de nuevo tres días después en Auckland. Un centenario así merece festejarse por todo lo alto, por más que el nivel sea la víctima.

La hermandad-rivalidad Trans-Tasman todavía sigue viva. En la A-League le han dado la bienvenida al Wellington Phoenix, con lo que tenemos al único equipo expat en una liga de otra confederación (más información aquí). Por si fuera poco, el futbol femenil tendrá su campeonato del mundo el siguiente año… ¿dónde crees? Australia y Nueva Zelanda. Será la primera vez que un mundial sea organizado por dos países pertenecientes a diferentes confederaciones. Es un campeonato que promete.

Seguramente piensas que este texto es esquizofrénico. En algunos párrafos ensalcé a Nueva Zelanda, a veces la derribé y le quité toda la esperanza. Estoy consciente de ello, sin embargo prefiero explicar a detalle qué sucede para dimensionar hasta qué punto la suerte puede influir en el partido, siendo ésta una variable que para bien o para mal no se puede controlar. Nueva Zelanda resultó beneficiada por una coyuntura y llegó a participar a España, y por eso mismo no pudo oponer resistencia. Por mucha luz que tiene esta historia, no puedo dejarla de incluir en la última categoría. 

Fuentes

New Zealand Football. Historic Games – All Whites vs Australia 1981. 7 de octubre de 2021
Arenlind, Martin, y Herfiyana, Novan. Merdeka Tournament 1980 (Malaysia). RSSSF. 23 de junio de 2022
Pyro on the Pitch. People On The Pitch #15 – New Zealand vs Kuwait, World Cup 82 qualifier, 10/10/1981. 23 de julio de 2020
OFC. Revisit: The Kiwi miracle in Riyadh. 16 de octubre de 2015
New Zealand Football. 40 Years On – All Whites vs China 1982. Fecha desconocida
Wild East Football. Ninety minutes from glory: China’s 1982 World Cup qualifying campaign. 14 de marzo de 2017

Ahora que llegamos a Arabia Saudita, es momento de avanzar en el tiempo. El príncipe Faisal bin Fahad terminó enamorado del futbol y con el poder económico de sus inagotables fuentes petroleras quiso traer a su país a lo mejor del futbol. ¿Qué pasaría si Arabia Saudita se enfrentara a los mejores del mundo? No, en serio. ¿Qué pasaría si fueran en un torneo los campeones de cada confederación? Creó una copa llamada Copa Rey Fahd, pero se iría transformando hacia la Copa Confederaciones. Esa historia la veremos en nuestra siguiente parada.

Recomendación musical 2

En la década de los 70s y en la de los 80s, Nueva Zelanda se obsesionó tanto con la corriente funk de la música británica que la adoptó e hizo una versión suya. Así fue como surgió The Mockers, una banda de Wellington que hizo bastante ruido durante los 80s. Su primer sencillo fue Good Old Days. Solamente puedes escuchar esta canción con los kiwis más nostálgicos.

Recapitulemos

La clasificación de Nueva Zelanda a España 1982 estuvo plagada de momentos donde fue favorecida por la fortuna. Venía de una pésima Copa de Oceanía (derrotas con Tahití y Fiji). A partir de ahí siguió yendo para arriba: Copas Merdeka. Lograron ganarle a Australia en Sydney después de casi 27 años de jetatura socceroo. En el grupo final le ganaron a China, pero arbitrajes malos y concesiones de gol de último minuto, Nueva Zelanda estaba obligada a ganar por cinco goles en Arabia Saudita para forzar un desempate. Lo lograron. Finalmente ganaron ese partido extra contra China y clasificaron a España, donde se llevaron tres derrotas a cuestas.

Nos vemos la siguiente. Faman ellah! (فامان الله!)

Picture of Sebastián Alarcón
Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

También lee: