Milán siempre ha sido todo lo que nunca será otra ciudad en Italia. El glamour, la capital de la moda, la prosperidad económica, la Scala, la Pinacoteca di Brera, los rascacielos, el Palazzo Reale di Milano y el Doumo di Milano, que tiene en su aguja principal a la Madonnina de Giuseppe Perego, que le da sombra a la ciudad y el nombre al partido entre los dos equipos más importantes de la capital lombarda. Si Milán es la envidia del resto de las ciudades italianas, en fútbol lo es en el resto de Europa, pues es la única que tiene a dos equipos campeones de la UEFA Champions League, Milan e Inter, quienes se ven las caras por lo menos dos veces por temporada en el Derby della Madonnina, uno de los partidos más esperados del mundo.
El Milan nació en 1899 con los ingleses Alfred Edwards y Herbert Kilpin. El Inter nació de su odiado rival, al ser fundado en 1908 por 44 disidentes del rossonero, porque querían contar con jugadores extranjeros en sus filas. El nombre del estadio, ubicado en el barrio de San Siro, fue bautizado en honor a uno de los mejores jugadores de la historia del nerazzurro: Giuseppe Meazza.
Nacido en la capital lombarda dos años después de la fundación del Inter, Giuseppe perdió a su padre a los siete, combatiendo en la Primera Guerra Mundial, y fue criado por su madre. A esa edad, ya era un niño que disfrutaba jugar fútbol todo el día, hasta que empezó a jugarlo de manera más formal a los 12, en las ligas juveniles. Jugaba con unos zapatos que le regaló un admirador porque no podía comprarlos.
A los 14, intentó ingresar al Milan, pero fue descartado por su físico. Era muy pequeño, pero al Inter no tuvo problemas para entrar. Fue descubierto por Fluvio Bernardini, quien después de tanto insistirle al entrenador del primer equipo, lo vio debutar a los 17 años. En el vestidor lo apodaban Balilla, por la Opera nazionale Balilla, el colegio fascista al que acudían niños entre los ocho y 14 años. Debutó con tres goles con el primer equipo del Inter, poniendo así fin a las burlas y las dudas que causaba un jugador de 17 años. Un año más tarde, el club pasó a llamarse Società Sportiva Ambrosiana, obligados por el régimen fascista, hasta 1945, con el final de la Segunda Guerra Mundial.
Su debut con la Azzurra fue igual de precoz, comenzando una carrera brillante antes de los 20 años, en la que se incluyen dos Copas del Mundo, la de 1934 y 1938, siendo capitán en la segunda, donde Italia se llevó la Copa Jules Rimet en Francia. Uno de los episodios más recordados de Meazza con Italia es la Batalla de Highbury, en 1934. Italia llegaba a North London después de ganar el Mundial en casa, al cual no asistió Inglaterra. Los inventores del fútbol, en un acto de soberbia, se sentían muy superiores al resto. El equipo de Vittorio Pozzo se fue abajo 3-0, jugando desde el inicio con 10 hombres, por una lesión en los primeros minutos, ya que no existían las sustituciones. Con dos goles en el segundo, Giuseppe tiempo acercó a los italianos. Al final perdieron, pero se ganaron el respeto de todos, quienes calificaron el resultado como una derrota victoriosa.
Con el Ambrosiana, Meazza levantó tres veces la Serie A, más una Coppa Italia, coronándose en tres ocasiones como el capocannoniere, reconocimiento otorgado al máximo goleador de la liga. En 1940, abandonó al nerazzurro para jugar con el Milan. Al rossonero llegó en plena declive por problemas en el pie izquierdo. El principal motivo de cambiarse al odiado rival fue por temas políticos, puesto que se dio en pleno apogeo del régimen fascista de Benito Mussolini. Jugó poco por las lesiones.
Después fue a la Juventus, Varese, Atalanta y volvió al nerazzuro, que otra vez era el Inter, para retirarse de las canchas. Una vez retirado, lo intentó como entrenador, sin mucho éxito, y la sombra del Giuseppe Meazza jugador era enorme. Finalmente, en 1979, unos días después de cumplir 69 años, falleció a causa de un cáncer de páncreas.
Un año más tarde, el estadio de Milán fue renombrado en su honor. Sin embargo, hasta la fecha, los tifosi rossoneri se siguen refiriendo al estadio como San Siro, por su ubicación y el negarse a aceptar que su estadio lleva el nombre del máximo goleador de su odiado rival. Este domingo, en el Stadio Giuseppe Meazza o Stadio Calcistico San Siro, dependiendo de quien lo diga, se juega la edición número 300 del Derby della Madonnina, cuando el Milan de Stefano Pioli reciba al Inter de Simone Inzaghi.
Texto escrito por @Gutila5ta.