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La tranquilidad es una de esas cualidades que se adquieren con el tiempo. A partir de la experiencia, realizando una acción de manera reiterada, podemos sortear los nervios y originar la calma dentro de nosotros. Sabemos qué hacer, porque ya hemos vivido ese momento. Pero hay casos extraños. Entes que quién sabe por qué, nacen con el don de la pausa, de la serenidad. Sujetos a los que no les inquieta nada de lo que ocurre. Como si se las supieran todas porque en su vida pasada ya lo han experimentado. Pedri es el individuo que ejemplifica lo comentado. Un jugador, que a sus 17 años reina LaLiga SmartBank y que su evolución parece no tener techo.

¿Quién es Pedri?

Pedro González López, también conocido como ‘Pedri’, es un jugador canario, no muy alto, de aproximadamente 1,74 metros, liviano y diestro. Nacido en el 2002 y con un breve paso por las categorías inferiores de Las Palmas, dio el salto al primer equipo en Agosto de 2019. Desde su debut con el equipo de Pepe Mel, el bisoño centrocampista canario se fue haciendo un sitio en el ‘XI’. Su progresión era exponencial. En cada contienda se le observaban aspectos nuevos y novedosos para el elenco palmense. Su aparición suponía un soplo de aire fresco para los isleños. Tal ha sido su crecimiento que, a día de hoy y con tan solo 17 años, es uno de los futbolistas más cotizados de LaLiga Smartbank y ha acabado fichando por el Barça.

Análisis de su juego

Pedri es sinónimo de mansedumbre, de dulzura. Con 17 primaveras a su espalda, denota una tranquilidad en sus actos, una quietud en el verde, que desconcierta. Es ese tipo de persona que se le suele llamar “viejoven”. Un experimentado individuo en el cuerpo de un zagal. Su mayor cualidad en el terreno de juego es esta, su paz ante lo nuevo. Cualquiera en su lugar querría impresionar y se volvería hiperactivo, pero no es el caso. Fluye por el césped como si bailara. 

Para empezar el análsis técnico-táctico, hay que hablar de su posicionamiento en el campo. Este, ha ido variando a lo largo de la temporada, pero oscila entre ambas bandas como punto de partida y ahí empieza a desplazarse como pez en el agua. La clave en su juego es estar conectado en el partido los 90’. Siempre busca, de manera sosegada, trascender en el relato. Por eso, lo asociamos más como un mediapunta con características funcionales (se ordena en función de dónde está el balón) que como uno más posicional (se ordena en función de los espacios). Se pasa el encuentro buscando ser una línea de pase cercana con la que su equipo pueda progresar, incluso si tiene que abandonar y vaciar su costado. Él va al lugar del esférico.

Por eso, no se le puede encorsetar en un espacio concreto. Si uno se fija bien, su radio de acción es enorme. Baja a la base a recibir para él generar el juego, atraer a rivales y progresar a través sus botas o espera entre líneas, con la perfilación adecuada para hacer daño a espaldas de línea de medios. Suma alrededor de 53 toques por partido y realiza un 1,7 pases claves por contienda. Además, en poco tiempo ha asumido galones y su liderazgo es inaudito para alguien de su edad. Todos le buscan, quieren ser su socio y él se deja buscar. Tiene influencia en cualquier carril, sobre todo en el central, y en cualquier altura del campo, te puede filtrar o recibir el pase filtrado. Es un auténtico playmaker.

Su capacidad para jugar en espacios reducidos es impactante. Cada vez que toca el balón en zonas concurridas, en las que no sobra tiempo y espacio para pensar y ejecutar, emerge una (falsa) sensación de riesgo, en la que parece que puede perderla en cualquier momento. Vive en el limbo de la pérdida, pero sorprendentemente pocas veces suele desvanecerse la jugada en sus botas. Es muy fino con balón, tiene una rápida ejecución y dominio con ambas piernas que le sirve para zafarse de cualquier rival. Además, pocas veces se le ve mal ubicado en sus recepciones y esto le permite, con controles dinámicos, superar sin tener que absorber contacto (el punto más débil de su juego). A todas las jugadas le añade una imaginación impropia a su edad, que le habilita otra salida para el barullo en el que se suele ver inmerso cuando juega en espacios reducidos.

Es un futbolista muy inteligente. Entiende bien el juego, sabe cuándo tiene que hacer cada cosa y por qué. Esto, de cara a su evolución como jugador del conjunto culé es importantísimo, ya que no le resultará tan complicado aprender los pilares fundamentales del Juego de Posición. Juega con la cabeza erguida para otear bien los estímulos que se le presentan en el verde y actúa siempre con paciencia para encontrar, en la mayoría de acciones, al libre en posición ventajosa.

Su conducción es uno de sus fuertes. Aunque parezca que se mueve de manera lenta, por la pausa que le imprime a su juego, tiene una zancada potente para superar rivales en conducción o ser un imán, atrayendo a par e impares durante sus galopadas. Tras un joven e inofensivo jugador, se esconde un martillo cuando tiene espacio para conducir. No es un jugador de largos recorridos con balón al pie, pero tiene un buen cambio de ritmo y siempre mantiene la vista sobre lo que ocurre a su alrededor cuando está en carrera. Tiene la serenidad suficiente para pensar y actuar a grandes velocidades.

Pedri tiene gestos elegantes. Es distinto al resto. Juega con mucha sutileza y tiene ciertos patrones que le gusta repetir durante los partidos. El primero (imagen 1 y 2) es el pase, ya sea en desplazamiento largo o en más corto, de izquierda a derecha. Controla, gira y ya busca activar al lado débil. Esto, le permite girar los perfiles del bloque rival, progresar en diagonal y dotar al receptor, generalmente, de una buena situación para avanzar en el lado menos densificado. El segundo (imagen 3, 4 y 5) es el gesto preparatorio para golpear. Juega mucho con los amagos con su pierna más dominante para fijar a rivales y hacerse el hueco idóneo para golpear.

Estamos hablando de un jugador de 17 años que tiene una inteligencia táctica inaudita para esa edad. Aunque tenga ciertos rasgos de un juego más funcional y quiera ser, sin respetar los espacios, el creador del juego, es completamente adaptable al juego del conjunto catalán. La posición en este sistema es incierta, pero en un medio-largo plazo, debería ser un interior más centrado en la finalización que en la gestión y creación del juego. Su capacidad para hacer daño entre líneas es muy alta para encorsetarlo en la base de la jugada. Ya hemos visto durante esta campaña que es un jugador en el que se puede crear un sistema alrededor de él, ahora hay que observar si puede ser un miembro menos trascendente en un equipo plagado de jugadores de su nivel y si se adapta a ejercer uno o dos roles, en vez de muchos durante los 90’. Un futbolista carismático, pausado y astuto el que ficha el club de la Ciudad Condal.

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Miquel Villarroya
Estudiante de Periodismo en la UAB. Amante de la táctica y el análisis de fútbol.

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