Pierre-Emile Højbjerg, el mediocampista cosmopolita

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«Højbjerg tiene ojo, una visión especial que le permite enfrentarse a una línea de cinco rivales y superarlos con un simple pase. […] juega muy bien. Guardiola se identifica con el joven danés. Ve cómo perfila el cuerpo al recibir el balón y cómo amaga con hacer el pase hacia un costado, cuando en realidad tiene su objetivo en el lado opuesto. Pep está convencido de tener entre manos un diamante en bruto que habrá que pulir […]».

Martí Perarnau en «Herr Pep» acerca de Højbjerg y la percepción de Guardiola sobre el danés en sus primeros días en el Bayern. Julio de 2013.

El fútbol es una trituradora que se comporta como el mundo mismo. Comparten su ritmo salvaje, lleno de premura y siempre viendo más hacia el futuro que al presente mismo. Por esa razón, sumada a tantos otros factores y a muchos imponderables del proceso, pocos llegan a llenar las expectativas que ellos mismos —con un voraz impulso de terceros— llegan a desatar en función de sus contextos. No eligen de dónde vienen o con quiénes están destinados a coincidir. Tampoco escogen siempre a los maestros que tendrán o no suelen saber lo que pueden llegar a ser, pero sólo un grupo muy reducido de jugadores jóvenes es capaz de salir avante y adquirir brillo propio al paso del tiempo. Uno de ellos, y quizá el más paradigmático en el último lustro, es Pierre-Emile Højbjerg, el cosmopolita táctico que hoy es vital en la sala de máquinas del Tottenham, el líder de la Premier League 2020-21 tras nueve fechas.

Si hay realmente un puñado de privilegiados que alcanzan la élite, el danés es, ahora mismo, uno elegido que ha podido aprender de una baraja de escuelas y entrenadores variados del más alto nivel. Es así que, con apenas 25 años, el surgido del Skjold es un centrocampista con una hoja de ruta tan académica como envidiable que comenzó a los 17, cuando Jupp Heynckes lo hizo debutar en Múnich en abril de 2013 dentro de su 4-2-3-1. En ese doble pivote, Bastian Schweinsteiger, Luiz Gustavo, Javi Martínez y hasta Toni Kroos coexistieron en múltiples ocasiones antes de ganar el triplete previo a Guardiola. Y apenas unos meses después, cuando el catalán tomaba el testigo del banquillo, ya le despertaba las sensaciones que contiene el epígrafe que abre este texto.

Si Højbjerg venía de haber probado el más puro estilo alemán del juego a todo pistón y el vértigo por fuera en la primavera, el verano y lo subsecuente de la 2013-14 lo llevaron a ser una pieza de la instauración de un modelo de Juego de Posición en Baviera. Aquel Pierre adolescente tuvo que aprender todo lo posible a un maestro del mediocentro, al que ha descrito como «el mejor entrenador que he tenido», incluso teniendo que fungir como lateral derecho en la final de la Pokal en mayo de 2014. Pero su destino no era quedarse, sino absorberle lo máximo posible a Pep para crecer en otro lado, en lugares y con personajes que lo acercaron más a revelar su verdadera identidad.

Pierre-Emile Hojbjerg brings Pep Guardiola schooling to Southampton |  Football News | Sky Sports
Pep Guardiola y Pierre-Emile Højbjerg en 2014.

El de Santpedor le dio los fundamentos sobre la defensa de su espalda y costados, además de la plataforma para explotar conscientemente su talento para organizar y mirar lejos mientras desarma al rival desde el pase. Pero Markus Weinzierl fue el siguiente eslabón, el conector que permite entender lo que sucedería en el Southampton años después. El DT germano lo incorporó cedido al Augsburg que consiguió clasificarse a Europa League en 2015. Allí, fue doble pivote en derecha e interior diestro dentro de planes más reactivos o enfocados al pressing. Después, llegó a ser mediapunta de presión en el Schalke de André Breitenreiter. Todo esto, teniendo a compañeros tan diversos como Halil Altintop, Domink Kohr, Daniel Baier, Max Meyer, Leon Goretzka, Marco Höger o Johannes Geis.

Markus Weinzierl e Pierre Emile Hojbjerg - FC Augsburg - MondoFutbol
Pierre-Emile Højbjerg con Markus Weinzierl en 2015.

No obstante, el hombre decisivo para Højbjerg ha sido Ralph Hasenhüttl. Si bien su protagonismo fue creciendo de la mano de Claude Puel —con Europa League de por medio en la 2016-17— y Mauricio Pellegrino (2017-18), con 35 y 30 apariciones respectivamente, el austriaco lo acogió como un pilar definitivo para instaurar un modelo de juego definido por una gran presión alta en zona que orienta al rival a la banda. El ex Ingolstadt y RB Leipzig lo llevó a explorar nuevos límites, a ser la llave de uno de los ejercicios de pressing más peligrosos de la Premier League. Y allí emergió el mejor recuperador de la 2019-20, con 326 robos y 210 duelos individuales ganados de 388 disputados.

Ahora mismo, tras semejante carrusel de profesores que ha tenido, el danés es una obra cargada de información, provista de una riqueza táctica propia del recorrido que ha tenido para su juventud y con un gran número de páginas en blanco. Y es José Mourinho quien escribe la trama, quien lo pide para un Tottenham que es totalmente suyo, donde el nuevo capítulo, con su sello personal, lo tiene como el núcleo del centro del campo en su 4-2-3-1. No importa si juega a ser víctima o depredador porque el portugués está creando todo tipo de escenarios, y estos no se entienden sin Pierre en todas las fases del juego. Domina en defensas posicionales a distintas alturas (como ante el Manchester City), sea con vigilancias que le demandan una orientación corporal muy precisa y control de sus costados y su espalda, o bien, actuando como sweeper si no hay asignaciones individuales. Y sigue recuperando mucho: ¡64 robos! en dos meses de competición.

Además, permite asentar al equipo en ataque posicional a partir de cómo lateraliza y ofrece soluciones desde su lectura para posicionarse. Fluye, mapea el terreno, recibe y suelta. Da dinamismo cuando se necesita, ralentiza si es debido, pero siempre está más cerca del acierto en esta idea del luso de atraer al rival y soltarle pase al hombre libre detrás de la línea de presión. Otra cuestión en la que sigue evolucionando es justamente su calidad asociativa, y los números sólo lo ponen en su lugar. Participa cada vez más y mejor. En Southampton, por partido, intervenía en unas 72 ocasiones, de las que salían alrededor de 52.2 pases con una media de acierto del 78%. Hoy, en Londres, por juego, alcanza 88.9 toques, que acaban en 77.2 pases con un 89% de precisión.

Højbjerg en el ataque posicional del Tottenham como doble pivote. Puede descender, lateralizar para quedar en paralelo con sus centrales o incrustarse entre ellos para organizar.

Noviembre es casi tema pasado, pero Pierre-Emile Højbjerg está probando a base de su amplio bagaje táctico el porqué de la elección que ha hecho José Mourinho. Hoy en día, incluso más que sus cifras, son sus sensaciones. Es su dominio por aprendizaje, pero también la jerarquía con la que asume todo tipo de planes y caminos para que los Spurs conquisten resultados en los que, antes que lo estético, está el fin mismo. En su etapa en St. Mary’s, el propio danés le dijo a Martin Keown que «queremos que sea desagradable jugar contra nosotros». Por lo que a él le concierne, aunque todavía quede mucho por jugar, parece que enfrentarse al Tottenham puede ser así mientras él no ceda un miunto.

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Roberto González
Periodista y analista. Amo el fútbol desde que tengo memoria. Disfruto encontrar y explicar el porqué de las cosas.

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