El grupo C de la Copa del Mundo tuvo una resolución de lo más rocambolesca y retorcida posible. Las cuatro selecciones entraron a sus partidos con posibilidades infinitas, todas con opciones de pasar, y finalmente fue el número de tarjetas amarillas lo que acabó decantando la balanza, porque fue ese motivo el que obligó a México a buscar un gol más (y conceder uno) cuando ya había igualado en todos los criterios anteriores a Polonia. Los europeos se clasificaron como segundos y se medirán a Francia, después de caer ante Argentina en un encuentro donde los dirigidos por Lionel Scaloni volvieron a su esencia más pura, aquella que les sitúa entre los grandes candidatos a alzarse con el trofeo más querido por todos.
Argentino llegó a la cita de Qatar como una de las grandes favoritas, y se había ganado esa etiqueta por méritos estrictamente deportivos, habiendo sido una de las mejores selecciones del ciclo mundialista. Sin embargo, no habían logrado justificar esa posición en la competición. En el debut les costó interpretar el bloque saudí y acabaron encajando una dolorosa derrota, hecho que provocó que, ante México, en la segunda jornada, pesara el nerviosismo sobre las piernas y no lograran buenos minutos de fútbol. Ante Polonia en la tercera jornada fue diferente. La situación seguía siendo crítica para la Albiceleste, pero con el refuerzo de la victoria previa, se destaparon y volvieron a las raíces, a la esencia que les había llevado hasta Qatar. Scaloni dio entrada a Enzo Fernández y Julián Álvarez en el once, prescindiendo de pesos pesados como Paredes y Lautaro, y el equipo fluyó a la perfección.
Polonia buscó replegar en bloque bajo con un 4-4-1-1, dando la iniciativa a la campeona de América, y esta se encontró cómoda con ese contexto. Enzo Fernández dirigía las posesiones desde abajo y juntaban mucha gente por dentro en pasillos interiores, con Messi bajando e involucrando compañeros, llevando peligro. Di María volvió a erigirse como el jugador al que acudir, confirmando su gran torneo, y llevando peligro en cada intervención, tanto en la banda derecha como en izquierda en el breve tramo que cambió con Julián mediada la primera parte. Además, De Paul realizó una buena actuación dando mucha profundidad interior, buscando rupturas hacia línea de fondo cuando recibía el extremo y buscando hundir la defensa rival. Julián dio amenaza con rupturas al espacio, ofreciendo la profundidad que necesitaba el equipo, y lograron buenas secuencias juntándose en derecha y buscando el cambio de orientación de Messi hacia la llegada de Acuña en lado débil.
De todos modos, se estaban estrellando ante el que, probablemente, ha sido el mejor portero de la fase de grupos: Wojciech Szczesny, que paró todo incluido un penalti a Messi. Argentina llegó al descanso sin lograr adelantarse en el marcador, pero controlando en todo momento el partido gracias también al enorme trabajo de Cuti Romero y Otamendi en vigilancias, estando muy activos tras pérdida, frenando e imponiéndose a Robert Lewandowski, impidiendo a Polonia desplegarse y poder sumar salidas.
Nada más arrancar la segunda parte, logró el ansiado gol Argentina, buscando, por fin, el pase atrás una vez llegaban a línea de fondo. Nahuel Molina dobló a Di María y en vez de meter el centro al área, donde Glik y Kiwior estaban dominando, buscó el pase atrás para la llegada de Mac Allister, que definió al palo largo y abrió el marcador. Pese a ir perdiendo, Polonia no quiso arriesgar y especuló, fijándose en el otro partido del grupo esperando que México no ganara de tres goles a Arabia Saudí. No salió a buscar el empate y mantuvo el plan, algo que Argentina aceptó de buena gana y aprovechó para doblar su ventaja, con una combinación entre los dos chicos destinados a dominar el futuro: Enzo asistiendo a Julián.
Ya con dos goles de ventaja, los de Scaloni bajaron un pie del acelerador y se dedicaron a juntar pases, descansar con el balón y que no pasara nada. Metieron un tercer central con Germán Pezzella y a Paredes como mediocentro para amasar mucho balón, también dando el debut a Thiago Almada. Polonia, pese a que estaba perdiendo y México ganaba 2-0 su partido, nunca se fue hacia arriba, confiando en la poca efectividad de los mexicanos y que ellos aguantaran el resultado.
Michniewicz también acabó con tres centrales y sin adelantar ni un metro su bloque, confiando su destino y el de su selección a hechos externos de lo que estaba ocurriendo en el césped de Doha. Finalmente y pese a todo, la moneda le salió cara y seguirán vivos en el Mundial unos días más, mínimo hasta que se midan a Francia en los octavos de final. En Argentina todo es felicidad. Primeros de grupo, se miden a Australia en octavos, buenas versiones de Messi y Di María, solidez atrás, se han quitado los miedos y la ansiedad y tanto Enzo como Julián han derribado la puerta. Habrá que ver ahora hasta dónde les llega, pero han salvado la primera bola de partido y en el horizonte se presenta una oportunidad única e irrepetible.