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El Chelsea de Tuchel es un equipo con un modelo tan consolidado que es capaz de trascender sistemas. Ante un contexto de emergencia, en el que ha perdido a fichas fundamentales en su idea como son Ben Chilwell y Reece James, el técnico alemán ha decidido optar por una línea de 4 por primera vez desde que llegó a Stamford Bridge, y el cambio de rumbo, lejos de pasar por una fase de adaptación lógica en una plantilla que nunca había jugado con este dibujo, le está dando frutos desde el comienzo. Lo cual, habla muy bien de él, el cuerpo técnico y los jugadores. 

Antonio Conte no guardará un buen recuerdo de esto, ya que la de ayer (2-0) fue la tercera derrota contra ellos en tres semanas consecutivas. A diferencia de las otras veces, en las que el sistema había sido un 4-2-2-2, el Chelsea salió al campo en 4-3-3. De derecha a izquierda, la línea defensiva estuvo conformada por Azplicueta, Rüdiger, Thiago Silva y Sarr; con Jorginho acompañado por Mount y Kovacic en el medio; Ziyech en derecha, Hudson-Odoi en izquierda y Romelu Lukaku en punta. Delante, visto lo superado que estuvo el equipo en los 180′ de Carabao Cup, Conte rompió también su línea de 5 para defender en 4-4-2.

Desde el minuto 1 no hubo partido. El Chelsea estuvo realmente fluido y el bloque del Tottenham, que pretendía orientar hacia fuera con la doble punta e impedir la progresión, no pudo hacer nada para contener los avances de los de Tuchel. Constuyendo con Azpilicueta y Sarr muy bajos (manteniendo unas distancias cortas con centrales y Jorginho), Kovacic y Mount entre líneas, Ziyech y Hudson-Odoi fijando en amplitud y Lukaku estirando a centrales, el Chelsea se aseguraba caminos para instalarse en campo contrario y girar el bloque del Tottenham moviendo rápido el balón. En ese sentido, destacó la profundidad que aportaron Mount y Kovacic, siendo elementos importantes en la progresión, pero teniendo un papel clave a la hora de que el equipo amenazase la última línea rival. Especialmente incisivo fue el inglés, uno de los mejores jugadores del encuentro, dándole mucho al equipo con sus rupturas entre central-lateral y creando una gran sinergia en el sector derecho con Ziyech como lanzador. Esos movimientos sin balón generaron mucha confusión en el Tottenham, porque si Davinson iba con Mount, Lukaku se quedaba en uno contra uno ante Dier, pero si protegía el espacio, Mount recibía solo. Al Chelsea solo le faltó que Lukaku se impusiera a centrales para materializar el dominio. El belga se quedó corto en los primeros 45’.

La superioridad fue tan manifiesta que el Tottenham prácticamente no tuvo momentos con balón, y las salidas debían surgir de la iniciativa de la doble punta. Solo algún giro puntual de Harry Kane o las conducciones de Bergwijn, que fue el mejor del equipo junto a Hugo Lloris, le dieron al conjunto del noreste de Londres momentos de respiro en el primer tiempo. Los Spurs no pudieron defender a la altura que querían, siendo incapaces de impedir que el Chelsea dominara el partido a través de su centro del campo. El arranque del segundo tiempo no hizo más que confirmar la realidad y poner en evidencia el gran encuentro de los extremos del Chelsea, que pudieron gozar de situaciones de ventaja (1v1) durante toda la tarde. Hudson-Odoi fue una pesadilla para Tanganga y Ziyech reafirmó su gran actuación abriendo la lata con un disparo desde la frontal de bellísima factura. Sin duda, dos nombres que salen reforzadísimos de este partido.

Con el 2-0 de Thiago Silva, fruto de la pelota parada que siempre le da rédito al Chelsea, Conte se vio obligado a modificar cosas, pero la entrada de Skipp y Moura (pasando a 4-3-3 con Doherty como lateral derecho y Winks de pivote) no mejoró en nada la imagen del equipo. Con los Spurs asumiendo la iniciativa, el Chelsea estuvo sólido gestionando la ventaja y prácticamente no le dio trabajo a Kepa, defendiendo en un bloque más bajo (4-5-1) con los extremos implicados para impedir superioridades por fuera y los laterales encargándose de Moura y Bergwijn. Fue ahí cuando llegó una buena versión de Romelu Lukaku, imponiéndose en los duelos a Dier-Davinson y distribuyendo juego de espaldas. Recuperar esta versión de su estrella debe ser el reto de Thomas Tuchel de cara a febrero.

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