La selección alemana completó uno de sus mejores partidos en los últimos años para imponerse a Portugal en el Allianz Arena de Múnich y dar un paso de gigante a los octavos de final. La -brillante- etapa de Löw llega a su fin, y la brillante generación alemana quiere despedir al técnico que los llevó a tocar el cielo en 2014 a lo grande. El último baile, al servicio del Canciller Robin Gosens.
Arrancó bien el partido la selección teutona, pero una transición tras una situación a balón parado, conducida por Bernardo Silva y culminada por Cristiano Ronaldo, adelantaba a Portugal y permitía a Fernando Santos apostar todas las cartas a su plan. El problema radicó en que ese plan, consistente en un bloque medio-bajo y entregar la iniciativa al rival, naufragó por completo. Las debilidades estructurales de los lusos, explotadas a conciencia por los alemanes, explican el resultado final.
Con William Carvalho y Bruno Fernandes quedando atraídos ante Kroos y Gundogan, la estructura de Portugal presentaba un boquete en los costados de Danilo Pereira, una zona que siempre se encontraba libre y que de todas maneras Alemania tampoco se encargó de exprimir. El plan de Löw consistía en atacar de manera exterior, con sus carrileros Joshua Kimmich y Robin Gosens llegando hasta línea de fondo atacando la espalda de unos laterales portugueses que basculaban de más y nunca llegaban al recorrido exterior. Por derecha, Alemania presentó un mecanismo con Matthias Ginter ganando altura por fuera y Kimmich apareciendo por dentro que ayudó a superar al rival.
Alemania fluía y progresaba con facilidad, con Kroos y Gundogan sumando asociativamente en la base, y los de arriba aprovechando la superioridad numérica. Atacaban con cinco hombres en la última línea mientras Portugal defendía con cuatro. Contando con esto, las intenciones germanas con balón consistía en concentrar juego por un lado, atraer el bloque rival y liberar al lado débil. Generalmente teniendo el derecho como el lado fuerte, con Kimmich como epicentro ofensivo, las apariciones de Robin Gosens atacando lado débil y cargando el segundo palo en centros laterales destrozaron por completo a un Nelson Semedo que nunca supo como pararle.
Atacando con el bloque instalado en campo propio, incapaces de sumar secuencias de pases, Portugal echó en falta capacidad para sumar salidas que metieran el miedo en el cuerpo al rival. La Eurocopa de Bruno Fernandes en este sentido está siendo muy decepcionante, siendo incapaz de ofrecer soluciones a los suyos. Los cambios de Renato Sanches y Rafa Silva llegaron tarde, con el partido ya decidido, y no supusieron un giro de guion en el encuentro. Como comentábamos tras la victoria ante Hungría, la vigente campeona de Europa es una selección con bastantes carencias en ciertas fases del juego, y esta vez ni siquiera les quedó el aguantar estoicamente los golpes del rival hasta agotarle psicológicamente. Alemania goleó y presenta su candidatura, en una convocatoria que reúne la mezcla perfecta entre jóvenes con hambre de gloria y veteranos que quieren librar la última batalla por su país. Pelearán hasta el final.