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El Real Madrid de Carlo Ancelotti ha sido el mejor equipo de la Liga tras 17 jornadas de campeonato. Los blancos no solo son un conjunto que domina con maestría las dos áreas (Cortuois-Militao-Alaba y Benzema-Vinicius), algo troncal en su regularidad, sino que el tiempo no parece haber pasado para su sempiterno centro del campo formado por Casemiro, Kroos y Luka Modric. Inmersos en un estado de confianza pletórico, el Real Madrid aúna tantas certezas en todas las líneas que cuando se adelanta en el marcador, ya no hay quien le pare. Porque hoy en día es un equipo que no nota la presión, sino que se permite el lujo de jugar disfrutando.

El derbi madrileño no tuvo un dominador claro hasta el gol de Karim Benzema. El Atlético de Madrid salió con un 4-4-2 en altura intermedia que incidió en que viéramos un inicio de partido de ritmo bastante bajo. Los de Simeone tenían muy claro cómo defender el sector por el que el Real Madrid genera el juego: Rodri De Paul saltaba sobre Toni Kroos cuando este recibía, Correa quedaba pendiente de Ferland Mendy y Marcos Llorente, que fue lateral, tenía muy vigilado a Vinicius Junior. De hecho, el único movimiento que generó cierto desconcierto en la defensa rojiblanca fueron las caídas de Benzema al sector diestro -compensadas por Marco Asensio-, porque le quitaban la referencia a Felipe, que debía encimar los apoyos del francés, y el Madrid podía ensanchar al máximo el campo. También, en el plan del ‘Cholo’ se apreció la consigna de que Llorente siempre tuviera una ayuda cerca cuando Vinicius lo encarase, ya fuese de De Paul, que tuvo que multiplicarse, o de Correa, pues Mendy muchas veces no era una amenaza ofensiva real. Pero Vinicius, a pesar de no superar a Llorente en todo el encuentro, se las apañó para ser igualmente determinante. 

Con el 1-0, el Atlético de Madrid cambió el chip a nivel defensivo: de defender en altura intermedia pasó a tratar de presionar en bloque alto. Pero la presión estuvo lejos de ser un ejercicio colectivo, y ahí fue cuando emergió la calidad que tiene este Real Madrid en salida de balón. Con Correa y Carrasco yendo a por los laterales, Cunha y Griezmann a por los centrales y De Paul y Koke muy pendientes de Modric y Kroos, el Real Madrid siempre lograba encontrar al hombre libre, que normalmente era Casemiro, y superar por el lado izquierdo cada intento del Atlético de Madrid de robar en campo contrario. Los blancos no se apresuraban con la presión rival, sino que la veían como una oportunidad para gozar de espacios si la superaban. Y así fue durante prácticamente todo el partido.

Por otro lado, como ya es habitual en este Real Madrid de Ancelotti, con marcador a favor los blancos no presionaron, sino que esperaron en su campo con un bloque muy compacto. En ese contexto, el Atlético de Madrid atacó con línea de 3 -Hermoso cerró de tercer central-, dos carrileros -Llorente tuvo toda la banda derecha para él-, Koke y De Paul en la base, Griezmann y Correa en zonas intermedias y Matheus Cunha arriba. Sucedió que los rojiblancos tuvieron muy poca fluidez con balón y el Real Madrid, con Vinicius defendiendo por delante a Llorente, fue capaz de neutralizarles por completo. Y a eso hay que sumarle la individualidad de Militao, que estuvo insuperable a nivel defensivo durante los primeros 45′.

El ingreso de Joao Félix cambió la dinámica por completo. El portugués es uno de esos jugadores que tiene la capacidad para influir en las emociones de un partido simplemente porque es muy bueno, y bastaron 5 minutos del segundo tiempo para corroborarlo. Además, el cambio de Thomas Lemar por Carrasco le dio otra dinámica al Atlético de Madrid por ese costado izquierdo y Jovic, que había entrado por un Benzema que no estaba para 90 minutos, tardó en entrar al partido. No obstante, el problema de la presión persistía y el Atlético de Madrid no solo no estaba siendo capaz de robar alto, sino que tampoco estaba pudiendo sostenerla en campo contrario. En una de las enésimas salidas del Real Madrid, esta vez tras un pase largo de Militao, los blancos infligieron un golpe casi definitivo a su adversario. Vinicius demostró que la etiqueta de regateador ya se le queda pequeña, pues su fútbol ha entrado en un nuevo paradigma (su comprensión del juego es cada vez mayor y su toma de decisiones es mucho más rica), y Marco Asensio, si bien se quedó corto ofreciendo ‘punch’ a campo abierto, no falló en la definición, su mayor certeza hoy en día. 

Para apurar las opciones de remontada, Simeone sustituyó a Cunha por Luis Suárez y a Correa por Lodi, pasando así a línea de 4. El técnico argentino devolvió a Kondogbia al medio, escoltándolo con Koke y Héctor Herrera, y Lemar y Félix pasaron de estar juntos en un sector a ocupar cada uno una banda. Fue entonces cuando emergieron Luka Modric y Thibaut Cortuois, claramente dos de las figuras de la noche, para decirle al Atlético de Madrid que ya no había nada que hacer. El primero nos volvió a recordar que nunca hay que decir que su mejor fútbol fue pretérito, porque cada temporada se obceca en llevar la contraria, y el segundo evidenció que para hacerle gol hay que rozar la perfección. A lomos de ellos dos, el Real Madrid selló el derbi y el campeonato de invierno. A día de hoy no hay un equipo tan hecho como ellos en el campeonato español.

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