Ha costado, pero la satisfacción que supone el mero hecho de que haya sucedido es más que suficiente. Cuando Santiago Solari aterrizó en las filas del Club América, el equipo por antonomasia de la Liga MX, las incógnitas comenzaron a sobrevolar el Estadio Azteca. Las certezas, sin embargo, se diluían con el paso de los días. Iniciar un proyecto que requiere tantas responsabilidades nunca es tarea sencilla, pero las recompensas son directamente proporcionales al nivel de presión que se ha de aguantar. De ahí la grandeza de instituciones así.
El técnico argentino se topó con una plantilla de quilates, pero sin un rumbo fijo. La gestión de vestuario, desde entonces, fue excelsa. Cada jugador entendió que iba a tener un rol definido e importante y que su momento, tarde o temprano, iba a llegar. La complejidad de manejar un vestuario pasa por neutralizar los egos y sofocar batallas internas. Y, ahí, Solari es de los mejores. Richard Sánchez, el protagonista por excelencia de este texto, siempre ha sido una pieza especial. No es como los demás. En una Liga MX en la que el sacrificio apenas copa relevancia — aunque la situación ha variado en la actualidad — , el centrocampista guaraní es consciente de su calidad y talento, aunque a veces, eso mismo, no es suficiente para contentar a una hinchada exigente y ‘cortoplacista’. La inmediatez manda.
Invisibles en la estadísticas, fundamentales en los resultados
David Carnicero, vía Movistar Plus, sobre los deportistas encargados del ‘trabajo sucio’
El fútbol es para valientes. Y los valientes se equivocan. Podría decirse que el bajón futbolístico — en clave rendimiento e impacto — de Richard Sánchez fue notorio. Así es el deporte profesional. Además de la inmediatez, las dinámicas mandan y determinan. Y lo hacen a tal nivel, que las consideramos indicadoras de absolutamente todo. No es así, pero hay comportamientos difíciles de corregir llegados a este punto. Pese a las críticas, el futbolista del elenco azulcrema optó por el trabajo en silencio. No hay mejor forma de aplacar los comentarios de índole negativa que con sacrificio, esfuerzo y constancia. Solo así los propósitos se convierten en convicciones y realidad.
La distancia entre la teoría y la práctica se convirtió en inexistente y los buenos resultados, tanto colectivos como individualidades, volvieron a toparse con Richard Sánchez. Como si nunca se hubiesen marchado. Hay cuestiones destinadas a encontrarse una y otra vez. Con un centro del campo llamado a dominar a corto-medio plazo, Pedro Aquino y Álvaro Fidalgo conciben el fútbol de la misma manera en la que lo hace el ‘todocampista’ paraguayo. Simplificar procesos y optimizar recursos. La sintonía que acompaña a Santiago Solari y al Club América. Una mezcla perfecta.
Su aclimatación al sistema de juego de Santiago Solari, que busca atacar con laterales a distintas alturas y con los mediocampistas en diferentes zonas para repartir de manera coherente los espacios, fue inminente; sobre todo, en los intangibles. Los eternos minusvalorados del mundo del deporte. Aquellas cosas que no se ven. Aquellas cosas que, en ocasiones, se catalogan como «pequeños detalles». Están ahí. Y pese a no ser percibidas como se debería, decantan partidos, responden a actitudes y devuelven confianza. Frente a Necaxa, no obstante, los intangibles se transformaron en tangibles. Además, lo hicieron en el más estricto sentido de la palabra. Un gol, una asistencia y varias estadísticas personales que evidencian su importancia dentro del vestuario del equipo comandado por el técnico argentino. Porque, no olvidemos, el botín derecho de Richard puede ganar partidos.
A sus 25 años, Richard Sánchez continúa reencontrándose con su mejor versión, persiguiendo, al mismo tiempo, la premisa de devolver al Club América al trono de la Liga MX. Para ello, su impacto deberá reflejarse sobre el terreno de juego cada fin de semana. Entretanto, la hinchada azulcrema seguirá disfrutando de las virguerías del ‘todocampista’ guaraní, con la convicción de que lo mejor está aún por llegar.
Podría decirse que por fin se ha dado la eclosión definitiva de Richard Sánchez, pero sería limitar su proyección y condicionar, de ahora en adelante, todo cuanto pueda llegar a alcanzar. Entremedias, se trata de una irrupción esperada, anhelada y prolífica, sobre todo para el Club América, que ha encontrado en el efectivo guaraní una pieza de quilates, de calidad. Un sostén en el centro del campo que recupera, distribuye y amenaza con su disparo de larga distancia. Un complemento perfecto. El nexo entre el vigor táctico de Pedro Aquino y la inventiva de Álvaro Fidalgo.
