Roma vs Lazio: Lionello Manfredonia

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La década de los setenta fue dura para la sociedad italiana. Se le conoció como los años del plomo por la gran cantidad de actos delictivos que se suscitaron en el país. El movimiento estudiantil, la creación de las brigadas rojas, la permisividad del gobierno hacia los grupos neofascistas, buscando un contrapeso contra la izquierda, y demás, desencadenó una serie de ataques terroristas que acabaron con la vida de cientos de inocentes. Fue un problema político que escaló a lo social y no tardó en llegar al fútbol.

Para dar un contexto de la situación que hasta la fecha mancha al fútbol romano, hay que trasladarnos hasta la dictadura fascista de Benito Mussolini. Il Duce, seguidor de la Lazio, tuvo la idea de unificar a todos los equipos de la capital para hacerle frente a los equipos del norte, que dominaban el fútbol italiano, todos con algún porcentaje extranjero en su historia. Sin embargo, el club no podría conservar los colores basados en Grecia y el Olimpismo que hasta el día de hoy lleva la Lazio, por lo que, el general fascista Giorgio Vaccaro se negó. Se creó la AS Roma con el resto, naciendo desde ese momento una rivalidad con tintes políticos entre los dos equipos capitalinos. Uno fundado por pobladores del elegante rione Prati y el otro por una mezcla de todos, que incluía a las minorías que se encontraban en la Ciudad Eterna.

Lo curioso es que la captura y posterior muerte de Benito Mussolini se da gracias a la inspección de un camión de Ivo Bitetti, el único hombre que hablaba alemán a la redonda de Dogana. Un hombre que había pertenecido a los equipos deportivos de la Lazio y era hijo de Olindo, quien fue uno de los fundadores del club y llegó a ser su presidente unos años más tarde.

Regresando a los setenta, nació el grupo de ultras Commandos Montaverde Lazio, que tenía como estandartes a dos jugadores de ese equipo, Giordio Chinaglia, reconocido fascista y apodado como Magnum 44, porque siempre iba armado, y Luigi Martini, quien fuera al tiempo parlamentario del Alleanza Nazionale, un partido político de extrema derecha. En 1974, esa Lazio ganó el Scudetto y la fama de fascistas. La ideología era clara y no se preocupaban en ocultarlo. De hecho, celebraron el título recitando el slogan del Movimiento Social Italiano, formado por seguidores de Mussolini, adaptándolo al momento: “Contra el sistema, la juventud se lanza, muerte al que afloja, es el grito de batalla, Giorgio Chinaglia, es el grito de batalla.”

Con el tiempo han trabajado en limpiar esa imagen, pero hay momentos que son imposibles de borrar. En los ochenta, nombraron presidente a Chinaglia. Descendieron bajo su mandato, y aún así pedían su vuelta. La Curva Nord idolatraba a Paolo Di Canio, quien en su brazo tenía tatuada la palabra DUX en honor a Mussolini, y cuando metía gol, celebraba con un saludo fascista. En los noventa, las pancartas antisemitas con referencias a Auschwitz, el homenaje al criminal de guerra serbio Zeljko Raznatovic “Arkan” y, después, las imágenes de Anna Frank con la playera de la Roma, los insultos racistas, homofóbicos y demás.

Al inicio de la presente temporada, el albano Elseid Hysaj fue víctima de amenazas de parte de los ultras. Como es tradición, el nuevo integrante del equipo se presenta con una canción, pero el lateral desconociendo esa parte de la historia decidió cantar Bella Ciao, al ser fanático de la serie española La Casa de Papel. Sin embargo, se trata del himno de la resistencia italiana.

Del lado giallorosso, igual aparecieron los grupos de ultras a principios de los setenta, siendo los Guerriglieri della Curva Sud, Pantere, I Boys y la Fossa dei Lupi los pioneros, junto a otros más pequeños. Pero no había sincronía, cada uno tenía cantos diferentes. Por ello, buscando un mayor apoyo al equipo decidieron unirse en 1977 y nació el Commando Ultra Curva Sud.

Dos años más tarde, vivieron su momento más oscuro, cuando Vincenzo Paparelli, padre de familia y aficionado de la Lazio, disfrutaba un bocadillo antes del inicio de un derby, hasta que una bengala disparada desde la Curva Sud se clavó em un ojo. Se hizo todo lo posible, pero fue inútil, y falleció delante de todos. Se culpó al Commando Ultra Curva Sud de la tragedia. La muerte conmocionó desde políticos y hasta a los jugadores de ambos equipos. Se tomaron medidas para poder controlar mejor a los grupos de ultras, pero, hasta la fecha, nunca se han aplicado.

El Commando Ultra Curva Sud era un grupo muy bien organizado, existía una gran unión entre todos los miembros, siempre apoyando a su equipo sin tener ninguna relación con el club, eran aficionados simplemente. Sin embargo, en 1987 hubo un episodio que cambió todo. Para llegar a ese momento es necesario hablar de Lionello Manfredonia. Fue un buen defensa de la Lazio durante los setenta que, en 1980, fue suspendido tres años y medio al descubrirse que estuvo involucrado en el Totonero, un escándalo de apuestas clandestinas en el que aparecieron jugadores, entrenadores y directivos. Las sanciones más famosas fueron las del Milan y Lazio, descendiendo a la Serie B, y la de dos años de Paolo Rossi, quien volvió al fútbol justo para llevar a Italia a ganar el Mundial de España.

Después de eso, la carrera de Manfredonia con la Lazio continuó un par de años, después pasó a la Juventus donde ganó la Serie A y Copa Intercontinental, y en 1987 fue a la Roma. Un buen fichaje en el papel, pero que los tifosi sintieron como un golpe bajo de Dino Viola, presidente del club. Se trataba de un fan de la Lazio, que había hablado mal del Commando Ultra Curva Sud y había sido uno de los actores del Totonero. “Viola, no nos vomites a Manfredonia» y «Viola, compra a todos menos a los vendidos» se leyó en la Curva Sud durante un partido contra el Ascoli.

A partir de esto, el grupo se divide en dos, el Grupo Anti-Manfredonia y el Vecchio CUCS. Los primeros optaron por una postura radical en contra del fichaje, protestando con pancartas que decían «Manfredonia traidor, nunca te querremos» y «Manfredonia danos las probabilidades» en alusión al Totonero. El segundo grupo prefirió seguir apoyando al equipo, incluyendo a Lionello.

El primer conflicto no tardó en llegar, y se dio en un partido contra Genoa en Coppa Italia. El Grupo Anti-Manfredonia levantó una pancarta que decía “Indigno, quítate esa camiseta”, pero el resto de los aficionados fueron a quitársela para destruirla, lo que terminó en una pelea campal entre cientos de personas. Cuentan que hasta puñaladas hubo.

Con la intención de calmar un poco las cosas, Lionello Manfredonia ofreció una disculpa pública a los grupos de los que antes había hablado mal. Logró tranquilizar a algunos, pero no a la mayoría, y los problemas continuaron, ahora en lo económico y legal por el nombre, lo que llevó finalmente a los ultras a sus orígenes. Cada uno con su grupo y apoyando a su manera.

Al final, Manfredonia duró poco en el equipo, sólo un par de años, ya que sufrió un paro cardíaco en un partido contra el Bologna debido a las bajas temperaturas. Las imágenes de cómo se desplomó en el campo son impactantes. Fue trasladado inmediatamente al hospital, donde permaneció en coma unos días y finalmente pudo salir, pero nunca volver a jugar. Debutó contra el Bologna con la Lazio y se retiró también ante ellos con la Roma.

Afortunadamente, las cosas han cambiado y los grupos han evolucionado. Aún existen algunos inadaptados que siguen comportándose incorrectamente por temas ideológicos, pero cada vez son menos. El serbio Aleksandar Kolarov y el español Pedro son ejemplos recientes de jugadores que pasaron por ambos clubes sin ningún problema. Este fin de semana, tendremos en la Serie A una nueva edición del Derby della Capitale, la número 155 en liga, entre la Lazio, hoy dirigida por Maurizio Sarri, y la Roma, nuevo equipo de José Mourinho. Un partido que sigue siendo de gran intensidad, pero, afortunadamente, la rivalidad ahora se suele quedar en el campo.

Texto escrito por @Gutila5ta.

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Editorial Puskas
Proyecto periodístico dedicado al fútbol. Análisis, historias y entrevistas.

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