En una Sicilia dominada por terratenientes en el siglo XIX es donde tiene su origen la mafia italiana, con la figura del gabellotto, quien se dedicaba a cobrar la renta a los campesinos que trabajaban en los terrenos de los aristócratas. Sin una autoridad fuerte, pronto pasaron a extorsionar, chantajear y especular con todo lo que rodeaba al campo, afectando a ricos y pobres. Muchos de los de abajo, al no poder pagar lo que les pedían, preferían unirse a los briganti. Cuando la isla fue incorporada al Reino, se le otorgó la tierra a los campesinos, quienes pasaron de pagar renta a pagar por protección contra los ex terratenientes, esto a los gabellotti y briganti, surgiendo así la Cosa Nostra.
Además de Sicilia, en el resto de las regiones del Mezzogiorno, el sur italiano, surgieron organizaciones criminales. Dentro de las principales están la ‘Ndrangheta en Calabria, la Sacra Corona Unita en Apulia y la Camorra en Campania, la más reconocida en el mundo del fútbol, sobre todo en los ochenta, cuando tuvieron mayor exposición por su relación con Diego Armando Maradona. En especial, Carmine Giuliano, uno de los líderes.
“¿Sabe lo que es la camorra y que su dinero está en todas partes?» fue una de las preguntas que le lanzó la prensa napolitana a Maradona el día de su presentación. Durante la estancia del argentino, el equipo estuvo marcado por presuntos nexos con la mafia, pero Diego no fue el único jugador señalado en esos años. Para conocer a otro de los ligados, es necesario viajar a Monte San Biagio, un pueblo del sur de la región de Lacio, a unos 130 kilómetros del Stadio San Paolo, donde nació Andrea Carnevale.
Andrea no tuvo una infancia sencilla. Se tuvo que criar sin padres desde los 13 años y junto a sus seis hermanos, ya que su padre mató a hachazos a su madre en un ataque de locura. Dejó la escuela en aquel 1974 y empezó a trabajar como albañil y carpintero, entrenando fútbol por las noches. Tres años después, se incorporó a las juveniles del Fondi, pasó un año más tarde a la Latina, donde debutó profesionalmente, y llegó a la Serie A en 1980 con el Avellino. Pasó por el Reggiana, Cagliari, Catania y Udinese. En 1986, mientras Maradona ganaba el Mundial en México, el presidente Corrado Ferlaino y el entrenador Ottavio Bianchi le hablaron para ser compañero del argentino en el ataque del Napoli.
Junto a Maradona y Bruno Giordano, formó el tridente ofensivo MaGiCa, que, con 26 goles, fue clave para que el Napoli levantara el primer Scudetto de su historia en la primera temporada de Carnevale en el club. Y Andrea marcó el gol del título contra la Fiorentina. En 1987, igual se coronaron en la Coppa Italia, derrotando a la Atalanta en la final. También estuvo presente en los títulos napolitanos de la Copa UEFA y el segundo Scudetto. Fue una generación que pasó a la historia del fútbol italiano. Después de la Serie A ganada en 1990, fue convocado por Azeglio Vicini para jugar el Mundial en Italia y vivir la famosa estate italiana con la Azzurra.
Los dos primeros partidos fue titular, compartiendo ataque con Gianluca Vialli. En el primero, contra Austria, salió de cambio al 75 por Salvatore Schillaci, y el delantero de la Juventus terminó marcando el único gol del partido tres minutos más tarde. En el segundo, contra Estados Unidos, salió al 51, también por Schillaci. Furioso, Andrea insultó a Vicini al salir y vivió el resto del Mundial, en el que Italia finalizó tercera y Schillaci como máximo goleador, desde las gradas.
Terminó al Mundial y llegó el momento de despedirse de Nápoles, para llegar a la Roma, con quienes tuvo un gran inicio; marcó cuatro goles en sus primeros cinco partidos. Sin embargo, el 8 de octubre, después de haber jugado contra el Torino, se le anunció al club que Andrea había dado positivo en el control antidopaje del partido contra el Bari, jugado en la jornada tres, junto a Angelo Peruzzi. Lipopill fue la droga, y se utilizaba para adelgazar. Al final, la sanción fue de un año, pero, cuando regresó, ya no era el mismo. Continuó en la Roma dos temporadas más, luego fue al Udinese, a la Serie B con el Pescara y de nuevo con el Udinese, donde terminó su carrera.
Carnevale tuvo la trayectoria de un delantero que pintaba para cosas grandes, pero siempre estuvo rodeado de escándalos y notas extra cancha. Fue fiel compañero de Diego Maradona en las noches napolitanas, las drogas, la prostitución y resto de excesos, además de su matrimonio con la presentadora Paola Prego, entre otras cosas. En 1997, se divorció de Paola, madre de dos de sus hijos, y los años siguientes fueron difíciles.
Después, entró al mundo de la política, recayó en su adicción a la cocaína y en el 2003 fue detenido durante un operativo antidrogas junto a once personas. Entre ellos, estaban Gianfranco Micciché y Emilio Colombo, políticos italianos. Acabó bajo arresto domiciliario, pero al poco tiempo fue absuelto. Su matrimonio con Beatrice y el nacimiento de su tercera hija, Arianna, lo impulsaron a salir de ese agujero.
Actualmente trabaja en el Udinese como visor y viaja por el mundo para encontrar talentos. Alexis Sánchez, Piotr Zielinski y Allan son ejemplos de su labor. En Udine, encontró tranquilidad y es feliz. Este fin de semana en el Stadio Olimpico, el Napoli de Luciano Spalletti visita a la Roma de José Mourinho. Se mide el equipo donde Andrea Carnevale conoció la gloria y el infierno, y con el que tocó fondo, futbolísticamente hablando.
Texto escrito por @Gutila5ta.