Relegada a la tercera plaza de su grupo, Países Bajos parecía haber tenido la fortuna de enfrentarse con un inesperado campeón de grupo como Rumanía. Todo lo contrario pensaría Rumanía. Logra vencer un grupo compartido con Bélgica y en vez de enfrentarse contra otra tercera como Eslovenia o Georgia, le toca hacer frente a una selección que cuenta con Van Dijk, Aké, Memphis o Cody Gakpo. Pero los Tricolorii se lo tomaron como la oportunidad histórica que es y empezaron mordiendo arriba. Lo suficiente como para poner en apuros a un combinado neerlandés que tuvo respuesta en los jugadores de alta calidad que cuenta en sus filas. Entre el cambio en la altura del bloque de los rumanos y su indecisión para elegir como plantar cara la circulación holandesa, los de Ronald Koeman no tuvieron que arrepentirse de la cantidad de ocasiones falladas entre el minuto 20 y el 83 de juego.
El arranque de Rumanía fue potente. Secundados por la afición, los primeros minutos del encuentro fueron de color amarillo. La Oranje buscaba estructurarse con línea de tres cerrando a Aké, los dos mediocentros por delante, dar vuelo a Dumfries por la derecha, abrir a Gakpo en la izquierda y que el juego interior fuese cosas de Memphis escoltado por Simons y Bergwijn, la sorpresa en el once. Pero en los primeros minutos, exceptuando los instantes en los que Hagi tuvo que abandonar el campo por un corte y que coincide con el primer disparo de Simons, la presión en bloque alto del combinado Iordănescu no deja respirar a Países Bajos. La intención, o eso parecía, era presionar arriba con varios marcajes individuales, retrocediendo a Hagi (extremo) junto a Dumfries o Bergwijn. De Vrij parecía el hombre libre, pues Hagi estaba más pendiente de seguir a Dumfries o intercambiarse con Mogoș la vigilancia de Bergwijn. Pero Stanciu, que debía de partir entre Schouten y el propio van Dijk, parecía muy atento de saltar hacia el zaguero cuando Holanda iba de izquierda a derecha. Aunque Verbruggen no intervino, los Tricolorii tuvieron la primera en las botas de Man.
Parecía que la tarde muniquesa sería de alta exigencia para la escuadra de Ronald Koeman, pero nada más lejos de la realidad. Una vez que la efervescencia de los primeros minutos pasó, Rumanía se recostó unos metros para atrás y empezó a dejar recibir no solo a De Vrij por derecha, sino también a los mediocentros que podían jugar de cara sin problemas a partir de la mediana. Inexplicablemente (porque tampoco Holanda había generado mucho enviando balones largos a la espalda de la defensa), Rumanía pasó a un bloque medio en el que dejaron de presionar los primeros y segundos pases, y que por ende, acabó por perder cada vez más altura. El desastre era mayor porque Holanda empezó a sumar pases a buen ritmo de circulación, gracias a que también mucha separación entre la línea de medios y defensas. De repente, los medios rumanos no acosaban ni podían tapar todas las líneas de pase a su espalda, ni los defensas rara vez querían o debían (por las fijaciones de los extremos) saltar a quien recibía entre líneas.
Rumanía ni robaba para transitar, ni ganaba los duelos directos o segundas jugadas en el juego directo que buscaba al lateral Mogoș (que por un golpe en la cabeza tuvo que dejar su plaza al central Racovițan, resituando a Burcă de lateral). Holanda se adueñó del esférico y salvo en el tiempo de descuento y de nuevo en los primeros instantes del segundo tiempo, dejó de sufrir. FueroY si Schouten destacó más por su capacidad para ir apareciendo en lugares donde se precisaba un apoyo cercano, fue Tijjani Reijnders, sin ninguna duda quien completó una actuación personal muy completa. Con Reijnders haciéndo de Frenkie de Jong, Holanda empezó a meter en su campo a Rumanía. Y además de las acciones a balón parado y de las transiciones que el deseo de empate rumano llegó a provocar en la segunda parte, la Oranje empezó a sumar conducciones, pases filtrados, triangulaciones, «terceros hombres», descargas de primeras, subidas de Dumfries, jugadas personales de Gakpo, Bergwijn o Malen (ingresado en el descanso por problemas musculares del atacante del Ajax)… para dar la sensación de que la sentencia debería llegar tarde o temprano.
Y tardó demasiado, teniendoe en cuenta los méritos y ocasiones de unos y otros. Verbruggen no tuvo nada de trabajo pues De Vrij, van Dijk y, sobre todo Aké (que precisamente fue quien no completó el encuentro) estuvieron imperiales y bien ayudados por Schouten y Dumfries. Además, los cambios de Edward Iordănescu fueron extraños, al mantener en el campo a un desacertado Denis Man, pero sustituir a Ianis Hagi y Dragus que estaban aumentando en presencia y acierto uno, y, al menos, en volumen de juego el otro. Ni Alibec en punta, ni Mihăilă en la banda izquierda cambiaron las tornas. Tampoco el hecho de retrasar al mediocentro a Răzvan Marin -con los mismos problemas con las recepciones a su espalda que Marius- para que Cicâldău se colocase de interior. En cambio, Holanda sumó ocasión tras ocasión; algunas más que incomprensibles de errar. Tampoco es que Niță parase demasiado, pero la puntería -seguramente personalizado en las figuras de Simons y Memphis- brilló por su ausencia. 16 remates a 1 en toda la segunda parte son datos bastantes relevantes. Sin embargo, Rumanía acabó claudicando antes de que tuviese la última. La lógica se impuso ante un plan de partido por parte rumano que se quedó a medias.
Los goles
- 0-1 Gakpo (20′). Después de lanzar un segundo córner seguido, Holanda recupera y vuelve a colgar el balón al área. Rumanía vuelve a despejar y los de Koeman vuelven a recuperar. Esta vez, retroceden y se reestructuran a través de los pases cortos. Colocados de nuevo, Schouten recibe en el círculo central, con un gesto técnico en el último momento, evita la presión por la espalda de Drăguș y filtra a espalda de medios para Simons. Con Rațiu pendiente de Gakpo, Drăgușin sin atreverse a dejar su hueco y los Marin (Răzvan y Marius a la misma altura y a mitad de camino), Simons recibe y se gira sin recibir acoso alguno. En dos toques conecta con Gakpo. Este conduce en diagonal con la referencia del palo, hunde a la línea más allá del punto de penalti y recorta a Rațiu (cuando ya no tapa portería con su cuerpo) para chutar potente al palo cercano de Niță.
- 0-2 Malen (83′). Saque de banda en el costado izquierdo que recibe Memphis cerca del córner. Presionado por Rațiu consigue sacarla del callejón con un balón elevado que Man no llega a despejar y que Gakpo no quiere controlar hasta que se gira sobre sí mismo. El extremo llega a línea de fondo pugnando con Drăgușin y pierde el duelo. Pero el central, tratando de evitar el córner, le permite a Gakpo recomponerse, evitar el saque de puerta y colocar un pase de la muerte perfecto para que aparezca Malen en el primer palo.
- 0-3 Malen (90+3′). Rumanía sube a rematar un córner a la desesperada. Holanda lo despeja, al igual que el centro consecutivo de Răzvan Marin, que es de los pocos que no cargan el área. El cabezazo de Van Dijk lo intenta controlar Simons, pero en quien da es Cicâldău que va a llegar más tarde al balón dividido con el mediapunta. Simons se echa al suelo para dar el pase que lance la contraU. na galopada de Malen por la banda izquierda, completada con dispario raso y ajustado tras regatear con facilidad a Răzvan Marin, quien no corre en diagonal hacia el centro de la portería para tapar la salida hacia la derecha si no en línea recta, lo que favorece la diagonal de Malen. La rubrica perfecta para avanzar a cuartos.