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Mapa

Origen del nombre

De acuerdo con algunas fuentes, proviene de la palabra dohat (دوحات), que quiere decir “redondez”, por la forma de las bahías que rodean la península.

Historia

Hablar de Doha sería imposible sin hablar previamente de al-Bidda (البدع), en su momento el asentamiento más poblado de Qatar. Su mención más temprana data de 1681 por parte de un convento carmelita. Tenemos que ir después a 1801 para que haya una mención documentada de manera detallada. El responsable fue David Seaton. Decía que había que bombardearla por albergar a piratas. En realidad, era la tribu as-Suwaidi (السويدي), y no eran eso, pero no hubo manera de hacerle entender. Solamente el hecho de que sus aguas fueran someras lo detuvo del ataque.

En 1821 se firmó un tratado entre la Eastern India Company y los diferentes emires de la Península Arábiga para combatir la piratería que asolaba el Golfo Pérsico. Qatar no lo firmó. En realidad, no le preguntaron. Tomando como pretexto esto, ahora sí no hubo más remedio que saquearla.

Doha se fundó en esa misma década como una extensión de al-Bidda. La tribu al-Bunain (البنين) fue la fundadora de este nuevo emplazamiento. Más tarde se les conocería como la misma población. No estuvo exento de polémicas. Uno de sus miembros, Mohamed bin Khamis (محمد بن خميس), mató a un ciudadano de Bahréin. Eso ocurrió en 1828. El jeque al-Khalifa (شيخ الخليفة) no se quedó con los brazos cruzados y asoló el pueblo para incorporarlo en sus dominios. En la práctica no puso a nadie para administrar, y como era un pueblo sin ley literalmente, Doha-al-Bidda fue un santuario para piratas y bandoleros de la peor calaña.

Lo siguiente fueron veinte años de vaivenes políticos, como la incursión de un bandido de Abu Dabi, Ghuleta (غلتة), que puso a sudar a la tribu al-Suwaidi. También dentro de la historia Isa bin Tarif (إسى بن طارف) ocupa un lugar preponderante. Jefe influyente de la tribu Al bin Ali (آل بن علي), sacó a los al-Suwaidi para poner a al-Maddeed y al-Kuwai en posiciones de poder. Se cansó del dominio de los al-Khalifa y cambió de bando cuando expulsaron a su regidor Abdullah (عبد الله). Como resultado, murió en la batalla de al-Fuwayrit (ال فويرط) en 1847.

Al quite llegó la familia Al Thani (آل ثاني), grábate bien ese clan. Empezaron a jugar sus cartas diplomáticas cambiando lealtad con al-Khalifa de Bahréin y los Bin Saudi de Arabia Saudita. Como quien no quisiese la cosa ganaron el control de Doha. Por desgracia en 1867 sufrieron un ataque conjunto de Bahréin y Abu Dabi que casi borró de la faz de la tierra a Doha. Lo que los salvó fue la misión del coronel británico Lewis Pelly. Qatar quedó reconocido como agente independiente y se le dio el lugar correspondiente dentro del Golfo Pérsico a Mohammed bin Thani.

Al poco tiempo, 1871, llegó un contingente del Imperio Otomano que ocupó el fuerte Musallam (مسلم). El hijo de Mohammed, Jassim bin Thani (جاسم بن محمد آل ثاني), los aceptó para darles cierta protección contra los saudíes. Esta movida fue contraproducente porque conforme pasaba el tiempo se inmiscuían en los asuntos internos. Esto derivó en la batalla de al-Wajbah (الوجبة) que les enseñó a no meterse más con ellos. Así, poco a poco adoptaron más bien un papel pasivo dentro del poder de Doha. Esta ciudad empezó a destacar en el comercio de las perlas, pero esa dependencia era peligrosa porque con un solo contratiempo podría significar una caída a la economía. Para los otomanos, Doha y al-Bidda eran un único asentamiento de cerca de 6.000 habitantes llamado Katar.

En 1913 los otomanos accedieron a cederle el control de Qatar a los británicos, que lo convirtieron en un protectorado. Doha consumó su relevancia al ser considerada capital, la cual terminaría engulléndose a al-Bidda. Como por la década de los años 20-30 se descubrieron yacimientos de petróleo, aunque no tan espectaculares como los de sus vecinos. Paralelamente, los británicos trajeron perlas de Japón, que terminaron por sacar de la competencia a las nativas. Esto representó un mazazo a la economía.

La economía petrolífera comenzó a generar dividendos hasta finales de los años 50. También hasta los años 70 se completó el puerto de aguas profundas y por fin los barcos comerciales comenzaron a llegar. La tierra ganada al mar transformó a la bahía de Doha hasta su forma característica de media luna. Como resultado, la población se sextuplicó hasta 83.000 en cuestión de veinte años.

Tras la independencia del Reino Unido, Doha comenzó a crecer gracias a que el petróleo comenzó a valorarse enormemente. Para no cometer el mismo error de economía, comenzaron a diversificarse hacia la organización de eventos: desde el abierto de Qatar (tenis) hasta los Juegos Asiáticos en 2006 pasando por el establecimiento de la cadena de televisión al-Jazeera.

Datos sobre la ciudad

Doha tiene una población de 2,38 millones de habitantes según el censo de 2018. Esto es más de la mitad de la población de Qatar. Tiene una superficie de 132 kilómetros cuadrados, lo cual incluye La Perla (اللؤلؤة). La Perla es un suburbio formado de tierra ganada al mar. En Doha conviven 180 nacionalidades.

Los nativos apenas conforman la novena parte de la población, y sus tres grupos étnicos son: afroárabes, beduinos y hadar. Del resto de extranjeros, la principal procedencia es del subcontinente indio, en especial India, Bangladesh, Pakistán y Nepal. También hay una presencia marcada de filipinos. No podemos saltarnos el aporte de árabes: Egipto, Líbano, Siria, Sudán…

¿Qué visitar?

Para conocer la parte tradicional de Doha, hay que ir a Souq Waqif (سوق واقف). Este es un escape de la modernidad y puedes ver cómo era la vida antes de los años 70. Sus calles son bastante angostas y las casas están hechas de barro. Parte de la cultura qatarí son las carreras de camellos y la caza con aves. Aquí podrás ver la venta de halcones reales, bastante cotizados.

Si necesitas una introducción al islam, el Museo de Arte Islámico (متحف الفن الإسلامي) es una gran puerta de entrada. Su acervo es de los más completos del mundo. Fuera de ahí nos encontramos finalmente con algo de verdor. Ahí te espera el MIA Park para reposar.

A lo largo de la costa nos saluda la Corniche (كورنيش). Con su extensión de siete kilómetros, podrás apreciar vistas espectaculares de la Bahía de Doha. No dejes de subirte a los tradicionales dhows (داو), barcos empleados para la obtención de perlas. Ese pasado es denotado por la escultura de una concha con la perla.

West Bay (الخليج الغربي) es el regreso a la modernidad, con rascacielos como el Burj Qatar (برج قطر) de 200 metros. Si tienes la oportunidad no dejes de cenar en el restaurante giratorio de la torre Aspire (برج أسباير) de 300 metros de altura. La Perla es sinónimo de lujo y ahí están los condominios y los suntuosos hoteles. También está el Doha City Centre, un centro comercial gigantesco donde la tradición combina con la modernidad.

El fuerte al-Zubarah (الزبارة) es vestigio del pasado donde se defendían con uñas y dientes de todos. No lejos de ahí está el Museo Nacional de Qatar (المتحف الوطني في قطر) con el recuento del pasado. Se le conoce como la Rosa del Desierto. También del pasado procede las torres Barzan (برزان). Estas edificaciones recolectaban la escasa agua de lluvia para servir a la vieja al-Bidda y que la gente pudiese subsistir.

¿Quieres visitar Venecia también? Visita el Villaggio, un centro comercial que emula esa ciudad flotante italiana con todo y sus canales y góndolas. El contraste nos llama con una excursión al desierto. Su parte más llamativa es Inland Sea, de los pocos lugares donde las arenas desérticas conviven con el mar.

Para cuestiones culturales también está la Biblioteca Nacional (مكتبة قطر الوطنية), que recuerda a la Ópera de Oslo. Al ser el islam la religión mayoritaria, no dejes de tomarle foto a la mezquita de Fanar (الفنار) y visitar por fuera la Gran Mezquita. Por desgracia, únicamente los musulmanes pueden entrar al templo más grande de Qatar. Tampoco te olvides de admirar la ecléctica colección del jeque Faisal bin Qassim Al Thani (متحف فيصل بن قاسم آل ثاني), desde piezas de arte islámico hasta automóviles de los cuatro continentes.

¿Te quedaste finalmente con ganas de cultura? Katara es la respuesta a tus inquietudes. Favor de no confundir con la protagonista de Avatar y la leyenda de Aang… OK, me salí del tema. Ese centro cultural alberga el festival de cine de Tribeca (مهرجان تريبيكا السينمائي) y por ende aquí te encuentras galerías de arte y anfiteatros. Descuida, para escaparte, tiene una playa también y una preciosa mezquita.

Distancia

CiudadKilómetros
al-Khor52
Lusail21
al-Rayyan14
al-Wakrah17
Sebastián Alarcón
Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

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