Nunca he sido muy fan del término “reconvertir” como referencia al cambio de posición o rol de un futbolista sobre el campo. Asumir esta expresión supondría reconocer que un futbolista realmente deja de ser “algo” para convertirse en otra cosa diferente, cuando realmente siempre ha sido (y seguirá siendo) el mismo “algo”. Ese “algo” se llama talento, ni más ni menos. Porque el jugador determinante lo es por esencia, y no por fórmulas matemáticas. El talentoso nace y se confirma bajo su propio molde, y es el álgebra del entrenador lo que ha de adaptarse a ello. Así pues, si el juego consiste en reducir el número de palabras todo lo que se pueda, hablar de “reubicar” parece algo más acertado que “reconvertir”.
Seguramente, el caso profesional que más se aproxime al protagonista de nuestro artículo sea el de Oleksandr Zinchenko. Asumiendo su rol de talentoso, comenzó su etapa profesional como centrocampista y se terminó reubicando como lateral izquierdo. Espacios distintos, contexto distinto, hábitos distintos. Pero resulta que el talento prevalece. Con Sergio Gómez (2000 | España) ocurrió (y ocurre) algo similar: centrocampista de segunda-tercera altura en su etapa juvenil, extremo a pie natural o cambiado en su primera aventura profesional; y, hasta hoy, lateral izquierdo en el Anderlecht. Aclimatado a cualquier posición: resulta que no consiste en “reconvertir”, sino en redescubrir.
Curiosamente, en esta ubicación de lateral y bajo antecedentes similares, Zinchenko y Sergio Gómez esconden un estilo ciertamente similar. No por nada, tras la salida del ucraniano rumbo al Arsenal, el Manchester City depositó su ojo en el español como recambio natural. En este sentido, ambos guardan un perfil idéntico: asociativos, dinámicos en su relación con cercanos, con facilidad para dibujar relaciones con apoyos próximos y no viéndose para nada condicionados por los límites del campo. Porque el alma de centrocampista suele prevalecer por encima de todo, y es esto lo que lleva a ambos a ser imprevisibles desde el movimiento con y sin balón.
En todo caso, si algo destaca en el caso de Sergio Gómez es el guante de fantasía que atesora en su pierna izquierda. Ya no solo por su relación con cercanos, en la cual suele intervenir de múltiples formas y con un altísimo ratio de acierto por intento. Su habilidad para colgar centros al área, ya sea en movimiento o en juego parado, es uno de sus enteros más valiosos. Así, Gómez es un lateral con talento suficiente para ser determinante desde cualquier carril e independientemente de la altura en que se encuentre: por dentro, por fuera, como lateral bajo, medio, alto… Porque una mina de diamante no se reconvierte, sino que se intenta descubrir lo máximo posible.
En clave Manchester City, su nuevo club, el lateral español tiene un encaje interesante… Aunque presumiblemente como lateral suplente. La figura de Joao Cancelo es, con razón, inamovible a día de hoy para Pep Guardiola. En todo caso, Gómez le ofrece a Pep lo que Zinchenko en su día, aunque con un puntito más de poesía y precisión en los centros. Base del triángulo en banda, dinamismo en su forma de salir de presión, capacidad para intervenir en distintos carriles o alturas… Y un guante de ensueño. La pregunta ahora es: ¿cuántos goles regalará Sergio Gómez a Erling Braut Haaland?