Sofiane Diop: El diamante del Principado

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Cuartos de final de la Coupe de la Ligue de 2018, se enfrentan el Monaco y el Rennes. Tras no poder deshacer el empate en el tiempo reglamentario, se llega a la tanda de penaltis. Los monegascos fallan dos lanzamientos consecutivos y deben acertar el siguiente sí o sí para seguir vivos. Sofiane Diop, de 18 años y con apenas una docena de partidos en el primer equipo, es quien asume la responsabilidad. De primeras, antes de lanzar, saltan a la vista las formas del chico, pues no corresponden a la trascendencia que debería implicar un momento de estas características; por el caminar pasota, la mirada perdida y la carrera al “tran tran” parece que está en un entrenamiento con el equipo juvenil. Al final, anota el penalti a lo panenka y vuelve con sus compañeros como si nada, sin siquiera celebrarlo. Aquel día Sofiane Diop demostró que tenía algo especial.

Los cinco primeros meses de la aventura de Niko Kovac en el Principado, a pesar de que los resultados actuales indiquen lo contrario (4º con 39 puntos, a 6 del líder, el PSG), han estado repletos de inestabilidad. El equipo ha atravesado muchos altibajos, obligando al croata a tomar distintos rumbos tácticos, y se ha probado que la mayoría de la plantilla (la media de edad del once titular es de 24 años) aún está verde en muchas de las cosas que se han querido implementar, cometiendo demasiados errores difíciles de sostener en le élite. Sin embargo, a pesar de todos los contratiempos, un jugador ha sido capaz de brillar con luz propia; dos años y medio después del momento en el que se dio a conocer, Sofiane Diop (Tours, Francia, 9 de junio de 2000) es ya una realidad. El joven, de madre marroquí y padre senegalés, pero internacional en las categorías inferiores con Francia, está siendo uno de los jugadores más destacados de la temporada en el AS Monaco.

Para el que no haya visto nunca jugar a Diop, el francés es un centrocampista de tendencia ofensiva, ágil, con una técnica muy destacada en espacios reducidos e inteligente sin balón. A su corta edad, resulta especialmente llamativo que haya podido demostrar esto último puesto que el contexto que se ha encontrado este semestre en Mónaco no ha sido precisamente el más propicio para expresarlo. Y dicha inteligencia -sumada a sus otras cualidades, obviamente- es la principal causa que le ha hecho asentarse en el once titular, siendo capaz de adaptarse a los (muchos) roles y posiciones que le ha asignado su técnico. Diop se ha ganado la confianza de Kovac de forma merecida, a base de jugar bien y demostrar su valía semana tras semana.

“El entrenador siempre dice que somos los actores. Tenemos cierta libertad en el campo, no es un maestro de escuela. Nos aconseja mucho, nos dice lo que siente y, sobre todo, se toma el tiempo de escucharnos. Sin embargo, no duda en detener los entrenamientos para explicar cómo podríamos haber manejado mejor determinadas situaciones. Y nos interroga sobre lo que sentimos nosotros. Es una conversación de entrenador a jugador y creo que contribuye a nuestros buenos resultados”. – Sofiane Diop en una entrevista para alkhaleejtoday.com 

Xavi Hernández dijo una vez que su supervivencia en el terreno requería la comprensión del juego antes de recibir la pelota, para saber qué tenía que hacer después con ella. Esta frase, sin intención de comparar a ambos jugadores de ninguna de las maneras, pues son muy distintos e inabarcables de forma conjunta, sí que sirve como excusa para definir una de las mayores virtudes de Diop: encontrar en el “antes de recibir” un torrente de ventajas para su fútbol. Físicamente es un jugador que no marca diferencias -es liviano y no excesivamente rápido-, por lo que tiene que apoyarse en lo que hace antes de intervenir para dar utilidad a lo que va a ejecutar después. Sin entrar en hacia donde le puede llevar luego su técnica con balón, su inteligencia para pensar -y actuar- antes de que lo haga el rival es lo que le está permitiendo destacar tan pronto en la máxima élite. 

¿Pero de qué manera? ¿Dónde juega? Si bien, como todo jugador joven, aún se encuentra en un proceso de definición, los muchos partidos que está jugando están sirviendo para dar pistas de lo que puede llegar a ser. Pero centrándonos en el presente, a enero de 2021, Diop es un centrocampista de segunda altura con mucha responsabilidad en la progresión y la aceleración. Uno de los aspectos que más sorprenden de su temporada es lo bien que se ha adaptado a todas las posiciones –independientemente del dibujo o el perfil- en las que lo ha situado Niko Kovac. De interior izquierdo en un 4-3-3 a centrocampista ofensivo en una estructura de 3-2-4-1, pasando por falso extremo derecho en un 4-3-3 o mediapunta por la misma banda de un 4-2-3-1; está siendo un comodín para él.  

Por encima de todo, en cuanto a los roles que ha desempeñado, ha destacado especialmente en uno, de enlace entre la base y el último tercio. Diop es un elemento absolutamente clave para limpiar los avances del Mónaco. De por sí es un jugador que sabe interpretar lo que debe hacer en distintas alturas, pero, sobre todo, es útil partiendo de zonas intermedias y con libertad para aproximarse o alejarse del balón según él interprete. La capacidad para saber cuándo realizar el apoyo (con el pertinente cambio de ritmo) y jugar con un compañero que esté de cara –o girar, en el caso de que exista la posibilidad- está siendo su principal aportación al equipo. Además, a pesar de que su tendencia es entrar en contacto con el juego, es obediente y respeta la idea de Kovac a la hora de fijar su posición en pos de habilitar otras líneas de pase. 

Y su rol de “conector” no se entiende sin su capacidad para interpretar los toques que requiere la jugada. La descarga a un toque, con distintas superficies de su pie derecho –no solamente con el interior- dándole al balón la trayectoria necesaria, es un gesto que tiene muy pulido a día de hoy. Es un jugador fino, pero, en todo lo relacionado con el pase, donde más diferencial se está mostrando es en ese toque de espaldas de primeras para dejar a un compañero libre con tiempo y espacio. De hecho, las mejores progresiones del Mónaco han ido siempre acompañadas de una participación de Diop que las aclara. 

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A veces, antes de los partidos, veo videos de Bernardo para ver cómo guarda la pelota, qué hace. Recuerdo que un día hice casi lo mismo que él, fue un regate, y por un tiempo, he estado viendo videos de él antes de los partidos, estoy tratando de inspirarme un poco en ello. Me gusta. No resultan extrañas estas declaraciones elogiando a Bernardo Silva (de cuando el portugués maravilló toda Europa en 2017), pues en la práctica también es un jugador muy hábil en espacios reducidos. Como he dicho anteriormente, aún no marca diferencias en cuanto a fuerza o velocidad, así que esta cualidad es un atajo que le han permitido alcanzar lo que ha alcanzado a estas alturas. Diop tiene un muy buen trato de balón. Su conducción, llevando el balón cosido al pie, es muy depurada y sabe aprovecharla para fijar y liberar a otros compañeros, pero, sobre todo, donde esconde mayor potencial es en su control orientado. Tiene una cadera y un centro de gravedad (1,75 m) que le permiten girarse con mucha agilidad, y cuando parte con una ligera ventaja respecto al marcador lo ejecuta y encara la siguiente línea. En lo que va de temporada, solamente le supera Gelson Martins en regates completados. 

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Diop no estaba destinado a ser un jugador de tanta ascendencia esta temporada. Su cesión al Sochaux (Ligue 2) la 19/20 no fue del todo satisfactoria y otros nombres partían por encima de él en agosto. Y es precisamente por ello que debe destacarse el nivel que ha mostrado en esta primera vuelta. Su fútbol aún tiene margen de mejora, lo cual es completamente lógico a sus 20 años, además, habrá que ver cómo responde anímicamente a los malos momentos, pero, independientemente de ello, no puede pasar desapercibido lo buen futbolista que es. Lo cosechado hasta la fecha, en un contexto tan poco favorable, solo le augura un futuro brillante. En el Principado tienen un diamante por pulir.

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