El fútbol de Takefusa Kubo esconde una paradoja. Pese a su corta edad, apenas 22 años, el jugador japonés ha vivido multitud de carreras en una. Demasiados altos y bajos para un jugador que está dando sus primeros pasos en su carrera, que no debería haberse visto sometido al tremendo juicio mediático tan solo propio de alguien que ha pasado por las canteras del Barcelona y el Real Madrid y que se postula como uno de los grandes talentos históricos de un país, Japón, que pese a ser un gigante global no es una potencia mundialmente conocida en el fútbol.
Kubo abandonó su Kawasaki natal siendo un niño para recalar en La Masía, donde no dejó indiferente a nadie y se perfiló como uno de los talentos a los que tener visto el ojo para el futuro. En la temporada 2012-13, formando parte de las categorías inferiores del club blaugrana, se fue hasta los 74 goles en 30 partidos, cifras de extraterrestre que le situaron en el ojo mediático. Sin embargo, la sanción que sufrió el Barcelona en 2014 por violar políticas de transferencia internacional de la FIFA le imposibilitaron seguir jugando partidos con el club catalán, volviendo a su país de origen formando parte del FC Tokyo.
Teniendo unas cualidades como las suyas, era tan solo cuestión de tiempo que otro club de la élite europea apostara por él, y ese fue el Real Madrid, que se hizo con sus servicios en 2019 teniendo Kubo 18 años. Una vez formando parte de la entidad blanca, salió cedido al Mallorca en la campaña 19-20, donde destacó y confirmó sensaciones, aportando 4 goles y 4 asistencias en un equipo que acabaría descendiendo a la segunda división. Sin embargo, la falta de estabilidad en un mismo equipo, con unos mismos compañeros y bajo una misma idea de juego hicieron tambalearse a Kubo, a quien le costó encontrarse en las dos siguientes campañas, donde pasó por Villarreal, Getafe y una vuelta al Mallorca. Con 21 años, Kubo parecía un jugador aplastado por el peso de las expectativas y que no encontraba su lugar en el fútbol, juzgado demasiado rápido y de manera demasiado violenta por usuarios que nunca tuvieron en cuenta periódos de adaptación, el entorno en el que jugaba, ecosistemas futbolísticos para sacar a relucir sus virtudes y el gran cambio cultural que supone para un japonés el estar viviendo en España. Aún pertenecía al Real Madrid pero no parecía tener sitio en la primera plantilla blanca, y es por eso que en el verano de 2022 salió traspasado rumbo a la Real Sociedad. Un movimiento que le cambió la vida.
La temporada pasada de Kubo ya fue excelente, haciéndose con el puesto de titular en el extremo derecho de la Real Sociedad tras las marchas de Januzaj y Portu, los habituales en esa posición durante el ciclo de Imanol, pero su inicio de la temporada 2023-24 está superando cualquier expectativa.
Kubo está tocando más veces el balón que nunca, promediando 40´6 toques por partido respecto a los 39´5 de la temporada pasada y dejando muy atrás los 31´2 de su segunda etapa en el Mallorca o los ínfimos 19´6 de la temporada 20/21 entre Getafe y Villarreal. Es más epicentro ofensivo que nunca, el balón pasa por él en más ocasiones, se siente más protagonista, con más responsabilidades y está respondiendo al reto. Desde la pizarra, Imanol Alguacil le está potenciando para que esos toques se den en las mejores circunstancias posibles: más arriba en el campo, con menos rivales encima, con la jugada ya madura para que él pueda acelerar y tomar decisiones y con los compañeros ofreciéndoles opciones cerca.
Take comparte el sector derecho del conjunto txuri-urdin con el lateral Hamari Traoré y el interior Brais Méndez, y ambos realizan diversos movimientos por el campo para facilitarse las recepciones al japonés, las cuales normalmente le pillan abierto en banda. El defensa natural de Mali no suele ser muy profundo y se incorpora por dentro, quedando cercano a la base, atrayendo a su par ahí y dejando a Kubo en situación de aclarado por fuera, mientras Brais suma asociativamente encontrándole y también realiza mucho movimiento sin balón arrastrando rivales y llevándose las marcas de encima de Kubo. En este contexto, el dorsal número 14 de la Real Sociedad está respondiendo a las mil maravillas.
Siendo zurdo y jugando en el perfil derecho, la salida más natural para él es hacia dentro, ya sea en una acción en solitario con una conducción haciéndose valer de su gran cambio de ritmo, o tirando la pared con un compañero que le ofrece el apoyo cercano, destacándose mucho en esas situaciones combinando en espacios reducidos, con una gran técnica para controlar y utilizar diferentes superficies del pie para pasar. Una vez ya ha avanzado hacia dentro puede optar por el disparo con la izquierda buscando la esquina lejana de la portería, una acción que irremediablemente te retroatrae a Leo Messi y que Kubo ha mejorado con el paso de los años, perfeccionando posición corporal en el momento del golpeo, superficie del pie y efecto dado a la pelota, o seguir combinando por dentro. Como se ha dicho, Take es un privilegiado técnico en espacios reducidos y aunque no tiene la creatividad de un elegido para buscar el pase definitivo en situaciones con un mar de piernas por delante, su retención de balón al zigzaguear con el mismo y la atracción que provoca él le permiten buscar a un compañero liberado en lado débil.
Tiene una gran conducción de balón manteniendo la velocidad durante la misma, lo que le convierten en un arma a la hora de conducir transiciones y buscar pases al hueco por delante, quedándole mucho mejor a él el papel de conductor y lanzador de esas situaciones que el rol de buscar desmarques largos al espacio, donde le falta una pizca de velocidad sostenida y arrancada supersónica para dejar atrás a su par. Suma tanto en contextos de partido más abiertos como más cerrados, y esta mejorando notablemente su relación con el gol. En cinco partidos de liga esta campaña, suma tres goles y una asistencia, destacando su capacidad para definir al primer toque atacando primer palo en situaciones donde es lado débil, recibiendo centros rasos desde la izquierda.
No hay que olvidar tampoco su contribución defensiva, donde es un fantástico presionador de las salidas del rival. Tiene muy buena colocación para situarse en zonas intermedias tapando pase del central al lateral rival, hace esfuerzos cortos pero intensos agobiando a poseedor y tiene buena técnica de robo. La Real Sociedad suele notar mucho sus ausencias en clave de postura sin balón, donde al no tener a Take se pierde calidad en la presión y por tanto se prefiere defender algo más atrás.
Si algo puede mejorar el japonés es su capacidad física de aguante durante los partidos, pues sí se le nota que su rendimiento decrece con el paso de los minutos, costándole más los esfuerzos y perdiendo esa chispa que le hace diferencial. Empieza los partidos como una moto, pero se suele apagar a mediados de la segunda parte y le cuesta acabar los partidos. Si el rendimiento que suele dar nada más empezar los encuentros es capaz de sostenerlo durante la totalidad de los mismos, estaríamos hablando de un jugador súper diferencial.
Kubo ya ha hecho su debut en la Champions League, la mayor competición mundial de clubes, y seguro una que gozará de su presencia durante muchos, muchos años. Pese a las dudas que ha habido con él en cursos pasados, su talento es propio de noches primaverales con el balón de las estrellas. Y es que ya no podemos hablar de Kubo como el jugador que será en el futuro o el jugador que podría ser, sino como el jugador que ya es en el momento presente, es decir, uno de los más diferenciales en este comienzo de temporada en la liga española.