هلو! انت زين؟ (Halow! Enta zeen?) Así se saluda en el dialecto llamado mesopotámico. Espero que estés bien hoy. La vez pasada vimos la épica historia de la campaña de Siria a Rusia 2018 en medio de un estado fallido. Ahora nos toca cruzar la frontera al este, hacia un país que tuvo también su dictador y que ocupó el polémico centro de atención en lo que concierne al terrorismo. Llegamos a Irak, con un nombre que todavía genera escozor o buenos recuerdos. Estamos hablando de Saddam Hussein.
Recomendación musical 1
Las muestras de cariño hacia Saddam Hussein jamás escasearon. Así como era odiado por parte de su población, también era bastante amado. Esta es una canción que se le compuso para su cumpleaños y es cantada por sus guardaespaldas (اغانى وطنية). Se llama Fot Beha (فوت بيها) y, como te puedes dar cuenta, se transmitía en cadena nacional.
En esta ocasión nos acompaña Omar BS. A tan temprana edad ya está tocando las puertas de Twitter con sus hilos interesantes. Es amante del futbol, la historia, geografía, geopolítica, investigación y por supuesto la música. Lo pueden encontrar en twitter como @OmarBS_ contando historias poco convencionales en las que siempre hay un balón de por medio. ¡Bienvenido, Omar!
Agradecido con Sebas, por darme esta valiosísima oportunidad en su espectacular Revista Digital. ¡Arriba Puskás!
Vamos al tema de hoy.
Vincere o morire
Los mundiales de mediados de los años 30 están marcados por cómo el totalitarismo hizo mella en el futbol. Los mundiales ganados por la escuadra italiana fueron fieles testigos de esta conducta preocupante. El equipo no era tan malo y había buen juego, pero el Duce Benito Mussolini ejercía una sombra de terror. Todavía se recuerda el telegrama en la final de Francia 1938. Eran tres palabras, pero esa simpleza era brutal: VINCERE O MORIRE, vencer o morir. La amenaza de perder la vida en caso de perder la final era seria. Afortunadamente para su vida ganaron.
Vayamos ahora al 2021. La serie de Netflix más exitosa proviene de Corea del Sur. El llamado Hallyu (한류) no involucra solamente dominar el mundo a golpe de llenos en conciertos de K-Pop, también lo harán con una trama absorbente en Los Juegos del Calamar (오징어 게임). El argumento era: 500 contendientes por llevarse 456 millones de wons para calmar las deudas. El ganador debía vencer en juegos de niños. En caso de perder, la muerte era el destino. La brutalidad era el fin de cada capítulo. vencer o morir. Le fue tan bien que acaban de pactar una segunda temporada
La derrota es un resultado que por naturaleza queremos evitar. A nadie le gusta perder. Puede producir decepciones o incluso humillaciones. Hay que ganar como sea para mantener el buen nombre. Eso incluye emplear el terror para ese objetivo. Quizá esto no fue tan sistemático como en el futbol iraquí de los años 90. Reconocemos que no fue sencillo escribir este texto porque es imposible sentir terror y asco con tales atrocidades, pero es momento de tocar este tema sensible. Espero nos entiendas. ¡Aquí vamos!
Irak, la vieja Mesopotamia
Allá en el Oriente Próximo podemos encontrar muchas historias fascinantes, pero, sin duda, la más significativa es la de Mesopotamia. Aquella gloriosa región rodeada entre los míticos ríos Tigris y Éufrates. Cuna de la escritura, hogar de grandes civilizaciones y héroes legendarios como Gilgamesh, los poco convencionales pero asombrosos zigurats, entre otras tantas cosas arqueológicamente fascinantes que, por exceso de información y memoria frágil, se nos olvida mencionar.
Ubicado geográficamente en las áreas fértiles de la actual Irak y las zonas limítrofes del norte y este de Siria, el nombre Mesopotamia (ܢܝܪܗܢ ܬܝܒ Beth Nahrain) proviene de los termino griegos μέσος (mesos) «medio» y ποταμός (potamos) «río», traduciéndose como la «tierra entre ríos».
La civilización en esta región, como tal, nació en el año 3000 a.C., un par de milenios después del inicio del Periodo Neolítico con las nuevas técnicas de producción, iniciando con los sumerios y las primeras ciudades-estado: Uruk (𒌷𒀔), Ur (𒌶𒆠, lugar natal de un tal Abraham), Eridu (𒉣𒆠) y Kish (𒆧𒆠) en la zona baja de la región. Además, gracias a la cultura sumeria, se inventó la escritura (cuneiforme, dicho sea de paso, pero escritura al fin) y se crearon los ya mencionados zigurats, grandes y preciosos templos, de los cuales su particular diseño pudo haber sido inspiración de la bíblica Torre de Babel.
Detrás de la prosperidad sumeria, llegaron diversos pueblos nómadas desde la península Arábiga (tribus semitas) a invadir la región hasta establecer un dominio estable. De todos ellos, los acadios fueron los que tomaron puesta en escena para tumbarse a los sumerios y establecer su propio imperio (culpa de Sargón (𒊬𒊒𒄀), el usurpador). Los sumerios intentaron renacer de las cenizas y casi lo logran, pero los constantes ataques sufridos lograron que estos desaparecieran dejando a los arcadios como cultura predominante.
En 1972 a.C., un tal Hammurabi (𒄩𒄠𒈬𒊏𒁉) llega al poder en la hasta entonces poco importante ciudad de Babilonia y desde ahí todo sería distinto, sus conquistas, actividad constructora, mantenimiento de los canales de riego y elaboración de leyes (su famoso código) mitificaron no solo su imagen sino a la pequeña ciudad que en poco tiempo se habría convertido en imperio. A su muerte, el Imperio se desgastó terriblemente por sus constantes conflictos, llegaron los asirios que, si bien tuvieron su época de esplendor, una alianza entre los neo babilónicos y los medos se encargaron de tomar e incendiar Nínive (𒌷𒉌𒉡𒀀) y, con ella, su último vestigio. Las civilizaciones mesopotámicas finalmente se extinguirían luego del reinado de Nabucodonosor II, último gran rey babilónico, tras la invasión de los persas por el rey persa Ciro hacia el año 529 a.C. Triste final.
¿Quién era Saddam Hussein?
Ya que nos hemos culturizado un poco, cambiamos los tiempos de la lejana Babilonia por la del Reino de Irak, específicamente al 28 de abril de 1937 en la pequeña aldea iraquí de al-Ajwa (العوجة), un pobre poblado con unas cuantas cabañas de adobe a orillas del Rio Tigris. Pero ¿qué tiene de especial esta fecha y lugar exactos? Pues, que en este contexto nació Sadam Huseín Abdel Majid at-Tikriti (صدام حسين عبد المجيد التكريتي), como tercer hijo de una muy pobre familia campesina. ¡Quién diría que este pequeño bebe, cuyo padre lo abandonó a tan solo nueve meses de edad (nunca se supo su destino) y cuya madre no quiso saber nada de él por una fuerte depresión (producto del fallecimiento de su hermano mayor de 13 años), sería uno de los gobernantes más sanguinarios de todos los tiempos!
Antes de entrar en detalles, hacemos un pequeño paréntesis para dar a conocer la situación del país que veía nacer al pequeño Saddam. Luego de la caída de los neobabilónicos por parte de Ciro El Grande, llegó Alejandro Magno para tomar posesión del sitio, luego los romanos conquistaron la región asentando el cristianismo, para que luego de cuatro siglos fueran expulsados por los musulmanes, estos últimos instauraron un califato y fundaron Bagdad, que llegó a ser la ciudad más grande y floreciente de la Edad Media, hasta el sangriento asedio de los mongoles y la posterior invasión por parte de estos. Luego llegaron los otomanos y su imperio que los mantuvo dominados hasta su derrota y posterior disolución en la I Guerra Mundial. Una vez separado del imperio otomano, los británicos tomaron Bagdad en 1917, instaurando un gobierno que duraría por más de 13 años. Tomaron los tres antiguos vilayetler de Bagdad (بغداد), Mosul (الموصل) y Basora (البصرة) y nombraron al país Irak, nombre tan antiguo como el año 630 d.C. en plena expansión de las hordas árabes.
Luego de este pequeño resumen, prosigamos. Khairallah (خير الله), tío de Saddam, era un suní devoto, profesor y estricto oficial del ejército, que se haría cargo de él desde pequeño, alejándolo de su madre para así evitar un trágico desenlace. Este era padre de Sajidah Talfah (ساجدة طلفاح), chica de la misma edad de Hussein, que se convertiría en su esposa años después. Durante el levantamiento fallido iraquí contra el ya mencionado dominio británico, su tío fue enviado a la cárcel, obligando al pequeño Saddam a regresar con su madre, a quien apenas conocía.
Su padrastro, porque su madre había hallado un nuevo compromiso, lo sometía a constantes maltratos y orquestar diversos delitos para sustentar a la familia. Nunca tuvo educación, pero sí una puntillosa educación a base de palos que lo hizo huir de casa a los 10 años de edad. La liberación de su tío fue una gran y determinante noticia en la vida del ahora joven Saddam, la militancia de este en el Partido de la Independencia Iraquí (حزب الاستقلال العراقي, Hizb al-Istiqlal al-Iraqi), nacionalista, anti británico y fascista. Gracias a eso, Saddam por fin pudo asistir a una escuela, específicamente en la escuela al-Khark (الخرك), un foco de rebelión estudiantil con influencia panarabista y que odiaba a la monarquía reinante, por supuesto. En los próximos años intentaría entrar a la escuela militar varias veces sin éxito, participaría en un intento juvenil revolucionario de derrocar al precoz rey Faisal II, y recibiría influencias izquierdistas, laicas y revolucionarias gracias al Partido Ba’ath Árabe Socialista (حزب البعث العربي الاشتراكي في العراق Ḥizb al-Ba‘th al-‘Arabī al-Ishtirākī fī al-‘Irāq).
Con un físico intimidador, una naturaleza violenta y partidario de la acción directa, el joven Saddam se ganaba la vida con un pobre empleo de profesor, al igual que su tío. Fuentes, malas o buenas, dicen que su primer asesinato político fue un disparo a la cabeza a un comunista de Tikrit (تكريت) en octubre de 1958. Luego de ese oscuro incidente, ambos terminarían presos medio año para luego ser liberados por falta de pruebas en medio de una disputa entre el Partido Baath y el primer ministro Abdul Karim Qasim (عبد الكريم قاسم), sufriendo un violento levantamiento en Mosul por parte de los primeros. Qasim buscaba una Irak independiente, más no una unión con Siria y Egipto, por lo cual se alió con el Partido Comunista Iraquí que tenía los mismos planes, declaró ilegales a los baazistas, sus antiguos aliados, dando así, el pistoletazo inicial para una guerra de guerrillas.
Ni bien salió Saddam de prisión, el Partido Baath lo incluyó en la emboscada junto con 10 hombres para ponerle fin al mandato del ministro de Abdul Karim Qasim, esta vez para siempre. El atentado cumpliría su cometido, Saddam en un intento desesperado de cumplir el objetivo y adjudicarse el magnicidio abriría fuego a destiempo logrando asesinar al primer ministro, para luego huir con una pierna herida hacia Tikrit, luego de curarse él sólo, navegaría por el río Tigris con dirección a su pueblo natal, de donde partiría hacia Siria disfrazado de beduino. De todos sus compañeros solo él tuvo suerte, en Bagdad le esperaba una sentencia de muerte, de la que solamente él se salvaría. Durante cuatro años estaría entre Damasco y El Cairo, siendo este último donde culminaría sus estudios secundarios y se casaría con su prima Sajida en 1962. De ese enlace matrimonial nacieron cinco hijos: dos varones Uday (عدي) y Qusay (قصي), y tres mujeres Raghad (رغد), Rana (رنا) y Hala (حلا).
Saddam regresaría su país con las cosas más calmadas, continuando con su actividad política, formando parte del Golpe de Estado Ba’athista y convirtiéndose en el personaje más influyente del gobierno iraquí hasta el punto de ser la mano derecha del presidente Ahmed Hassan al-Bakr (أحمد حسن البكر), gracias a ello, lograría que este último nacionalizara el petróleo y declarara ilegal a todo partido contrario al Baath, firmaría un tratado de Amistad y Cooperación con la URSS que duraría unos 15 años, tiempo en el sería abastecido de una gran cantidad de armas. Poco después, al-Bakr, consciente de ser la sombra de Hussein, renunció y le delegó el cargo, desencadenando una época de terror de más de 24 años. Ni bien asumió la presidencia, y siguiendo el ejemplo de su ídolo Stalin, Saddam ejecutaría una purga dentro de su propio partido, descubriendo y ejecutando a varios opositores (y gente que pudiera opacarlo) tras el empleo de servicios secretos.
En ese contexto, se desarrollaría la revolución islámica del ayatolá Rouhollah Khomeini (روحالله خمینی), quien se posicionó como un poderoso enemigo de Saddam y le negó salida al mar, afectando el negocio iraquí del petróleo y su importación. ¿Qué hizo Hussein ante esto? Pues fácil, con apoyo de los Estados Unidos invadió al Irán islámico y desencadenó una cruenta guerra de más de ocho años. Ambos países, con miles de civiles muertos y grandes daños económicos encima, firmarían un pacto para ponerle fin al conflicto. No hubo un claro vencedor, pero Saddam vendió el desenlace como una gran victoria iraquí.
En 1990, Hussein, en un acto poco cuerdo, acusó intempestivamente a Kuwait de robarle petróleo y amenazó con usar la fuerza si este no reducía su producción petrolera. Esto afectaba claramente a Occidente, por lo cual Estados Unidos declaró su apoyo a Kuwait, siendo el 2 de agosto de ese mismo año cuando Irak invadió y anexó a su territorio al pequeño emirato kuwaití asaltando diversas embajadas para tomar rehenes extranjeros y usarlos como escudos humanos en caso de que sus respectivos países se involucraran en el conflicto. A inicios del siguiente año, Estados Unidos y sus aliados le declararon la guerra a Irak obligándolo a desocupar Kuwait y a restaurarle su autonomía. Saddam la llamó أم المعارك (um al-ma’arik), “la madre de todas las batallas” y sería la Primera Guerra del Golfo. Durante estos sucesos, Occidente lo demonizó de una forma tan grande que ocasionó que Saddam, en un intento populista de mantener a su pueblo en calma, apelara a la religión islámica (a pesar de haberse manifestado agnóstico) visitándose de beduino, autoproclamándose siervo de Alá y haciendo que escribieran un Corán con su sangre. Luego de su cantada derrota, ordenó la desocupación de Kuwait no sin antes quemar varias reservas petroleras, generando no solo grandes daños económicos sino medioambientales también. Irak se sumiría en una grave crisis, la peor de su historia, excluida de todo tipo de cualquier relación diplomática, incluso con los países árabes.
Como dato de color, tuvo una corta producción literaria con 4 obras, 3 publicadas en el anonimato y una póstuma.
Luces y sombras en el régimen de Hussein
La historia tiene sus trampas, y una de ellas es villanizar a una persona debido la narrativa imperante. No hay dudas de que Saddam Hussein también hizo cosas que mandaron a Irak hacia adelante:
- Antes de que él llegara, las mujeres no tenían ningún derecho. Desde que él llegó, se protegieron sus derechos en la Constitución y empezaron a ocupar puestos de relevancia en la administración.
- En 2003, Saddam Hussein donó dinero para la construcción de una iglesia en Detroit, Michigan, y a cambio recibió las llaves de la ciudad.
- Los ingresos del boom petrolero se tradujeron en una mejor calidad de vida para los iraquíes, con servicios sociales de primer nivel, una infraestructura de punta y proyectos ambiciosos sin igual en el Medio Oriente. La clase media incrementó como consecuencia.
- Por ley también se garantizó la educación básica para ambos géneros. Si bien las mujeres podían asistir a la universidad desde la década de los 20, las únicas que en la práctica lo hacían eran las pertenecientes a las clases media y alta, y desde que Hussein entró al poder, las mujeres rurales también lo lograron.
- Bajo Saddam Hussein hubo una mejora en carreteras, escuelas y la vivienda pública. Además, el sistema de salud era de los mejores en la región.
Pero así como hay cosas buenas, los crímenes tampoco pueden pasarse por alto. La brutalidad en contra de los mismos ciudadanos era el pan de cada día. La tortura de la policía secreta era el castigo para quienes estuvieran en contra. Recibir la condena a prisión era prácticamente una sentencia de muerte. El régimen de Saddam Hussein y el partido Ba’ath emprendieron una persecución sistemática en contra de los que no estuvieran alineados con su concepción (panarabista y sunní). Es por ello que los chivos expiatorios fueron los musulmanes chiíes y kurdos. Esto se puede explicar desde la historia, cuando los británicos favorecían a los árabes en detrimento de los turcos y persas.
Los kurdos son étnicamente similares a los persas (de hecho, su idioma es muy similar) e Irán usó eso a su favor para de alguna manera cobrarse represalias en contra del régimen de Saddam Hussein. Si a eso le sumamos a la cuestión kurda (de la cual hablamos en su momento), vemos también una insurgencia que amenazaba la existencia del estado iraquí. El terror contra los kurdos puede considerarse como un genocidio, con la serie de operaciones llamadas Anfal (الأنفال), que se cargó hasta 100.000 vidas a finales de los años 80. Aquí se documentó el uso de armas químicas, lo cual contraviene a la Convención de Ginebra.
En el caso de los chiíes, no era un odio que empezó cuando llegó Hussein; de hecho, se hizo aún más evidente. Es curioso; Irak es de los países donde el islam chií es mayoría. Si no comulgabas con la visión de Ba’ath, eras un proscrito de la sociedad básicamente. Entonces, sufrían una discriminación brutal. Tenían el estigma de vivir en los arrabales de Bagdad, sin olvidar que también había chiíes que eran clase media. Estaba desde el ultra religioso hasta el más secular. asesinando, encarcelándolos o deportándolos a Irán.
Persiguió a los comunistas, deteriorando su relación con los soviéticos, y giró más hacia Occidente con Francia, quien en busca de aliados le proveyó amablemente una buena cantidad de uranio e infraestructura nuclear que el buen Saddam disfrazó con fines beneficiosos para los civiles (¡ay ajá!).
La historia del futbol en Irak
Hay teorías de que el cuju (蹴鞠, cùjū) chino estuvo presente en Mesopotamia hace 3000 años gracias a las relaciones con la civilización china. Otro juego con patadas al pie daba indicios de que era practicado incluso antes del siglo XIX, cuando historiadores encontraron una pintura en la ciudad de Nafar en 1977. Pero el futbol asociación tal como lo conocemos llegó incluso antes de que Irak cayera en el Mandato Británico a través del puerto de Basra, pero también a través de Mosul, cuando gente que fue a estudiar a Estambul se contagió del gusto de este deporte y empezó a diseminarla. Vamos, lo normal en los gérmenes del deporte alrededor del mundo. Dentro de ellos se encontraba Mudhafar Ahmed (مظفر أحمد). Miembro de varios equipos amateurs, alcanzó a escapar de la I Guerra Mundial y se convirtió en uno de los primeros árbitros.
Cuando llegaron los británicos, el centro del futbol fue el sur de Bagdad, la base Hinaidi (هينايدي, después se conocería como campo al-Rasheed (الرشيد)). Aquí se distraían los soldados británicos de sus ocupaciones diarias, y por aquí pasaron futuras leyendas del futbol inglés, como Sir Alf Ramsey (no necesita presentación) y el capitán del Bolton Wanderers, Harry Gosling. Los británicos también se encargaron de masificar el deporte al integrarlo al currículo escolar.
Curiosamente, esta base también indirectamente causó el surgimiento en 1931 del primer equipo irakí, al-Quwa al-Jawiya (القوة الجوية), que en árabe quiere decir “Fuerza Aérea”. Cuando empezaron, su nombre era Gypsy Moth. Sus miembros eran policías iraquíes que trabajaban en la base. Su primer partido fue contra una selección de la base británica en al-Habbaniya (الحبانية, casi 100 kilómetros al oeste de Bagdad), a quienes vencieron. De pronto, esa noticia corrió como reguero de pólvora por todo el pueblo. Cuando el reino de Irak logró su independencia, Hinaidi sería el semillero de personas que llenaron de gloria. En ese entonces daba igual si eras árabe, asirio o kurdo.
Las intenciones para formar una selección iraquí empezaron a crecer, particularmente gracias a tres iraquíes que habían estudiado en Austria, solo que había un problema: no había una federación de futbol nacional, sino que estaban desperdigadas en las federaciones de Basora, Bagdad y Mosul. El primer equipo que disputó un partido internacional fue una selección bagdadí, que jugó contra el club sirio Barada en febrero de 1938, el cual se saldó con el empate a uno. Por esas fechas se apareció el inglés George Raynor como DT y estuvo dos años en Irak dirigiendo al equipo en partidos contra ejércitos británicos y un regimiento de artillería de Polonia. En 1945 pidió un salario bastante alto para la épica. Su petición fue negada y se marchó. Curiosamente, Raynor terminaría como DT de Suecia, que ganaría la medalla de oro en Londres 1948 y llegaría a la final del mundial de 1958. Él mismo fue el que dio al DT de Inglaterra Walter Winterbottom consejos sobre cómo jugarle al mítico equipo de Hungría. No hizo caso, y como consecuencia se llevó la humillación de Wembley (más información aquí). Hablando de partidos, Irak fue a Líbano en 1944 para jugar partidos, pero no hubo buenos resultados.
Regresando precisamente a los Juegos Olímpicos de Londres, Irak debutó precisamente ahí mandando a representantes en atletismo y basquetbol. Había intención de enviar un equipo de futbol, pero todavía no nacía la Federación, así que fue frustrado este debut oficial. De basquetbol solamente queda decir que Irak fue violentado por marcadores cercanos a los 100 puntos de diferencia. Uno de esos seleccionados era Wadud Khalil (ودود خليل), que no solamente anotó la mitad de los puntos de todo el equipo, sino que también era bueno para futbol y él sería el primer capitán de la selección y de los primeros iraquíes en jugar en Europa (Austria de Viena, entre otros).
Esos Juegos Olímpicos fueron la semilla para fundar la federación que nacería dos meses después. Esto fue producto de la unión de 14 equipos de varias instituciones gubernamentales, militares y policiacas. La liga se comenzó a disputar en 1973 con un campeonato de 10 equipos. Tres años después llegó el primer partido internacional: un 0-7 contra la selección B de Turquía, más otra derrota 5-7 ante un equipo de Ankara. El verdadero debut se dio en los Juegos Panárabes Beirut 1957 en un partido ante Marruecos. En este equipo había jugadores como Youra Eshaya (يورا أيشايا), el primer iraquí en el futbol inglés (Bristol Rovers). También aquí podemos hablar de Emmanuel Dawd (عمانوئيل داود), quien pasaría a la historia como Ammo Baba (عمو بابا), quizá la persona más influyente de la historia del futbol de Irak.
Década de los 80: la primera generación dorada en Irak
Todo fue gracias a Ammo Baba. Como jugador, fue de lo mejor que ha dado el futbol iraquí. Como entrenador, sentaría las bases de esa generación dorada. Dio aviso cuando consiguió en 1978 ganar por tercera vez el Mundial Militar pasando por encima de selecciones como Austria, Marruecos y Grecia y vencer en la final a Italia en penales. Al año siguiente le dieron la oportunidad con la mayor y respondió ganando la Copa de Naciones del Golfo de la cual era anfitrión. No era su primera vez (dirigió una selección bagdadí en 1970 que cayó con Alemania Oriental 4-0) y de hecho, no sería la última.
Hay que aceptar que Irak recibió también ayuda para llegar a la escena mundial. Sin Ammo Baba, encararon las eliminatorias a los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. Se quedaron a las puertas de clasificar al perder el partido definitivo contra Kuwait. Pero Estados Unidos decidió boicotear los Olímpicos del socialismo, y todos los nombres de peso en el capitalismo le hicieron segunda, entre ellos Malasia (uno de los tres clasificados). Por esa razón, Irak tomó su lugar como segundo mejor equipo gracias al acercamiento de Hussein con la potencia soviética (lo vimos en su momento). Con buen fútbol humilló a Costa Rica, uno de los beneficiados de ese boicot (3-0); con lo justo obtuvo el empate sin goles frente a los finlandeses, otro de los afortunados, y de nuevo con grandes actuaciones le sacó una igualada a Yugoslavia, peso pesado en el futbol amateur. En cuartos de final Alemania Oriental volvió a hacerles ver su suerte con el mismo marcador de 10 años atrás.
La eliminación temprana para el mundial de España 1982 parecía indicar que esas victorias eran flor de un día, pero poco a poco Irak se transformaba en el equipo a vencer de todo el continente, todo con Ammo Baba. Primero, logró ganar con buen futbol la medalla de oro en los Juegos Asiáticos Nueva Delhi 1982, ganando por fin a Kuwait en la final (había caído derrotada en la fase de grupos). Antes de eso, había dado cuenta de Birmania, Nepal, Japón y Arabia Saudita.
La siguiente hazaña fue clasificar a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Primero salió viva de un grupo con Bahréin y Emiratos Árabes Unidos. La clave fue no perder. Lo siguiente fue también ejercer su poderío para dominar a cuanto equipo de Asia Oriental se puso enfrente (Tailandia, Malasia y Japón), pero una derrota con Qatar los tuvo que mandar a un partido extra con Corea del Sur para dirimir al tercer y último clasificado, el cual ganó por la mínima. Esta vez Baba Ammo estaría con ellos acompañándolos. Ya en sus partidos entre Annapolis y Boston, Irak no pudo replicar esos cuartos de final y salió con apenas un punto. ¡No creas que no dio guerra! Primero, sacó un empate en contra de los canadienses. Luego, un gol tempranero de Camerún condicionó todo el partido. Intentó una y otra vez, pero cada ataque fue en vano. Esto obligaba a vencer a Yugoslavia en el último partido. Empezó todo bein y para el medio tiempo ganaba 2-0. Desgraciadamente, los yugoslavos mostraron esa garra que los hacer ser un equipo competitivo y le dieron la vuelta al encuentro 4-2.
Para el mundial de México 1986, Asia tuvo que sacar a sus dos representantes por criterios geográficos: un boleto para Asia Oriental, el otro para Asia Occidental. Sería una guerra brutal entre árabes. Desde el principio el conflicto con Irán influyó, ya que este último país se retiró debido a que la AFC los obligó a jugar en sede neutra. Irak sí acató esta disposición. Primero, tenía que ganar un grupo de cuatro con Líbano, Qatar y Jordania. Todo parecía salir bien cuando golearon 6-0 a Líbano en ambos partidos, pero por la Guerra Civil, los libaneses tuvieron que abandonar (ya hablamos de eso). Del resto de partidos, Qatar los derrotó 3-0, pero a la última jornada llegó con los mismos puntos por un sorpresivo descalabro con Jordania de los qataríes. En Calcuta logró vencer en un partido complicado para acceder a la semifinal. Con Emiratos Árabes Unidos salió avante gracias al criterio de goles de visitante (victoria 3-2 en Dubai y un gol a dos minutos de final para rescatar el gol de la honra en el 2-1 en Taif). En la final lograron sacar a Siria. Lejos de casa, sacando agua del pozo y con un país más volcado a la guerra con Irán, Irak lograba clasificar a su primer mundial.
Para su estreno en la mayor competencia de futbol de selecciones, Irak tuvo a bien caer en un grupo complicado, el B. Ahí estaba Bélgica, semifinalista de España 1982. También estaba Paraguay, que de alguna manera había sobrevivido al infierno que siempre es la eliminatoria en Sudamérica. Y finalmente se las vería con el anfitrión, que traía un gran equipo. Apenas a dos meses del mundial convencieron al brasileño Evaristo de Macedo para que los dirigiera; estaban maravillados con el trabajo que había hecho con la selección qatarí durante seis años.
Primero tocó el combinado guaraní. Aunque concedieron primero el gol, Irak no decayó. A punto de irse a los vestidores, Ahmed Radhi (أحمد راضي) con un cabezazo marcó gol que empataba, pero el árbitro de Mauricio Edwin Picon-Akong no lo validó porque había silbado el descanso. Todo el cuerpo técnico se fue encima de él, pero sin remedio. Desgraciadamente, en el segundo tiempo no mejoró la cosa e Irak debutaba con una derrota. Contra Bélgica sufrieron en el primer tiempo los vendavales de una escuadra de lobos de mar como Enzo Scifo, Jan Ceulemans, René Vandereycken y Jean-Marie Pfaff (en el Bayern München) y para el minuto 21 ya perdía 2-0. Las cosas se complicarían cuando Basil Gorgis (باسل كوركيس) dejaría a Irak con uno menos producto de una doble amarilla al ’52. Cuando el panorama lucía negro, al ‘57 una buena jugada sirvió a Ahmed Radhi, que desde fuera del área venció al rubio Pfaff para meterse al partido. No fue suficiente para poder rescatar cuando menos el empate, pero al menos los espectadores en el estadio de Toluca no podían decir que no lo intentaron. Para el partido contra los mexicanos solamente les alcanzó para defenderse a ultranza, pero un gol de Carlos Quirarte fue suficiente para desmoronar. Ahogados con la altura, 105 mil espectadores y un sol inclemente, no pudieron hacer más. Irak se despedía, pero nadie ponía en duda su valentía.
1988 todavía tuvo a Ammo Baba como DT y pudieron reclamar el título de los Juegos Panárabes y la Copa Árabe. Pero quizá es todavía más recordado por la clasificación a los terceros Juegos Olímpicos de Seúl 1988. De nuevo, Irak quedaba con un grupo interesante, con Guatemala, que estaba beneficiada por el ejemplar castigo a México (más información, aquí), con Zambia, que despertaba expectativa en África, y con Italia, tradicional bestia negra. Primero, Irak tuvo que venir de atrás para cuando menos empatar a un equipo que conducía el balón con singular alegría. Luego, vencieron 3-0 a Guatemala, pero contra Italia se midieron ante un equipo que no sabía cómo le había pasado por encima un delantero llamado Kalusha Bwalya (más información aquí). Con un rival con el orgullo herido no hubo nada que hacer y con un 2-0 tuvo que decir adiós.
Todo estaba calculado para una segunda aparición en el mundial (Italia 1990), pero en un duelo clave con Qatar concedió gol al ‘85 en un partido en Bagdad, quedando fuera antes de tiempo. Por si esto fuera poco, la FIFA descubrió que Irak mandó a jugadores de más edad para un torneo sub-19, con lo que la sancionó con dos años sin actividad de ningún tipo en fútbol. Acababa así la década de oro del fútbol iraquí.
Uday: el hijo brutal de Saddam
Ya es sabido, que cuando un sangriento dictador toma el poder, casi nunca se halla solo, siempre hay gente de confianza que lo respalda y apoya en sus decisiones políticas, ya sean buenas o malas. Bueno pues, el caso de Saddam no fue la excepción, detrás de su figura, encontramos a dos personajes igual o más sanguinarios y frívolos que él, sus dos hijos: Uday y Qusay.
Uday siempre fue el favorito. Nacido en 1964, a los 10 años acompañaba a su padre a los centros de detención del régimen y a los 16 se dice que asesinó a su maestra particular tras haberle corregido delante de su novia. Sus calificaciones fueron las mejores, graduándose como Ingeniero en la Universidad de Bagdad, siendo el mejor alumno en el ranking de las 66 universidades que había en el país. ¡Increíble! Pero, la cosa viene con trampa, porque tiempo más tarde, la universidad admitió que las notas de Uday eran bastante flojas y que le concedieron el honor de ser el mejor sólo por ser el hijo predilecto del presidente (¡qué lindo!).
Al menos así sería hasta 1988 cuando cometería un sangriento asesinato en una fiesta en honor a la esposa del presidente egipcio, Suzanne Murabak (سوزان مبارك). Completamente ebrio, y delante de todos, había matado con un cuchillo eléctrico al valet del Saddam, Kamel Hana Gegeo (كامل حنا ججو), tras haber cometido el imperdonable pecado de presentarle a Saddam una mujer más joven que él y su madre. Dicha mujer, de nombre Samira Shahbandar (سميرة الشابندر) acabaría siendo la segunda esposa de Saddam, pero no viene al caso. Luego de ese terrorífico suceso, Uday fue encarcelado por su propio padre y sentenciado a muerte, pero sólo pasaría unos cuantos meses en un área exclusiva de una prisión estatal. El rey de Jordania abogó por él y convenció a su padre de que lo enviara a Sión como embajador iraquí, poco le duró la travesía porque en 1990 sería expulsado de Suiza luego de cometer un sin número de disturbios. En 1996, asesinaría a sus dos cuñados, refugiados en Jordania, luego de prometerles protección si regresaban a Irak. Los traidores nunca merecieron perdón para él.
Década de los 90: el terror ante la brutalidad de Uday
Hay que mencionar que al menos lograron sacar sobre la hora a Japón del mundial de Estados Unidos 1994 cuando ya estaban eliminados, en un partido conocido como la Agonía de Doha (más información aquí). Luego, cayeron en cuartos de final de la Copa Asiática de 1996 por gol de oro ante Emiratos Árabes Unidos. Y para Francia 1998 perdieron sorpresivamente en primera ronda contra Kazajistán, que apenas nacía gracias al colapso de la URSS (sí, en su momento los kazajos disputaron eliminatorias asiáticas, más información aquí). Algo pasaba y desde afuera no era sencillo de detectar. De ser dominadores en Asia, Irak descendió a su peor posición en un ranking FIFA (139 en 1996).
Las razones fueron muchas. La absurda invasión a Kuwait causó que sus hermanos de la Liga Árabe le dieran la espalda y así quedaban condenados al ostracismo en competencias como los Juegos Asiáticos y las Copas Árabes y del Golfo. Por ello, Irak solamente podía aspirar a jugar partidos amistosos. Había otra razón mucho más siniestra, que explica por qué Baba Ammo no estuvo en el camino a México 1986. Era Uday Hussein.
En 1984 Saddam Hussein designó a su hijo Uday como presidente del Comité Olímpico Iraquí y de la Asociación de Futbol de Irak. Saddam nunca vio al fútbol como un medio de propaganda política poderosa, aun así, de vez en cuando arreglaba partidos de liga en favor al equipo del ejército dizque para levantar la moral del país, pero para Uday sí. Cuando decimos que Irak clasificó a México 1986 a pesar de la Federación, fue debido a la injerencia de Uday: ¡cinco DTs! ¡Ninguno le satisfacía! Luego, tuvo la puntada de cambiarle los colores a la selección para el mundial porque sí. Eso explica por qué usaban azul de local y amarillo de visitante. Favoritismos, cambios de humor. Lo normal para un futbol gobernado por un autócrata.
En los años 90 fue donde las cosas tomaron un tinte siniestro. Sadismo y sangre se hicieron presentes en el deporte iraquí. Creía en verdad que el terror producía mejores deportistas y dictó instructivos con métodos de tortura. Los sótanos del COI fueron testigos del terror contra varios deportistas por haber cometido el pecado de perder en una competición. Uday siempre estaba presente, ya sea como ejecutor o espectador. El futbol fue el más afectado en todo esto: los jugadores acababan con las piernas amputadas si alguno cometía el descaro de no asistir a un entrenamiento (así haya sido por un problema grave), fallar un gol, cometer un penalti o simplemente no jugar como el jefe quisiera. ¿Jugar en el extranjero? ¡Ni soñarlo! Él mismo se encargó de que Ahmed Radhi no fichara en el Nacional de Montevideo. En los años 90 relajó esas prohibiciones y permitía jugar en otras ligas, a condición de que donara el 40% de su sueldo.
La diversión no existía en un campo de fútbol iraquí, nadie jugaba por el placer de jugar, sobre todo los internacionales que vivían en un estado de terror permanente. Su frase favorita para alentarlos era: “En este deporte se puede ganar o perder. Si perdéis, sabéis que no volveréis a vuestras casas». Evidentemente Uday ignoraba las cuestiones del futbol; para él era: ¿Ganaste? Era tu obligación. ¿Perdiste? Te toca tortura.
La FIFA quedó alertada de reportes de tortura y en 1997 mandó una delegación para verificar que todo estuviera en orden. Como eran en Suiza de regirse por las leyes, anunciaron la visita con tanta antelación, que a Uday le dio tiempo de limpiar toda huella del terror. Naturalmente, no encontraron nada. Cuando hubo pasado ya tiempo suficiente, siguieron las torturas: asfixia de la cabeza en aguas putrefactas o llenas de excrementos, amenazas con animales rabiosos y hambrientos, golpes con metal a los huesos más pequeños, obligar a quebrar la ley islámica, despertar a media noche para cazar moscas del género correcto, jugar con una pelota de cemento, rapar la cabeza… Y como también controlaba el aparato mediático, incluso se encargaba de difundir paparruchas para difamar como castigo. A veces es increíble hasta dónde llega la crueldad humana. No en vano el número de deportistas refugiados iraquíes aumentó en los años 90.
Ammo Baba fue uno de los pocos ligados al deporte que denunció el régimen y le plantó cara a Uday. Saddam siempre lo protegió por considerarlo el hombre más honesto del país, sacado de quicio al primogénito cuando manifestó públicamente que no iba a discutir de futbol con él. Tener la protección del “amado” líder no era nada sencillo, más cuando Ammo Baba era asirio, no árabe. Esa necesidad de desafiarlo fue la que lo puso en riesgo de muerte dos veces. La primera fue torturarlo hasta el cansancio para que dirigiera en al-Rasheed. Tuvo otro episodio cuando en 1992 se negó a recibir la medalla de plata de sus manos por una final de su al-Zawraa ante al-Jawiya que claramente le fue robada. La gente explotó a favor de él, ovacionándole. Terminó en prisión. La segunda fue cuando en 1999 criticó abiertamente que Uday amañaba los partidos. Este atrevimiento le costó tres días en una pequeña celda sin agua ni comida, y aun teniendo hipertensión y diabetes, Baba sobrevivió.
El clásico rival era Irán, ante el cual no se podía perder, siendo la razón de muchas plegarias de los seleccionados para no cruzarse con ellos porque de perder sabían que afrontarían inimaginables torturas. Incluso podían pactar perder y quedar eliminados. Evidentemente esos fueron los últimos momentos de Uday al frente del deporte. Sus métodos espantaban al mismo padre y le quitó el control en 2001.
Amputados, la cura al terror
Estos son solo pequeños ejemplos de lo que tuvieron que soportar toda aquella gente ligada al deporte iraquí. Uday ejecutó y fue testigo de múltiples castigos, muchos manifestaron que estas torturas le causaban gracia en su mayoría. Muchos deportistas quedaron inválidos por su culpa, con aquella frase que iniciaba su vía crucis «llévalo abajo y acaba el trabajo».
Este equipo está conformado por aquellas personas que perdieron alguna extremidad por culpa de la guerra contra los yihadistas o algún atentado explosivo. Ellos, han hallado en el fútbol la manera de olvidar sus desgracias y combatir la depresión. La idea surgió de Mohamed al Najjar que durante sus estudios en Inglaterra, observó un equipo de para amputados en Portsmouth y decidió replicar la idea para su país. En total son una treintena de jugadores, que participarán incluso en el Mundial de Turquía que se disputará a finales de este año. El representar a su país en tal certamen no sólo es un orgullo para ellos, sino para sus familias, siendo sus hijos los más felices por supuesto. Por sus servicios, ellos reciben 400 o 700 dólares mensuales que los ayudan a subsistir, siendo complementados la mayoría por otros trabajos. Pero hay un gran obstáculo: la falta de reconocimiento y apoyo por parte de los comités deportivos iraquíes. Al no ser parte del Comité Paralímpico Internacional, los jugadores tienen que saldar sus gastos de equipación y transporte con donaciones. Aun así esto no les impide seguir haciendo lo que más les gusta, siempre con esfuerzo y esmero.
Si bien, Irak casi siempre se queda a unos pocos paso de un nuevo certamen mundialista y la selección paralímpica va progresando a pasos pequeños por la falta de apoyo de su propio país, estas situaciones no impiden que se genere más esperanza no solo en el deporte sino también en la gente iraquí, que ya cansada de tanta sangre y muerte, solo busca unión, alegría y calma, ya sea en sus casas o en un estadio de fútbol.
El fin de los Hussein
Luego del atentado hacia las Torres Gemelas, Estados Unidos denunció que Irak tenía todo un arsenal de armas químicas y que estaba planeando usarlas con fines bélicos. Hussein se opuso tajantemente a la inspección de la ONU, siendo en mayo del 2003 cuando una coalición internacional tomó Bagdad, dichas armas jamás fueron encontradas, pero el mandato de Saddam oficialmente llegaba a su fin. En ese entonces la CIA difundió un video, armado por ellos claro, donde se le veía a él teniendo relaciones con una adolescente, denigrando (aún más) su imagen.
Con 25 millones de dólares ofrecidos por su captura, Saddam viviría como un prófugo hasta diciembre de ese año en el que se lo capturaría cuando se hallaba en una cueva debajo de una palmera; un compatriota suyo lo delataría luego de ser interrogado en una conejera. Fue capturado como prisionero de guerra en 2004, juzgado en 2005 por la muerte de 148 chiitas a la horca y en diciembre de 2006 lo ejecutaron antes de que pudiera terminar su última plegaria. Siempre desafiante hasta el último segundo de su vida, su muerte desencadenaría una serie de disturbios que se saldarían con 70 almas.
Y así es como en la inexorable ley de la vida, toda etapa, por más terrible, corrupta, sangrienta y psicótica que parezca, siempre llega a su fin. En el ámbito deportivo, esta la encontró con la muerte de Uday tras el bombardeo de su casa en Mosul, en el cual también moriría su igualmente sanguinario hermano Kusay, sucesor de Saddam en el gobierno. Un iraquí, al igual que su padre, los había delatado.
Fuentes
Dicker, Rachel. 5 Things Saddam Hussein Has Been Praised for – Other Than Killing Terrorists. U.S. News. 6 de julio de 2016
Cockburn, Andrew. Iraq’s Oppressed Majority. Smithsonian Magazine. Diciembre de 2003
Amato, Alberto. Muerte, abusos, genocidio y horror: la estremecedora historia íntima de Saddam Hussein y sus sanguinarios hijos. InfoBae. 28 de abril de 2022
Lara, Miguel Ángel. Uday Hussein, el torturador de futbolistas. Marca. 4 de enero de 2012
Lanzón, Nahuel. Hilo de futbol en Irak bajo Saddam Hussein. 26 de agosto de 2021
Amato, Alberto. El final de Saddam Hussein, el terrible dictador iraquí que fue cazado como un conejo en el fondo de un pozo. Infobae. 13 de diciembre de 2021
Bertellotti, Lucas. La leyenda que se enfrentó al hijo más temido de Saddam Hussein. Goal.com. 10 de agosto de 2016
Leal, Tolo. Uday Hussein, una década de torturas en el fútbol iraquí. Libertad Digital. 7 de noviembre de 2014
Mammo, Danny. Iraq & Football: A Remarkable Story of a Sport Lost & Found. Soccer Politics. 2009
Mubarak, Hassanin. Iraqi Football History. Blog. 21 de marzo de 2013
Tras la muerte de Uday Hussein definitivamente el futbol respiró aliviado, pero el terror seguía con la invasión de Estados Unidos. Pocos imaginaban que se gestaba una de las historias más épicas de todos los tiempos del futbol mundial. Un equipo que había experimentado el horror, que no podía jugar en casa, que despertaba de un letargo, que como podía jugaba a sabiendas de que sus familias vivían aterradas… ese equipo logró ganar la Copa Asiática en 2007. Esa dulce historia se verá en nuestra siguiente parada.
Recomendación musical 2
Esta era la canción que todavía se escucha desde esos tiempos, aún cuando el partido Ba’ath ya no existe. Su nombre es Espadas de Irak (يا كاع ترابج كافوري).
Recapitulemos
Saddam Hussein fue el líder de Irak durante 25 años cuando quedó al mando después de ser la persona más influyente del presidente al-Bakr. Es verdad que bajo su mandato Irak avanzó bastante en calidad de vida, derechos de mujeres e infraestructura, pero a cambio emprendió guerras en contra de Irán y Kuwait, además de ensañarse en contra de kurdos y chiíes. Mientra tanto, el futbol en Irak entró por dos vías: desde el puerto de Basora y a través de iraquíes que habían estudiado en el Imperio Otomano. Posteriormente creció con el aporte de militares británicos. La federación de futbol se creó dos meses después de los Olímpicos de Londres 1948. Hasta los años 80 tenemos una época dorada, donde clasificaron a tres olímpicos seguidos (cuartos de final en Moscú 1980), ganaron la Copa Árabe en 1988 y clasificaron a México 1986. Esa época dorada acabó en buena parte gracias a Uday Hussein, el primogénito de Saddam. Esa fue una época de terror para el futbol iraquí: la derrota o una falla garrafal significaban tortura, dentro de lo que destaca patear un balón de cemento, sumergir la cabeza en aguas negras o con estiércol, humillaciones, latigazos, difamaciones… En esa década de los 90, Irak se hundió a su posición más baja del ránking FIFA (139). Espantado, su padre le quitó el control del deporte iraquí en 2001. Todo acabó en 2003 con la invasión de Estados Unidos. Uday fue abatido en Mosul en 2003. Saddam fue cazado y ahorcado en 2006.
Nos vemos la siguiente. Tro7 w terja3 bisalamah! (تروح وترجع بسلامة!)