Ya clasificada para octavos y con muchas opciones para ser primera de grupo, Didier Deschamps prefirió dar descanso y rotar a casi todo el equipo titular. olo Tchouaméni y Konaté (inició ante Dinamarca) sabían lo que era salir de inicio en esta Copa del Mundo. Pero con Camavinga de lateral izquierdo, un sistema asimétrico en fase ofensiva y con Túnez jugándose las pocas opciones de clasificarse y saldar cuentas históricas que poco tienen que ver con el fútbol, Francia cayó. Liderados por Skhiri y Laïdouni, pareja de mediocentros tan buena como complementaria, y con una persona nacida y desarrollada en suelo francés (llegó a jugar con la sub21 gala) anotando el tanto de la victoria, las Águilas de Cartago se despidieron de Catar con buen sabor de boca. Lamentando, eso sí, el poco acierto ante Dinamarca y Australia.
Más allá del arranque impetuoso de Túnez -predecible teniendo en cuenta cierta la relación histórica con el rival y que sí se estaba jugando la clasificación sin depender de sí misma-, lo que más sorprendió de Didier Deschamps no fue el once francés, sino la disposición de este. Primero, por la figura de Camavinga, lateral izquierdo. Y segundo, por la asimetría existente en los momentos con balón. Si en los momentos defensivos, Francia se componía en un 1-4-4-2 más estándar, con Coman y Muani como primera línea de presión, siendo Veretout y Tchouaméni la pareja de medios, con Guendouzi y Fofana quienes ocupaban las bandas en el centro del campo; en ataque las bandas no se ocupaban con los mismos integrantes.
Francia no contaba con un extremo izquierdo como tal. Guendouzi empezaba a la misma altura que Fofana (interior derecho), pero en el mismo carril que Veretout; por dentro. Así, les Bleus componían en esos primeros pases una suerte de cuadrilatero, cerrado por izquierda, mientras que por la derecha Disasi y Coman sí ofrecían amplitud. Camavinga, que en primeros cuartos de campo sí permanecía como lateral, después se liberaba (Veretout le hacía es desdoblamiento ofensivo) y se le podía ver como extremo (pocas veces) o por dentro (más). Pues Guendouzi, a medida que avanzó el partido, tendió más y más hacia el centro.
La cuestión es que, restando los primeros minutos de partido en el que el propio Camavinga sumó varias pérdidas y Túnez pudo apretar más hacia Mandanda -sin intervenciones del guardameta, aunque Ghrandi anotó un gol a balón parado anulado por fuera de juego-, juntar tantos medios ayudó a Francia a encontrar el pulso del partido antes del 20′ y a controlar el juego en campo propio. Le faltó después producir desajustes en la línea defensiva de Túnez, pero Guendouzi no sumó nada, Fofana poco y ni Kolo Muani, ni Coman (que desperdició con un mal control la mejor de Francia en una contra lanzada por Tchouaméni y Fofana), se mostraron tan autosuficientes ante los cinco tunecinos de la línea defensiva.
Pues Jalel Kadri ordenó un bloque medio en 1-5-4-1, con Khazri tapando a Tchouaméni y solo saltando a presionar central cuando el balón le era devuelto de un lateral. Tampoco las Águilas de Cartago generaron mucho más peligro, más allá de que los carrileros sí pudieran enviar algún balón al área gracias a las buenas circulaciones que producían Laïdouni (genial) y Skhiri (más posicional), junto a los enganches Ben Rhomdale o Slimane (no veloces) y al más vertical pero casi igual de lento Khazri. Túnez porque no pudo aprovechar las recuperaciones por la falta de velocidad de sus enlaces, y porque, aunque Camavinga -que sí sumó buenos números- tuvo errores claros que demostraron que no es lateral, entre un corrector como Tchouaméni y un imponente Kouyate, Francia permitió a Mandanda vivir tranquilo.
Ya prevenida, Francia mantuvo el pulso al inicio de la segunda parte, pero siguió sin inquietar a Dahmen ni siquiera asentarse en campo rival cuando llegó el único tanto del partido. Túnez había generado varios centros al área desde la izquierda y Laïdouni seguía produciendo peligro, cuando su socio en la medular, el bueno de Skhiri, robaba un balón a Fofana. El medio había recibido en el círculo central tras una serie de pases tras un reinicio con la mano de Mandanda. El mal control de Fofana le impidió jugar fácil con Veretout y, al querer girar ante el acoso de Skhiri, con los dos medio agarrados, el tunecino robó el balón de forma limpia. Mientras Skhiri daba rápido el pase de seguridad a Laïdouni para que este verticalizase con Khazri, solo y entre líneas, Fofana se quedó parado protestando falta (el árbitro había demostrado desde el principio su actitud de dejar jugada ante estos duelos). A pesar de reaccionar tarde, la conducción de Khazri no fue la más rápida y tampoco Ben Romdhane por la izquierda se abrió para facilitarte la transición, por lo que Fofana pudo llegar por detrás para robar. La cuestión es que su toque sirvió para solucionarle el 1v1 contra Varane al delantero del Montpellier. Y ante la salida de Mandanda, Wahbi Khazri, el delantero nacido en la francesa Córcega, ajustó al palo contrario para anotar el 1-0 justo antes de ser sustituido.
Quedaba media hora y Didier Deschamps decidió meter a un par de sus titulares, como Mbappé (por Coman) y Rabiot (por Veretout), cambiando la asimetría a la otra banda. Kylian se colocó en la banda izquierda, de extremo, y Rabiot en la posición enlace izquierdo y Guendouzi, ahora a la derecha, actuando como falso extremo derecho y esperando por dentro. Con Fofana colocado donde estaba Veretout, la sobrepoblación quedó en la izquierda con Camavinga y Mbappé en los carriles externos, y Fofana y Rabiot en los interiores, mientras que la derecha quedaba para Disasi por fuera, más Tchouaméni como mediocentro y Guendouzi como interior partiendo por dentro. De todos modos, Francia tampoco hizo daño así con una Túnez en un 1- 5-4-1 cada vez más bajo, pero a la vez más amenazante con espacios gracias al punta Jebali).
Para darle una vuelta de tuerca más, Deschamps también dio entrada a Griezmann (73′) en el puesto de Fofana, cada más errante, y para tener dos extremos, a Dembélé (79′). Entonces sí, Túnez sufrió más. Porque cada vez su bloque estaba más bajo y porque los nuevos, aparte de frescos, eran mejores. Los disparos de Mbappé (con caño previo a Meriah) o el de Kolo Muani (tras combinación excelsa entre Griezmann y el delantero del PSG) pudieron haber acabado con la ilusión de Túnez que aunque conservó la victoria, quedo eliminada del Mundial. Francia, tras rotar, volverá al equipo titular en los octavos. La mayoría de los suplentes no hicieron méritos.