Tras la derrota ante Holanda en el primer partido, la Ucrania de Andriy Shevchenko necesitaba urgentemente una victoria, de cara a mantener su estatus como potencial selección revelación y no estrellarse como decepción. Para ello, juntaron a los cuatro mágicos en el medio del campo y lograron posesiones súper fluidas en el primer tiempo ante Macedonia del Norte. Aunque acabaron sufriendo, finalmente lograron una victoria que les mantiene en la pelea.
Aunque los primeros minutos fueron con Zinchenko como interior izquierdo y Shaparenko en el derecho, el momento en el que Ucrania empezó a fluir es cuando ellos dos cambian el perfil. Así, por izquierda se organizan con Shaparenko lateralizando su posición, Mykolenko ganando altura por fuera y Malinovsky en zonas intermedias. Por derecha, Karavaev en un rol mixto quedando bajo por momentos y ganando altura en otros, Zinchenko como la tercera altura del mediocampo y Yarmolenko combinando recepciones abiertas e interiores. Ante el bloque medio macedonio, lograron buenas secuencias activando tanto al jugador de la Atalanta como al del Manchester City por dentro y girando al rival.
En la selección de Macedonia del Norte, que en la primera jornada compitió muy bien frente a Austria pese a acabar cayendo, esta vez sí se le vieron más las costuras. Concediendo recepciones por dentro a los costados de Stefan Spirovski, y con centrales sufriendo cuando eran obligados a salir de zona o defender con espacio a sus espaldas. Además, salvo acciones puntuales de Bardhi lanzando, tenían muchas dificultades para salir de su campo y meter el miedo en el cuerpo al rival. Ucrania fluía con facilidad y se puso dos goles arriba al poco de pasar la media hora, de nuevo con protagonismo para las acciones de Roman Yaremchuk descendiendo en apoyo y aguantando de espaldas.
Tras el descanso, Igor Angelovski hizo alguna modificación, dio entrada a Trajkovski y atrasó la posición de Elmas. Eso, sumado a la pérdida de altura defensiva y de tensión competitiva de Ucrania debido al resultado, reabrió un partido que parecía cerrado. Empujando mucho por fuera, especialmente por izquierda con Alioski, con la amenaza de Trajkovski y Pandev en metros finales, y buenas acciones de Elmas dirigiendo las posesiones, la selección balcánica empujó y creyó, especialmente a partir del 2-1 en el rechazo de un penalti.
Ucrania sumó alguna salida puntual, ya fuera con las conducciones de Yarmolenko o con Malinovsky y Zinchenko lanzando, pero en general su caudal de oportunidades se redujo y estuvieron mucho más incómodos en el césped. No es la de Shevchenko una selección que se sienta cómoda defendiendo durante largos períodos en campo propio, y sin duda es algo en lo que tendrán que trabajar si quieren progresar lo máximo posible en el torneo. En los últimos minutos, cambiaron el esquema a 4-4-2 con Zinchenko cerrando por fuera y Malinovsky suelto junto a Besedin, con Sydorchuk junto a Stepanenko cerrando carril central. De todos formas, la sensación que quedó es que una selección con más recursos que la macedonia les podría haber remontado perfectamente.
