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El abultado marcador a favor de la selección mexicana olímpica ante el similar francés es un reflejo de lo que dejó a nivel de juego. Un equipo bastante líquido, reconocible y que en cada fase del juego dejó comportamientos repetitivos y funcionales que le dan robustez al grupo.
Un matiz interesante fue el juego directo a Henry Martín -y, en el segundo tiempo, a Luis Romo-, quien, disputando con los centrales, logró meter al equipo mexicano en zonas altas del campo. Pero, sobre todo, dejando de cara a portería contraria a Vega, Lainez y el par de interiores -Sebastián Córdova y Carlos Rodríguez. De hecho así es como llega el tercer gol a manos de Uriel Antuna.

Ya con el rival replegado, el equipo de Jaime Lozano utilizó a Luis Romo como un atractor de la primera línea de presión francesa para liberar a César Montes y Johan Vázquez, los centrales, quienes obtenían tiempo y espacio para jugar. Conducían un poco y luego encontraban a Vega y Lainez entre líneas, quienes iniciaban en amplitud y cerraban su posición para crear un rombo con el interior, lateral y central. Así generaban varias líneas de pase.

Algo trascendental de esta selección es quiénes llegan al área. Habrá que prestar atención durante el torneo a los interiores, ya que seguramente harán varios goles. El equipo cuenta con un automatismo donde el interior alejado de donde viene la jugada ataca el área aprovechando el lado débil-ciego del rival. Es decir, si el ataque avanzaba por derecha, Sebastián Córdova era quien iba al área. Si el ataque era por izquierda, Carlos Rodríguez entraba como flecha a la zona de remate.

El momento de la pérdida también fue positivo, ya que la contrapresión del equipo azteca fue efectiva y muy agresiva. Fue grato ver a los jugadores tan comprometidos y concentrados en que el juego es algo continuo -y no en fases aisladas- para estar atentos y activar una herramienta auxiliar como es la presión inmediata tras pérdida.

Además, tras robo, los jugadores verdes se vieron fluidos y bastante líquidos. Henry Martín dejó una gran actuación fijando a los dos centrales rivales para liberar los extremos que lo acompañaban en la primera oleada. Corriendo, México fue muy peligroso.

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