El tiempo vuela. Hace apenas seis años Xabi Alonso se retiró del fútbol como jugador, poniendo fin a una legendaria carrera y a una etapa de tres años en el Bayern Múnich de Pep Guardiola, donde tiranizaron a nivel nacional pero se les negó la gloria a nivel internacional. Una mente como la de Xabi, privilegiada a la hora de pensar y ejecutar soluciones en un terreno de juego, no podía estar mucho tiempo alejada de un campo de fútbol, por lo que en el verano de 2019 decidió comenzar su carrera como entrenador, haciéndose cargo de la Real Sociedad B.
De su etapa en el filial txuri-urdin, que duró tres años, cabe destacar el milagroso ascenso a Segunda División en su segundo curso, logrando, en un equipo donde lo más importante es la gestación de talentos para el futuro, unos resultados competitivos increíbles, todo un logro para la entidad. En su tercera y última temporada al cargo de la Real Sociedad B, no logró mantener la categoría de plata, algo que no resta un ápice de valor a su etapa ahí, donde formó a varios jugadores que ahora se están asentando en la primera división española (Beñat Turrientes, Robert Navarro, Alex Sola) y les ayudó a saber competir mejor. Finalizada su etapa en San Sebastián, era hora de dar un paso más en su carrera como entrenador y fue el Bayer Leverkusen quien apostó por él, haciéndose cargo de un equipo que estaba moribundo en la etapa final de Gerardo Seaone como técnico.
«Más que automatismos hay que crear sinergias, que sea instintivo lo que hacen los jugadores en el campo»
Desde su llegada al equipo de la aspirina, hace ahora un año, el equipo ha mejorado en todas las facetas del juego. Más allá de resultados, con una escalada hasta el sexto puesto y unas semifinales europeas el curso pasado, y un liderato momentáneo de la Bundesliga hoy en día, la clave de la mejora del equipo es lo mucho que han ido mejorando en todas las fases del juego. Xabi sabe que no se puede empezar a construir una casa por el tejado y, aplicándolo al fútbol, no puedes pretender que un equipo cambie de la noche a la mañana modificando todas sus fases del juego, sino que se tienen que ir introduciendo las ideas poco a poco y, muy importante, tener al equipo en constante evolución. Ir introduciendo matices con el paso de los partidos para no caer en lo rutinario y tener siempre soluciones nuevas para enfrentar a los rivales.
Un equipo te lo marcan los jugadores, y cuando Alonso llegó a Leverkusen en octubre de 2022, con Wirtz aquejado de una lesión de ligamento cruzado, se encontró con que sus dos jugadores más mortíferos, el carrilero neerlandés Jeremie Frimpong y el atacante francés Moussa Diaby, se encontraban más cómodos y hacían más daño en situaciones a campo abierto, con metros por delante en los que hacer valer su devastadora velocidad a campo abierto. Por eso, y también considerando que el equipo venía de una serie de malos resultados y una posición comprometida en liga, Xabi construyó un equipo más contragolpeador que propositivo. El Leverkusen 22-23 era un equipo que te mataba a la contra. Con Frimpong y Diaby habitualmente compartiendo el sector derecho (había partidos donde Alonso mandaba a Moussa a la izquierda), lo que quería el equipo, esperando en un bloque medio o medio-alto, era forzar al rival a jugar por su izquierda, orientándoles hacia ese sector, para que el robo se diera por su derecha, con las dos balas listas para matar a la contra.
La relación entre ellos dos fue una que dio muchos puntos y resultados al Leverkusen. Más que automatismos generados o trabajados, lo que logró Xabi Alonso en su primer año en Alemania fue crear sinergias, que sea instintivo todo lo que hacían sus jugadores en el campo. Cuando eso surge hay que saber explotarlo al máximo y el entrenador vasco lo logró.
Llegó el verano, la primera pretemporada completa y la necesidad de cambiar, de seguir reinventándose. Diaby se marchó a la Premier League con el Aston Villa, pero eso, más que debilitar al equipo, le ha hecho ser más creativo en sus soluciones, buscar dañar de diferentes formas. Lo que está buscando crear en su primera temporada completa es crear un plan potenciando las cualidades de todos, sin miedo a errores de los jugadores porque son errores que la estructura completa y está preparada para ello. Lo que enriquece a un equipo es poder jugar de diferentes maneras, y este año el Leverkusen es bien diferente a lo que era la temporada pasada pese a mantener el bloque de jugadores, algo que sin duda habla bien de su técnico.
Hay que detenerse también en lo importante que es tener a Xabi Alonso en tu club a la hora de captar jugadores. Es inimaginable este mismo Leverkusen, con otro entrenador, firmando al capitán y titular del Arsenal subcampeón de Premier League (Xhaka) o a uno de los laterales más cotizados del panorama mundial como es Álex Grimaldo. Xabi se retiró hace, como se suele decir, dos días. Es decir, los jugadores que están hoy en día en activo le han visto jugar, han sido conscientes de sus glorias, saben de su importancia en el fútbol de los últimos quince años y el pedigrí que tiene. Seguramente, muchos de esos futbolistas hayan crecido con él como ídolo. Tener la oportunidad de ser entrenado por él es una oportunidad que no hay que dejar pasar, y Xabi se aprovecha de ello para construir un equipo muy competitivo.
«Para que un equipo crezca tiene que transformarse continuamente. Dominar todas las fases del juego»
El Bayer Leverkusen 23-24, que mantiene el esquema de tres centrales tan habitual en la trayectoria de Alonso como técnico, busca generar más de la posesión de balón, habiendo creado más recursos en ataque posicional para dañar estructuras rivales, como pueden ser las sobrecargas en un mismo sector con mediapunta de lado débil cruzándose el campo para crear la superioridad, las sujeciones sobre última línea con Frimpong muy profundo, la búsqueda por encontrar a un hombre libre en primera línea sobre el que construir, meter a Grimaldo por dentro para organizar, cargar la zona entre líneas para habilitar a Wirtz, el dinamismo que da Palacios en primeros pases… En general, un equipo muy rico que te puede matar de diferentes formas.
«Los fichajes de Xhaka, Grimaldo, Hofmann y Boniface por menos de lo que pagaron por Diaby (55 millones) han sido decisivos»
También la postura sin balón ha cambiado, presionan más arriba y de forma más agresiva, buscando recuperar en campo contrario y ahogar los primeros pases del contrincante. Alonso, en una entrevista que le dio a los compañeros de Ecos del Balón, establecía que, sin balón, un equipo debía “reducir el margen de error. La presión lo más alta posible, si dejas tiempo un jugador normal te puede hacer un gran pase. Hay que diferenciar entre balón largo y pase largo”. Aprovechándose de la fuerza física para ganar duelos y velocidad para corregir de sus centrales exteriores, el marfileño Kossounou y el burkinés Tapsoba, el Bayer está presionando más arriba, en ocasiones estableciendo persecuciones individuales a todo campo.
Con balón, la relación más especial es la que han formado las dos joyas de su corona: el mediapunta alemán Florian Wirtz y el delantero nigeriano Victor Boniface. Verlos jugar parece, salvando las distancias, como recordar esos años de la sociedad entre Steven Gerrard y Fernando Torres en un Liverpool que también contaba con Xabi Alonso en sus filas. Lo del delantero es especialmente remarcable. A sus 22 años y en su primera experiencia en una gran liga, tras haber pasado por Noruega y Bélgica, lleva siete goles en siete partidos de liga, nueve en diez partidos entre todas las competiciones.
Pueden variar de esquema a lo largo de los partidos, como en el encuentro ante el Bayern Múnich recientemente, el único que no han ganado esta temporada (un meritorio empate en el Allianz Arena), cambiando a línea de cuatro atrás y forzando al rival a meter el balón dentro para robar y salir en transición rápida, con Wirtz lanzando y conduciendo transiciones.
Como si fuese una cebolla, Alonso le ha ido añadiendo capas a su equipo. Cuando perfeccionan una fase del juego pasan a desarrollar otra, estando siempre en constante evolución. Eso es lo que les permite ser un equipo tan completo, que está ganando tantos partidos y parece preparado para grandes cosas. Nadie sabe qué le deparará el futuro a Xabi, parece cuestión de tiempo que se haga dueño de alguno de los banquillos más codiciados del mundo, pero lo que es seguro es que es un gran entrenador y eso queda claro en cómo jugadores y equipos se desarrollan bajo sus órdenes. Parece una tarea demasiado complicada competirle a 34 jornadas al Bayern Múnich de Harry Kane, pero ahora mismo si alguien parece capacitado son ellos, el equipo entrenado por una mente privilegiada.