Yemen: futbol en un país que jamás se unió

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سلام تحيه! كيف حالش؟ (Salam tihiyyih! Kaif halish?) Este es el saludo en árabe yemení, un dialecto del árabe con sonido distintivo. Espero que estés muy bien hoy. La vez pasada dimos por finalizada nuestra estadía en Arabia Saudita con un panorama de la rivalidad que mantiene con Irán tanto en el futbol como en la política. Te había dicho que uno de esos conflictos donde se exporta esta guerra fría ocurre en Yemen, sin duda el país más pobre del Mundo Árabe. Pues este es nuestro destino, en un episodio que ni los fanáticos del siglo XX conocen tan bien, me atrevo a decir. Este es nuestro destino hoy, en la época donde eran dos países, no uno.

Recomendación musical 1

Más allá de la típica propaganda socialista, herencia de lugares como Cuba, Alemania Oriental y la Unión Soviética, la música de Yemen del Sur mantuvo su distintivo árabe; en la región es una capital cultural, y no exagero. Ha exportado música a países distintos, desde Israel hasta Gales, y los buenos comentarios no se hacen esperar. Esta es una canción típica, la cual siempre se interpreta en casa con amigos. Desgraciadamente, no cuento con información de quién canta ni cómo se llama la canción. Sin embargo, no es excusa para no disfrutarla.

Vamos al tema de hoy.

Separados por la Guerra Fría

1945. Alemania había sido derrotada de una vez por todas. Japón caería en cuestión de días. Entre los países vencedores surgió una duda genuina: ¿y ahora quién dominaría el mundo? Gran Bretaña y Francia tenían mucho trabajo en la reconstrucción, y Estados Unidos no terminó tan devastado en su territorio continental, por lo que su crecimiento podía ser sostenido, así que se erigió como el abanderado del capitalismo.

No sería el único en esta pugna. La Unión Soviética había perdido 22 millones de vidas en combate, y Moscú y Leningrado estaban en ruinas, pero era el país más extenso en la faz de la tierra y su espíritu inquebrantable los pondría de vuelta en el juego. Así pues, esta gigantesca potencia (nos guste o no, era potencia) terminaría convirtiéndose en el representante por antonomasia del socialismo. El mismo nombre completo nos da la clave: Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Aparentemente no había lugar para dos gigantes en el mundo, y entre ambos comenzó una lucha por aumentar su estela de influencia. Entrábamos en la Guerra Fría. No bastó con el Pacto de Varsovia de la URSS y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de Estados Unidos. Había que seducir y atrapar a cuanta nación se dejara. Así, Cuba, Etiopía, China o Albania demostraron simpatía hacia el socialismo, mientras que Australia, Sudáfrica, Turquía o Turquía se inclinaron hacia el capitalismo. Claro, había un tercer mundo, de países no alineados, pero esa es otra historia.

En casos extremos, la lucha en ciertos países fue tal que hubo diferencias irreconciliables y una división salomónica para cada facción. Ojo, las potencias jamás se iban a las armas, solamente apoyaban con tecnología, equipo y propaganda. Todo comenzó con la guerra de Corea; técnicamente no ha acabado, sino que se ha dividido en Corea del Norte (socialista) y Corea del Sur (capitalista). Esta división continúa hasta nuestros días (escribí al respecto aquí y aquí). Más al sureste, Vietnam también tuvo esta división, y tras una guerra cruenta en los años 60 y 70, la parte norte socialista se engulló al sur capitalista. La cortina de hierro en Europa cercenó a Alemania en la facción occidental (capitalista) y en la oriental (socialista), separación que llegó a su fin con la caída del muro de Berlín (hace tiempo escribí sobre el futbol en Alemania del Este, aquí lo puedes leer).

Hay otras divisiones que no son tan explícitas, pero que son herederas de este conflicto ideológico. Una tiene lugar en China. El Partido Comunista Chino a cargo de Mao Zedong (毛泽东) se quedó como vencedora del conflicto, obligando a que Chiang Kai-shek (蒋介石) del Kuomintang (國民黨) se tuviera que refugiar en la isla de Taiwán. Para Pekín, Taiwán es una provincia rebelde; para Taipei, ellos son independientes. Y la otra división ocurre precisamente en el mundo árabe, más específico al sur de la Península. Yemen es escenario de una guerra civil encarnizada, pero pocos recuerdan que años atrás eran dos países, uno simpatizante del socialismo y otro hacia el capitalismo. Nos vamos a la pugna Yemen del Norte – Yemen del Sur, con divisiones que trascienden a esas vicisitudes de la segunda mitad del siglo XX.

Yemen: el país que nació y sigue dividido

20 millones de habitantes, la quinta población más grande del mundo árabe. Una isla con fauna y flora endémicas llamada Socotra. El punto de entrada hacia el Mar Rojo. Paso estratégico del petróleo. Parecerían condiciones para que Yemen estuviera, no digamos partiendo el queso en el Medio Oriente, al menos tener una voz que defendiera sus intereses y, por qué no, unas condiciones económicas más o menos estables. La realidad es diferente: Yemen es el país más pobre de toda la Liga Árabe y tiene una de las peores crisis humanitarias del mundo.

La razón de todo este caos es la guerra civil. Los rebeldes houthis son un grupo chií de la etnia zaidí que recibe apoyo de Irán y provienen del sur. No había sido suficiente la transición de la Primavera Árabe que depuso al presidente autoritario Ali Abdullah Saleh para dejar en el poder al vicepresidente Abdrrabuh Mansour Hadi. La población terminó apoyándolos y en 2015 tomaron la capital Sana’a. Con temor a que Irán tuviera un punto de apoyo a las puertas de Arabia Saudita (vamos, que la frontera entre ambos países es más porosa que la defensa del Norwich City la temporada pasada de la Premier League), todos los países de mayoría suní se unieron para combatir a estos rebeldes. Es por ello que tenemos una especie de conflicto satélite entre iraníes y saudiárabes. A riesgo de reduccionismos, de esto se trata todo el conflicto que no parece tener fin.

Creemos que las profundas divisiones en Yemen tienen poco tiempo, pero sus divisiones nos llevan hasta el siglo XIX. El área que ahora abarca este país estaba bajo el Imperio Otomano, y así había sido desde el siglo XVI. Todo cambió cuando llegaron los británicos en búsqueda de un lugar para depositar carbón y así alimentar a los barcos de vapor que iban a India. Con las triquiñuelas diplomáticas de siempre (o por las buenas o por las malas), Inglaterra estableció el protectorado de Adén y obtuvo su parada abastecedora de buques que pasaban por el canal de Suez.

Tras la caída del Imperio Otomano, ese Yemen no británico proclamó su independencia y se convirtió en un reino de la dinastía de los mutawwakilitas, mientras que el protectorado de Adén siguió bajo poder británico. 

Las cosas siguieron más o menos igual hasta los años 60, en pleno apogeo panárabe. Al norte los rebeldes querían acabar con el arcaico reinado, cosa que lograron en 1968 después de mucho tiempo. No hay que olvidar que también los países árabes e Israel estuvieron involucrados en este conflicto, algunos para evitar la inestabilidad, otros para ganar tiempo y evitar ataques en el Sinaí. Haya sido como haya sido, se establecía así las República Árabe de Yemen, mejor conocida como Yemen del Norte. La capital era Sana’a.

¿Y del otro lado? Otros rebeldes aplicaban más bien tácticas terroristas. En este caso tenemos un apoyo mucho más descarado de los soviéticos, que necesitaban más presencia en el mundo árabe (Arabia Saudita e Irán eran aliados de Estados Unidos). Tras cuatro años los británicos tuvieron que salir huyendo de la violencia. Fue así como nació la República Democrática Popular Árabe de Yemen, o Yemen del Sur, con capital en Adén.

Yemen del Norte en el futbol

Aunque el reino de Yemen tenía independencia, el futbol también empezó tarde, con lo que los suryemeníes veían de esa práctica de un deporte de los ingleses. ¿Hipótesis para esta inactividad? Tal vez todo se deba al recelo de la monarquía mutawwakilita que abrazaba la tradición por sobre todas las cosas y no estaban dispuestos a que algo extranjero les contamine el modo de vivir.

Por eso su debut extraoficial se da hasta 1965, durante los Juegos Panárabes en El Cairo. Era de esperarse que opusieran poca resistencia a sus rivales, pero no que serían demasiado débiles. Les tocó caer 9-0 con Sudán y 16-1 con Libia. Apenas una victoria 2-1 contra Omán les dejó cierta satisfacción, aunque no suficiente para clasificar.

Al año siguiente les tocó inscribirse para una edición de la Copa Árabe, en esta ocasión en Bagdad, Irak. La cosa salió peor: dos derrotas de 7-0 contra Palestina y Siria y una humillación 13-0. ¿Habían tenido suficiente? Para nada. Fueron a Camboya a jugar ese mismo año un torneo de fuerzas emergentes, y por si no les había quedado claro, ahí estaban para recordarles cuál era su lugar y endosarles goleada tras goleada sin siquiera meter las manos: 3-5 contra Palestina, 0-9 contra Vietnam del Norte, 0-8 contra Camboya, 0-6 contra China y un 0-16 contra Corea del Norte, la peor derrota de su historia.

Tantas derrotas así de contundentes causaron que Yemen del Norte dejara los partidos durante 14 años. ¿Para qué presentarse si prácticamente desde salir al campo ya lucían abatidos? Hay gente que considera las participaciones en la Copa de Solidaridad Palestina (1973) y la Copa Kuneitra (1974) como válidas. El caso es que solamente en cuestiones FIFA regresó hasta 1984, para disputar las eliminatorias a la Copa Asiática de Singapur y las eliminatorias a México 1986. De nuevo, descalabro tras descalabro.

El segundo semestre de 1985 se podría considerar como una época positiva para el futbol noryemení. Primero vayamos a los Juegos Panárabes. Resignados a una enésima eliminación en un grupo con Arabia Saudita y Argelia, jugaron su último encuentro contra Emiratos Árabes Unidos. Pues contra todos los pronósticos, Yemen del Norte ganaría el primer partido de su historia, con un marcador 2-1. Pasaron entre 25 y 30 partidos (dependiendo las fuentes) para que por fin hubiera una victoria. 

Meses después recibieron la visita de México, que se preparaba para tener una participación decorosa como sede en su mundial con una gira por países árabes. Más allá que no era un país de la élite, en Sana’a hubo mucha expectativa: era la primera vez que jugarían contra una selección que no fuera o asiática o árabe de África, y una visita así merecía ser pregonada con bombo y platillo. La derrota 2-0 era lo de menos. Hubo fiesta ese día para agasajar a tal visitante.

Podrías pensar que Yemen del Norte estuvo condenado al fracaso, pero en 1988 estuvo con posibilidades reales de clasificar a un torneo, más específicamente la Copa Asiática en Qatar. Con un grupo disputado en Abu Dabi, se quedó a dos puntos de arrebatarle el boleto a China. Tuvo resultados excepcionales, como su segunda y última victoria (1-0 contra India) y tres empates (Bangladesh, Tailandia y China). Para el historial tan negro que se cargaban, era un logro descomunal. ¿Seguirían en plan ascendente? En absoluto. Para Italia 1990 volvieron a las andadas con cuatro derrotas.

Yemen del Sur en el futbol

Quien tuvo más bien mejor papel durante su tiempo de vida fue Yemen del Sur. Que no te engañe su debut violentado ante la República Árabe Unida en los mencionados Juegos Panárabes de El Cairo 1965 (14-0). Para ese año los ánimos estaban tensos con tanto ataque terrorista rebelde y como no habían obtenido aún la independencia, era la selección de Adén.

Su debut como Alá manda fue en la Copa de Naciones Palestinas de 1972 en Bagdad. No clasificó, pero aquí obtuvo sendas victorias sobre Palestina y Qatar. Estos escuetos triunfos eran serios bandazos: o perdían 15-1 contra Argelia en la Copa de Naciones Palestina Benghazi 1973, o daban un partidazo en Pekín contra China (5-6, aunque tú no lo creas).

En 1976 Sudán del Sur logró su mayor éxito deportivo, clasificar a la Copa Asiática a disputarse en Irán. Allí mantuvo al límite a Irak para solamente caer 1-0, mientras que el anfitrión no tuvo piedad de ellos y los masacró 8-0. Era un marcador esperado después de todo. Dos derrotas y a casa. De cualquier manera estaban ahí por méritos propios, ¿o no? Sucede que en las eliminatorias tenía que acabar en los dos primeros de un grupo con Bahréin, Líbano, Pakistán, Kuwait y Siria. Por el historial que te comento, no lucían favoritos. De pronto, uno a uno se fueron retirando sus rivales, dejando a Kuwait y a Yemen del Sur con los boletos. ¡Vaya suerte que tuvieron!

No todo era penumbras o participaciones inmerecidas. Se treparon a los Juegos Panárabes de Damasco en ese mismo año. En este torneo estarían siete países para competir por medallas, y Yemen del Sur llegaba con buen equipo y mejores sensaciones. No había nada que hacer ante Marruecos (0-4), que terminaría colgándose el oro invicto. De todos modos llegó a la última jornada con posibilidad de ganar la plata. Todo dependía de no perder ante Jordania, que ya no peleaba nada. En caso de que sucediera la hecatombe, arañarían el bronce si Siria no perdía ante Arabia Saudita. Pues Jordania terminó haciendo la trastada al vencer 3-2 y Arabia Saudita se quedó con la plata al vencer 2-0 a Siria, que se conformó con el bronce. Nunca Yemen del Sur estuvo tan cerca de estrenar palmarés como en aquella ocasión.

En los años 80 Yemen del Sur experimentó una baja. Pasó por una racha terrible de más de nueve años sin ganar, entre Juegos Asiáticos, eliminatorias a Juegos Olímpicos y a mundiales. Imagina que perdieron 4-1 en amistoso contra Djibouti. Resultados así eran inconcebibles. Esta seguidilla de 16 partidos sin victoria acabó en un torneo de paz y amistad en Kuwait para limar asperezas de la guerra Irak-Irán. Con el respaldo de Platini, Havelange y el presidente del COI Samaranch, se invitó a siete selecciones de Asia y África, Yemen del Sur incluido. En su último partido derrotaron a Guinea 2-1. Paradójicamente, este fue su último partido.

¿Yemen dividido en el futbol?

Las relaciones externas de ambos Yémenes fluctuaban entre la cordialidad y la hostilidad. Por ser un faro de la Guerra Fría en la Península Arábiga, Yemen del Sur tenía una red de apoyo de parte de pueblos socialistas a la distancia, como Cuba, Alemania Oriental y sobre todo Unión Soviética, quien jalaba a todo el Bloque Oriental, a veces a regañadientes, pero siempre estaban ahí. 

Yemen del Sur tenía su carisma y le robaba cámara a Yemen del Norte, que no lograba alinearse con el bloque capitalista. Sin esas conexiones, el apoyo era escaso. ¿Arabia Saudita? Ni para ellos era relevante; bajita la mano ellos preferían entablar relaciones con los sureños. 

¿Qué pasaba entre ellos? Claro que tuvieron sus roces, como la guerra de 1972 que al final se resolvió con una mediación a cargo de la Liga Árabe, pero sus relaciones no eran tan frías como entre las Alemanias o tan hostiles como entre las Coreas. Sabían que tarde o temprano habría una reunificación y no sería tan a tumbos con en otras latitudes. ¿Por qué sucedía esto? Yemen es una sociedad donde hay una mayor afinidad con la tierra que te vio nacer (pueblo, región o ciudad) y no tanto con un ente nacional, así que, más que divididos por corriente política, estaban divididos por territorios. Étnicamente eran similares. Por ello los pueblos de ambos Yémenes estaban conscientes de que tenían más en común de lo que sus gobiernos se empecinaban en decir.

El futbol lo reflejaba a la perfección. Hay reportes de que entre los años 70 y 80, Yemen del Norte y Yemen del Sur disputaron partidos amistosos, los cuales no están confirmados. De acuerdo con estas fuentes, cada régimen propagaba su identidad a la socialista o a la capitalista, según era el caso, pero en realidad la gente abogaba por la unión. El objetivo era limar las pocas asperezas que se hubieran producido en esa esporádica guerra de 1972. Por esta razón, no hubo tal seguimiento a este esfuerzo diplomático del futbol, pero no haría falta.

Unificación de Yemen

La inevitable unificación ocurrió el 22 de mayo de 1990, con un acuerdo entre los mandatarios. El presidente de Yemen del Norte, Ali Abdullah Saleh (علي عيد الله صالح), fue el Presidente de la nueva República de Yemen, mientras que su contraparte del Sur, Ali Salim al-Beidh (علي سالم البيض), ocupó el puesto de vicepresidente, o mejor dicho, de Primer Ministro. Habría un parlamento unificado, una constitución única, el gobierno hacía esfuerzos sobrehumanos para quitar todo lo que oliera a la antigua propaganda de odiar a tu vecino, y pregonaban la unidad nacional.

En la práctica, no era tan sencillo. La población de la antigua Yemen del Norte era el doble de la del sur. En economía la situación tampoco era halagüeña. Yemen del Norte ya estaba acostumbrada a sacar agua del pozo con tan poca ayuda externa. Yemen del Sur sufrió porque Unión Soviética ya le había retirado el apoyo, sea porque se enojó con esa reconciliación, sea porque tenía asuntos internos que atender. El caso es que ambos países sufrieron para juntar ambos poderes.

En el futbol ocurrió que la primera liga unificada fue más bien para clasificar a todos los clubes en divisiones. En cuanto a selecciones, el primer partido de una selección unida de Yemen fue un amistoso en Malasia, el cual ganaron por la mínima. Para seguir con esa tónica de unidad a como diera lugar, los capitanes se alternaban. Un partido era del norte, el siguiente era del sur, y así hasta el infinito.

Por lo frágil que ha sido esta unificación, el futbol ha sufrido también esos embates. Fuera de una eliminatoria donde se quedaron fuera de la fase final (Corea-Japón 2002) y del subcampeonato asiático 2016 (con su respectiva clasificación al mundial sub-17 Finlandia 2003), Yemen suele asentarse en la parte baja del ránking FIFA. Con la guerra civil que no termina, la liga no se ha disputado desde el 2015, y la selección lo resiente. 

De nada ha servido que la liga qatarí haya abierto sus puertas. Pasan los torneos y Yemen sigue sin poder dar un susto. La clasificación a la Copa Asiática 2019 es la excepción que confirma la regla. Talento hay, y ahí está el máximo goleador de la selección yemení Ali al-Nono (علي النونو), pero ya está retirado, y con un presente tan negro, se sigue desperdiciando. Con un fin que todavía no se distingue en el horizonte, Yemen solamente puede aferrarse a torneos amateur para conservar ese rayo de esperanza.

Fuentes

Stevenson, Thomas B. y Alaug, Karim Abdul. Yemeni Football and Identity Politics. MEI. 2 de mayo de 2010
Office of the Historian (US). A Guide to the United States’ History of Recognition, Diplomatic, and Consular Relations, by Country, since 1776: Yemen. Fecha desconocida
Global Conflict Tracker. War in Yemen. Última actualización: 4 de mayo de 2022
BBC News Mundo. Por qué hay una guerra en Yemen y qué papel juegan las potencias internacionales. 23 de noviembre de 2018
Ali, Abdullah. How football is helping Yemenis cope with the prolonged war. al-Jazeera. 23 de junio de 2022
al-Masri, Omar. The State Of Football In The Yemen. Sabotage Times. 21 de mayo de 2012

Tras Yemen, toca viajar al noreste y atravesar otra frontera que no parece tan firme. Nos movemos a Omán, un país tranquilo y cálido con todos. Este sultanato, con rama independiente del Islam, y relaciones cálidas con países enemigos entre sí, ha dado agradables momentos en el futbol y nos ha regalado agradables sorpresas. El primer responsable de un alza en la selección omaní fue el DT francés Claude Le Roy. Desempacado de las selecciones africanas, llevó a Omán a alturas insospechadas y con él comenzaron a creer en sí mismos. La historia te la traigo la siguiente semana.

Recomendación musical 2

La música yemení actual se vale de tambores y voz para armar la fiesta. Cantan la poesía clásica árabe. No evolucionó como en el resto de países árabes, más hacia las escalas conocidas como maqam. Aquí puedes apreciar cómo es una canción actual. Abo Hanzala (الو الحنظلة) canta Arfaa Arfaa (ارفع ارفع).

Recapitulemos

Durante la Guerra Fría, hubo un país que estaba dividido en dos: Yemen del Norte, más inclinado al capitalismo, y Yemen del Sur, abiertamente socialista. Esta división data del siglo XIX; la parte norte era posesión otomana y cuando cayó el imperio en 1918 se independizó y se convirtió en una monarquía, mientras que la parte sur era un protectorado británico con capital en Adén. Yemen del Sur declaró su independencia en 1967. Ambos Yémenes tuvieron resultados a la sombra (peores goleadas: Yemen del Norte 0-16 Corea del Sur y Yemen del Sur 1-15 Argelia). Yemen del Norte fue quien tuvo peor desempeño. Tardó hasta 30 partidos en obtener una victoria (serían dos finalmente). En 1985 tuvo su momento de fiesta cuando enfrentó a México en un amistoso y sorprendentemente se quedó a dos puntos de clasificar a la Copa Asiática Qatar 1988. Yemen del Sur hizo mejor las cosas; clasificó a la Copa Asiática Irán 1976, pero fue porque todos los rivales de sus eliminatorias se retiraron. Ese mismo año estuvieron a punto de ganar medalla en los Juegos Panárabes, pero una derrota los frustró. Yemen del Norte y Yemen del Sur tuvieron partidos entre sí, no oficiales. A diferencia de lo que sucedía en Alemania, Corea o Vietnam, las relaciones eran más bien cordiales, y sabían que era inminente la unificación; además, había más afinidad por la tierra en que naciste, que en una identidad política, así que los yemeníes de ambas partes no comulgaban tan fuerte con la propaganda procapitalista o prosocialista. Yemen se reunificó en 1990, pero las divisiones no pararon: hay una guerra civil desde el 2015 que ha imposibilitado la práctica del futbol. Yemen ahora es el país más pobre de todo el mundo árabe y su selección solamente aspira a clasificar de rebote a Copas Asiáticas.

Nos vemos la siguiente. (Ma’ salama!)

Sebastián Alarcón
Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

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