El inicio de la selección nacional femenil ha sido algo más que ilusionante. Sumar 17 goles ante las escuadras de Surinam y posteriormente Antigua y Barbuda dejó en claro lo que México es capaz de afrontar en el torneo clasificatorio de la CONCACAF rumbo al mundial de Australia-Nueva Zelanda del 2023. Estos fueron algunas claves de lo mostrado por el combinado nacional durante sus dos juegos de eliminatoria mundialista.
Encaminarse desde el modelo de juego
Como sistema, Mónica Vergara ha implementado el 4-2-3-1 desde el primer partido, tomado por lapsos como 4-3-3 según el rol de las mediocampistas elegidas y que claramente varia según la fase del partido. Siendo una selección obligada a tomar la iniciativa con balón, normalmente vemos a alguna lateral ofreciendo amplitud y posterior profundidad, además de una organizadora como contención para mejor cohesión entre mediocampo y ofensiva, además de preparar la pérdida con lo compacto que se vuelve el equipo, siempre en cancha rival.
Surinam presentó poca resistencia en el debut tricolor. Mostró un 6-3-1 siempre por detrás de la pelota, algo entendible al verse ante una mejor selección que ha tenido un camino más precario en cuanto al crecimiento de su fútbol. Esto lo padeció por bastantes años México hasta la formación de la Liga MX Femenil.
En el video se muestra un compilado de acciones ofensivas donde se destaca la importancia que le da el equipo a tener centrales que puedan conducir y tomar altura en campo rival, descensos de Diana García y Steph Mayor, amplitud para profundizar entre laterales y extremas, situaciones de posesiones a favor y más recuperación.
Factor visita, rotar y volver a golear
Jugar con la diferencia de goles como clave es una de las cosas que se entendieron desde el primer partido. Repetirlo en un escenario difícil que mostró a un equipo dubitativo por el factor de la cancha en los minutos iniciales, sumado a enfrentarse a un rival con mejores sensaciones defensivas como provocar achiques defensivos para alejar a México de su área, motiva pensar en esa sensación de encontrar el gol, uno que se puede encontrar a través de varias vías. Es posible, incluso con muchas oportunidades sin terminar de cara al arco, pero debería estar en el foco de mejora para los siguientes dos partidos.
Cerrar con la base
Con dos partidos por disputar del clasificatorio para la fase final, México enfrentará a Anguila en calidad de visitante el 9 de abril y recibirá a Puerto Rico, la escuadra más cercana a sus aspiraciones de avanzar, el 12 de abril en el Nemesio Diez. Vergara tuvo oportunidad de llamar a 24 jugadoras, en donde Casandra Montero se ganó un lugar por lo realizado en Chivas y Diana Ordóñez tendrá la oportunidad de mostrarse proveniente del futbol universitario de Estados Unidos.
El proceso ha tenido pocas sorpresas en cuanto a nuevas caras y la base prácticamente sigue con aproximadamente 18 jugadoras que repiten desde el primer llamado. Por ello, ver a algunas otras piezas sería extraordinario, aunque nunca se sabe, sobre todo si se logra el pase al ansiado torneo final, próximo a disputarse en Monterrey. La clave sigue siendo mantener la idea de Vergara acorde a lo necesario para México, su complemento con los perfiles necesarios para el modelo de juego y obviamente el gusto de la entrenadora nacional para el mismo. Más allá de eso, sólo nos queda aceptar lo que veamos en cancha.