La historia del futbolista que se lanzó a la yihad

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السلام عليكم! كيف حال؟ (Assalamu 3alaykum! Kaifa hal?) Este es el saludo que seguramente recibirás cuando te toque hablar con un musulmán. Espero que estés muy bien hoy. La vez pasada llegamos a Túnez; no solamente hablé de su campaña inaugural en un mundial —en este caso Argentina 1978— sino nos adentramos en la Segunda Guerra Púnica y la ambiciosa campaña de Aníbal a cargo de los cartagineses. Siguiendo en este país, hoy vamos a un tema más o menos escabroso, pero que teníamos que tocar tarde o temprano: el radicalismo islámico.

Recomendación musical 1

De acuerdo con algunas interpretaciones ortodoxas del libro sagrado de los musulmanes, el Corán, es pecado interpretar música acompañado de instrumentos. La razón de esto es que distrae de la remembranza de Alá. Eso no quiere decir que la música esté prohibida, simplemente que se reduce a una voz tranquila. Este género se llama nasheed (نشيد) y se popularizó por razones equivocadas porque Daesh (o Estado Islámico) ocupaba estos cantos para su propaganda (más información aquí). El artista más socorrido para estos fines es el sirio Mohamed Mustapha Ali Masfaka (محمد مصطفى علي مسفقة), mejor conocido como Abu Ratib (أبو راتب), o Abu Ali (أبو علي). Aquí canta al-Qawlu al-Qawlu as-Sawarim (القول القول الصوارم | La palabra es la palabra de las espadas).

Hasta ahora he colaborado en mis textos con gente experta del tema que encuentro por Twitter. Esta es la primera vez que escribe alguien que conocí por Facebook, ¡y qué mejor que Alf Beckenbauer para que nos haga los honores! Se trata de un gran contador de historias, quien habla cada día de alguna marca del mundo del futbol usando una narración que no es tan común. En un tiempo donde publicaciones valiosas se pierden en el marasmo del fugaz desplazamiento hacia abajo de la pantalla, él logra captar la atención con acierto. Puedes encontrarlo por aquí. ¡Bienvenido, Alf!

Muchísimas gracias por la invitación, Sebastián. Me es un gran honor participar de manera escrita sobre un deporte que me gusta en un espacio que también me gusta. Espero haber estado a la casi a la altura de las plumas que frecuentan este lugar.

Vamos al tema de hoy

Un veredicto casi definitivo

Mientras se dirimían los boletos restantes de las plazas directas para el mundial de Qatar, pasó desapercibida una decisión de un juzgado en Estados Unidos del juzgado de distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Columbia con sede en la imponente Sala Federal de Justicia E. Barrett Prettyman. El condenado era uno de los tantos miembros de la organización terrorista al-Qaeda (القاعدة), que asoló la década de los años 2000. De los ataques más mediáticos fue el atentado hacia el antiguo World Trade Center de Nueva York, es decir, el derribo de las icónicas Torres Gemelas. Ese es el pretexto perfecto para que el fiscal norteamericano sea en especial duro con los culpables.

 

Sala Federal de Justicia E. Barrett Prettyman

El 25 de marzo de 2022, uno de esos reos oyó la decisión del juez Rober Leon Wilkins. Se le conoce en el mundo terrorista como Abu Qa’qa (أبو قعقاع) y se le acusa de cuatro cargos, entre los cuales se encuentra conspiración y apoyo moral a causas terroristas. Mientras estaba sirviendo su condena en varias prisiones, siendo la más reciente la Northern Neck Regional Jail, en Warsaw, VA, él había logrado retrasar el juicio durante ocho largos años. Fue extraditado desde Bélgica en 2013, y el sistema de ese país ya lo había procesado. De acuerdo con la apelación, no podía ser juzgado dos veces por los mismos delitos de acuerdo con el Tratado de Extradición entre ambos países. Sin embargo, la decisión del juez Wilkins (nombrado durante la administración de Barack Obama), más la jueza Neomi Rao (a su vez por Donald Trump), decía que tendría que enfrentar esos cargos. La condena puede ser la cadena perpetua.

Abu Qa’qa es el sobrenombre en cuestiones del grupo al-Qaeda. Primero que nada, su nacionalidad no es belga, sino que nació en Túnez. En segundo lugar, su verdadero nombre es Nizar bin Abdelaziz Trabelsi, o más bien Nizar Trabelsi. Y para colmo, en su momento fue un futbolista profesional, pero terminó radicalizándose y sirvió al terrorismo islámico. Esta es su historia.

Radicalización, la raíz de todos los males

Según la Comisión Europea, la radicalización es un fenómeno de personas que adoptan opiniones, puntos de vista e ideas, que podrían desembocar en actos terroristas. No obstante, hablar de radicalización es caer en una definición que puede pecar de generalista porque es en realidad la consecuencia de un proceso cocido a fuego lento. Un terrorista no nace, se hace.

En los años recientes, la radicalización ha fincado sus orígenes en la religión, pero no necesariamente es la única causa. Para que se presente, debe presentarse una ideología fraguada a cal y canto. Y aun así bastan varios factores confluyentes, como una vida solitaria y frustrada debido a las circunstancias que rodean a la persona, como la política del gobierno o el estado de la sociedad, o hasta el papel que han jugado las potencias occidentales en zonas de guerra en diversos países. Nadie está exento de este fenómeno, pero es cierto que hay comunidades más susceptibles, a saber, las que sufren discriminación o están aisladas de todo lugar.

Las personas llegan al terrorismo por medio de redes de contactos. Antes de la llegada de internet, se daba en centros educativos, de recreación, de culto e incluso de penitenciaría. Poco a poco ha mutado a través de las redes sociales, como se ve de manera drástica en la película de Netflix El dilema de las redes sociales. Lo que une a ambos casos es el sentimiento de pertenencia que pueda paliar todo ese vacío existencial en la vida. Mientras más cerrada es esta tribu, más posibilidades tiene para crear estas actitudes. La llegada de servicios de mensajería como WhatsApp, y en especial Telegram, ha acelerado los puntos de acuerdo. El objetivo es simple: causar el mayor daño posible y generar una sensación de miedo entre la población.

Además del ya mencionado ataque a las Torres Gemelas, los atentados en los metros de Madrid y Londres (2004 y 2005, respectivamente) colocaron a la radicalización en el ojo del huracán de las políticas públicas del mundo occidental. De inmediato todo lo que exudara a árabe o a musulmán estaba bajo el escrutinio público. Dicho sea de paso, no es la única ideología que ha estado ligada a este fenómeno. También se encuentra el nacionalismo vasco con el grupo Euskadi Ta Askatasuna, más bien agnóstico, o el irlandés, con el Irish Republican Army, con orientación al catolicismo (ya hablamos al respecto). Incluso interviene Kahane Chai (כהנא חי), que busca expandir las fronteras de Israel y obedece al judaísmo. 

Puede pertenecer a cualquier orientación política, como el supremacismo blanco de Estados Unidos, que se desarrolló como hongo en caja de Petri con agar DRBC bajo la administración Trump. No hay que olvidar tampoco que el ataque de Oslo fue obra de Andreas Breivik, de extrema derecha. Recientemente, la excusa para la invasión de Vladimir Putin a Ucrania fue liberar a la región rusófona del Donbass de grupos neonazis ucranianos. La lista puede seguir y ofrecemos una disculpa de antemano por no colocar una lista de todos los grupos disponibles.

Radicalización violenta en el islam

Desgraciadamente, el islam ahora tiene ese estigma. En realidad, es un reduccionismo. Todo coincide con el auge de una corriente de esta religión, llamada salafismo. Esta corriente aboga por renovar la religión a través de una interpretación literal de textos como el Corán y la Sunna (de ahí su relación indeleble con el islam suní). Con todo esto, no es suficiente echarle la culpa al salafismo, que hunde sus raíces en las primeras tres generaciones de islamistas posteriores a la muerte de Mahoma. Veremos más a detalle el islam en nuestro siguiente texto.

Dentro del salafismo hay tres vertientes. La primera es la quietista, que simplemente se limita al dogma religioso y no sale de las mezquitas; esto no siempre sucede, cabe aclarar. La segunda es la política, que busca influir en la sociedad a través de partidos políticos. Tuvo gran reverberación en la llamada Primavera Árabe en la década pasada, que depuso a gobiernos en Túnez, Egipto, Kuwait y Yemen.

Finalmente, la variante que nos interesa es el salafismo yihadista, que ordena la vida centrada en una lucha armada; es decir, luchar en la mal llamada “guerra santa”. Es una interpretación a veces errónea de la palabra árabe jihad (جهاد), cuya etimología es de la raíz trilítera (ج – ه – د) que se traduce como “esfuerzo”. Esta connotación se dio en plena expansión del imperio árabe por los cuatro puntos cardinales tras la muerte del profeta Mahoma, desde 622 hasta 750. Esta guerra santa era llevar al islam a todas las personas, y convertir a los infieles fuese por las buenas o por las malas. De vuelta al siglo XXI, este yihadismo está orientado a tomar el poder nacional, o bien, también adopta una lógica internacionalista; desde luego, también puede surgir de una actitud defensiva. En resumidas cuentas, el yihadista es salafista, pero el salafista no necesariamente es yihadista.

El terrorismo radical tomó un punto de inflexión a partir de los ataques de París en 2005. Antes de eso, los perpetradores no buscaban morir, ahora no tienen problemas en inmolarse. También es ingenuo pensar que el radicalismo es un problema reciente. Basta recordar que en 1972 hubo un ataque de palestinos hacia la delegación de Israel en los Juegos Olímpicos de Múnich, lo que desangeló esta justa (más información acá).

Hay varios grupos radicales islámicos:

  • al-Qaeda: su nombre significa “La base”, tenían su base en Afganistán, su líder era Osama bin Laden (أسا‌مة بن لا‌د‌ن) y su enemigo es Estados Unidos.
  • al-Shabaab (الشباب): asolan Somalia por medio de ataques que buscan quitar al inestable gobierno (hablé de eso en su momento).
  • Hezbollah (حزب الله): transformados en partido político, buscan importar la revolución islámica de Irán en Líbano (después veremos eso)
  • Daesh (داعش): también conocidos como el Estado Islámico (الدولة الإسلامية | ad-Dawla al-Islamiya), buscan avasallar Siria e Irak imponiendo su versión del Corán, secuestrando niñas para que no atiendan la educación.
  • Boko Haram (بوكو حرام): buscan implantar la ley Sharia por toda Nigeria, no solamente en el norte.

¿Qué hace que crezcan tanto en Europa? Primeramente, la migración hacia países de Europa Occidental, como Francia, Bélgica, España, Suecia o Reino Unido. Muchas de las ocasiones los recién llegados desde países árabes experimentan un choque cultural con la sociedad local y no les queda más remedio que refugiarse en barrios con los de orígenes parecidos. Ellos mismos luego atienden las mezquitas locales donde son recibidos con los brazos abiertos. Con una vida solitaria, acceden a su tribu y de pronto esos grupos obtienen su carne fresca para actuar en consecuencia. ¿Es culpa solamente de Occidente? Para nada. Arabia Saudita ha financiado una red de mezquitas que comulga con el salafismo. Recordemos que Osama bin Laden se formó aquí. Entonces, tenemos un círculo vicioso descrito aquí: ciertos migrantes no se adaptan a su nuevo estilo de vida y buscan respuestas en la mezquita, lo único que los ata a su lugar de origen. Vulnerables, son presas fáciles de lobos vestidos con piel de oveja, en lugares financiados por Arabia Saudita.

En ese círculo vicioso cayó el protagonista de nuestra historia.

Historia de Nizar Trabelsi

Nizar bin Abdelaziz Trabelsi (نزار بن عبد العزیر طرابلسي) vio la primera luz un 2 de julio de 1970 en Sfax (صفاقس), una ciudad costera de Túnez. Desde niño gustaba del futbol y observó la destacada participación de Túnez en el Mundial de Argentina 1978: primera victoria africana contra México por 3-1 y un empate contra el campeón Alemania. Así eligió su destino: quería ser futbolista.

Diez años después, aquel niño costeño se había convertido en una joven promesa del futbol tunecino. Atacante, extremo o mediocampista por la banda, está asentado en el equipo Olímpico de Túnez y la academia del CS Sfaxien (النادي الرياضي الصفاقسي), pero quiere más. Viaja a Bélgica para probarse con el Standard de Lieja, pero no se queda. No se rinde y busca en Alemania, abriendo las puertas del Fortuna Düsseldorf. El enlace no es fortuito; su tío conoce en persona al presidente del F95.

Su entrenador, Aleksandar Ristić (Александар Ристић), confía en él para hacerlo profesional del futbol. Esafable, todo mundo lo ama. La cosa es que el propio Trabelsi sabotea su futuro. Indisciplinado, responde al coqueteo de la fiesta y las drogas, haciendo que su estancia en el club dure menos de un año. No juega con el equipo. Y cada que regresaba a Túnez es la misma historia. Rompe con su esposa Aziza.

Su carrera se diluye en créditos menores de la Regionalliga, como el Wuppertaler SV, FC Wülfrath, Wermelskirchen y el VfR Neuss, en donde finalmente se retira del deporte. Apenas tiene 25 años de edad.

Punto de no retorno

Un año después de su retiro buscó la respuesta en su fe musulmana y frecuentó la mezquita de Dostrum, muy cerca de Dusseldorf. Realizó su peregrinación a La Meca para cumplir con su deber del islam. Viajó a Francia, Bélgica, Reino Unido. Poco a poco se iba acercando al islamismo radical. En Londres frecuentaba la mezquita de Finsbury Park y el club Four Feathers, las oficinas extraoficiales de al-Qaeda en Europa. En Alemania se la pasaba viviendo al borde de la ley. Terminó por ser irreconocible para sus viejos amigos en Túnez, su tío lo abandonó a su suerte al ver la peligrosa transformación a la que estaba siendo sujeto. Cualquier persona podía caer en las garras del radicalismo, no él.

Tras varios viajes, finalmente llegó a Pakistán. Su papel como oveja negra y su tesón para introducir al movimiento radical impresionaron a Abu Zubaydah (ابو زبيدة), reclutador de al-Qaeda. Él lo llevó a una reunión con Osama bin Laden en Jalalabad y Kandahar. En total tuvieron siete reuniones, y de él solamente tuvo palabras elogiosas: «Para mí, él es mi padre». Él estaba en el helicóptero que llevó a los talibanes a destruir los milenarios Budas de Bamiyan. Para espolear su odio, Osama bin Laden le mostró un video de unos cristianos violando a unos musulmanes. Cayó redondito: Trabelsi estaba listo para ser un soldado de al-Qaeda. Completó su entrenamiento de explosivos y adoptó el seudónimo de Abu Qa’qa (أبو قعقاع).

De él llegó la orden de planear un ataque en Bélgica, concretamente la base militar de Kleine-Brogel. Partió de Pakistán con 50.000 dólares en el bolsillo con el fin de comprar material para explosivos. Se estableció en un pequeño suburbio de Bruselas llamado Uccle para esperar la señal. Mientras, investigó en internet cómo comprar esos químicos en Países Bajos. Ya tenía el material para fabricar una tonelada de bombas. Lo que no sabía es que todos esos movimientos habían alertado a la policía belga. Desde finales de agosto estaba en la mira. En un principio, serían sigilosos, pero todo cambió con el ataque a las Torres Gemelas. Habían de actuar rápido.

El 13 de septiembre de 2001, mientras miraba televisión en Ucle, la policía de Bélgica entró a su apartamento y lo arrestó. Encontraron un arma automática en el lugar, además de una buena colección de químicos para fabricar explosivos como acetona, sulfatos y nitratos. En 2003, Trabelsi fue sentenciado a 10 años de prisión «por, entre otras cosas, intentar destruir la base militar de Kleine-Brogel con explosivos, cometer falsificación y ser el instigador de una asociación criminal formada con el propósito de atacar personas y propiedad». En el interrogatorio, el FBI intenta que confiese bajo promesa de colocarlo en un programa de testigos protegidos… sin éxito. No alcanzó la cadena perpetua, porque la legislación belga aún no contemplaba casos de antiterrorismo.

 

Créditos: MICHEL KRAKOWSKI / AF

Mientras cumplía su condena, un jurado de Estados Unidos solicitó su extradición para juzgarlo por sus actividades terroristas. La base militar de Kleine-Brogel funciona para la OTAN; no se puede quedar sin castigo. El tunecino alegó que no podía ser condenado por los mismos delitos dos veces, de acuerdo con el Tratado de Extradición entre estadounidenses y belgas. De todos modos, en 2013, fue extraditado a Estados Unidos por planear un ataque contra ciudadanos estadounidenses en Europa, bajo una argucia legal en la cual les cambiaron el nombre a sus cargos: «conspiración e intento de usar armas de destrucción masiva y proveer apoyo material y recursos a organizaciones terroristas extranjeras».

Finalmente, el 25 de marzo de 2022, la Corte decidió que Trabelsi sí deberá encarar los cargos que se le imputan. En caso de ser declarado culpable, podría ser condenado a cadena perpetua.

Tomando al toro por los cuernos

La Comisión Europea ha tomado cartas en el asunto para cortar el problema de raíz. No basta con solamente abatir a los cabecillas porque esto puede transformarse en un problema con guiño a la mitológica Hidra (cortas una cabeza y crecen tres). Se trata de una campaña de prevención por internet y con iniciativas sociales:

  • Radicalisation Awareness Network es una red de profesionales, como policías, académicos y autoridades penitenciarias, que trabajan con personas que han sufrido o sufren.
  • Europol’s Internet Referral Unit. Esta unidad de la Europol busca contenido terrorista gráficamente por todo internet.
  • La Agencia de Lucha contra el Terrorismo brinda oportunidades a jóvenes en vulnerabilidad o de inserción a presos en rehabilitación.
  • Ahora hay un acuerdo en el que las empresas de internet están obligadas a bajar la información terrorista apenas una hora después de publicarse.

Todas estas medidas son hechas para evitar que casos como Nizar Trabelsi se repitan. Quizá muchas de esas personas cambiarían de opinión si recordaran que lo que el profeta Mahoma “La paz sea sobre Él” quiso decir con yihad es una guerra santa para domar el interior: es un esfuerzo para sumarse a una noble causa, es un compromiso para trabajar duro, es vivir los principios del islam y/o es una promoción de la paz, la cooperación y la amistad. Esto nos lleva a la frase que dijo el expresidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt:

A radical is a man with both feet firmly planted in the air

Un radical es alguien con los pies firmemente plantados en el aire.

Fuentes

Zantow, Emily Court rules extradited Tunisian athlete linked to al-Qaida must face terrorism charges. Courthouse News Service. 25 de marzo de 2022
United States Court of Appeals for the District of Columbia Circuit. Appeal of Nizar Trabelsi against the United States. 25 de marzo de 2022
FBI. Alleged al Qaeda Member Extradited to U.S. to Face Charges in Terrorism Conspiracy. 3 de octubre de 2013
rga.de Prozess: Vom Fußballprofi zur «Maschine» Osama bin Ladens. 28 de diciembre de 2014
Eleven. Nizar Trabelsi. Copa90. 11 de noviembre de 2015
Noticias Parlamento Europeo. Radicalización en la UE: ¿Qué es? ¿cómo se puede prevenir? 23 de septiembre de 2021
Ariza y Castro, Cristina y Rogelio. Violencia y terrorismo de extrema derecha: una amenaza al alza. Observatorio Internacional de Estudios sobre el Periodismo. 14 de enero de 2020
Bazaga Fernández, I. y Tamayo Sáez, M. (2021). Radicalización violenta. Eunomía. Revista en Cultura de la Legalidad, 20, pp. 322-333
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Mandates of the Special Rapporteur on torture and other cruel, inhuman or degrading treatment or punishment and the Special Rapporteur on the promotion and protection of human rights and fundamental freedoms while countering terrorism. 16 de diciembre de 2020
FBI. No seas un títere. Desvela la realidad acerca del extremismo violento. Fecha desconocida.
García Magariño, Sergio. Una aproximación sociológica al proceso de radicalización extremista en el islamismo: la necesidad de indicadores. Dilema. año 9 (2018), nº 27, 347-365
Ramírez, Ángeles. La construcción del “problema musulmán”: radicalización, islam y pobreza. Viento Sur. Número 144/Febrero 2016. pp 21-30
VisualPolitik. El problema del islam radical en Francia. YouTube. 17 de diciembre de 2020

No caigas en simplismos. Lo que ha hecho Nizar Trabelsi no refleja al islam en general. Así como hay musulmanes malos, también hay musulmanes buenos. Lo mismo sucede con judíos, cristianos e incluso ateos. Por cierto, abril ha coincidido con ramadán, el mes sagrado del calendario islámico. Justamente 2022 es el año del primer mundial de la región del Medio Oriente y el Norte de África y, como la religión mayoritaria ahí es el islam, nos da un pretexto perfecto para ver cómo ha afectado al futbol de diversas maneras. Es lo que veremos en nuestra siguiente parada.

Recomendación musical 2

Por todo lo anterior, ha sido más complicado que de costumbre encontrar música nasheed. Hay más tendencia a que YouTube baje los videos por apología al terrorismo. El nasheed también se puede cantar en francés para conmover a neoconversos de manera más directa. Y este es un ejemplo. El grupo Le Silence des Mosquées canta Pour ma sœur (Por mi hermana).

Recapitulemos

Nizar Trabelsi fue un jugador tunecino que frustró su incipiente carrera de futbolista. Surgido en las filas del Sfaxien, probó suerte en clubes como el Standard de Lieja y el Fortuna Düsseldorf. Su indisciplina le costó caro y su carrera se diluyó en clubes de la Regionalliga alemana. Se retiró a los 25 años. En los años sucesivos fue cayendo en el extremismo islámico y llegó a ser reclutado por al-Qaeda, conociendo en persona a Osama bin Laden. Viajó a Bélgica para realizar un ataque a la base militar de Kleine-Bogel de la OTAN. El atentado del 11 de septiembre aceleró la prevención y dos días después fue detenido en Uccle, un suburbio de Bruselas. Fue condenado a 10 años de prisión, pero en 2013 fue extraditado a Estados Unidos y hasta apenas tres semanas había podido dilatar el juicio por el cual podría quedar condenado a cadena perpetua.

Nizar Trabelsi es apenas una víctima del terrorismo islámico. No es un indicador del islam, sino la rama más agresiva del salafismo, una corriente que aboga por obedecer al pie de la letra el Corán. Trabelsi cumplió el perfil idóneo para sufrir esta radicalización: ausencia de un padre, ascenso y caída en el escalafón social, exilio, incomprensión. Organizaciones como al-Qaeda, Daesh, al-Shabaab y Boko Haram pertenecen a esa rama, el yihadismo. El Parlamento Europeo busca contrarrestar por medio de prevención social y vigilancia en redes sociales.

Nos vemos la siguiente. في أمان الله! (Fi aman Illah!)

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Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

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