Irán 0-1 Estados Unidos: cómodos y con soluciones

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Irán tenía el billete para los octavos de final en su mano, pero le sobró mucho tiempo a su plan inicial (el 0-1 de Christian Pulisic llegó en el 38′) y le faltó fútbol para revertir la situación después. O igual es que hay que empezar a tomar en serio a Estados Unidos que finaliza la primera fase habiendo encajado solo un gol, en el primer duelo ante Gales. Y teniendo en cuenta que Inglaterra marcó nueve ante Gales e Irán, es algo reseñable. Con mucha movilidad y con talento para jugar, quizás algo faltos de talento superaltivo en área rival, pero compensados con lo fuerte que son en la propia; Estados Unidos se presenta en los octavos demostrando que puede estar cómodo en distintos escenarios.

Aunque el choque comenzó con una acción a balón parado para Irán, alguna transición con olor a peligro y entendiendo que en algunas ocasiones es preferible guardar el balón antes que continuar una contra imposible, los Príncipes de Persia tuvieron problemas para no hundirse como acabaría pasando con el paso de la primera parte. Su 1-4-4-1-1 en bloque medio, cuya misión inicial era oscurecer a Adams y ensuciar los pases con segunda línea, se convirtió por momentos en un bloque bajo con los volantes de banda en línea casi con los defensas y con los dos medios centros con muchos jugadores que tapar a la vez. No ayudó que su juego directo aéreo (Carter Vickers ganó todo por arriba y Ream por abajo) no sumase, ni que apenas pudieran encontrar a Ezatolahi (oscurecido también por Weah o Sargent, en el 1-4-4-2 con el que defendía Estados Unidos). Tampoco que Taremi no estuviera fino o que Azmoun, directamente, no estuviera.

Pero más allá del nivel bajo de los iraníes, las dificultades iraníes a su plan se pueden explicar en que los Yanks fueron creciendo a medida que pasaban los minutos. Pues vieron que poco importaba que Adams -imponente en todo- no recibiese el primer o segundo pase. Esto lo resolvían los centrales con cambios de orientación y, sobre todo, con los interiores bajando a la base. A veces, Musah, otras, McKennie buscaban recibir como tercer defensa en un costado. Esto daba vuelo a los laterales e interiorizaba a los extremos, aunque con repercusiones dispares según la banda. Cuando era McKennie por la izquierda, se veía que su par era el mediocentro derecho Noorollahi. En estas ocasiones, los envíos profundos del jugador de la Juventus no entrañaban más peligro que el propio 2v2 que se veía en la banda entre Rezaeian&Gholizadeh vs. Pulisic&Robinson.

Sin embargo, cuando era el interior derecho, como ocurrió en los primeros compases, se descubrió un pequeña grieta que tendría su importancia después. Cuando Musah se colocaba en zona de lateral, quien le encimaba era Hajsafi (volante de banda) en vez de ser el mediocentro izquierdo Ezatolahi. Igual por sus condiciones, igual porque se le necesitaba para tapar el carril central, pues McKennie podía arrastrar a Noorollahi demasiado en el perfil débil. Esto suponía que a espalda de Hajsafi, Dest (más arriba), Weah (por dentro) y Sargent (más centrado) tuviesen un 3v2 ante Mohammadi y Ezatolahi, salvo que Pouraliganji saltase con el punta. Y tampoco Ezatolahi podía irse acudir demasiado a la banda, pues eso abriría huecos por dentro. Igual Estados Unidos no lo explotó suficiente, pero la grieta estaba. Eso sí, Irán acabó por ceder metros por su propia seguridad, abandonando la idea de tapar a Adams, haciendo a Taremi caer cada vez más a la izquierda. Lo que, entre la circulación de pases y la recuperación tras pérdida de los americanos, acabó por hundir en un bloque bajo casi continuo.

Y como era la banda derecha por donde más fútbol estaba generando Estados Unidos, Queiroz quiso solucionarlo. El triángulo Dest, Musah y Weah mejoraba al también activo por izquierda de Robinson, Pulisic, McKennie. Pero como Irán tenía ya a sus volantes de banda Gholizadeh y Hajsafi como quinto y sexto defensa, cuando caía Musah hacia la banda, nadie le podía seguir. Encima, no tenían salida por ningún lado al dibujarse un 1-6-2-Taremi-Azmoun. Así que el técnico portugués los recolocó en un 1-5-4-1 sin balón, con Taremi de carrilero izquierdo vigilando a Dest. Así Mohammadi vigilaría mejor a Weah y permitiría a Hajsafi seguir con Musah, que era la base del triángulo por derecha. Esto permitía a los centrales y a Adams campar más aún a sus anchas, claro, pero el 0-0 clasificaba a Irán y Beiranvand tampoco aparecía en exceso.

Curiosamente, en la jugada de la primera presión alta de Irán que a raíz de esa modificación pareció atacar en 1-4-3-3, llegó la jugada clave del encuentro. Weah dejó el golpeo en largo hacia la banda donde estaba Musah, combinó con Dest (por dentro y cerca) y este con Adams que condujo avanzando en diagonal hacia la izquierda. Tocó con Robinson en la otra banda y el lateral izquierdo se la devolvió. El capitán entonces conectó con McKennie, más centrado. De primeras, viendo la carrera de Dest (sin marcaje, no hay desmarque y Taremi llegaba tarde a su marca), puso el balón llovido hacia la línea de fondo. El jugador del Milan simplemente tuvo que dirigir con la testa hacia la zona de portería para que Pulisic -ganándole la espalda a Majid Hosseini y la carrera por ventaja posicional a Rezaeian- rematase en el palo opuesto, antes de recibir un fuerte golpe que le impidió celebrar el gol que iba a decidir el encuentro.

El guion cambió por completo. Ahora Estados Unidos, que perdonó justo después el segundo en una contra lanzada magníficamente por Adams, pero en la que Sargent no supo tomar la decisión adecuada tras el desmarque de Weah- era la clasificada. Irán tenía que cambiar cosas (antes del descanso dio entrada al centrocampista Karimi por el lesionado Mohammadi, retrasando a Hajsafi y colocándose en 1-4-3-3). En el descanso, aparte de Aaronson por un magullado Pulisic, Queiroz dio entrada a Ghoddos (por un mermado Azmoun) para reforzar la banda izquierda y situar de punta a Taremi. Más tarde entraría otro delantero como Ansarifard. Pero no hubo manera de generar claras ocasiones ante Turner. Berhalter tampoco lo puso fácil con la entrada de Zimmerman y Moore en el 82′, quitando a un punta -quedando Aaronson y Wright- y pasando a defender en línea de cinco. Aunque en la segunda parte la jugó a otra cosa, Estados Unidos volvió a mostrarse más fuerte que su rival.

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Rafa Medel
Entrenador y periodista

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