Parte de la magia de los Mundiales es dar la oportunidad de hacer historia a selecciones modestas. Momentos que se explicarán de generación en generación entre los habitantes de países que no están acostumbrado a este tipo de hazañas. De abuelos a nietos, de padres a hijos. Corea del Sur vivió el suyo propio en el Education City Stadium de Al Rayyan. Pese a empezar perdiendo contra Portugal, los surcoreanos fueron capaces de darle la vuelta al resultado y se enfrentarán a la Brasil de Tite en octavos de final. De esta manera, el gol de Hwang Hee-Chan en el 91’ entra de lleno a los anales de la historia futbolística del país. Por tercera vez en su historia, Corea del Sur jugará los octavos de final de un Mundial.
Corea del Sur no dependía de sí misma para pasar de grupo. Primero tenía que ganar, y después debía esperar a ver lo que sucedía en el Uruguay-Ghana. Claro esto, como Uruguay se adelantó pronto y fue por delante en el marcador durante toda la tarde, los surcoreanos sabían que ganando tenían muchas opciones de pasar (haría falta ver la dfierencia de goles con los uruguayos). Sin embargo, Portugal no se lo puso nada fácil pese a estar virtualmente clasificada como primera y salir con un equipo repleto de suplentes (solo repitieron Cristiano, Neves, Pepe, Cancelo y Diogo Costa). En el minuto 5 ya ganaban gracias a un gol de Ricardo Horta.
A pesar de necesitar marcar un gol durante todo el partido, Corea apenas varió su plan base en el desarrollo del mismo. Los dirigidos por Paulo Bento salieron a esperar en su campo buscando no exponerse. 4-5-1, cediendo tiempo y espacio a los centrales portugueses (delantero centro tapando a mediocentro y encajes en línea de medios) y presionando a partir de mediocampo. Ante esto, Portugal respondió con su versión más directa de lo que va de Mundial. Los portugueses, organizados en 4-3-3, aprovecharon el tiempo para pensar que les dejaba Corea para lanzar a sus laterales muy altos y progresar a través de balones largos. Diogo Dalot, por derecha, y Joao Cancelo, por izquierda, fueron los dos portugueses que más peligro generaron en el primer tiempo.
Pero a través de un balón parado, la única forma con la que los surcoreanos generaron peligro en la portería de Diogo Costa, llegó el empate de Kim Young-Min en el 27’. Avisados de lo que podía suponer achicar el bloque sin presionar a los lanzadores portugueses (Ruben Neves incrustado en primera línea en construcción y Vitinha y Matheus Nunes en la base), los surcoreanos dieron un pasito atrás en lo que restó de primer tiempo, para así, como mínimo, mantener el resultado y llegar con opciones intactas al segundo, sabiendo que solamente necesitaban hacer un gol.
El 1-1 era demasiado premio para una Corea que tenía que cambiar muchas cosas si quería intimidar a Portugal. Sin embargo, el segundo tiempo lo empezó igual: replegada en su campo y buscando no conceder. Llegados al 63’, Paulo Bento introdujo a Hwang Hee-Chan para paliar la falta de autosuficiencia que tenía su equipo a la contra, pues defender tan abajo le hacía quedarse muy corta a la hora de sumar salidas a la contra. Al mismo tiempo, Fernando Santos realizó los cambios que seguramente tenía pactados antes de empezar: Cristiano, Neves y Nunes por André Silva, Leao y Palinha. Con las tres caras nuevas, Portugal desperdició oportunidades para sentenciar las opciones de su rival. Aun así, Corea seguía sin dar un paso hacia adelante.
A falta de 10 minutos para el final, Paulo Bento puso todo lo que tenía en el banquillo. Quitó a dos centrocampistas (Kang-In Lee -que había sido de lo mejor- y Kim Young-Gwon) por un delantero (Ui-Jo) y otro centrocampista (Jun-Ho). Con el reloj corriendo a su contra y las nuevas caras, los surcoreanos empezaron a cambiar su actitud sabiendo que era ahora o nunca. Siendo más activos a la hora de buscar la portería rival, generaron dudas en una Portugal que ya se veía primera de grupo. Viendo el panorma, Fernando Santos metió a Bernardo Silva y William Carvalho para que no se le fuera el partido de las manos, pero no pudo evitar lo inevitable. En un corner a favor de los portugueses, lo que habla de su destensión en los minutos finales, nació el 2-1 de Corea. Dicen que los grandes jugadores son aquellos que saben aparecer en el momento clave a pesar de no estar bien, y Heung-Min Son lo ejemplificó. Hwang Hee-Chan se llevara la portada, pero nada de ello se explica sin la fe de Son. Sus lágrimas cuando el partido terminó definen cuan importante es este momento en su carrera.