Francia jugará los cuartos de final del Mundial tras vencer a Polonia por 3 goles a 1. Pese a que ambas selecciones llegaban a la cita con sensaciones muy opuestas, el encuentro estuvo más igualado de lo que se podía esperar. Polonia presentó oposición y compitió bien durante 44’, pero un error defensivo al borde del descanso les condenó para el resto de la tarde. Con marcador a favor, la selección francesa firmó un segundo tiempo que la acredita como una de las candidatas al título, mostrando solidez defensiva y siendo letal en transición. Es lo que tiene perdonar contra Kylian Mbappé: cualquier error es prácticamente definitivo.
El partido empezó como cabía esperar. Francia asumiendo el balón y Polonia defendiendo muy junta en campo propio. Los polacos han basado su competitividad defendiendo cerca de Szczęsny, y contra una Francia que le suele costar abrir a rivales que le esperan, buscaron hacerse fuertes a partir de ahí. Exceptuando los primeros minutos, en los cuales tuvieron una actitud más activa, el plan de Polonia consistió en defender con 10 hombres por detrás del balón (4-5-1 con Lewandowski arriba en inferioridad) y no conceder espacios interiores al rival. Acumulando a muchos hombres en el sector de balón, la selección dirigida por Michniewicz compitió y dejó a Francia en muy poquito. Solamente Kylian Mbappé de forma individual consiguió ser amenaza. Y eso que Matty Cash, muy concentrado en su duelo particular, lo contuvo bastante bien pese a la diferencia de calidad entre ambos.
Francia anunció en redes sociales que el equipo salía en 4-3-3 (en vez de 4-2-3-1) y fue tal cual. Con balón, Tchouaméni fue mediocentro único; Rabiot y Griezmann, interiores; Mbappé y Dembélé, extremos; y Giroud, punta. Con esta disposición, Francia no arriesgó demasiado en su fase con balón, conteniendo más de la cuenta a sus laterales (Theo y Kounde) y dando toda la responsabilidad para progresar a Mbappé y Dembélé, ambos muy pegados a la cal desde el inicio. Como es habitual, los ‘bleus’ sobrecargaron mucho el lado izquierdo, juntando a sus piezas más determinantes en esa zona (Rabiot muy alto para fijar a la última línea) para encontrar la rendija y progresar. Pero no carburaron. De hecho, la ocasión más clara llegó en una pérdida de Polonia en salida de balón. Francia generó más peligro en transición que en ataque posicional.
Después de haber entrado bien al partido y dada la pasividad de Francia en su fase defensiva (esperaban en un bloque medio con Griezmann en línea de medios, igualando numéricamente en esa parte del campo), a Polonia le tocó asumir la iniciativa en ciertos momentos del primer tiempo. En este tramo, los polacos buscaron llegar arriba a partir de la figura de Bereszyński, su lateral izquierdo. Szymański cerraba abajo en izquierda, Bereszyński cogía mucha altura y Zielinski se dejaba caer por la base para dirigir. De esta forma, Polonia cogió confianza y tuvo acercamientos a la portería de Hugo Lloris, gracias a un buen Bereszyński desbordando a Kounde a pierna cambiada. Incluso, dispuso de una de esas ocasiones que permanecen en la memoria por el ‘que hubiese sido’, pero Lloris atajó el disparo de Zielinski. Por su parte, Francia no perdonó. En la primer desconexión defensiva polaca, zarpazo de Giroud a pase de Mbappé. Un gol clave por el momento (45′), pero también por la intrahistoria. Olivier Giroud se convirtió en el máximo goleador histórico de la selección francesa.
El gol de Giroud le dio a Francia el contexto ideal para encarar el segundo tiempo. No solo por el golpe anímico, sino por los espacios que iba a conceder una Polonia obligada a arriesgar. La manera de defender de Francia fue una declaración de intenciones. Deschamps descargó a Mbappé de responsabilidades defensivas, dejándole muy alto para la transición, y buscó orientar a Polonia hacia la banda izquierda. Para compensarlo, Dembélé siguió a Bereszyński en sus incorporaciones y Griezmann se hundió prácticamente como un mediocentro, cerrando cerca de Tchouaméni ya que Rabiot tenía que ocupar más campo a lo ancho. Con esta disposición, el cambio de tendencia fue total. Al contrario que el primer tiempo, el sector de creación fue el derecho y el de finalización el izquierdo. Griezmann se involucró como un mediocampista más, sumando recuperaciones pero también gestionando balón y dirigiendo, y Mbappé estuvo más fresco y listo para la transición. Además, Dembélé cogió más protagonismo y Koundé tomo mucha más altura que en la primera parte.
Aun con el 1-0, Michniewicz buscó agitar desde el banquillo introduciendo a Milik, Bielik y Zalewski, pasando del 4-3-3 al 4-4-2. Pero el impacto no fue el deseado. Con Polonia volcada y dejando muchos espacios atrás, Mbappé sentenció con dos zarpazos (primero en el 80’ y después en el 90’), convirtiéndose en el jugador más joven en marcar 9 goles en las Copas del Mundo. En lo que restó de partido, lo de Francia fue un aviso para navegantes dirigido a Inglaterra: pocas selecciones tienen tantos argumentos para competir con ventaja en el marcador. La solidez de Upamecano atrás, la madurez de Griezmann dirigiendo y el nivel de determinación de Mbappé son tres motivos para tener muy en cuenta a Francia de cara a lo que se viene.