Como ya ocurriese en Múnich, el Inter aprovechó mejor sus momentos y se mostró más sólido cuando no tuvo el balón. Y aunque Kane empató la eliminatoria y poco después Müller casi había encontrado las mallas de Sommer, el Inter, en dos saques de esquina en tres minutos, anotó dos tantos que mejoraban lo conseguido en la ida. Uno de Lautaro (¡qué noche del argentino!) y la ley del ex cumplida por Pavard aportaban un colchón con menos de media hora por delante. Y aunque Dier devolvió el golpe a balón parado, el Inter de Milán, bajo la tormenta de lluvia y viento lombarda, aguantó sin muchas heroicidades ante el Bayern de Múnich.
Simone Inzaghi, entrenador del Inter: «Es extremadamente difícil avanzar de ronda contra un rival así. No es la mano de Inzaghi, es la mano de estos chicos. Trabajan juntos, se sacrifican juntos, es la mentalidad de Estambul».

Vincent Kompany, entrenador del Bayern: «El fútbol siempre es cuestión de detalles, esos pequeños pasos que marcan la diferencia en partidos como éste. Es una pena para nosotros, por supuesto. Si nos fijamos en el desarrollo de los dos partidos, no habríamos deseado nada diferente, salvo los goles que encajamos».
Rectificar a tiempo
Al Inter le costó muy pocos minutos ajustar las marcas en la banda izquierda. El Bayern empezó encontrando fácil el pico izquierdo del área simplemente alejando a Bastoni del centro. Esto era así porque Bastoni era quien se abría yendo a por Olise, mientras que Dimarco iba arriba sobre Laimer. El lateral derecho alemán, al igual que Stanišić formaban parte del segundo o tercer escalón del Bayern, como enlaces abiertos entre el vértice del rombo (centrales y mediocentros) y los cuatro de arriba.
Para el minuto 8 y viendo como Olise y Müller ya habían causado peligro, Bastoni empezó a coger y a saltar a por Laimer, mientras que Dimarco se centraba en Olise (foto de abajo a la izquierda). Y si Müller caía mucho con Bastoni, Laimer era asunto de Mkhitaryan; pero no del central izquierdo (foto de abajo a la derecha). Esto significaba que Olise, aunque habitualmente saliera victorioso de su emparejamiento con Dimarco, no generase un gran hueco dentro del área.


Thuram y Lautaro: Dupla fantástica
La solidaridad de Çalhanoğlu para las coberturas y la sobriedad de los zagueros, liderados por Acerbi, complicaban las cosas a un Bayern en el que casi ningún atacante, Sané y Kane como ejemplos, rayaron a un gran nivel. Todo lo contrario que Thuram y Lautaro Martínez. El francés y el argentino fueron más incómodos para Dier y Thuram que la propia tempestad que azotaba el Giuseppe Meazza. De hecho, ambos acabaron el primer tiempo amonestados. Ni siquiera con la ayuda de Goretzka (tercer central en momentos tras pérdida por la estructura ofensiva bávara que apagó varios fuegos) eran capaces de frenar a la pareja.
Con mucho acierto técnico y mucho movimiento -uno tiraba el movimiento de apoyo (Martínez), el otro lo hacía de ruptura (Thuram)- la dupla no paró de sumar descargas, aportar profundidad y ganar duelos. Sumado a la ubicación en primera línea de Çalhanoğlu para los momentos de salida (imagen ingerior) en la primera parte, provocó que al Bayern no le saliese tan rentable la presión alta. Y, por ende, permitió al Inter tener más balón y ciertas fases de dominio.

Aunque la posesión fue mayor para los alemanes, el Inter demostró que no solo es un equipo que se encierra bien gracias a sus ocho jugadores que bloquean el centro o el lado activo entre el área y la frontal (tres centrales, tres medios y doble punta). El Inter de Inzaghi, aparte de para inquietar en campo rival la salida de balón rival, está muy capacitado para pausar el juego cuando lo considera oportuno. Su tridente en el centro del campo Çalhanoğlu, Barella y Mkhitaryan quizás no es el que más pases complete, pero sí de los que mejor pueden tratar la pelota del continente.
La segunda parte, con la tormenta arreciando, estuvo más revolucionada desde el principio. Los tres goles en el primer cuarto de hora, junto a las ocasiones de Thuram, Müller o los golpeos de Darmian añadieron picante al equilibrio. Kompany, con 4-2 en el global, dio entrada a Guerreiro por Kim (Stanišić pasó a ser central) y Gnabry por Sané. El Inter siguió presionando los reinicios en campo propio bávaros, emparejando uno a uno, a riesgo de que el Bayern pudiese correr. Eso sí, cada vez utilizó más el juego directo.
Luego, llegó el 2-2 a falta de quince minutos y llegaron Pavlovic (Goretzka) y Coman (Laimer) a falta de siete. El extremo se puso en la izquierda, juntando en la derecha a Olise y Gnabry. Inzaghi refrescó con Carlos Augusto (Dimarco), Taremi (Lautaro), Fratessi (Barella) y Bisseck (Bastoni, acalambrado). El Bayern tuvo el balón y vivió en campo rival. No obstante, salvo en una acción que Coman enlazó con Gnabry y este llegó a poner un centro en línea de fondo, los muniqueses ni aprovecharon la ventaja numérica en el lado débil (ausencia de cambios de orientación), ni supieron provocar la ventaja posicional en el lado activo, ni tampoco tuvieron la inspiración personal (ventaja cualitativa) necesaria.

El hexacampeón no forzó la prórroga tras una eliminatoria favorable para quien mejor defendió, pero que también supo golpear. Este Inter, tras la final de hace dos años, no es solo la sorpresa de estas semis. Avisado queda el Barça.