UEFA Champions League – Martes (Jornada 5)

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BORUSSIA MÖNCHENGLADBACH 2-3 INTER MILAN: EN EL GRUPO DE LA MUERTE, LUKAKU QUISO SER EL ASESINO

Por: Iñaki María

Tras protagonizar una trepidante jornada inaugural en el Giuseppe Meazza, ambos equipos salieron algo más comedidos en el Borussia Park hasta que Romelu –quién si no– decidió poner patas arriba los segundos 45′ del encuentro y, con ello, el grupo más abierto en la historia de la Champions. Durante el primer acto, se vio un partido más táctico que vibrante y, tras la reanudación, uno que se convirtió en La Jungla de Cristal. De inicio, los de Conte salieron más cautos sin balón que ante el Real Madrid, con mayor determinación en los duelos individuales que los locales y mucha más fluidez en sus circulaciones que los pupilos de Marco Rose. Eso propició el 0-1 de Matteo Darmian –principal novedad en detrimento de un Achraf que tan solo disputó la última media hora– en una jugada que el Inter repitió constantemente hasta que terminó dando fruto: los Nerazzurri se juntaban por izquierda y, mediante cambios de orientación ágiles hacia el flanco diestro, encontraban situaciones ventajosas frente a un equipo con problemas para bascular de lado a lado en esas velocidades. Y, durante el primer tercio de juego, sucedió todo lo contrario en el otro sentido. Ataques lentos y previsibles de un Gladbach que, además de no atraer demasiado al rival con sus primeros pases, tuvo que atacar por «el camino más largo» dado que el Inter buscó orientar las salidas de balón locales hacia fuera, en lugar de presionar intensamente con marcajes al hombre.

El plan le funcionó a Conte hasta los minutos previos al descanso, donde fue en aumento la inercia de un Borussia al que perder le obligaba a viajar a Madrid jugándose el pase. Eso, junto a los problemas endémicos interistas para defender en bloque medio-bajo y su incapacidad de cerrar el segundo palo en defensa, desencadenó en el 1-1 de Pléa en los minutos psicológicos. A la vuelta de vestuarios, hubo un cuarto de hora donde la pizarra perdió protagonismo en favor de muchos duelos en el barro hasta que el caos se adueñó del encuentro. Inter y Gladbach le quitaron el silenciador a sus armas y, en medio de los disparos, comprobamos que Bruce Willis no es estadounidense, sino belga. Lukaku dejó un primer tiempo solidario donde recibió juego directo dado que su equipo no arriesgaba demasiado en salida de balón y donde, a pesar de que Lautaro se puso el mono de trabajo y lo secundó con una alta dosis de astucia, volvió a marcharse sin ver puerta tras varias ocasiones claras e, incluso, un disparo al palo. Entonces, un irrefrenable Romelu, viendo que sus compañeros no culminaban las ocasiones que él ideaba, decidió que igual no era tan mala idea aparecer, una vez más, en la portada de todos los diarios italianos. Volvió a ser El Tanque Definitivo, anotando dos goles de «9» puro: el 1-2 imponiéndose en el cuerpo a cuerpo y el 1-3 luciendo su potencia en carrera. De nada le sirvió a Rose sustituir a Jantschke por Zakaria al descanso; la hemorragia no cesó por un sector izquierdo defensivo que se desangró sin Bensebaini y Elvedi. Lo que sí le funcionó, o a medias, fueron los cambios ofensivos. A tumba abierta y sin nada que perder, Pléa recortó distancias en el 75′. Hasta llegó a empatar marcando un hat-trick que se quedó en doblete después de que Danny Makkelie anulase una acción más fantasiosa que fantástica por parte de Embolo, en fuera de juego «posicional».

SHAKHTAR DONETSK 2-0 REAL MADRID: ZIDANE SE COMPLICA LA VIDA EN KIEV

Por: Miquel Villarroya

El Real Madrid volvió a pinchar en competición europea y se pegó un tiro en el pie contra el Shakhtar Donetsk. Tras un buen inicio, los dirigidos por Zidane fueron de más a muchísimo menos hasta acabar cediendo los tres puntos a un conjunto local que, con poco, pudo llevarse el gato al agua. Los primeros minutos del conjunto madrileño fueron realmente positivos, sobre todo por su presión alta. Además, con mucho desplazamiento de lado a lado y desordenando al rival, consiguió la fluidez necesaria para superar en más de una ocasión el bloque defensivo ucraniano. Pero faltó el gol.

Con un Ødegaard atinado en los minutos iniciales y un Asensio participativo en izquierda, parecía un simple trámite el encuentro. Pero, a partir del 25’, el Real Madrid bajó las revoluciones de la contienda, como si ya hubiera hecho demasiado. Su circulación de pelota fue más densa y el bloque ucraniano comenzó a sentirse cómodo defendiendo en 4-5-1. El equipo blanco encontró con menos asiduidad a los hombres determinantes, perdió profundidad por los costados y el Shakhtar consiguió tener más tiempo el balón. En dos errores que derivaron en goles, los de Zidane exhibieron sus problemas defensivos. Regalaron tres puntos claves y, ahora, su participación en octavos se complica, pese a que siguen dependiendo de sí mismos. En la última fecha, reciben al Gladbach, que también se lo juega todo.

PORTO 0-0 MANCHESTER CITY: MARCHESÍN CONTRA EL ASEDIO INGLÉS

Por: Roberto González

El Porto recibió al Manchester City en el do Dragão para reeditar su primer encuentro por fase de grupos de esta edición de la Champions y, junto con su rival, sellar la clasificación a octavos de final. Pensando más en el fin de semana que en el duelo mismo, Dragones y Cityzens dejaron un partido que terminó sin goles de forma casi milagrosa. Primero, por un notorio temor al error de parte de los ingleses. Luego, gracias a una exhibición de Agustín Marchesín bajo los palos. El arquero argentino fue capital para mantener el arco en cero con cinco atajadas ante un rival que dominó completamente el encuentro y, salvo momentos puntuales, tuvo control absoluto del tiempo y el espacio en ataque posicional. En ese sentido, Pep Guardiola volvió a disponer un 4-2-3-1 que, con balón, pasó a ser un 4-2-2-2 muy dinámico con el fin de hacer frente al 5-3-2 de Sérgio Conceição. Dentro de la búsqueda por equilibrar flexibilidad y racionalidad en la ocupación de espacios, el entrenador catalán repitió lo hecho en El Pireo con su doble pivote como base y explotando el regreso de Fernandinho al once titular. Si era necesario, el mediocentro brasileño lateralizaba hacia cualquier costado para crear la primera superioridad ante los puntas (Marega-Corona), aunque luego ganara un poco más de altura. De cualquier manera, los laterales –sobre todo Cancelo– ofrecieron amplitud de forma permanente mientras los extremos ocupaban constantemente las espaldas de los interiores (Uribe-Otávio) y atacaban el intervalo entre central externo y carrilero (Manafá-Mbemba/Sanusi-Sarr). Allí podía sumarse Bernardo Silva con total libertad para completar triángulos o, incluso, descender en zona intermedia como una línea de pase extra para los mediocentros, ya que volvió a partir como enganche. 

Este fue el escenario en que Phil Foden volvió a ser de lo mejor de los Skyblues; dejó dos pases clave y fue vital dando fluidez al equipo en el sector izquierdo, donde fue intercambiando carriles constantemente con Oleksandr Zinchenko (lateral izquierdo), estirando al carrilero cuando fue activado en banda o profundizando por el half-space. Así como su actuación entre líneas o estirando al rival fue lo más positivo de la noche, las sensaciones de Ferrán Torres como punta no fueron las mejores. El español volvió a partir del eje del ataque con la finalidad de arrastrar a los centrales rivales con su ruptura, buscando limpiar las recepciones de sus extremos (sumado a un Sterling que tuvo muchísima soltura para moverse en el último cuarto de campo) No obstante, estuvo poco cómodo cuando tuvo que fijar a algún defensor o descender un poco más al apoyo para compensar los movimientos de Silva. En todo caso, si la jugada terminaba en pérdida, el City se preocupó poco debido al ejercicio defensivo de Eric García y Rúben Dias en el control de la profundidad. De todas maneras, nada de esto alcanzó para vencer a un Porto que, casi sin amenaza y con un gol anulado al rival por fuera de lugar, también aseguró boleto a la eliminación directa.

ATLÉTICO DE MADRID 1-1 BAYERN MÚNICH: MÜLLER CONDENA

Por: Manu Escuder

El Atlético de Madrid no fue capaz de liquidar un partido que dominó durante el primer tiempo y que terminó empatando tras la entrada del eterno Thomas Müller. De inicio, Flick y Simeone compartieron similitudes claras en cuanto a sistema e intenciones, aunque el juego de los primeros 45’ fue favorable para el cuadro rojiblanco gracias a una muy buena ocupación de los espacios con balón y la reducción del potencial ofensivo rival. En ese sentido, los españoles partieron de un dibujo asimétrico en 3-5-2 con Mario Hermoso (lateral izquierdo bajo o tercer central) y Yannick Carrasco (carrilero izquierdo largo y abierto) referenciando el lado fuerte con balón, mientras Trippier (lateral derecho larguísimo) generaba amplitud por el lado débil a pesar de la exagerada distancia que existía con el central de su sector (Savic). 

En ese sentido, el Bayern buscó imitar de inicio este dibujo con una defensa de tres, en la que Alaba achicaba como líbero, Sarr actuaba como carrilero derecho bajo (figura que referenciaba el lado fuerte, con el extremo de su sector totalmente abierto) y Arney-Mbi generaba altura y amplitud por lado débil –es decir, el izquierdo–. No obstante, el factor diferencial del primer tiempo estuvo del lado atlético: Carrasco y Joao Félix fueron demasiado para Sarr y Süle, mientras que Marcos Llorente se apuntó a la fiesta a partir de su profundidad en unas zonas intermedias por derecha, donde Douglas Costa no trabajó lo más mínimo. En el segundo tiempo, no obstante, Flick fue dando con la tecla progresivamente y, con el ingreso de Thomas Müller, el equipo cambió y terminó por encerrar definitivamente a su rival. Tal fue el impacto del alemán que, con tan solo 24’ sobre el verde, ya había forzado un penalti que él mismo anotaría para comprometer a un Atlético al que le vale un empate ante el Red Bull Salzburg en Austria para disputar la siguiente ronda de UEFA Champions League.

LOKOMOTIV MOSCÚ 1–3 SALZBURG: LOS AUSTRIACOS IMPONEN SU VÉRTIGO

Por: Victor Martín

La actuación del RB Salzburg en Moscú, de principio a fin, fue de las más completas del conjunto austríaco desde que debutó en Champions hace más o menos un año. A sabiendas de que el riesgo que asume muchas veces le lleva a depender del acierto en las áreas, sus 90 minutos ante el Lokomotiv Moscú se pueden tildar de muy convincentes. El envite se presentó con la novedad del 5-2-3 ruso en fase defensiva. El plan de Nikolic consistió en defender con 7 hombres muy atrás -prácticamente con la línea defensiva hundida en el área- y desplegarse con Lisakovich –mediapunta–, Zé Luis y Éder. Pero, en la práctica, las carencias individuales y colectivas hicieron que su defensa en bloque bajo no fuera un reto demasiado resistente para el Salzburg. Como de costumbre, el ataque organizado de los de Jesse Marsch fue exterior y muy vertical. Los avances más interesantes llegaron por el costado derecho, con Mwepu libre por el pasillo interior y Kristensen con todo el carril para él. Un Koïta hiperactivo por toda la frontal y un Camara que cortocircuitó toda salida del Lokomotiv después de pérdida en el carril central acabaron de moldear el dominio absoluto austríaco. El 0-2 al descanso hizo justicia.

Tras la reanudación, Nikolic agitó la coctelera: realizó un triple cambio y viró el dibujo a un 4-4-2. Por su parte, Jesse Marsch no se quedó quieto y se adaptó a la dirección de campo de su homónimo ruso. El 4-2-3-1 del primer tiempo con el cual había atacado, pero también presionado, pasó a un 4-3-1-2. Con los moscovitas asumiendo más cuota de balón, el norteamericano emparejó a sus puntas con los centrales y encargó a sus cuatro centrocampistas, que ya tienen muy asimilados sus roles ante los posibles cambios de dibujo de su entrenador, posiciones intermedias en la presión. El descontrol al que suele incitar el Salzburg hizo que el partido se rompiese antes de lo esperado y los austríacos pudieran transitar –y lucir– muchísimo. Pese a que perdonó de cara a portería, finalmente no pasó apuros e incluso pudo golear. La notable actuación de André Ramalho defendiendo lejos de su área (a pesar del penalti que cometió) mantuvo de pie a un Salzburg que sueña aún con pasar de ronda.

LIVERPOOL 1-0 AJAX: EL HÉROE MENOS ESPERADO

Por: Hugo Marugán

Alisson quedó fuera del partido debido a una lesión (otra más), y Klopp, en vez de confiar en un Adrián que ha causado más de una derrota, dio la titularidad a un chico que tan solo había sido el portero del primer equipo en algún partido suelto de copas: el irlandés Caoimhin Kelleher. Y la respuesta fue más que positiva. Entraron bien en el partido los locales buscando las rupturas de los extremos sacando de zona a los centrales, especialmente en el duelo Mané-Schuurs, y las llegadas de los interiores desde segunda línea. El conjunto de Ámsterdam sufría para sortear la presión rival, pero empezó a hacerlo lateralizando a Edson Álvarez (en derecha) o a Ryan Gravenberch (en izquierda), contando con los descensos de Neres o Tadic y las permutas por derecha entre Mazraoui y Antony.

Salvó los muebles el Liverpool gracias a una nueva actuación excelsa de Fabinho en el eje de la zaga, y las paradas de un Kelleher que demostró buena colocación y reflejos, frenando un empuje final del Ajax donde Erik ten Hag mostró su versión más ofensiva presentando un 3-4-1-2 con Tagliafico haciendo de tercer central, Tadic y Antony de teóricos carrileros, y Labyad detrás de la pareja Huntelaar-Traoré. Reaccionó Klopp y de cara a mantener la superioridad en el área introdujo al joven Rhys Williams pasando a línea de cinco atrás. En la otra portería, un error del camerunés Onana significaría el único gol del partido, con la cantera red muy presente: Neco Williams asistiendo a Curtis Jones.

ATALANTA 1–1 MIDTJYLLAND: ESPEJISMO EN BÉRGAMO

Por: Victor Martín

El Midtjylland planteó a la Atalanta las mismas preguntas que los bergamascos suelen hacer cada fin de semana. Desde el primer minuto y hasta que le aguantó el físico, los daneses ejecutaron una presión alta por pares que incomodó muchísimo a la Dea. Brian Priske emparejó en fase defensiva a cada uno de sus hombres con cada pieza de la Atalanta, obligando a su rival a jugar rápido y con precisión si querían generar ventajas que deshiciesen esos duelos individuales. Dicho plan se sostuvo, a grandes rasgos, por la actuación de sus tres centrales: James, Hoegh y Scholz. Fue especialmente destacable lo del segundo, el último hombre de la línea de cinco, quien secó a Duván Zapata en la mayoría de duelos que enfrentó durante la noche. El colombiano jugó como único delantero, escoltado por el Papu y Muriel, y el central danés controló todos los movimientos profundos del cafetero. El único jugador de la Atalanta que se saltó el guion fue el Alejandro Gómez. El argentino, con sus descensos a la zona de creación, convirtió cada intervención suya en una ventaja para sus compañeros. Lamentablemente para su equipo, su participación solo duró los primeros 45 minutos.

Tras obtener la ventaja en el marcador, el Midtjylland siguió mirando de tú a tú a la Atalanta en fase ofensiva, intentando rasear en la medida de lo posible o buscando a su delantero, Kaba, en juego directo. Progresivamente, eso sí, fue perdiendo altura defensiva y, desde el 0-1, vivió más en campo propio que en del rival. A Atalanta le costó generar en el último tercio y el Midtjylland encontró en su bloque bajo (5-4-1) un contexto cómodo para defender. Los cambios de Gasperini, especialmente Ilicic y el debutante Amad, sumado a un Zapata que no paró de tirar apoyos para facilitar progresiones pese a no tener su noche, agitaron el encuentro y volcaron el campo hacia la portería de Hansen. Finalmente, tuvo que ser un central en posición de delantero –Romero, que cuajó una actuación defensiva más que reseñable– el autor del definitivo 1-1. La Dea se jugará la clasificación a cara o cruz en Ámsterdam, y el empate le vale.

MARSELLA 2-1 OLYMPIACOS: PAYET DEJA UNA PUERTA ABIERTA

Por: Memo Navarro

Para el Olympique de Marsella, el enfrentamiento ante Olympiacos no solo traía consigo la oportunidad de convertir su primer gol en la justa, lograr sus primeras unidades y dejar a los griegos sin posibilidades de acceder a la ronda de Octavos. La realidad es que sus últimas esperanzas de permanecer en competición europea (Europa League) durante el presente curso dependían de este enfrentamiento directo en el Velodrome. Y dejaron esa puerta abierta con Dimitri Payet a la cabeza. Como en la ida, el partido no pasó de un ritmo lento. Ante la ausencia de Mathieu Valbuena, Pedro Martins confió en Mady Camara para que este se uniera a M’Vila y Bouchalakis en una especie de trivote. No obstante, con balón, el guineano ganaba mucha altura y procuraba fijar a uno de los centrales, limpiándole recepciones entre líneas a Fortounis.

Ya con el 0-1 a cargo del africano, la visita renunció a la iniciativa y los de André Villas-Boas asumieron protagonismo, en especial Payet. Mientras Cuisance y Thauvin se pisaban recargados en la derecha, el ‘10’ pidió balón en cualquier zona, le dio valor a las posesiones (3 pases clave) y se alió con un incansable Valentin Rongier, el interior más cercano a él, cuya precisión (86% en pases) dio sentido a las pretensiones de su compatriota. Al ex West Ham poco le importaron las decisiones arbitrales y, desde los once pasos, la colgó del ángulo superior derecho en par de ocasiones. Ahora, el Marsella buscará la gesta; debe ir a Manchester a sacarle puntos a un City ya clasificado y de reojo esperar que el Olympiacos (con ventaja por diferencia de goles) obtenga un resultado inferior.

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Editorial Puskas
Proyecto periodístico dedicado al fútbol. Análisis, historias y entrevistas.

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