“Guess I got what I deserve
Kept you waiting there, too long my love
All that time, without a word
Didn’t know you’d think, that I’d forget, or I’d regret
The special love I have for you, my baby red”
La canción Baby Blue, del grupo galés Badfinger, habla, como tantas otras, de una historia de amor. Y pocas historias se pueden encontrar de un amor tan puro como el que existe entre Alexander-Arnold y su club, el Liverpool. Porque Trent ha tenido la inmensa suerte de encontrar la oportunidad en el fútbol profesional de la mano del club de su vida, y no solo eso, sino que ya se ha instalado como uno de los mejores jugadores, y pieza esencial, del equipo.
Retrocediendo hacia el principio, Trent es uno de esos niños huérfanos de las épocas gloriosas del Liverpool. Nacido en 1998, nunca había visto al club ganar una Premier League hasta la que consiguió él mismo hace unos meses, y tan solo el milagro de Estambul, en aquella final de Champions ante el Milan de Ancelotti (2005), será un recuerdo vago en su memoria de las noches gloriosas por Europa de los reds. Criado con Steven Gerrard como ídolo y modelo, su inicio de carrera se desarrolló en la posición de mediocentro, tanto en las inferiores del Liverpool como en las de la selección inglesa.
Sus primeros partidos con el primer equipo, en competiciones coperas, los desarrollaría generalmente como extremo derecho, con un lateral por detrás para cubrirle las espaldas y disimular los posibles problemas atrás, tras haber desarrollado su etapa formativa en el mediocampo. Pero las necesidades del club, agravadas tras los problemas físicos continuos de Nathaniel Clyne, y la falta de otro lateral derecho de garantías, serán las que le harán ocupar la posición de lateral derecho…. de donde ya no saldría.
“All the days became so long
Did you really think, I’d do you wrong
Trent, when I let you go
Thought you’d realize, that I would know, I would show
The special love I have for you, my baby red”
Será finalmente la temporada 2017/18 la del inicio de su consagración en la banda derecha de Anfield. Desde aquel mes de agosto, donde en un partido de previa de Champions League ante el Hoffenheim de Nagelsmann en Alemania marca un gran gol de falta (habilidad que ha ido perfeccionando con el paso de los años), su presencia como titular se hizo más continua. Ya era un jugador que producía en campo rival gracias a su golpeo, pero sin la continuidad con la que lo hace ahora, y atrás tenía bastantes carencias. Trent especialmente sufría ante la presencia de extremos veloces y con desborde. Marcus Rashford, Wilfried Zaha o Stephan El Shaarawy son ejemplos de jugadores que explotaron sus problemas atrás, pero en medio de esa temporada y esos problemas, deja la primera actuación grande de su vida.
El 4 de abril del 2018, el Liverpool recibía al Manchester City en la ida de los cuartos de final de la Champions. Aquel City de Guardiola, que acabaría llevándose la Premier haciendo récord de puntuación, estaba perfectamente construido. Por izquierda, el lado que atacaba a Trent, tenían la presencia de un lateral como Fabian Delph que apoyaba por dentro la construcción de balón, un perfil de interior como David Silva perfecto para detener el tiempo y atraer rivales jugando en zonas intermedias, y el rapidísimo Leroy Sané jugando abierto en banda. Sería ante este último, el alemán, con quien Trent se sacó el doctorado. Lo suyo ese día fue una masterclass continua a la hora de meter el pie, siempre midiendo bien las distancias y ganándole los duelos individuales, convirtiéndose en una de las claves de la posterior victoria por 3-0 de su equipo, uno de los partidos más importantes en la era Jürgen Klopp.
Vale que Trent sufrió en sus inicios jugando de lateral (no era su posición original), pero su mejora ahí con el paso de los años es más que notable, y dista mucho de ser un hándicap para el equipo. A las virtudes mostradas esa noche ante Sané ha añadido una gran capacidad para cruzarse en la carrera del rival mientras vuelve en transición defensiva, siempre evitando el meter la pierna antes de tiempo. Ayuda mucho al central derecho del equipo llegando en coberturas (importantísima su labor con el joven Rhys Williams en este comienzo de temporada). También protegiendo el segundo palo ante centros laterales muestra fundamentos, pese a alguna desconexión espontánea.
“What can I do, what can I say
Except that I want you by my side
How can I show, you, show me a way
Don’t you know, the times I tried
Guess that’s all I have to say”
Y en ataque, qué se puede decir de él. Ha logrado ser la pieza sobre la que gira uno de los mejores equipos del mundo, sino el mejor. Ha añadido poso y una confianza cada vez mayor en sí mismo para dirigir todas las posesiones y marcar el timing del equipo a la hora de avanzar. Sus primeros años, casi siempre la función que se le tenía reservada consistía en ser profundo, llegar a línea de fondo y poner el centro, pero su mejora en todos los aspectos del juego le permite a Klopp mayor flexibilidad posicional. Ya es habitual verle como lateral bajo relacionado a apoyar la construcción del ataque, como en el partido de vuelta ante el Atlético Madrid, donde pese a la eliminación del equipo, Trent dejó una exhibición memorable y de un impacto sensitivo sobre el césped mayúsculo. También en los últimos meses ha estado desarrollando una capacidad mayor para sorprender arrancando en conducción. Ya no es tan dependiente de su golpeo (¡cómo si eso fuese un problema!) y deja buenas arrancadas, siendo capaz de dejar adversarios atrás. Su brutal uso de la pierna izquierda, recordando que es diestro, también le dificulta mucho a los rivales defenderle, y sus cambios de orientación hacia el escocés Robertson, el lateral zurdo, son más que habituales.
No es, y seguramente nunca sea, un jugador sobre el que dormir el partido, que te vaya a juntar al equipo y bajarle revoluciones al encuentro involucrando compañeros. A Trent le gusta ser agresivo en sus envíos (acumula muchas pérdidas por partido), y dejar pases que impacten sensorialmente a compañeros, rivales y aficionados.
Lo suyo es muy especial, y debería ser motivo de celebración para el mundo del fútbol. En una era en la que cada vez el juego depende menos de la inspiración y la creatividad se desvanece, ha aparecido un lateral que es capaz de levantarnos del sofá con un simple pase. Alexander-Arnold debe estar agradecido por jugar en el club de su vida, y el Liverpool, a ritmo de canción, agradece que haya sido, precisamente a ellos, a quienes les haya tocado la lotería.
“Except the feeling just gets stronger, everyday
Just one thing, before I go. Take good care, baby, let me know, let it grow
The special love, you have for me”.