«Tiene ese carácter para exigir el balón, para tomar decisiones que no son muy habituales para su edad».
Mikel Arteta sobre Bukayo Saka en Sky Sports. 27 de enero, 2021.
En la vida y en el fútbol, encontrarse con las personas indicadas en el momento justo puede marcar una diferencia permanente. Si esta condición cambia cosas y carreras en futbolistas llenos de trabajo y con una calidad razonable, a los talentos innatos les abre la posibilidad de alcanzar un estatus que sólo por eso podría pertenecerles. En ese camino está Bukayo Saka (2001), sobre todo desde que Mikel Arteta llegó al Arsenal en diciembre de 2019. Tiene un físico que engaña y una mente que no se adivina al verle en su metro con 78 centímetros, pero se ha convertido en el jugador que más puede representar el paso del vasco por la capital inglesa: adaptarse para competir.
Aunque el joven inglés está en plena construcción, existen dos cosas que permiten entenderlo: inteligencia y adaptabilidad. Si algo ha distinguido al nacido en Londres desde la academia Gunner es precisamente su capacidad para interpretar el juego, y esta es, con 19 años y poco tiempo en la élite, su gran carta ganadora. De hecho, tanto en categorías sub 18 como sub 23, ya había visitado todos los roles de ataque (punta y extremo por ambas bandas), aunque partiese casi siempre de la izquierda; también fue interior zurdo e incluso llegó a jugar como lateral por ese mismo costado en el filial. Y esto, como no podía ser de otra forma, ha sido alimentado con especial dedicación por el estratega español a partir de su arribo al Emirates Stadium.
«Si es capaz de hacer eso con la inteligencia que tiene, con el ritmo de trabajo que muestra en el campo y con la capacidad que tiene para entender el juego en diferentes posiciones, entonces se convierte en un jugador realmente diferente».
Mikel Arteta sobre Bukayo Saka en Sky Sports. 27 de enero de 2021.
Por esta misma razón, Bukayo Saka puede ser, a día de hoy, el espejo de Mikel Arteta como entrenador del Arsenal. El ex asistente de Pep Guardiola ha utilizado tres módulos base con balón (1-4-2-3-1, 1-4-3-3 y 1-3-4-3). En todos ellos ha brillado Bukayo, sumando minutos dentro de cada uno de los roles que ya había conocido cuando estaba en la academia. Se le ha pedido dar amplitud y fijar rivales en banda para luego meterse y liberar carril externo, flotar y recibir en zonas entre líneas, arrastrar contrarios en conducción y crear o finalizar en el último tercio. Es, en todo sentido, un comodín.
Todas estas incursiones le han permitido crecer mientras él, por necesidades del sistema, ha compensado múltiples cambios y se ha adaptado para competir y hacer competir. Es así que, hasta ahora, con 28 partidos disputados la 2021-21, acumula siete como extremo izquierdo, cuatro como interior zurdo —como en las figuras siguientes—, seis como carrilero por ese mismo costado y 11 como extremo diestro, donde parece asentarse tras la irrupción de Emile Smith-Rowe y la llegada de Martin Ødegaard en enero. Y aquí, entre un pie zurdo que es cada vez mejor, su hiperactividad y su constante enchufe al circuito del balón, yace eso que lo vuelve un auténtico «bicho», una anomalía para el futuro.
Para ser un futbolista con gran lectura de juego —que seguirá creciendo de la mano de Arteta— y tener mucha consistencia en sus toques con ambos perfiles, su físico tiene algunas peculiaridades. No es especialmente plástico con las piernas, pues son bastante rígidas en los gestos más allá de lo bien que elige cuál utilizar según la jugada. Es algo que salta a la vista cuando busca el uno contra uno o gira bajo presión del rival. No fluye tanto como parece.
Sin embargo, su principal amenaza está en lo que causa desde el momento previo a la recepción. Siempre bien orientado hacia la pelota y buscando sacar ventajas a partir de su intuición, posee un muy buen primer contacto que le permite asegurarse comodidad para salir en carrera. Sus decisiones en cuanto a superficie del pie y ruta para correr suelen ser coherentes y causan sensación de peligro. Y, una vez allí, aún sin un equilibrio tan destacado en carrera —aunque con un centro de gravedad bajo que le da soporte—, detenerlo se vuelve complicado porque sus trayectorias son fiables, el uso de su cuerpo para cubrirse es congruente y la bola siempre va cerca de sus botines.
«Está todo el tiempo pidiendo entrenar más para mejorar en áreas en las que puede hacerlo mejor. Sin duda, esa fue una, producir la última parte en la caja para anotar o ayudar. Lo está haciendo con mucha más frecuencia».
Mikel Arteta sobre Bukayo Saka en Sky Sports. 27 de enero de 2021.
Así se construye, siempre ligado a las palabras de Arteta, un jugador que no sólo lee e interpreta cada vez mejor el juego, sino que saca más provecho de lo mejor de su físico para sentirse cómodo con la pelota; la amasa, toca, la lleva y acerca al Arsenal a peligros con creciente valor de gol. Además, a medida que se afianza en la derecha, va mostrando una mayor capacidad para asumir riesgos y desequilibrar al rival con sus traslados y, luego, dar ese penúltimo o último toque.
Allí, por ejemplo, ya están viéndose algunos frutos de lo que ha comentado el estratega vasco. Según FBref, comparándolo con extremos del fútbol europeo —si podemos encasillarlo en este rol al menos por ahora—, hay números que confirman la evolución. En el último año calendario, por cada 90 minutos, ha producido 2.93 centros y 0.5 servicios al área, lo que significa 84% y 82% más que los demás en su posición en Europa.
Además, hay otro par de datos que deben leerse juntos y permiten dar luz a su peligrosidad: por cada 90′ en los últimos 365 días, ha conseguido 0.35 regates que acabaron en tiro a gol. Y, a su vez, ha recibido 0.06 faltas que conducen a la anotación. Esto equivale, respectivamente, a 66% y 77% por encima de los otros. En ambos logra estar arriba de la media.
No obstante, el gran margen de mejora estará en comprender sus contextos defensivos y en las ejecuciones dentro de estos, sobre todo si sus actuaciones en el centro del campo —como mediapunta o interior— o de carrilero vuelven a darse con frecuencia. Será muy importante ver cómo lo moldea Mikel Arteta para lanzar o acompañar presiones, en lectura para saber si realiza saltos o no según la conducta del rival, cuidar sus espaldas y ofrecer más solidez cuando deba defender en banda. Esta será una de las aventuras más emocionantes para medirlos a ambos a medio plazo.
El ascenso de Bukayo Saka es un todo compuesto por una combinación de condiciones cambiantes, pero propicias. Por el talento innato para jugar, un hambre grande de aprendizaje para absorber el máximo de experiencias en cada rol, gran capacidad de adaptación y una figura como la de Mikel Arteta, quien llegó en un momento casi perfecto para encausarlo y empezar el proceso de acercarlo a lo que realmente puede ser. Y que, como él, también ha necesitado mutar continuamente para crecer. Es una joven anomalía que, en su conjunto, tiene los argumentos para dominar el futuro, y quizá sea más pronto que tarde.