Tanto la Holanda de Frank de Boer como la Ucrania de Andriy Shevchenko son selecciones con marcadas fortalezas y debilidades. En la noche de Ámsterdam, aquellos que creyeron y le dieron más valor a sus puntos fuertes son los que acabaron llevándose la victoria en el partido más divertido que ha dado la Eurocopa hasta el momento.
Empezando por la selección neerlandesa, en un partido que tiene muchas cosas que contar, los locales demostraron muchísima frescura en sus ataques posicionales, posibilitada por grandes versiones de sus dos jugadores más importantes en ese apartado: Frenkie de Jong y Memphis Depay. El interior del Barcelona, apareciendo en la base de la jugada y transportando ataques, mostró una frescura en cada contacto muy difícil de contrarrestar, mientras que el atacante del Lyon dejó jugadas de alto valor sensorial dejando varios rivales detrás. Ellos dos, sumado a perfiles que les compensan necesitando poco balón y llegando al espacio, como es el caso de Denzel Dumfries o Georginio Wijnaldum, posibilita cosas como las que ocurrieron en el césped del Johan Cruyff Arena, con la holandesa siendo una selección que produjo con frecuencia.
Todo lo positivo comentado por Holanda con balón es negativo cuando se refiere a su fase defensiva. Su tendencia a acumular muchos jugadores delante de línea de balón, provocaba que a cada pérdida el carril central fuese un desierto de fácil escape para el rival. Incluso en defensas posicionales, la búsqueda de encajes individuales provocaba trayectorias de acoso muy largas a las que se llegaba tarde y facilitaban la progresión rival.
Ucrania, a partir de la figura del delantero Roman Yaremchuk en apoyo, aprovechó esas debilidades para salir con continuidad. El jugador del Gent completó una actuación monstruosa en apoyo, dejando constantemente compañeros de cara y facilitando salidas, con Malinovsky y Yarmolenko como las otras piezas a destacar en la selección del este de Europa. El extremo derecho estuvo muy bien con conducciones que dejaban a rivales en el camino, y culminó su actuación con un golazo típico de Arjen Robben.
Ucrania logró empatar el partido a escasos diez minutos del final, y parecía un golpe psicológico muy duro para Holanda, pero un centro de Nathan Aké tras incorporarse en conducción fue rematado por Dumfries en el segundo palo para concretar la victoria. El lateral del PSV tiene problemas evidentes recibiendo al pie o tomando decisiones en el tercio final, pero aprovechó su facilidad para llegar constantemente para estar presente en los tres goles y dar la victoria a los suyos. En el fútbol, como en la vida, aquel que le da más importancia a sus virtudes que a sus defectos está destinado a salirse con la suya.
