República Checa 1-2 Dinamarca: La victoria de una vida

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Ganase quien ganase, el premio era un boleto para jugar el partido de sus vidas. Checos y daneses, dos naciones normalmente alejadas de la capacidad de ganar grandes trofeos, se jugaban el pase para quedar como uno de los cuatro equipos en pie. Ambos venían en grandes momentos emocionales, los checos tras la sorpresa que dieron eliminando a Países Bajos, y los daneses tras haber sido capaces de rehacerse tras los duros golpes que sufrieron en sus dos primeros partidos del torneo. Fue un partido repleto de alternativas, de cambios de guion, de actuaciones individuales destacadas… pero finalmente fue Dinamarca quien se alzó con la victoria. El premio a Kasper Hjulmand por una vida dedicada al fútbol. Él está siendo el mejor entrenador de la Eurocopa, no solo por haber construido un colectivo tan sólido, con tantas variantes, sino principalmente por su capacidad de influir en los partidos a través de la dirección de campo. Ante República Checa, lo volvió a hacer.

Un gol al minuto cinco de partido, anotado por Thomas Delaney en una acción a balón parado muy mal defendida por los checos, cambió rápidamente los planes propuestos de inicio por Hjulmand y Silhavy. Obligada a anotar, la selección de República Checa empezó a hacer aquello que más ha caracterizado su paso por el torneo, y la clave en esa victoria ante Países Bajos, que es buscar presiones altas mediante marcas individuales. En este sentido, Patrik Schick y los extremos emparejaban con los tres centrales daneses, Barak y Soucek vigilaban a Hojbjerg y Delaney respectivamente. Si Dinamarca llevaba el balón fuera con el carrilero, era el lateral checo el encargado de saltar a esa recepción, pero era un salto grande que permitía al rival pensar. Joakim Maehle iba a aprovechar eso para girarles una y otra vez.

«Kasper Dolberg jugó realmente bien. Sus participaciones en apoyo dejando a un compañero de cara fueron incontrolables para el rival»

Maehle, que lleva un mes jugando el fútbol de su vida, haciendo cosas que nunca había hecho fruto de la confianza, empezó a sumar asociativamente filtrando balones en carril central, donde Dolberg participaba en apoyo y dejaba a un compañero de cara. Con Hojbjerg completando otra gran actuación lanzando, y la amenaza al espacio de Braithwaite o Damsgaard, Dinamarca giraba al rival, corría y generaba situaciones de peligro. Ese mayoritariamente fue el guion de un primer tiempo que se culminó con Maehle dándonos otro ejemplo más de lo que la confianza es capaz de hacer en una persona. En el partido más importante de su vida hasta ahora, se atrevió a un centro imposible, con el exterior, que pilló de sorpresa a toda la defensa rival y sirvió para que los suyos se fuesen dos goles arriba al descanso.

Reaccionó Jaroslav Silhavy en el entretiempo, consciente de que era ahora o nunca, y dio entrada a Michael Krmencik por Tomas Holes. Durante el primer tiempo, la fase ofensiva de los checos había sido una constante búsqueda por encontrar a Coufal abierto y que este metiera el centro al área, pero no creaban ventajas previas a esa acción y los daneses defendían cómodos. Con la entrada de Krmencik para jugar junto a Schick, República Checa empezó a generar mucho juego directo, a imponerse en las segundas jugadas y a centrar, ahora sí, con ventajas previas. Destacar las actuaciones de Soucek dirigiendo, llegando desde atrás y ganando balones divididos, y la de Coufal para llegar constantemente a línea de fondo y meter el centro.

El gol que les metió de nuevo en el partido lo marcó, quién sino, Patrik Schick. El delantero del Bayer Leverkusen va a abandonar el torneo habiendo marcado cinco goles en cinco partidos, demostrando una fiabilidad anotadora que no se le había visto ni insinuado antes en su carrera. De hecho, en sus clubes, el valor competitivo del delantero suele estar más ligado a su capacidad para sumar en el juego en apoyo que por una capacidad goleadora por encima de la media. En esta Eurocopa ya no solo es que haya ido a gol por partido, sino que su ratio de efectividad debe ser de los más altos de la competición.

«Hjulmand volvió a corregir con su dirección de campo. Dinamarca sufrió hasta que intervino»

Estaba logrando llegar con continuidad República Checa y el gol de Schick les había dado el impulso emocional necesario, pero entonces entró en juego Kasper Hjulmand. Primero, en el mismo movimiento que se le vio ante Gales, poniendo a Andreas Christensen de mediocentro y pasando a un 4-3-3, aunque rápidamente volvió a la defensa de tres centrales devolviendo al del Chelsea ahí con la entrada de Christian Norgaard como mediocentro. De esta manera, Dinamarca pasó a defender mejor el ancho del campo, llegaba siempre a las basculaciones y las ventajas que estaban generando los checos desaparecieron.

Como extra, la entrada de Yussuf Poulsen también les sirvió para sumar salidas a campo abierto, con el delantero amenazando en carrera o descargando balones largos. Todo el empuje checo al inicio del segundo tiempo se evaporó y no volvió hasta los minutos finales fruto de la desesperación del resultado. Ahí, Simon Kjaer se erigió en héroe defendiendo el área como un coloso y escondiendo el interruptor de la luz al rival.

Dinamarca ha logrado un histórico acceso a las semifinales en un torneo que empezó de la peor manera posible. No cabe nada más que felicitar al grupo y el bloque construido por Hjulmand, uno de los mejores colectivamente hablando que hemos visto en este torneo y con una capacidad brutal para aguantar los golpes y volver a la vida. Ya que están aquí y teniendo eso en cuenta, aspiran a cualquier cosa.

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Hugo Marugan
Fútbol. Para disfrutarlo, para aprender y para contarlo.

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