Después de un gran debut en Juegos Olímpicos, donde México se mostró como un equipo bastante global, expresando comportamientos y soluciones en todas las fases del juego, apareció Japón. Con mucho orden y aprovechando las pérdidas del equipo azteca, los anfitriones lograron llevarse la victoria. Y México sufrió bastante en ataque posicional.
Primero, porque la selección nacional no logró crear las estructuras que contra Francia le permitieron progresar como fueron los “rombos” en zonas intermedias. Asimismo, el tener tan pocos jugadores amenazando el carril interior hizo que Japón defendiera cómodo. Por otro lado, Diego Lainez no pudo recibir con ventajas, ya que no le creaban espacio para recibir en diagonal y en ventaja posicional, sino de espaldas y con los rivales muy próximos.
Otro rasgo importante fue la alta cantidad de pérdidas que tuvo el equipo de Jaime Lozano tras recuperar el balón. Ante Francia, fue una fase donde el equipo azteca se vio sumamente líquido y peligroso. Sin embargo, contra Japón, no pudo estar lo suficientemente bien ubicado y preciso para pasar al ataque.