Australia 1-0 Dinamarca: Una ‘Cenicienta’ de final feliz

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Pase lo que pase, el cuento de la “Cenicienta” del grupo D será feliz e histórico. Australia participará en la fase final de una Copa del Mundo. Nuevamente, como ocurriera en Alemania 2006, los oceánicos jugarán unos octavos de final. Pero, esta vez, con dos partidos vencidos; un hito para el fútbol nacional. Todo esto tras una jornada donde, durante pocos segundos, estaban eliminadas. El gol de Túnez contra Francia pondría todo el grupo patas arriba, pero la reacción instantánea de Mathew Leckie haría estallar de alegría el Al Janoub Stadiu, al menos por la parte amarilla.

De inicio, en lo que a dibujos se refiere, ambos combinados partieron de un 4-2-3-1. En el caso danés, con mucha más llegada desde carriles exteriores: con Skov Olsen por derecha, siendo punzante a través de sus cambios de ritmos; y con la relación de Lindstrom y Maehle por izquierda, llegando casi siempre este último a generar también desde línea de fondo. También con los terceros hombres ofrecidos esporádicamente por Martin Braithwaite. Por parte australiana, con mucha menos posesión de balón, llegando esporádicamente con los buenos movimientos de Mitchell Duke.

En todo caso, y aunque Australia comenzó teniendo alguna ocasión con potencial para ser peligrosa sobre la portería de Schmeichel, pronto empezó a dominar Dinamarca y los de Graham Arnold dieron un paso atrás en su bloque, resguardándose en un 4-4-2 estrecho, en bloque bajo, sin conceder demasiados espacios en pasillos interiores. Esto, aunado a la tendencia danesa a concentrar sus llegadas por carriles exteriores, terminaron por dibujar un partido donde los visitantes tocaban a la puerta con relaciones y desborde desde fuera, y donde Australia podía coger oxígeno activando juego directo a partir de la figura de Mitchell Duke.

A Dinamarca se le manifestaron, nuevamente, los mismos problemas para anotar que en sus dos anteriores partidos: todo el juego concentrado por pasillos exteriores derivaba en muy poquitas ocasiones de peligro real sobre la portería rival. Ninguna de las dos selecciones perdieron, en todo caso, la compostura hasta que estalló la noticia en el otro partido del grupo: Túnez se había puesto por delante en el marcador contra Francia, y tanto Australia como Dinamarca estaban eliminadas de la Copa del Mundo. Ni un minuto tardó, así pues, el cuadro oceánico en anotar el 1-0 con un magnífico golazo de Mathew Leckie. Australia estaba dentro. Túnez y Dinamarca, fuera.

Cobraba toda su lógica el hecho de jugar los partidos del mismo grupo en la misma franja horaria. En cuestión de un minuto, Túnez veía cómo estaba eliminada, cómo se clasificaba y cómo volvía a quedarse fuera. Caso contrario al de Australia, que ahora se veía dentro. Nunca, en todo caso, estaba en la torna Dinamarca, incapaz de anotar un solo tanto. Todo esto se transformó en desesperanza para el combinado europeo, que multiplicó los centros al área y se topó en todas las ocasiones en un inconmensurable Harry Souttar en el juego aéreo. Fueron incapaces de convertir, al igual que contra Túnez. Un solo gol en tres partidos, ninguno de jugada corrida. La participación danesa llega a su fin de la peor manera posible.

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Manu Escuder
Periodista, analista y scout. Formando y formándome. También escribo en Revista Panenka.

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