Inter de Milán y Juventus de Turín son dos equipos en reconstrucción. Cada uno a su manera, pero al fin y al cabo en reconstrucción. Tras un verano en el que han perdido calidad diferencial en el verde y han cambiado de inquilino en el banquillo, están en el proceso de volver a construir equipos lo más competitivos posible. Todo esto, como es lógico, se está traduciendo en el ritmo de puntuación que están teniendo (están a 7 y 10 puntos, respectivamente, de AC Milan y Napoli), y también se reflejó en el esperado Derby d’Italia. En un partido de mínimos, Paulo Dybala rescató un punto de San Siro (1-1) que, visto lo visto, hizo justicia con lo que aconteció sobre el terreno de juego.
El primer cuarto de hora del partido fue para el Inter de Milán. El equipo de Simone Inzaghi gozó del dominio territorial gracias a la superioridad que tenía en los primeros pases. Allegri dispuso a su equipo en un 5-3-1-1 y el Inter, que construía con sus tres centrales y Brozovic por delante, siempre tenía un jugador más a partir del cual progresar. La Juventus intentó ser agresiva en su presión, con Morata sobre De Vrij, Kulusevski sobre Brozovic y el interior del lado de balón saltando al central poseedor, pero el Inter logró encontrar al central opuesto en condición de libre gracias a su buena circulación. Llevando el balón de un lado al otro, a través de De Vrij o con cambios de orientación entre Skriniar y Bastoni, y con las artimañas de Marcelo Brozovic para librarse de la marca de Kulusevski (situándose de central y dándole la posiblidad a Bastoni de coger vuelo), los ‘neroazzurri’ giraban el juego sin que al interior de lado débil de la Juventus le diese tiempo a saltar y conseguían progresar. Con los locales colándose en campo rival con facilidad, Bonucci, Chiellini y Danilo tendían a recular priorizando la protección del área, y el Inter dominaba el encuentro. No obstante, es debido apuntar que el 1-0 de Dzeko (16’) llegó en una secuencia en la que la Juventus estaba en inferioridad numérica por la lesión de Bernardeschi.
Los primeros 15′ fueron para el Inter, pero a partir de ahí la Juventus dio un paso hacia adelante y la tendencia emocional del partido cambió
Pero el gol, como siempre en el fútbol pero especialmente en este tipo de partidos, supuso un punto de inflexión en el encuentro. Por detrás en el marcador, la Juventus pasó de una actitud pasiva a ir a buscar al Inter arriba -algo que seguro que formaba parte del plan de partido de Allegri porque la respuesta fue inmediata- y logró generar dudas a su rival. Del 5-3-1-1 con el que empezó, pasó a defender en 4-4-2, asumiendo riesgos con el propósito de no hundirse tanto y poder presionar en ciertos momentos. Cuadrado, que antes perseguía a Perisic, era el encargado de saltar a Bastoni, dejando a Danilo en situación de uno contra uno con el croata y a Bonucci y Chiellini mano a mano con Dzeko y Lautaro. Este cambio de actitud provocó que el Inter perdiera dos balones en salida y a partir de ahí la tendencia emocional del partido empezó a cambiar. Con la Juventus presionando individualmente la salida del Inter y dejando a Handanovic libre, el Inter optó por la vía del juego en largo, pero Bonucci y Chiellini se impusieron a unos Dzeko y Lautaro que no ofrecieron demasiadas soluciones. De esta forma, el partido pasó a jugarse en el campo del Inter.
El gol, no obstante, seguía quedando lejos de la portería de Handanovic. En gran medida por la incapacidad de la Juventus para generar con balón. Los turineses mejoraron a partir de adelantar sus líneas, pero cuando tuvieron que llevar la iniciativa, el Inter apenas sufrió. Con balón, el dibujo de la Juventus seguía siendo de tres centrales: Danilo hacía de central diestro, Cuadrado y Alex Sandro ensanchaban el campo, Locatelli, Bentancur, McKennie y Kulusevski formaban una especie de rombo en el medio, y Morata quedaba solo en punta. Pero el ataque posicional de la ‘Vechia Signora’ fue muy plano y el Inter pudo defender cómodamente con su 5-3-2. Tanto en los momentos en los que presionó, con Barella saltando a Chiellini para igualar la salida, como en los que decidió esperar en un bloque medio. Allegri tenía que intervenir si quería cambiar la dinámica.
Con el Inter cediéndole el balón para gestionar la ventaja, la Juventus se mostró incapaz de generar en ataque posicional
Con Chiellini y Bonucci ganando todas por arriba, cortando las salidas del Inter y construyendo un contexto similar al de después del gol, el técnico italiano intervino en el 65′ poniendo a las dos individualidades más potentes que tiene en la plantilla: Dybala entró por Kulusevski y Chiesa por Cuadrado. El argentino reapareció después de un mes lesionado y le bastó con no estar a su máximo nivel para tener un impacto inmediato en el partido. Con el Inter defendiendo en un bloque bajo con la intención de proteger la ventaja, Dybala fue el motor ofensivo de su equipo e hizo que se le hiciera muy largo el partido al Inter. A pesar de que por momentos abusaron del centro lateral y tampoco generaron ocasiones claras, acabó pasando lo que podía pasar. Dumfries, que había entrado por Perisic y que Inzaghi había intercambiado de banda con Darmian para que no se enfrentara directamente a Chiesa (clave su amenaza en derecha para hundir el bloque del Inter), cometió un penalti completamente evitable que Dybala anotó. Con jugadores como el argentino y el italiano, crecer compitiendo es mucho más sencillo para la Juventus.