El duelo entre América y Pumas dejó muchos matices en el aire tras el empate vivido en el Estadio Azteca. Primero para pensar en si el equipo de Harrigton es la maravilla o si el de Báez debiera merecer más de lo conseguido hasta ahora Estos son algunos rasgos que mostraron.
El inicio
América inició con un 4-1-4-1. Amanda Pérez se posicionó como MC única, pero con las ayudas de Cuevas y Eva González. Al momento de atacar, América tenía a tres jugadoras en ofensiva: Espinoza y Hernández a lo ancho y Luebebert como referencia en ataque. Por su parte, Pumas buscó también con tres mediocampistas, aunque Díaz es reconvertida de DFC a MC para ayudar defensivamente. Mientras a Santamaría y Herrera se les pidió ir por dentro. Dinora Garza encontró espacios libres.
Una de las cosas a destacar es la intensidad de duelo. Por eso es que estos partidos son nombrados como clásicos, pues se nota ese plus de evitar la derrota con mucha precaución y también miedo a fallar. La gestión emocional en una liga donde se hace notorio mucho el acierto (calidad) – error castiga mucho a quien no aprovecha sus oportunidades. Por ejemplo, en la siguiente imagen, donde Pumas intentó transitar y correr al espacio, Karen Luna retrasó la jugada.
El ataque de Pumas en 1T
Las universitarias buscaron fijar con Duarte para jugar en largo, pero mucho se debió a los momentos en que, tras intentar salir desde el fondo, Villeda o Delgado iban en búsqueda de Luz, con Farías interceptando bastantes jugadas. Y Montse Saldívar (fuera de cuadro) fue clave en el ataque azulcrema. La joven lateral ayudó profundizar por el lado izquierdo como la más adelantada.
Presionar mucho
Durante el primer lapso, América obligó a lo mencionado antes del juego directo. Pese a la consigna de las dirigidas por Báez de salir jugando, se nota como las vigilancias de las delanteras y lo poco asociativo que intentó ser en esos lapsos ponían a las Águilas mucho más cerca del arco de Villeda. Pero Pumas soportó el cero en los primeros 45 minutos.
Goles a racimo en el complemento
Los mecanismos de América fueron más efectivos para anotar rápidamente. La presión a la cercana más el error de Díaz en ambas salidas provocaron que Daniela Espinoza y Montse Hernández definieran, pero todo emergió de malas salidas de Pumas. Ahí, las locales inclinaron parte del segundo tiempo y parecían tener el juego asegurado.
Las modificaciones y Dinora Garza
Para este lapso del partido, del minuto 65 en adelante, comenzaron los cambios. Laura Herrera pasó a ser una especie de delantera falsa, Macías y Campa ocuparon carriles exteriores, pero la clave fue la entrada de Dani Padilla para llevar más balón en campo rival. Amanda Pérez quedaría junto a Cass Cuevas en el mediocampo, pero poco pudieron hacer. Además del extraño cambio de Mónica Rodríguez como lateral junto a Karen Luna, Mauleón también ocupo un lugar menos defensivo y no pudieron soportar el adelantamiento de líneas universitarias.
El apoyo de Padilla fomentó también que García (error en la imagen) se colocara como otra interior junto a Dinora Garza, quien dejó muestra de gestos individuales, espacios, creación de oportunidades y peso ofensivo. Garza y Peraza -de Santos- lideran el rubro de pases en profundidad, 27 y 35 respectivamente. Además, en jugadas clave, la ex- rayada tiene ocho sin contar este partido, por lo que su desempeño más allá del gol fue más que bueno.
Al final, tras el empate a dos entre ambos equipos, hay dos cuestiones para replantearse tras la pregunta inicial. El equipo de Karina Báez rescató algo más que un punto, lo que significaría mucho para la siguiente parte del torneo, en donde ha merecido e intentado ganar los partidos, contrario a lo que quizás otros equipos encuentran de otra manera. Por su parte, el conjunto de Craig Harrington ha tenido tropiezos recientes, pero sigue dotado de calidad. Esa noche, el entrenador falló en la dirección de campo con la elecciones de cambios y poco pudo hacer para reencontrarse con la victoria, pero eso no significa algo malo. Por el contrario, hablamos de dos equipos nuevos que han ido evolucionando, con un techo alto, aunque resta para saber si tendrán material de liguilla.