Croacia 2-1 Marruecos: Mucho más que una consolación

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Finaliza el partido por el tercer y cuarto puesto. Todo la expedición croata entra al campo y celebra efusivamente la victoria por 2 a 1 ante el combinado marroquí. La segunda vez en su historia que quedan en tercer lugar en una Copa del Mundo (tras Francia 1998) y la segunda  edición consecutiva que hacen ‘podio’ (tras Rusia 2018). No es para menos. Por otro lado, Marruecos: la otra cara de la moneda. Los jugadores marroquíes se lamentan de la derrota y protestan al equipo arbitral. Se les nota frustrados a pesar del histórico torneo que han realizado. 

Algunos gustan de llamar al partido por el tercer y cuarto puesto ‘final de consolación’, como si  ya nada importase y fuese un encuentro sin valor. Pero nada más lejos de la realidad: no todos los años se tiene la oportunidad de quedar tercero en una Copa el Mundo. Croacia y Marruecos fueron conscientes de ello y dejaron 90 minutos nada faltos de competitividad. Para los croatas, la victoria significa mucho más que una consolación.

Ambos técnicos realizaron muchísimos cambios de cara al partido. Por parte croata, Zlatko Dalic salió en 4-2-3-1 con Ivan Perisic como lateral izquierdo y la sorpresiva inclusión de dos jóvenes defensores que no habían contado con minutos hasta ahora: Stanisic y Sutalo. Arriba, eran de la partida Majer, Livaja y Orsic. Por parte marroquí, el debut de Bilal El Khannous, jóven de 18 años militante en el Genk, era lo más destacado. Por lo demás, Walid Regragui solamente se guardó en el banquillo a la revelación del equipo (Azzedine Ounahi), remplazada por Abdelhamid Sabiri. 

Los partidos por el tercer y cuarto puesto suelen ser sinónimo de riesgo y poca especulación, ya que ambos contendientes tienen poco que perder, y así fue desde el inicio. A diferencia del partido que se jugó en la fase de grupos, finalizado sin goles, tanto Croacia como Marruecos salieron a por la victoria desde el minuto 1. Mejor estuvo Croacia, con las ideas más claras con balón y mejor organizada sin él. Con Modric y Kovacic gestionando la base, los croatas lograron tener ataques profundos llegando mucho por fuera a través de las parejas de banda. Sobre todo por izquierda, con Mirslav Orsic recibiendo abierto y Perisic desdoblándole todo el tiempo, aunque también por derecha, con Lovro Majer más interiorizado y Stansic proyectándose por fuera cuando se había movido al rival hacia dentro. Después, cargando el área con Livaja, delantero centro, y Kramaric, más liberado por detrás. Por contra, el bloque defensivo de Marruecos, caracterizado por su solidez durante todo el torneo, no estuvo tan bien armado como otros días. 

Pese a que el escenario era abierto, hubo que esperar a una jugada a balón parado para abrir el marcador. Y no una cualquiera. En el minuto 6, en una falta alejada y bastante frontal, Majer picó el balón hacia el aclarado de Perisic, éste prolongó el balón al área con la cabeza y Gvardiol lo empujó hasta el fondo de la portería de Bono. Intencionado o no, pero un gol de bellísima factura. Sin embargo, un minuto después, Marruecos respondió de la misma manera: Ziyech botó la falta lateral, Majer no calculó bien y prolongó hacia atrás y Achraf Dari, completamente solo, anotó el 1-1. Croacia, no obstante, bastante superior en el primer timepo, volvería a responder a cinco minutos del final con un golazo de Mirslav Orsic, tras una gran jugada combinativa (llevando el balón de dentro hacia fuera) y una efectiva presión tras pérdida. Con el 2-1 se iba a llegar al descanso. 

Con balón, Marruecos fue todo lo que quisieron Ziyech y Hakimi. Tanto en los momentos en los que Croacia defendió alto y tapó a Amrabat (buena parte del primer tiempo), con Ziyech descendiendo para sacar al equipo y Hakimi ganando altura por fuera, como cuando esperó en su campo (siempre que fue con marcador a favor), con ambos buscando relacionarse en espacios cortos para avanzar. También pesó la ausencia de Azzedine Ounahi, jugador clave por la movilidad que ofrece y por lo bien que se entiende con lateral y extremo. Y eso que en el minuto 54,  buscando agitar el partido, Regargui quitó al joven El Khannous para poner a Ounahi, dando Ziyech la amplitud, Hakimi cortando por dentro y el del Angers sujetando abajo. Pero no hubo manera de girar a Croacia, que estuvo muy sólida sin balón también cuando replegó en su campo (alternando momentos en 4-4-2 en altura intermedia con 4-5-1 más cerca de Livakovic). Sin tanto balón como en el primer tiempo, Croacia controló y también pudo salir de presión aprovechando el nerviosismo del rival. Además, Livakovic atajó el único disparo a puerta marroquí (un mano a mano ante En-Nesiry), en la ocasión más clara del segundo tiempo.

El marcador ya no se movió, pero habría tiempo aun para que Josko Gvardiol se resarciese del mal sabor de boca que dejó contra Argentina, con aquella imagen ante Messi que siempre le perseguirá, pero que, bajo ningún caso, puede empañar el enorme Mundial que ha hecho. Está sencillamente entre los mejores defensores del campeonato. A fin de cuentas, uno se tiene que quedar con esto: la manera de competir de ambas selecciones a pesar de las circunstancias, pues nadie se hubiese imaginado al principio del torneo que llegasen a estas instancias. Ganó Croacia y perdió Marruecos, pero en el fondo ganaron las dos. Porque tardaremos mucho tiempo en olvidar las dos aventuras que nos han dejado en esta Copa del Mundo.

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