La subcampeona del mundo tuvo que remontar ante la enérgica pero inestable selección canadiense, que entró en el partido con un gol antes de los 70». No obstante, en esta ocasión, la calma y el juego croata, personificado en sus tres medios, acabó por imponerse a la agitación de los pupilos de John Herdman, que cambió de sistema dos veces en la segunda parte. Victoria que debe significar, por el cómo, en un gran paso adelante en la seguridad de los Vatreni de Zlatko Dalic. Técnico que, a pesar de no haber arrancado el torneo con las mejores sensaciones, apenas hizo una variación (Livaja por Vlasi´c, mandando a Kramaric a la banda) respecto al debut frente a Marruecos.
Los miedos croatas, de todos modos, se acrecentaron cuando en el minuto y 8», Canadá asestó su más fuerte golpe. Habían intentado salir de la presión croata (en 1-4-4-2 con Modric al costado de Livaja) por el costado derecho, pero Buchanan había tenido que retroceder a Borjan. El guardameta, entonces, dio ejemplo a uno de las consignas del equipo de Herdman: juego directo con la última línea y por el centro. En esta ocasión, aéreo, pero Canadá no paró de intentar filtrar balones, a veces con acierto, a la espalda de esa pareja de medios (Brozovic-Kovacic) que componían cuando estaban organizados sin balón. La cuestión es que Croacia no entró del todo metida. Larin, en dos tiempos, controla de fábula ese balón del arquero a espaldas de medios, se va hacia la banda derecha y se la presta a Buchanan antes de arrastrar tanto a Gvardiol (gran partido, de todos modos) como a Sosa consigo. Liberado Buchanan y con David atrayendo la atención de Lovren, a Alphonso Davies solo le queda seguir corriendo entre central y Juranovic y esperar que el centro del jugador del Brugge sea correcto. Lo fue, así como el cabezazo del zurdo del Bayern.
Empezar un encuentro así, envalentona al que lo anota. Canadá, de hecho, vivió sus mejores momentos. Presionando de forma muy constante (Larin y David buscando más tapar a Brozovic que robar a centrales, formando una línea de cuatro con Davies y Buchanan,que se cerraban sobre el medio lejano cuando eran los integrantes del lado débil). Canadá ganaba casi todos los duelos en este tramo y al recuperar balón, lo trataban con un ritmo muy alto. Priorizando verticalizar, no siempre por alto y muchas veces filtrando por abajo con el consiguiente riesgo, y sin apenas añadirle pausa a sus ataques en campo rival. Ya fuese con las conducciones de Davies o Buchanan, encontrando a David a espaldas de medios tras primeros pases con Miller, Eustáquio o Hutchinson o buscando la espalda de los zagueros.
Del mismo modo, empezar así, descoloca a quien recibe el gol. Sobre todo si las sensaciones del último día tampoco han sido las mejores. Quizás, quien mejor personifica la primera parte croata fue su lateral derecho. Josip Juranovic, a quien Davies se anticipa con una fuerza poderosa, va a empezar el partido muy tibio, con pérdidas y errores no forzados; pero va a ir cogiéndole el pulso al partido a medida que este avance y los tres medios croatas se hagan con el mando. Tanto será así, que Juranovi´c participará activamente, superando al propio Davies en carrera, en la jugada del 2-1 al filo del descanso.
Porque la santísima trinidad de esta Croacia, Brozovic, Kovacic y Modric, fue capeando el temporal. Los europeos frenaban incluso sus propias opciones de transitar para encontrar un ritmo más ajustado a sus intereses. Atrayendo con pases cortos, asentándose a menudo en el costado izquierdo, pero haciendo bascular de lado a lado a los norteamericanos, el trío nombrado fue encontrando siempre la ruta. Jugando cada vez más a su antojo. Sabían cuándo esconder el balón, cuándo soltarlo, cuándo cambiar de ritmo en la conducción, si hay que acelerar o ralentizar la jugada, dónde me ubico para recibir en ventaja, si los interiores bajan, el mediocentro compensa arriba… Un máster. De entre los tres, aunque la actuación fue buena de todos, se podría destacar a Mateo Kovacic. El jugador del Chelsea, aparte de ser de los pocos en soportar el ritmo infernal de Canadá, hizo todo bien. Bueno, casi. Le faltó apuntarse un gol en un remate claro que tuvo en la segunda parte, pero que quiso convertir en asistencia. Más allá de ese detalle, el interior izquierdo, con tendencia a compensar como mediocentro a Brozovic jugó un encuentro de muy alto nivel.
Para el descanso, Croacia ya le había dado la vuelta al marcador. Antes equilibró el partido, sumó cuota de balón, empezó a pasar más rato cerca de Borjan y dispuso de las primeras ocasiones (con gol anulado incluido). En el 36′, Croacia aprovechó el despeje de un córner, ganado en la frontal por Kramaric antes de iniciar una secuencia de muchos toques y 6 pases por ese costado izquierdo y yendo hacia atrás, para encontrar hueco adelante. Entre la falta de claridad defensiva canadiense cuando Croacia movía el balón (por ejemplo, los dos centrales muy juntos, pegados a Livaja), sumado al buen hacer de Perisic encontrando el pase en dos toques ante Johnston y de Kramaric (recibe dentro de área solo -Hutchinson le ve tarde-), el punta del Hoffenheim igualó el encuentro. Y ocho minutos después, Croacia bailó a los Canucks, yendo de lado a lado, hasta que Juranovi´c le ganó el duelo a Davies y, aunque Miller tackleó correctamente, Hutchinson -en dirección contraria- rebotó la pelota asistiendo a Livaja. Control, acomodo y busca genial el hueco con el empeine interior. Suave pero certero.
Ahora quien acusó el golpe fue Canadá. Su momento había pasado. Poco importó que John Herdman cambiase a defensa de tres en el descanso (sustituidos un lesionado Eustáquio y un desaparecido Larin). No sirvió para mucho, pues Croacia jugaba a placer. De hecho, Herdman volvió al sistema inicial (gráfico de abajo) en el 72′. Para entonces, Croacia ya había hecho el tercero tras otro intento de Canadá de ser vertical por dentro (Hutchinson erra), recuperación de Brozovic y otra contra que Croacia se prefiere tomar con calma (aunque estaban casi en igualdad, Kramari´c prefiere retrasar con Modric). Viaje de derecha a izquierda con los medios como protagonistas ineludibles, centro de Perisic al lado débil, control de Kramaric, quien recorta a Miller y bate de nuevo a Borjan.
Gran partido también de Andrej Kramaric que justo después, pudo haber firmado su hat-trick, si en la acción del saque de centro, hubiera llegado a rematar el centro de Modric -habiendo sido el propio Kramaric había cedido por banda derecha antes de cargar el área-. Y si un gol más tenía que llegar de ahí al final, parecía que iba a ser croata. Y así fue. De un despeje de Gvardiol, llegó la descarga de Petkovic y el envío profundo que debía de ser interpelado por Miller. Pero el zurdo, último hombre, calculó mal y permitió el duelo Orši´c+Majer vs. Borjan. Esta fue la conclusión de la goleada pues, aunque el arranque fue exultante, Canadá encontró la horma de su zapato.