El Atlas hizo historia este domingo en el Estadio Hidalgo alzando el trofeo del Clausura 2022. No sólo se trata de un título con postales muy importantes, sino de su entrada al exclusivo grupo de bicampeones consecutivos del fútbol mexicano que, hasta este fin de semana, sólo tenía al León -su rival en la final del Apertura 2021- y los Pumas del 2004 dirigidos por Hugo Sánchez. La tercera liga de los rojinegros tiene muchos matices y claves importantes, y fue una de ellas la que terminó por brillar en la final de vuelta ante Pachuca. Julio Furch, uno de los nombres vitales del proyecto, se robó la escena en la definición del campeonato.
Pocas cosas son negociables para Diego Cocca, que hasta la final de ida había sido fiel al 3-5-2 que tan bien le sentó a su equipo. Sin embargo, en el momento de la verdad, decidió salir con 4-4-2 donde buscó replegar un poco más que de costumbre y montó una banda derecha con doble lateral, siendo José Abella (habitual carrilero) el volante y Anderson Santamaría (habitual central externo) el defensor detrás. Pese a dar la sensación de que las cosas no funcionaban por tener dificultades para defender a Víctor Guzmán en la frontal del área y sufrir embates constantes de los Tuzos por la espalda Santamaría con Romario Ibarra en el mano a mano, los rojinegros compitieron desde la inferioridad.
Ahí apareció Julio Furch. El punta volvió a dejar una clase maestra de cómo jugar para su equipo y ser quien lo asienta arriba. El argentino firmó una actuación notable -para variar- enfrentando a otra pareja de centrales (Óscar Murillo y Gustavo Cabral), fijándoles de buena manera y castigándolos con mucho roce en las disputas de espaldas. Su capacidad para jugar como el lejano, bajando juego directo y dejando de cara a sus compañeros, fue vital para que los tapatíos pudieran crear peligro.
Cuando el Atlas estuvo en más aprietos, el atacante también logró generar algunas situaciones de ventaja para los suyos gracias a la amenaza que supone. Su pura presencia en los duelos aéreos, además de la incomodidad de tener que marcarle bien pegado por la espalda, causó dudas a Murillo y Cabral tanto en la frontal como en el área grande. De hecho, la jugada del penal que él mismo marcó se dio por su oficio para provocar estos errores.
Pero el partido de Julio Furch fue incluso a más. Al fijar a ambos centrales y ser la boya del equipo, permitió a Julián Quiñones recostarse más sobre la izquierda, acercándolo a jugar con Aníbal Chalá (expulsado y permitiendo sumar algo de movilidad y desmarque a ese sector del campo. Incluso con un hombre menos, el Atlas fue capaz de exasperar en los minutos finales al Pachuca, haciendo valer su sistema tras tener una actuación y un torneo de altísima importancia de su número nueve.
Julio Furch ya es historia del Atlas. El atacante del bicampeonato, una de las piezas vitales del proyecto de Diego Cocca, cerró su tercer torneo en la Academia a la altura. La última actuación destacada del Clausura ha sido del campeón y ha vuelto a pesar.