Cuatro entrenadores españoles hay en la mejor liga del mundo. Julen Lopetegui, Mikel Arteta, Pep Guardiola y Unai Emery. Éste último dirige a los villanos, tras haber sido destituido Steven Gerrard. Toca hablar sobre Unai, porque su pizarra ayudó a vencer al Tottenham en Londres.
El ex del Villarreal está tratando de dotar al Aston Villa de una identidad de la que carecían, incorporando un notorio pragmatismo para ir sacando resultados. Basándose en un 4-4-2 inicial, ha venido dejando pinceladas del que va a ser su esquema y sobre quiénes van a ser sus jugadores de confianza. El pasado domingo fue una prueba de fuego y la superaron con nota.
Dentro del mencionado 4-4-2, Emery fue flexible. Fue llamativo que para defender al equipo de Conte la formación fue un 6-2-2. ¿Por qué? Por el simple hecho de anular por completo el carril central del Tottenham y que tuvieran que cargar el ataque por bandas, pero ahí Unai colocó a Buendía por izquierda y McGinn por derecha para ayudar a Digne y Young respectivamente, para así hundir a los jugadores de banda de los spurs.
Estos ajustes tácticos del español surgieron efecto, ya que ni Bissouma encontró vías de salida ni las alas (Gil, Son, Perisič y Doherty) encontraron profundidad para hundir a la muralla del Aston Villa. Todo ello, provocó que viéramos a un Tottenham plano, escaso de ideas y sin soluciones.
El anclaje del equipo de Birmingham fue el doble pivote Kamara-Douglas Luiz. Una pareja que le aporta al equipo una solidez abrumadora y hace que todo fluya mejor. El francés, Kamara, es un futbolista muy inteligente que aprovecha sus cualidades defensivas para interceptar y ganar duelos en cualquier parte de la cancha. Con él, Douglas Luiz queda más liberado para romper líneas gracias a su conducción y tener un impacto mayor en la construcción y finalización. Muestra de ello fue el 0-2: recuperación de Kamara, pase de Luiz a McGinn y el escocés en profundidad encuentra al brasileño, que definió de maravilla.
Otro jugador influyente fue Emi Buendía, con y sin balón. El argentino era quien daba saltos en la presión. Con balón, bajaba a recibir a la altura del doble pivote y desde ahí construir jugada, ya sea conectando con sus compañeros o avanzando él conduciendo el esférico. Si en la segunda parte salieron con balón con mayor convicción, fue porque amenazaron con Buendía como nexo buscando a Bailey y Watkins. También tuvo más presencia McGinn, y lo notó el equipo.
Todo esto, sumado a los desmarques de ruptura de Watkins por izquierda y la movilidad de Bailey por derecha, dieron dinamismo al Villa. Masterclass de Unai Emery tácticamente hablando. Sobrepasó a Antonio Conte en lo que fue una lección del español.
