En la trigésimo cuarta jornada el Crystal Palace de Oliver Glasner se enfrentaba al West Ham de David Moyes en un derbi londinense que acabó con goleada de los eagles por 5-2 gracias al buen funcionamiento colectivo de los locales.
La primera parte del Crystal Palace es todo un deleite de fútbol por parte de los de Oliver Glasner. Presión alta para cortar la salida hammer y una vez recuperado el balón, practicaron el fútbol atractivo característico del técnico austríaco.
Glasner siguió con su 3-4-2-1 con Clyne como central derecho corrector y un doble pivote conformado por Adam Wharton y Hughes; mientras que arriba estaba Mateta con Eze y Olise detrás del punta haciendo que fluya cada ataque.
Una vez más desde que llegó, Adam Wharton proporcionó al Palace lo necesario para crear desajustes en la zaga rival junto con Eze y Olise. Y es que el joven mediocentro está siendo una gran sensación con, entre otras cosas, sus cambios de ritmo que son un total desconcierto para el adversario.
Con las bajas de Doucouré y Lerma, Glasner ha detectado en Hughes un jugador ideal para juntarlo con Wharton. Ambos se compenetran muy bien a la hora de saltar a la presión y guardarse la posición mutuamente. Y los dos permiten que el Crystal Palace pueda atacar mejor.
Eze y Olise como siempre, jugaron como si estuvieran en el patio del colegio. Divirtiéndose y desordenando al rival continuamente. Comandando los ataques y sirviendo a Mateta, como Eberechi Eze en el 5-1 de Mateta. Además de asistir, también marcó un golazo acrobático a la altura de la clase que atesora.
Otra de las claves del partido fue la disposición de la defensa. Andersen fue el líder de la zaga con Chris Richards por izquierda y Clyne adaptándose al nuevo rol de central derecho con buena nota. Los carriles fueron para un Mitchell que estuvo implacable y un Daniel Muñoz que tuvo una gran importancia dando amplitud a la banda derecha proporcionando así que los dos jugones pudieran crear en áreas centrales.
El Crystal Palace ya se coloca 10 puntos por encima del descenso y puede respirar tranquilamente. El efecto Glasner es real y está creando una estructura ilusionante en Selhurst Park de cara al futuro próximo.
