El título de Rayadas y Eva no eran espejos

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La final vivida en el Estadio Universitario culminó con uno de los equipos más dominantes del torneo coronándose en cancha del rival. Rayadas alejó a Tigres del área grande, confió en su achique como forma de evitar menos interacciones, resistió físicamente el partido y salió adelante en una tanda de penales donde conocimos a una nueva heroína del arco, Alejandría Godínez. Estas fueron las claves del segundo t´ítulo conseguido por Rayadas de Monterrey, esta vez bajo mando de Eva Espejo, en el Apertura 2021.

Un plan diferente sin balón

Sin tener uno de sus partidos más lucidos del torneo, Monterrey abandonó por bastantes lapsos del partido su idea de tener la pelota a ras de suelo, algo que caracterizó al equipo durante el torneo (cuarto equipo con mayor posesión y segundo con más pases, siete mil 674 para ser precisos), sobre todo teniendo como antecedente sus partidos anteriores. La estrategia inicial fue provocar pérdidas y pocos pases en la zona defensiva, pero, con el pasar de los minuto, Tigres fue encontrando mejores formas de sumar pases e intentar plantarse en el arco rival. El problema eran las zonas donde los realizaba.

Hilo sobre lo sucedido durante el partido de ida.

El riesgo que tomó Rayadas para realizar el constante achique defensivo al frente, obligó a menor interacciones de Katty Martínez, ¿Cuál era la intención? Tigres ganaba mucho si Katty descendía para generarle tanto espacios como pases a Ovalle y María Sánchez, mejores formas de encontrarlas a diferencia de la ida. El tema fue que, cuando la encerraban y evitaban toques, y más si lo hacían de buena manera, todavía quedaba una distancia considerable para pensar en ocasiones de gol claras. Las locales dispararon solo en tres ocasiones entre los postes.

Una de las cosas que se le criticó a América fue el plan reactivo y, entre que atrajo prácticamente a Tigres a su arco y que fue el partido donde menos pases sumó en el torneo, el resultado final fue una goleada imposible de impedir. En la imagen se ve uno de los lapsos donde América quedaba estirado entre sus delanteras (fuera de la imagen) y la distancia entre defensiva y área grande.
En cambio, una de las virtudes de Rayadas durante el torneo fue defender lo más arriba posible. Eso si, con un riesgo enorme de que la espalda de su última línea fuera superada. Ahí entra la parte física para poder resistir las transiciones defensivas, regresos rápidos y ayudas de sus mediocampistas, en especial de Rebeca Bernal.
Para este último partido, Bernal pasó a ser una mediocampista más, dejando su lugar en la defensa a Valeria del Campo como pareja de Mariana Cadena. La polivalencia de la capitana rayada terminó por sostener lo dicho anteriormente sobre el achique, provocar perdidas, que Yamile Franco tuviera minutos como media punta y las zonas de Diana García. Básicamente fue el soporte del plan. Se muestra las zonas del partido que pisó y las acciones realizadas durante el mismo.

La transformación de un equipo

Eva Espejo realizó un trabajo enorme con tan solo un torneo. Recuperó sensaciones de lo que podía generar el equipo, también implantó su modelo de juego casi desde el día uno. Sumando eso y la comunión generada entre cuerpo técnico y jugadoras, parecían encaminarse a un torneo que terminó con lo que conocemos: ser campeonas de nuevo.

Anteriormente hablábamos del repertorio en pizarra con Espejo. Tener jugadoras y adecuarlas para lo que se busca es una clave, modificar sobre la marcha una virtud. Imágenes vía Wyscout.
Partiendo de lo que pasó en el juego de vuelta, Eva fue modificando según las necesidades del equipo. Primero con la titularidad de Valeria del Campo (23), después la entrada de Liz Rodríguez (11) para sumar amenaza por la banda contraria, siguió con Nicole Pérez (10) para poder tener acercamientos con balón en zona rival, hasta finalizar con Dani Solís (20) como atacante por banda y Diana Evangelista en el mediocampo.

Un plantel variado

La parte baja del equipo también fue uno de sus grandes baluartes. El arco con Alejandría Godínez está por demás cubierto. Realizó 49 atajadas durante el torneo y tuvo el segundo mejor porcentaje del mismo, 59%, sumando que juega más adelantada a lo habitual para evitar trazos en largo . Hablamos de una gran arquera.

La exigencia de la final de vuelta obligó a más acciones en defensiva. 100 duelos 1v1 en su totalidad, de los cuales la mitad fue de Rayadas. Esto fue clave por cómo corrigió Mariana Cadena lo sucedido en la ida en momentos oportunos. Por bandas, Mónica Flores y Alejandra Calderón fueron algo más que incomodidad para Ovalle y Sánchez, pero todo esto se complementa gracias a las ayudas, intercepciones y recuperaciones de Diana García.
Acciones de Diana García en la final de vuelta.

Solventar emociones de visitante, el último escalón

En la literatura especializada más reciente se viene usando el término «regulación emocional», que hace hincapié en que el control de emociones es un proceso no lineal, que puede tener altibajos y que no es un todo-nada; dependiendo del contexto (individual, situacional, grupal) y de la emoción en sí, la regulación puede ser más eficiente o menos eficiente.

Pamela Herrera Díaz, neuropsicóloga clínica y deportiva

A veces parece olvidarse la llamada gestión emocional durante los partidos. Ahora hay que imaginarlo en una final, en calidad de visitante, con poca afición a tu favor. En teoría, jugar en un hervidero. Aun con ello, Rayadas no «tocó fondo» en los momentos donde no podía salir o ir con ataques rasos. Probablemente, el equipo tenía en mente que eso podía pasar y conforme se fueron los minutos, llegó la tanda de penales, una que además de verse estudiada para cobros propios y de rivales, mostró una decisión latente de cada jugadora que convirtió su disparo en anotación.

Rayadas no solo volvió a ofrecerle una alegría a su afición, sino la esperanza de poder competir al más alto nivel por algunos torneos más. La idea de tener a Eva Espejo llegó quizás con un reconocimiento muy rápido pero sin duda merecido. Convertirse en la primer mujer en ganar titulo de liga no es obra de la casualidad, es el conjunto de todo lo bueno que pudo ser el equipo durante este semestre.

La oportunidad para dejar un legado, como mencionó la entrenadora, está por demás servida. Monterrey mostró un camino tanto para jugar partidos y manejarlos tras las ventajas, fichar de manera adecuada en posiciones cruciales y rescatar jugadoras que parecían aturdidas por las cargas en defensiva de la anterior gestión. De hecho, parece que el el objetivo común de ganar provocaba que el equipo siguiera al margen cada instrucción a realizar previo a los partidos y, si tenían un problema, Eva solucionaba echando mano de la habilidad de las suyas. Por más equipos que quieran hacerlo de la mejor manera para poder hablar de más triunfos, de esos que alegran la competencia en la liga.

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Omar Ortiz
Periodista en busca del análisis en cancha, una perspectiva que el futbol femenil necesitaba.

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