Hello! How are you? Saludo en inglés de nuevo porque nos movemos a una zona anglófona dentro de África. La semana pasada estuvimos contando una historia de dignidad, que fue cuando toda África se unió para boicotear el mundial de Inglaterra 1966. Como vimos en el panafricanismo, el reparto del continente se hizo tomando en cuenta que había dos países libres: Etiopía y Liberia. Al haber hablado ya de Etiopía, nos queda una historia en este último país, Liberia. Allá nos vamos con esta historia de su mejor jugador para cerrar la tercera temporada de Zemljopis NK.
Recomendación musical 1
Por la naturaleza del texto, será la única vez que mande dos recomendaciones del mismo artista, y es nada menos que George Weah. No cabe duda que toda África veía en él un símbolo de poder en el futbol y por ello un grupo de Camerún le rindió homenaje. Se trata de Epée & Koum, exponentes del ritmo makossa. Esta es su canción: Lone Star Player.
Vamos al tema de hoy.
Liberia, otro año ausente del concierto africano
Son ya 20 años sin meterse a la Copa Africana de Naciones. Precisamente su último partido fue una derrota bastante dolorosa y reñida contra Nigeria. Después de eso, nada. Liberia ni siquiera le hace cosquillas ya a los pesos medios y tiene que conformarse con largar desde las preliminares, donde la élite está exenta. Su más reciente campaña (Qatar 2022) solamente ha visto a las Estrellas Solitarias superar a República Centroafricana; nada pudo hacer ante Cabo Verde ni ante Nigeria.
No es mal equipo. Por ahí hay nombres interesantes como Oscar Dorley, mediocampista todo terreno en el Slavia Praga, o Terrence Tisdell, del Kocaelispor turco. Del resto, o en ligas menores de Europa, o en Asia o en Liberia ganándose el pan. El desarrollo del futbol juvenil es bastante aceptable para su capacidad (Ashley Williams en el Linense y Ayouba Kosiah en el NAC Breda). De todos modos, el lugar 144 del ranking FIFA lo dice: los mejores tiempos de Liberia son cosa del pasado.
Pocos lo saben, pero Liberia estuvo a punto de llegar a un mundial, lo que habría significado un justo homenaje al mejor futbolista africano de la historia. El único africano que ha sido considerado por la FIFA como el mejor jugador del mundo (1995). Un hombre que conjugaba a la perfección su poderío físico hecho de adamantio, una stamina de litio, una precisión de campo que emula las resistencias y conductores de coltán y un trabajo en equipo con la agilidad mental del arseniuro de galio litio. Alguna vez escribí la historia de Boiko Borisov (Бойко Борисов), el primer ministro búlgaro que se dio tiempo a jugar en las divisiones inferiores de su país (puedes leer su texto aquí). Ahí te dije que hablaría pronto de un futbolista leyenda que ahora es presidente de su nación. Ha llegado el momento. Esta es la historia del último tango de George Weah.
Liberia, fallido experimento de buena voluntad.
Todo sucedió como un evento de compensación histórica. Era una bonita manera de darles de vuelta a África todo lo que le robaron. Era tan sencillo como mandar a esclavos afroamericanos emancipados a una franja aleatoria en la costa africana. Al menos ese era el objetivo de dientes para afuera de la American Colonization Society (ACS). Para ellos, los afroamericanos tenían más chances de sobrevivir en el continente de origen que en Estados Unidos. En realidad, lo que querían era no lidiar con afroamericanos con sed de venganza histórica. Así que pusieron sus ojos en la región de África llamada Costa de la Pimienta por los portugueses.
Desde 1821 llegaron cerca de 15.000 afroamericanos, incluyendo también a más de 3.000 afrocaribeños a esta región “libre”. De ahí el nuevo nombre, Liberia. Todo se hizo a imagen y semejanza de Estados Unidos: sistema político, constitución, sociedad, cultura, bandera, etc. Hasta la capital, Monrovia, fue en honor a un presidente que apoyó mucho a la ACS, James Monroe (sí, el de la famosa Doctrina Monroe que se tradujo en proteccionismo para el continente americano). Uno de ellos, un rico llamado Joseph Jenkins Roberts, se convirtió en el primer presidente, y declaró la independencia unilateral. Estados Unidos vio esto como una insolencia y no reconoció a Liberia, hasta que la Guerra de Secesión no les dio más remedio, y Abraham Lincoln consumó el acto. Así nacía la primera república moderna independiente de África.
Hasta el momento suena todo bien. Solamente que en el interior la realidad era opuesta. Esos africanos del continente americano trajeron todos sus usos, costumbres… y vicios. Primero que nada, por lo general estos africanos forasteros eran descendientes de esclavos raptados de la parte ecuatorial del continente; es decir, en su mayoría eran bantúes. Y en Liberia habitan etnias diferentes, como los kru y los grebo. Eran africanos que no pertenecían. Y replicarían lo mismo que ellos sufrieron. Acto seguido, comenzaron la colonización, uno de esos defectos. Esto no sería algo terso; en especial en cuanto se adentraban hacia la selva, la hostilidad se incrementaba en una especie de gradiente. También ese círculo afroamericano (llamado “americo”) comenzó a amasar tanta fortuna que se convirtió en una élite; un apartheid, pero sin raza. Los africanos aborígenes quedaron fuera de toda ciudadanía hasta 1904.
Pero de eso nadie sabía fuera de África. Liberia se encargaba de apoyar a Estados Unidos contra Alemania en la I Guerra Mundial y a cambio recibía infraestructura norteamericana, y por ende desarrollo. Liberia era miembro fundador de la Sociedad de Naciones, la ONU y la Unión Africana, y recibía respeto de la comunidad internacional. Por eso muchas personas quedaron estupefactas cuando hubo un golpe de estado. No extrañaba que fuera un país africano, sino que fuera Liberia. Los africanos nativos se habían aburrido de la élite y causaron un golpe de estado que mató a Tolbert, el último presidente merico. Cinco años con poderío militar, cinco con democracia endeble, y comenzó la Guerra Civil que arrasó con lo poco que había de estabilidad.
La vida de George Weah
Se ha contado una y otra vez la vida de George Weah, así que solamente mencionaré ciertos puntos. Él precisamente nació en la parte más pobre de Monrovia, Clear Town. No fue una infancia sencilla. Su padre era mecánico, su madre era vendedora. Tiene tres hermanos: William, Moses y Wolo. Pero lo que son las cosas. Sus padres se separaron cuando George era solamente un bebé y fue a parar con su abuela paterna Elena Klonjlaleh Brown. Ella se encargó de criarlo a él y a 14 nietos más con lo que pudo.
Su educación musulmana fue insuficiente para él. Lo que le apasionaba y en lo que era bueno era el futbol. Comenzó a nivel local con el Young Survivors, luego se siguió al Mighty Barolle y más tarde con el Invincible Eleven. Con ellos de hecho es con quien saltó a la fama, ganando la liga y la copa locales. Comenzaba a ser sinónimo de terror para las defensivas. Más tarde se convirtió al cristianismo.
Como quien no quiere la cosa, sus actuaciones llegaron a oídos de Claude Le Roy, DT que hizo campeón de África a Camerún, y se lo llevó a jugar a la liga camerunesa con el Tonnerre Yaoundé, en esa década campeón prácticamente sin oposición. Por ejemplo, le tocó jugar con Rigobert Song. Le fue tan bien que terminó impresionando a Arsène Wegner, quien en ese entonces estaba dirigiendo al Monaco. Incluso Wegner fue a Yaundé para ver con sus propios ojos a este delantero liberiano que estaba destrozando a defensor tras defensor.
Wegner puliría a este diamante en bruto. Lo considera hasta la fecha como su más grande influencia. Con el cuadro del principado ganó la Copa de Francia en 1991 y llegó a las semifinales de la Recopa de 1992; fue también el novato del año. Tras cuatro años llegó el turno de ir a la capital; Weah fue fichado por el PSG y con ellos alcanzó a ganar dos copas, una liga (1994) y la Supercopa. En el plano internacional llegó a semifinales de la Copa UEFA 1992, las semifinales de la Recopa UEFA 1993, y fue un paso natural brincar a la Champions League FIFA; no contento con ello, se convirtió en el máximo anotador, incluyendo un gol de bella manufactura ante el Bayern Múnich. Fue tal su dominio en Francia que Fabio Capello quedó convencido para incorporarlo a su pléyade llamada AC Milán.
Liberia se mete en la Copa Africana de 1996.
Mientras todo eso pasaba, Weah se llevó dos veces la distinción de Jugador Africano del Año, lo cual sucedió en 1989 (a su llegada en Mónaco) y en 1994, cuando estaba en pleno apogeo con el PSG. Particularmente la primera vez que ganó llegó a Liberia a celebrar con toda su gente; lo que sucede es que Liberia no era un país que tuviera una relevancia general y para ellos era todo un logro, no en futbol, en cualquier deporte. ¡Y vaya que fue oportuno!… meses más tarde se desataría el caos de la Primera Guerra Civil. Desde su trinchera lo único que podía hacer era seguir destacando, mas no podía involucrarse en un país en estado fallido.
Afortunadamente, el tiempo de Weah coincidió con una subida en el nivel de la selección de Liberia. Poco a poco pasó de ser una selección mediocre a representar un peligro serio, primero en África Occidental, y luego en la Copa Africana de Naciones. Incluso en las eliminatorias al mundial Italia 1990, Liberia demostró ser un hueso duro de roer para Egipto, que terminaría quedándose con un boleto a la Copa del Mundo (más información, aquí).
África tiene una situación particular porque cada Copa Africana de Naciones se disputa cada dos años; es decir, siempre se están disputando eliminatorias, ya sea para el torneo continental o bien para el mundial. Al menos para la Copa Africana de Naciones había posibilidad de entrar, toda vez que la CAF decidió incrementar para la edición de Sudáfrica 1996 el número de equipos de 12 a 16. Para esta oportunidad, Liberia quedó en un grupo de seis con Túnez y Senegal como bestias negras, donde los dos primeros clasificaban. El partido clave fue sacar un empate de Túnez y ganar en Monrovia. El grupo se terminó decidiendo con un punto de diferencia y Liberia llegó a su primera Copa Africana de Naciones, justo en un momento donde todo era penumbras por la Guerra Civil que no paraba.
1995 fue un año de ensueño para Weah. No solamente llegó al equipo más dominante de la liga más dominante del mundo en ese entonces. Su gran forma y su prolijidad al ataque le permitieron ser hasta el momento el único africano en ganar el Balón de Oro y el Jugador del Año por la FIFA.
¿Cómo lo celebró? Dos semanas, ya en enero de 1196 después le tocó el ansiado debut por la Copa Africana de Naciones. La Estrella Solitaria (y no la de Texas) había quedado en el grupo C con Nigeria, Gabón y Zaire. Más allá de la presencia de las Águilas Nigerianas, tener al flamante Balón de Oro siempre representaba un aliciente. Pero desde Nigeria había noticias: el dictador Sani Abacha, altamente sanguinario, estaba presionando hasta que consiguió que su selección se retirara. No había tiempo de nombrar a un sustituto, entonces el grupo C tuvo que jugarse con tres rivales nada más. Y eso significaba que dos clasificaban, incrementando las posibilidades de llegar lejos. El debut no pudo ser mejor, con una trabajada victoria liberiana sobre Gabón 2-1. En la siguiente jornada, precisamente Gabón se resarció ganando 2-0 a Zaire. Para que Liberia clasificara, bastaba con no perder. Y eso fue lo que no pasó. Una derrota 2-0 y a casa; y en ese partido el marcador fue inaugurado con un penal cobrado por Roger Lukaku… en efecto, el padre de Romelu.
Liberia era el único eliminado de un grupo de tres… pero solamente sucedió con base en el criterio de diferencia de goles. Luego, era su debut. Se llevaron una victoria. Weah se había estrenado en la palestra internacional encabezando a su selección. Le estaban dando una alegría a un país en plena Guerra Civil. Eran más cosas buenas que sobrepasaban a un contratiempo. El respeto estaba ahí ganado.
El último tango de George Weah
En cinco años sucedieron muchas cosas. El tremendo golazo en solitario de Weah ante el Hellas Verona, su altercado con Jorge Costa, los dos Scudetti, quedarse corto en el futbol europeo, encandilar a cientos de aficionados rossoneri de domingo a domingo, nutrir el alma de amantes de futbol que buscaban respuestas fuera de Europa o Sudamérica, recibir el premio Fair Play de la FIFA, colarse en la lista de 100 mejores de la historia, ser considerado el mejor jugador africano de la historia con toda justicia, y el anhelado fin de la guerra civil… todo para que comenzara otra más sangrienta.
Con todo esto, a Weah se le comenzaba a acabar su tiempo. Inauguró el siglo marchándose al Chelsea, viendo que ya no era tan considerado por Zaccheroni. Aprovechó bastante bien el tiempo para ganarse a la afición de Stanford Bridge. No estaba ya en su punto, pero le daba para seguir haciendo magia.
Y Weah sabía que había todavía una oportunidad más para lograr algo que a todas luces parecía imposible: ir al Mundial. Tenía dos años para ese logro. Por la situación que te conté antes, normalmente África tenía las eliminatorias al 2×1 y de abril de 2000 a julio de 2001 correrían los procesos para la Copa Africana de Naciones Malí y el Mundial de Corea-Japón, ambos en 2002. Desde luego una cosa era clasificar al torneo continental, que ya había pasado, y otra muy distinta era meterse a la Copa Mundial, con apenas cinco lugares de 50 países y una competencia ferocísima. El tiempo seguía su curso de manera inexorable y el futbol podía ser cruel para negarle a uno de sus mejores exponentes ese anhelo por su patria, más cuando Liberia se quedaba fuera de competencias por apenas un punto.
Para tierras asiáticas, los 50 equipos ya estaban emparejados de inicio, con 25 series acomodadas en cinco sectores. Los ganadores estarían en un grupo de cinco igual a dos vueltas, y el mejor estaría en Corea y Japón. Para Malí variaban las cosas un poco y eran más amables. Sí, las series preliminares se mantenían, pero los sobrevivientes, más los siete cuatrofinalistas de la edición anterior, ahora quedaban en siete grupos de cuatro equipos, donde los dos mejores se metían a la Copa Africana de Naciones.
Las acciones comenzaron en abril de 2000 con las eliminatorias a Corea-Japón. Liberia solo tuvo que sobrellevar las acciones contra Chad. Ese era el trámite para integrar el reñido grupo B, con Sudán, Ghana, Sierra Leona y Nigeria. El equipo estaba dirigido por el ex jugador francés Philippe Redon, pero eso en teoría, porque Weah se volvía jugador-entrenador. Con su presencia bastaba para que todo un equipo se conectara y pudiera competir.
A veces esto por sí solo no era suficiente, y el primer partido de esa fase de grupos fue testigo de ello: perdieron con Sudán 0-2 en Jartum. Un paso en falso podía ser suficiente para decirle adiós al mundial, más cuando tienes a Nigeria ganando 2-0. La situación se tensó todavía con el partido de ida de la preliminar para Malí 2002 cuando perdieron 1-0 en Cabo Verde.
¿Quedaría todo cuesta arriba? Weah diría que no esa tarde del 9 de julio de 2000, cuando comandó una sensacional victoria en casa 2-1 ante Nigeria. De hecho, marcó los dos goles de esa victoria que era necesaria para cambiar la dinámica. Una semana después, contribuyó con un gol para remontar la eliminatoria ante Cabo Verde (3-0). Liberia se metía de nuevo a la pelea y encaminaba la eliminatoria continental. Mientras tanto, el DT del Chelsea Gianluca Valli tuvo el desatino de olvidar renovar a Weah, y como Zaccheroni no iba a concederle más tiempo en San Siro, se tuvo que ir al Manchester City, donde relativamente no abandonaría la banca.
En la siguiente ronda para Malí 2002, Liberia estaría en el grupo B, con Mauricio, Congo y Sudáfrica. Precisamente ese fue el siguiente paso. Liberia se lució en ese primer partido al destrozar a Mauricio en casa 4-0. En diciembre sufrieron un descalabro en Johannesburgo (1-2). No pasaba nada; esa derrota estaba en el presupuesto y, como clasificaban dos de cuatro, el margen de maniobra todavía era bastante llevadero. Además, Weah había conseguido salirse del cuadro Cityzen para regresar a Francia, pero en esta ocasión con el Marsella.
El 14 de enero Liberia mostró esa furia de la que hablaba y humilló 5-1 a Congo, con lo que daba el golpe necesario para estar en Malí. En quince días se reanudaban las escaramuzas para el mundial y Liberia daría otro gran golpe en la mesa al ganarle como visitante 3-1 a Ghana. La carrera a Asia estaría entre ellos y Nigeria. Un mes después, Liberia ganó con lo justo su duelo fratricida ante Sierra Leona y se ponía en la cima. En su fecha de descanso, vio cómo Nigeria no pudo sacar un triunfo en Ghana y a la mitad del camino Liberia estaba clasificada. Y en la última semana de marzo prácticamente sentenció la otra eliminatoria ganando 1-0 a Congo. Fase 1 cumplida, faltaba lo complicado. Mientras tanto, los rebeldes no cejaban en su campaña contra el gobierno liberiano, complicando así el panorama político para esta nación africana. Ya ni menciono cómo estaba todo el país de destruido.
Seguía la eliminatoria su marcha y Liberia festejó el tropiezo inesperado de Nigeria en Sierra Leona, que no había sumado puntos hasta el momento (1-0). Aprovechó el regalo ganando 2-0, con un gol de Weah, y poniéndose así a cinco puntos de distancia. La derrota en Nigeria (0-2) en cierto modo estaba contemplada y hasta el momento esa excelente eliminatoria permitía esos lujos. Lo único que necesitaban era ganar los dos partidos que quedaban: ante una alicaída Ghana en casa y de visitante frente a Sierra Leona, el colista.
Pero por ahora faltaba completar la eliminatoria a Malí. El empate sin goles entre Mauricio y Congo les dio la clasificación a sudafricanos y liberianos, que dividieron unidades de manera salomónica en Monrovia. Solo quedó ganar en 2-0 y terminar como líderes (Sudáfrica empató en Congo). Liberia también se catapultaba al lugar 68 del ránking FIFA.
El partido que lo cambió todo
1° de julio de 2001. El Complejo Nacional de Monrovia. Era un país asolado por las sanciones de la ONU y aquejado por la inestabilidad de 20 años fallidos. Era EL partido de la vida para Liberia. Para estar en el mundial había que ganar. ¿Cómo no iban a ganar, si en Accra vencieron 3-1 y Ghana no es la fuerza que pensaban que era? El presidente Charles Taylor llegó un día antes a motivarlos. Las entradas se agotaron para ver si Liberia era capaz de por fin sumarse al mundial, y a sabiendas de que Nigeria había masacrado a Sudán 4-0. Weah ya era prácticamente el DT.
Parecía la mesa puesta para que Liberia lograra lo que 15 años atrás era una utopía, pero todo empezó a irse al garete cuando la policía no dejó pasar a los amigos de los jugadores. Fue un mal augurio, y cuando ambos equipos saltaron al terreno, Liberia tenía la cabeza en otro lado. Esto podía ser un grave error en una eliminatoria donde el mínimo error era castigado severamente.
Silbó el árbitro y de inmediato Ghana se lanzó al abordaje. Este era un duelo de estrellas… literalmente. Las negras parecían que estaban cerca del mundial, las solitarias estaban con ese pánico que te puede traer el saber que estás a punto de conseguir el objetivo. Tras un tiro al poste por cada bando, Cuando pasaron 20 minutos y Liberia seguía sin incomodar la valla contraria, comenzó a cundir el pánico. Se exacerbó con el gol de Amoah al 32’. A punto de terminar el primer tiempo, un centro de Weah dio hacia el pie de Kelvin Sebwe y empató los cartones.
Ese gol en realidad maquilló una realidad contundente: Ghana en realidad merecía la victoria y solamente querían triunfar por el orgullo. Boakye le devolvió la ventaja para ya no perderla. Conforme pasaba el tiempo, la presión se incrementaba y los liberianos se comenzaban a desesperar para al menos empatar. Los errores estuvieron a flor de piel. El partido terminó así, 2-1. La gente, molesta, empezó a molestar a Weah reclamándole su falta de patriotismo y amenazando de muerte a su familia. ¡Vaya ingratitud! Weah terminó renunciando a su selección en la calentura.
El presidente Taylor tuvo que llegar para interceder por él y así fue la única manera para que regresara. Él mismo marcaría el gol del triunfo ante Sierra Leona, pero ya era prácticamente en vano, y él mismo lo sabía. La única esperanza era que Nigeria no le ganara a Ghana en casa. Eso se diluyó en menos de 60 segundos de iniciado ese partido. Al final, 3-0. Liberia nunca estuvo tan cerca de un mundial. Weah pasaba a la lista de leyendas sin haber disputado una Copa del Mundo, como George Best, Ryan Giggs, Arsenio Erico y Eric Cantona.
Ocaso deportivo, inicio político
Finalmente, Weah optó por un retiro del futbol de clubes con al-Jazira (الجزيرة) de Emiratos Árabes Unidos. Lejos de las presiones de su gente, pudo tener su último vals con su selección en la Copa Africana de Naciones. Quedó en el grupo A con Malí, Argelia y Nigeria, pero tuvo la suerte de disputar el partido inaugural. ¡Y qué mejor premio para Weah que marcar la primera anotación de todo el torneo! Al final, fue un empate a un tanto. Otro empate vibrante frente a Argelia ocurrió (2-2). El partido donde se definía todo era ante los nigerianos, pero de nuevo se quedaron cortos (0-1).
En cuanto a la guerra, los rebeldes lograron sitiar Monrovia. Su demanda era simple: que Taylor renunciara, lo cual sucedió después de dos meses (terminó exiliándose en Nigeria). Se acordó la paz en Accra, la ONU terminó desplegando sus fuerzas de paz y al parecer comenzó la reconstrucción lenta, pero segura. Esa transición incluyó la elección de la primer mandataria mujer del continente, Ellen Johnson Sirleaf.
En realidad, Weah siempre vio por su patria. Fue embajador de Buena Voluntad de la ONU y la UNICEF, luchaba con sus actuaciones en el campo contra el racismo (que le pregunten a Jorge Costa), lanzó un disco con futbolistas cuyas ventas iban destinadas a programas de atención a la niñez. Por eso, fue natural y esperado su paso hacia la política, y desde el principio fue a lo grande: ser presidente de la nación.
No fue algo sencillo. Le tocó lidiar con rivales que le sacaban una ventaja considerable en preparación, en especial Sirleaf. Ella había recibido educación en Harvard y era ministro de finanzas de la administración de Tolbert. De hecho, ella lo derrotó dos veces. No se quedó lamiéndose las heridas; llegó al senado como representante del condado de Montserrado, y hasta 2017 por fin ganó las elecciones. Con esto, Weah se convirtió en el cuarto presidente más joven de África.
Mañana se cumplen tres años desde que asumió la presidencia, y sus políticas se han enfocado hacia el combate a la pobreza que aumentó dramáticamente no solamente con las Guerras Civiles, sino también a raíz de la pandemia por el ébola (de la cual ya hablé en su momento) y el COVID-19. ¿Populista? Tal vez. Si bien ha logrado la gratuidad en la educación superior, se ha quedado corto en el cumplimiento de sus promesas de campaña y ha perdido los referéndums para cambiar la constitución. No por nada en las elecciones parlamentarias de 2020 la gente le dio la espalda en cuanto a escaños en el senado.
Eso sí, con la presidencia no se ha olvidado de sus años con el futbol. En noviembre de 2018 hubo un amistoso contra Nigeria y él regresó a la selección de Liberia de manera sorpresiva. La derrota 2-1 fue lo de menos. Cuando salió, todo mundo le profirió una ovación de pie. Naturalmente su inseparable dorsal 14 fue retirado. Acto seguido, condecoró a sus mentores Le Roy y Wenger con la Orden Humana de la Redención Africana, la máxima distinción de Liberia. Nunca se olvidó de quienes confiaron en él.
¿Habrá un Weah en el mundial?
George Weah terminó casándose con Clar y de esta unión han nacido tres hijos: Martha, George Jr. y Timothy. A diferencia de muchos vástagos de políticos ex futbolistas, ellos heredaron el gusto por el futbol. George Jr. fue forjado en el futbol base del Milán, pero en realidad su carrera fue tomando derroteros por equipos de menor prosapia de ligas como la checa, la suiza y la búlgara. Ni hablar de su paso por selecciones: apenas dos convocatorias a la selección sub-20 de Estados Unidos, fue llamado finalmente a un amistoso con Liberia, pero no ingresó al campo.
Timothy fue quien mejor hizo las cosas. Nacido en Nueva York, logró comenzar su trayecto con la franquicia de Red Bulls antes de moverse a la academia del PSG. Como en los años buenos de su papá, nada más llegó y en su primer partido de la Youth League le marcó un triplete al Ludogorets de Razgrad… todo esto a sus 14 años. Al igual que su papá, el PSG le abrió las puertas para volverse grande; a diferencia de su papá, el PSG ahora tiene petrodólares. Como la competencia es demasiado dura, Weah mejor ha terminado a préstamo en el Celtic y el Lille. Si las lesiones por fin lo respetan, el cielo es el límite para él.
Timothy podía representar a Liberia (por su papá), a Jamaica (por su mamá) y en especial a Francia (por todo su desarrollo). Lo que sucede es que Weah se la pasó rechazando una y otra vez cada proposición de la Federación Francesa para entrenar en Clairefontaine. Se decantó por Estados Unidos porque ahí nació, porque ahí estaban sus amigos y porque le gusta la cultura norteamericana. Ya pasó por la sub-17 de Estados Unidos y disputó mundial, ya pasó por la sub-20 y disputó mundial y se dio el lujo de saltarse la sub-23. Ahora está en la mayor y ya vio puerta de manera oficial… en un partido de eliminatoria para Qatar 2022 ante Jamaica. ¿Weah disputará mundial? Todo apunta a que sí; goza de la confianza de Berhalter y ha desquiciado a varias zagas, como la mexicana.
Es curioso que Liberia surgió como proyecto colonialista que creó su propia élite “americo”. Una persona de abajo como George Weah terminó poniendo a Liberia en el mapa y representando lo que puede llegar a ser África. Ahora un descendiente de los kru puede conquistar Estados Unidos, dando al traste a la pretenciosidad de los “americo”. Weah disputó el último tango. No pudo llegar al mundial, pero sigue cambiando a un país en franca recuperación. Cierro con una frase suya:
People have been supporting me since my childhood. They are supporting me because they want a change, not about my popularity.
La gente me apoya desde que soy niño. Me apoya porque quiere un cambio, no por mi popularidad.
Fuentes
Finnan, Daniel. State of play in Liberia: Half-time whistle goes on George Weah’s presidency. RFI. 22 de enero de 2021
Guerrero, Santiago. Los 10 ‘cracks’ que nunca jugaron un Mundial. Bendito Fútbol. Fecha desconocida
Williams, Ben. The game that sunk Liberia. BBC Sport. 31 de julio de 2001
RSSSF
Olín García, Ricardo. George Weah y la tierra de los libres. Apuntes de Rabona. 10 de enero de 2022
Weah vio frustrada su aspiración de disputar un mundial cuando su boleto fue arrebatado por Nigeria. Weah no pudo evitar que Liberia cayera con Nigeria en la Copa Africana de Naciones Malí 2002, y Weah se retiró en un amistoso frente a los nigerianos. Hablando de Nigeria, es el país más poblado de África, y con tantas etnias y tribus en su interior. En religión las cosas son igual de diversas: mientras al norte predomina el islam, al sur la mayoría es cristiana. En el campeonato nigeriano juega un equipo que comulga con esta religión, el Mountain of Fires and Miracles. Esta historia la veremos la siguiente semana.
Recomendación musical 2
George Weah siempre ha demostrado también un talento para cantar. Lo hizo para recaudar fondos y ahora lo hace para dar un mensaje a sus compatriotas liberianos. Cantó una vez para generar conciencia sobre el ébola que desoló al país, y ahora lo hizo para combatir la pandemia por COVID-19. Esta es su canción: Stay at Home.
Recapitulemos
Liberia es la primera república independiente de África, pero oculta que nació gracias a un proyecto paternalista y de compensación de Estados Unidos a los afroamericanos. Esta elite que crearon ellos finalmente fue quitada en un golpe de estado. 10 años después, se desataron dos guerras civiles. Mientras tanto, George Weah deleitaba a aficionados alrededor del mundo con el Monaco, el PSG y en especial con el Milán. Fue nombrado Mejor Futbolista del Año, único africano en ganar ese premio. A nivel selección pudo disputar la Copa Africana de Naciones Sudáfrica 1996. Mientras que logró repetir para Malí 2022, perdió el partido decisivo ante Ghana (1-2) en una eliminatoria donde Liberia por fin tenía el destino en sus manos (Corea-Japón 2002). Weah es de los jugadores top de la historia que nunca disputaron un mundial. Ahora es presidente de su país. Uno de sus hijos, Timothy Weah, podría llegar, pero representando a Estados Unidos.
Nos vemos la siguiente. Goodbye!