Eric Garcia tuvo que volver a aprender a jugar justo cuando pensaba que ya no tendría que hacerlo nunca más. A los 15 años, Eric era uno de los jugadores más dominantes de su edad. Fuerte, alto, rápido, con una salida de balón prodigiosa y un dominio del balón que le elevaba por encima de los chicos con los que competía. En un cuerpo maduro, en Eric se esbozó todo aquello que se espera de un central, anticipando a su todavía incipiente carrera, una serie de características que tenía, pero que nadie sabría si mantendría, porque al final lo que hacemos con los niños es esto: trasladar lo que vemos a un futuro desconocido, como nada se pudiese truncar. Y en Eric todo cambió, salvo que todo siguió igual.
En el fútbol, el odio y la estima funcionan como polos opuestos que se atraen. Cuanto más detestas, más gusta en otro bando, aumentando así tu resentimiento, tu ira. Es injusto porque, ¿si no me gusta, porque eso aumenta el amor en otras partes? Lo mismo se piensa desde el otro charco. Con pocos futbolistas se aprecia de forma tan nítida como con Eric Garcia Martret, el jugador convertido en arma arrojadiza, en meme y en caricatura. ¿Quién es realmente Eric Garcia?
A sus todavía tiernos 20 años, Eric ya ha sido titular en Manchester City, FC Barcelona y Selección Española. Ha jugado eliminatorias de Champions League y semifinales de Eurocopa, en un tourmalet extraño para un central tan joven y que «no tiene pinta de central». Y eso es básicamente por la construcción que tenemos de lo que «debe ser un jugador», como si para cada posición existiese un molde predeterminado, y desde ahí se construyeran todos los futbolistas. Como en el Fifa. Así, los delanteros y centrales deben ser altos, corpulentos, fuertes. Los laterales rápidos, verticales, agresivos, y así un largo etc que se va preconfigurando en la mente del aficionado. Quien se sale del molde deberá jugar doblemente mejor para demostrar que merece entrar ahí, como una especie de castigo por no pertenecer al grupo dominante. Además, en Eric hay una contradicción, y es que su cuerpo ha ido quedándose corto cuando una vez dominó en base a él. Reaprender a defender cuando eras el mejor.
Lo cierto es que Eric está siendo el mejor central del FC Barcelona este inicio de curso. Por regularidad (Araújo ha sido baja muchos partidos), y por rendimiento (Piqué no se sostiene en el día a día). Garcia aterrizó en Barcelona con el cartel de tercer/cuarto central, y en cuestión de pocos meses, ha pasado a ser el primero. En una exigencia desmedida, su fútbol no ha podido crecer en consonancia con sus necesidades, sino con las de un equipo muerto y abatido, que necesitaba que Eric fuese fiable defendiendo el cuerpo a cuerpo, que resolviese enigmas imposibles con latifundios a su espalda y que con balón fuese siempre la primera ventaja del FC Barcelona. El canterano ha cumplido en unas, ha sobresalido en otras, y ha demostrado estar verde en unas más. Lo normal en un chico de 20 años que el pasado curso jugó apenas 500 minutos. Pero alrededor de Eric nada es normal.
«La temporada pasada después del confinamiento fue nuestro mejor defensa central. No cometió ningún error, ni uno solo»
Josep Guardiola (El País)
Un jugador alabado constantemente por sus técnicos que la opinión pública machaca. Futbolista que funciona como el primer Sergio Busquets; indescifrable para el ojo del aficionado, una auténtica bendición para quien se dedica a ello. Eric, como el primer Busi, es un jugador de personalidad fuerte, que marca el ritmo de la circulación desde los primeros metros y es capaz de definir la altura defensiva del bloque gracias a su jerarquía con balón. «Es que un central lo que tiene que hacer es defender», obviando que Eric lo hace, y en muchos apartados destaca, pero que el valor con balón en pleno 2021, cuando vemos que precisamente las defensas de 3 tienen sentido por las ventajas que te dan en salida, es altísimo e imprescindible.
Vamos con algunos datos de Eric Garcia con balón gracias a los amigos de StatsBomb. Eric es el defensa que más veces logra trasladar, desde el pase o la conducción, el balón en el último tercio en toda La Liga, con 7.4 veces por 90 minutos, el segundo (Pau Torres el primero) que más goles esperados acumula en sus intervenciones con 0.6, y según el nuevo modelo OBV, uno que mide el impacto del futbolista en las posesiones que terminan en gol de forma muy acurada, Eric es el 5o clasificado. Es decir, es élite en la mayoría de estadísticas avanzadas y es el central más joven en aparecer en estos gráficos. Su valor allí ya es indudable. Sucede que cuando se quiere parodiar a un futbolista, se cogen precisamente sus virtudes y se pervierten, transformando a Eric en un «uy, Eric es muy bueno porque saca muy bien el balón», ironizando sobre lo que el jugador hace bien para minuisvalorarlo. Pasó con Vinícius cuando definía mal, y pasará siempre. Cuando un jugador juega bien pero no encaja, se trata de enfatizar sus virtudes para que parezcan menores.
«Le he visto fantástico, sensacional, no hay jugador de alto nivel que no haya sido criticado y vilipendiado en algún momento de su carrera. Si no lo has sido, no eres jugador de un gran equipo. Por ahí hemos pasado todos y si no lo soportas es que no vales para un gran equipo».
Luis Enrique
Hay jugadores que utilizan la crítica como abono futbolístico. Eric es uno de ellos. Tras un inicio de temporada en el que dejó dos partidos muy malos; vs Athletic Club y Benfica, las críticas se levantaron. Eric ya no solo no podía ser titular del FC Barcelona, sino que muchos se replantearon si era realmente central. Garcia sufre en el cuerpo a cuerpo, futbolista agresivo acostumbrado un día a arrollar a los rivales, ahora se topa con que el 90% de los atacantes son más altos, fuertes y corpulentos. Si choca y persiste, pierde. Así, sucedió vs Iñaki Williams y vs Darwin. Cuando tienes una desventaja física contra los rivales, tu mente debe ir más rápido.
Defensivamente, Eric es un jugador que le está permitiendo (y le permitirá más en el futuro) asentarse en campo rival. En base a una gran concentración y una lectura de los espacios muy buena, Garcia se posiciona siempre para poder saltar sobre el punta que queda descolgado, achicando así las distancias entre las líneas y permitiendo al equipo recuperar la pelota y volver a reiniciar la jugada. Volviendo a StatsBomb, Eric Garcia es el séptimo central en toda La Liga que más acciones agresivas realiza (entradas, robos y faltas 2 segundos después de la recepción del rival), con más de 11 por 90 minutos, el 4o que más intercepciones hace con 4.1. Pero es que además es el tercer central que hace sus acciones defensivas a una mayor distancia de su portería, con lo que el riesgo aumenta. Es el líder en presiones por 90 minutos, con 14.5. Sus puntos débiles (1×1 y capacidad de ganar duelos si no anticipa), se ven paliados por todo lo que suma y que con un Araújo al lado, la pareja se complementa, como si el puzle de repente tomase forma.
Me parece interesante comparar ambos futbolistas por el debate generado en junio, cuando Luis Enrique lanzó la convocatoria para la Euro. Nacho era la gran ausencia, y Eric el que no merecía ir. Mirando los números de esta campaña de Eric Garcia y los del pasado curso de Nacho, vemos que son perfiles similares defensivamente, siendo Eric mejor en el juego aéreo y sobre todo con balón. Y el fútbol es contexto, y nunca será lo mismo defender en el Alavés que en el FC Barcelona, por eso Eric probablemente sea mucho mejor central para Barça que para Alavés, y al revés con Víctor Laguardia, porque la idea y el perfil importan mucho más que el molde prefabricado. El fútbol de los estereotipos es el que rellena debates, portadas y programas, pero no las cabezas de los entrenadores.
En un momento en el que el fútbol se expande como nunca antes, acotar los debates a aquello que ya está manido y sobado solo servirá para polemizar, nunca para analizar. Eric escapa de los moldes, y con sus defectos y todavía sus déficits, es un central que siempre le necesitarás si tu objetivo es jugar cerca de la portería contraria. Porque no hay mejor defensor que aquel que te permite atacar bien y huir de tu portería.
