Costó poco escoger a las figuras de cada partido en este jueves de Eurocopa. Todo lo contrario a la jornada de ayer. De hecho, debe de ser la única vez que coincidamos con los MVP’s de UEFA que, dicho sea de paso, están sorprendiendo para bien. Lejos de inventos como el de ver a Haaland de carrilero izquierdo en esos curiosos onces ideales de la Champions, por usar un eufemismo. España también sorprendió positivamente en esta segunda jornada, probablemente la única que coma en la mesa de Alemania por sensaciones en el torneo. Fue a por el encuentro y arrinconó a una Italia a la que no le quedó más remedio que replegarse y resistir el vendaval. Partido antagónico al ataque asociativo que vimos frente a Albania. Y ‘La Roja’ consiguió el premio (1-0) que les clasifica matemáticamente como primeros de grupo. El tanto fue de Calafiori en propia meta, uno más para la colección en esta ‘Euro’. Tras los chetotiros, se ponen de moda los goles en el marco equivocado; aunque a decir verdad, el central del Bologna evitó con sus acciones defensivas que la goleada fuera mayor.
En el Grupo B, Inglaterra decepcionó, más aún si cabe, que en su gris debut frente a Serbia. Se volvió a adelantar con diana de un Harry Kane muy poco participativo, dio el paso atrás que todos esperábamos y, pese a que a Dinamarca también le faltó algo de inventiva cerca de la portería, se aferró a los zapatazos lejanos para empatar pronto (1-1). El gol fue obra de Morten Hjulmand, que, por cierto, no es familia del seleccionador. Estuvieron más cerca de ganarlo que los de Southgate, muy dependientes de las individualidades de Foden o Saka. El próximo careo entre daneses y serbios promete, después de que los balcánicos igualaran (1-1), y gracias, el derbi yugoslavo contra una emocionante Eslovenia. Demasiado castigo para una de las humildes revelaciones, que tendrá que puntuar ante Inglaterra, al menos, si quiere estar en unos octavos que acarició y que serían históricos para ellos.
🥇🇪🇸 NICO WILLIAMS
Antes de entrar en materia, les confesaré que soy fan de la carbonara. Bien hecha, creo que ocupa mi top 1 gastronómico. Con eso lo digo todo. Pasta o masa de pizza, fina a ser posible; pimienta, sal… Hasta ahí, todo en orden. El problema viene cuando les digo a los italianos que la carbonara española supera a la italiana, sobre todo la de mi madre. Con parmesano en vez de pecorino, bacon en lugar de guanciale, cebolla y nata. Sin problema en llamarla carbonata, pero esa es la que más me gusta. Si le queremos añadir unas yemitas de huevo, mejor que mejor, pero la nata es indiscutible. Como Lamine Yamal y Nico Williams para De La Fuente. Los italianos más rigurosos seguramente no hayan llegado a leer hasta aquí, seré persona non grata para ellos. No les culpo, a mí me pasa lo mismo con quienes calcinan la carne. En un mundo de filias y fobias, los itálicos colapsan cuando cortamos los espaguetis, cosa que también hago de vez en cuando, y cuando cocinamos carbonata. En España somos más de ir en contra de una selección que no nos represente. Bien porque haya pocos jugadores de nuestro equipo o porque no represente un estilo similar al que defendemos. Especialmente, sucede entre culés y madridistas. Salvo cuando algo funciona a las mil maravillas. Como el tiki-taka entre 2008 y 2012, o como ahora esta España vertiginosa en lo que va de Eurocopa.
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En la era dorada, David Silva ocupaba el flanco izquierdo. Un tocón. Ahora es Nico Williams el titular en esa parcela, descarado retador en el uno contra uno. Nadie pone pegas. Menos aún, si genera la jugada del 1-0 y está a punto de poner el segundo con un disparo al travesaño desde el pico del área. La menor de las preocupaciones para Di Lorenzo hoy fue cómo cocinar los espaguetis, bastante tenía ya con resistir frente a un abrasivo Nicholas. Todavía le falta un puntito de consistencia al del Athletic Club, hoy fue de más a menos, pero es un calvario para su par cuando está así. Fintas, pisadas, cambio de ritmo, autopases e intentos de caño… Tiene creatividad y una velocidad endiablada para ejecutar esas acciones. Muy productivo ante Italia, nada de adornos. Y casi marca un cabezazo cargando área, tras centro del renacido Morata. El mundo al revés. Spalletti tuvo que mover ficha al descanso y pasar del 4-1-4-1 al 4-4-2, en el que Andrea Cambiaso ingresó para defender como doble lateral, ser la sombra de un celestial Cucurella y que, en vez de sufrir un uno contra uno defensivo, tuviese un marcado dos contra dos cuando el lateral del Chelsea se desmarcaba en el intervalo central-lateral. Y un dos contra Nico favorable si Marc no se proyectaba. Así minimizó la hemorragia, aunque no la cortó. Mis disculpas, por cierto, para ‘Cucu’. Un ganador de duelos fascinante, hiperactivo y atinado. Si no está aún en nuestro podio es por culpa de Nico y Fabián.
🥈🇸🇮 ŽAN KARNIČNIK
El final del primer turno, siempre caótico y emocionante, fue terriblemente cruel para Eslovenia. Y, sobre todo, para Žan Karničnik. El lateral derecho del Celje estaba crecidísimo después de marcar el 1-0 que situaba a su patria de manera virtual en la siguiente ronda. Sin embargo, allí emergió la cabeza de Luka Jović, que aun agarrado por nuestro protagonista, le dio un giro de guion inesperado al enésimo encuentro indefendible de «la gran generación serbia». Un combinado que Pepe Del Bosque ya considera culpable hasta que se demuestre lo contrario. «Yo ya no espero nada de ellos, para no volver a decepcionarme», dice, pero en el fondo todos nos seguimos sorprendiendo por lo poco que genera e, incluso, por su pérdida de agresividad bien entendida. No queda ni rastro de la presión salvaje, con persecuciones uno contra uno a lo Gasperini que les caracterizó en su camino al Mundial 2022. Era un combinado que asfixiaba. Y que amenazaba con centros laterales (Vlahović y Mitrović en área), a balón parado, así como con tiros de media distancia de los Tadić, Kostić, Zivković, Milinković-Savić y compañía…
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En el córner que se tradujo en la tragedia eslovena, también queda retratado Jan Oblak. Ya no es que se le cayese encima el larguero, es que estaba dentro de la portería, directamente. La narrativa condenó a esta combativa e ilusionante Eslovenia. Entre 2 millones de habitantes han encontrado a una pareja de centrales como Bijol y Drkusić, atentos en las marcas y férreos en duelos; y a un doble pivote que comparten Gnezda-Čerin y Elsnik, no solo diferencial por los metros que abarcan, sino también por la verticalidad ofensiva que dan con su determinación, disparo al palo incluido del segundo. Arriba, Sporar lucha todas y Šeško amenaza con poco. Autosuficiencia pura y dura que hoy también puso a prueba a Rajković. Pero, sin duda, el MVP, ya que no pudo ser héroe, corre a cuenta de Karničnik: osado en conducción, generador de ventajas en salida de balón con una confianza tremenda para iniciar las transiciones, cambio de orientación y llegada al área como en la jugada del gol. Incombustible y aguerrido atrás, pese a que no fue plenamente sólido. Hasta taponó un remate manifiesto de Mitrović, peleado con el gol por mucho que sea el máximo artillero en la historia de su nación. Žan tendrá 30 años, pero es jugador a seguir.
🥉🇩🇰 PIERRE-EMILE HØJBJERG
A la Eurocopa del centrocampismo, especialmente de los asociativos o los goleadores, tampoco le faltan exhibiciones para enmarcar de esos pulpos en la sala de máquinas. A la altura de Lobotka en el Eslovaquia 1-0 Bélgica o de Kanté en el Francia 1-0 Austria, que hasta hora habían dado los mayores recitales como pivotes en el certamen. Los deseos fueron una orden para este correoso destructor, quien pasara por la cantera del Bayern hace años, pese a haber perdido muchos galones desde el desembarco de Ange Postecoglu en el nuevo White Hart Lane. 9/17 duelos ganados, 8 recuperaciones, 5 entradas, 3 intercepciones, 2 despejes… Las estadísticas seguramente no sirvan para dimensionar su actuación, y eso que hasta hoy nadie había recuperado tantos balones con sus entradas. Es lo que suele pasar con los centrocampistas de su perfil. Uno que, lejos de ejercer como mediocentro posicional, por mucho que sea el de contención, se pasó el juego si hablamos de abarcar metros. Su mapa de calor es para ponerlo en el Museo Nacional de Dinamarca.
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Con balón, nadie intervino tanto, tampoco. La omnipresencia hecha persona. No estuvieron ni cerca de alcanzar sus 108 toques. Clave para progresar con sus apoyos y activar así al tercer hombre, sin que Eriksen tuviera que descender demasiado a campo propio. Fue el organizador danés y aunque tal vez le faltara algo de magia para romper líneas o dibujar últimos pases (no se puede tener todo), sí trazó algún cambio de orientación interesante. Eso por no hablar de sus cuatro disparos a puerta. En un día de dominio para su selección, aunque falto de inspiración en el último tercio, el disparo lejano se convirtió en el principal arma de los escandinavos. Pierre-Emil, Pedro Emilio para los amigos, por mucho que alabemos a Kroos, Fabián o Vitinha, aún quedamos muchos entusiastas de los tackes. A mí, particularmente, me levantan del sofá. Højbjerg, despiadado de ti, los ingleses siguen empeñados con que pueden ganar esta Eurocopa a base de recortes con figuritas, pero Southgate mataría por tener una segadora humana como la que representas para tajar las hectáreas que te dé la real gana.