Gelsenkirchen: El Schalke 04, el grande de Alemania a base de migración

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Cześć, mój kolego! Jak się masz? No empezamos en alemán, sino en polaco. Confía en mí. Todo es por una razón. Espero que estés bien hoy. Seguimos en nuestro recorrido por historias alternativas de futbol en Alemania, y ahora nos toca ir a la ciudad de Gelsenkirchen, para hablar del futbol en una ciudad labrada casi desde cero por gente fuera de Alemania.

Recomendación musical

Como verás en el texto, Gelsenkirchen recibió aporte sustancial de un pueblo en la antigua Prusia llamado masuriano. Localizado en las costas del mar Báltico, eran polacos distintos que no tardaron en asimilarse al imperio alemán. Este es un himno de los masurianos. Compuesto por Friedrich Dewischeit en 1857, hasta la fecha une a este pueblo. Escucha la Masurenlied.

Inmigración: el tema central de las elecciones en Alemania

“Wir schaffen das” (Nosotros podemos con esto). Con estas palabras, la entonces canciller Angela Merkel le dio la bienvenida a personas venidas desde países como Siria y Afganistán en medio de la crisis de refugiados que estuvo a las puertas de Europa entre 2015 y 2016. Hasta 2023, Alemania había recibido 1,2 millones de refugiados y solicitantes de asilo. Esta jugada arriesgada le valió a Merkel recibir el premio Nansen, el más prestigioso de ACNUR, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados.

Sin embargo, parece que esta tendencia podría revertirse. Hay una percepción de que buena parte de los refugiados no busca integrarse a Alemania, sino únicamente depender de los programas sociales. Quieren seguir viviendo con el mismo paradigma de sus países de origen, incluyendo los valores de su religión. Tan solo hace unos días hubo una manifestación en Hamburgo para que Alemania sea un califato. Aún no se olvida el incidente de la víspera de Año Nuevo de 2016, con cientos de abusos sexuales en Colonia.

Es por ello que parte de la sociedad alemana empieza a voltear a la extrema derecha. El partido Alternativ für Deutschland (AfD) ha enarbolado una campaña agresiva atacando esta política de puertas abiertas. El conflicto entre Rusia y Ucrania vino a enrarecer esta situación de por sí caótica. La estrategia es visibilizar la situación de inseguridad: el alemán de pie ya no se siente tan seguro, ve lo que está sucediendo en Francia, Bélgica, Países Bajos, Reino Unido, Noruega y Suecia, entre otros países. El apoyo ha sido más fuerte en los Bundesländer que conformaban Alemania Oriental; se han sentido dejados de lado tras la reunificación, añoran los días donde los servicios públicos eran gratuitos.

Para analistas políticos, es simplemente un síntoma del curso natural del péndulo político. Ahora vira hacia la derecha, como se demuestra la toma de poder de políticos con esta tendencia, como Geert Wilders en Países Bajos y Giorgia Meloni en Italia, la enésima revancha de Marine Le Pen en Francia, la crecida del partido Vox en España o el endurecimiento de las condiciones para refugiados y solicitantes de asilo en Dinamarca. Para ser un partido político apenas formado en 2013, AfD ha trepado en las encuestas de opinión y ya se encuentra en segundo lugar. Si quieres conocer más al respecto, tienes que ir al texto de esta guía sobre la situación de Alemania en los aspectos político, social y económico como sede de la Eurocopa.

En Gelsenkirchen esto todavía no sucede. Esta ciudad todavía es un festín entre los tradicionales Partido Socialdemócrata (Sozialdemokratische Partei Deutschlands, SPD) de centro-izquierda y Unión Democrática Cristiana (Christlich Demokratische Union, CDU) de centro-derecha. Todavía tienen una cómoda distancia sobre AfD, con apenas 11 escaños en el concejo de la ciudad. ¡Cómo no va a ser así, si es una ciudad forjada a punta de migrantes! Primero los polacos, luego los turcos y finalmente todo el mundo. Esta es la historia de una ciudad y un club nutrido por personas fuera de Alemania.

Migración en Gelsenkirchen. Primera parte: polacos, masurianos y gente del resto de Alemania

Como viste en el texto de la ciudad de Gelsenkirchen, era un pueblo más de Westfalia… hasta que se descubrieron las minas de carbón, también conocido como “oro negro”. Cambió también la composición de la gente que vivía ahí. El efecto no fue de inmediato, porque para la perforación de minas se necesitaban pocas personas y se podía combinar el trabajo minero con la tradicional arquitectura. El problema vino cuando empezó la minería fuerte.

En 1871 la mano de obra local estaba prácticamente agotada. La reforma minera trajo un empeoramiento de las condiciones laborales y una baja en su reputación. Hubo una depresión económica, cayeron los salarios. La gente de Gelsenkirchen comenzó a migrar a América. Los que se quedaban aquí en edad laboral, trabajaban ahí porque no había otra alternativa. Entonces se tuvo que buscar en todo el imperio alemán. Para 1880, la proporción de gente “nativa” de Gelsenkirchen era apenas la tercera parte, la otra tercera era del resto de Renania-Westfalia.

Y el otro tercio era del resto de Prusia, principalmente de las provincias del este. Recuerda que Prusia también tenía zonas que actualmente le pertenecen a Polonia; por ello, se dejaron venir trabajadores étnicamente polacos, que procedían de las siguientes regiones: 

  • Posen: zona actualmente en el centro de Polonia con sede en Poznan.
  • Silesia: al suroeste de Polonia, con el río Oder, más pequeñas fracciones de Chequia, con capital en Breslavia.
  • Prusia Occidental: actual norte de Polonia, con la ciudad de Gdansk.
  • Prusia Oriental: el este de Polonia y la actual Kaliningrado, entre los ríos Vístula y Neman, casi llegando hasta Lituania y Bielorrusia. 

Para 1890, 25% de los alemanes nacidos en Gelsenkirchen eran descendientes de esos polacos. Es verdad que las condiciones laborales en las minas no eran las ideales, pero eran mejores que la situación original de la población en las provincias orientales. El 80% de la población tenía una pequeña parcela, y las grandes porciones pertenecían a grandes terratenientes. Ante unos pésimos salarios, buscaban otros trabajos para sobrevivir, y trabajar en las minas de Gelsenkirchen de pronto era mejor. 

En Gelsenkirchen comenzaron a convivir alemanes, polacos y una población llamada masurianos. Esta última etnia también era eslava, y procedían de esas regiones del este, cerca del Báltico, se les contaba a veces como polacos, pero tenían diferencias. Los polacos eran católicos, los masurianos eran protestantes. Los polacos querían mantener su cultura a prueba de todo, los masurianos al menos buscaban integrarse a la sociedad alemana o ser leales a la corona. 

Todos esos foráneos experimentaban una discriminación y un recelo de los pobladores locales. Además de una cultura diferente, les echaban la culpa de que los salarios fueran más bajos. Encima, las autoridades estaban dispuestas a suprimir cualquier atisbo de cultura polaca, por ejemplo exigiendo que se hablara solamente alemán y prohibiendo que se unieran en grupos políticos. Tras la I Guerra Mundial, algunos de los 500.000 polacos se regresaron al recién establecido Estado Polaco, otros se pasaron a las minas de Bélgica y Francia. El crecimiento de población se estancó, pero seguían llegando atraídos por un mejor salario… claro que a costa de estragos a la salud, la mayoría retirados a los 40 años. Durante el régimen nazi también hubo migración forzada, con las decenas de miles de prisioneros de guerra y gente indeseable para el régimen que debían trabajar en las minas para sostener toda la producción industrial del III Reich.

Migración: la fuerza de ese Schalke 04 campeón

Pocos clubes en el mundo tienen una identidad y una historia tan fuertes como el Schalke 04. Está tan ligado a sus raíces industriales que orgullosamente se hacen llamar Die Knappen (Los mineros). Las duras condiciones en las minas se hacían llevaderas también con el deporte. Surgían clubes por doquier, a veces con base en una comunidad, otras con bases étnicas o nacionalistas, como el movimiento Sokol, que combinaba entrenamiento físico y nacionalismo eslavo.

Había un grupo de adolescentes que jugaba cerca de donde estaba el mercado en Schalke, un suburbio de Gelsenkirchen que había empezado a crecer con el boom industrial. El club recibió un envión de la mina Consolidation, que empleaba más de 2.000 mineros. Como el club era de adolescentes y no estaban en edad legal para dirigir al equipo, se tuvo que nombrar a un pesador de la mina como el director del recién fundado Schalke 04.

Los hermanos Ballmann nacieron en Dortmund, pero vivieron su infancia en Inglaterra, y se enamoraron del estilo escocés de pase y movimiento. Lo importaron cuando regresaron y jugaron en el Schalke. Así salió un estilo distintivo llamado Schalke Kreisel (el trompo de Schalke), porque desorientaba a los rivales con pases rápidos y contrastaba con el estilo duro que pululaba en las canchas alemanas.

A eso agrégale una determinación y un temple propios de la cultura migrante. Entre los años 20 y 40, se identificaron hasta 32 jugadores del Schalke 04 con apellido polaco, como Ernst Kuzorra y Fritz Szepan, dos de los primeros grandes jugadores del Schalke y convocados a la selección alemana para los primeros dos mundiales. Ambos jugadores eran de origen masuriano. Kuzorra marcó 265 goles en 350 y Szepan revolucionó la posición de defensa central para jugar más bien de armador… y aún le dio tiempo para marcar 234 goles y ser capitán de la Mannschaft.

Un tercer factor era un capital económico prácticamente inagotable. Las minas seguían produciendo y aportando a la república de Weimar, por lo que podían fichar a los jugadores que quisieran. En ese entonces, las reglas del futbol alemán estaban centradas en el carácter amateur y todo ese poderío era demasiado para los otros equipos. Por eso en 1931 se les prohibió competir en el campeonato alemán. Para ese entonces, ya eran multicampeones regionales y ya habían ganado el campeonato de Alemania Occidental. Empezaban poco a poco a ser reconocidos por todo el país.

La década de los 30 y principios de los 40 fue la época dorada del Schalke 04, llegando a nueve finales del campeonato alemán y ganando seis de ellas. Estuvo 11 años invicto como local. Su primer título nacional, 1934, fue especial. Con goles de Kuzorra y Szepan, ganaron 2-1. La mayoría de sus jugadores tenía apellidos polacos, además de ellos: Valentin Przybylski, Ernst Kalwitzki, Ötte Tibulsky, Ferdinand Zajons y Ala Urban. Emil Rothardt en realidad germanizó su apellido polaco, Czerwinski. En Alemania al Schalke 04 se le conocía despectivamente como “Polackenverein”.

Esta época dorada coincidió con la dominación nazi y el III Reich. El Schalke 04 ha tenido esa huella indeleble ligada con Adolf Hitler. ¡Qué casualidad que cuando Hitler dejó este mundo, el Schalke 04 no fue lo mismo! Es una carga injusta y llena de ignorancia. Era de sobra conocido el origen polaco de este club, y la directiva soportó cuanto intento de liberarse de las minorías polaca, judía y demás que emprendía el régimen nazi. Los nazi también recordaban que los masurianos estaban prontos para sentirse alemanes, entonces intentó salvarlos de los pogromos a los que estaban sujetos los polacos, pero eso no le importaba a la población alemana, y les daba el mismo trato que a los polacos: una discriminación en toda la extensión de la palabra.

Técnicamente todos los jugadores del Schalke 04 habían nacido en territorio alemán, y el Schalke 04 usó todos los documentos de identidad para callar todas las voces malintencionadas que querían desacreditarlos por su identidad en contrapunto con lo considerado ario. Encima en los partidos del Schalke 04 hacían el saludo nazi y circulaba la imagen del Führer. Ese poderío y ese origen minero del Schalke 04 era bien visto por el régimen porque representaba el “espíritu trabajador al que debía aspirar el pueblo alemán”. Lejos de endurecer las condiciones, se llevaban al Schalke 04 a jugar en los territorios ocupados para jugar contra equipos de soldados. Llegaron a jugar hasta dos veces en Varsovia. Por eso no se descarta que Hitler haya sido aficionado del Schalke 04 por conveniencia; después de todo, solamente asistió a un partido de futbol, y fue una derrota de Alemania en los Juegos Olímpicos de 1936.

Migración en Gelsenkirchen. Segunda parte: gente del resto de Europa

Gelsenkirchen también quedó tocada por la II Guerra Mundial. Entre el descenso de judíos, polacos y gitanos, el éxodo de supervivientes de guerra y más bajas humanas como familias y ex empresarios, la población bajó de 320.000 a 160.000. Y urgía echar a andar de nuevo la minería del Ruhr y la industria siderúrgica para reconstruir a todo el país. Entonces desde toda Alemania llegaron a Gelsenkirchen.

Funcionó durante un tiempo, hasta 1960. Sucedió que años antes se había agotado el capital humano de la Alemania Federal, se habían cerrado las fronteras con Alemania Oriental, y los que había aquí habían ascendido de simples mineros a puestos administrativos y de dirección. Se necesitaba urgentemente de nuevo gente que llenara estas vacantes menos cualificadas… o sea, mano de obra barata. Entonces Alemania firmó convenios con países menos favorecidos, como España, Italia, Grecia, Marruecos, Yugoslavia, Túnez, y sobre todo Turquía. Comenzaron a llegar los llamados Gastarbeiter (trabajadores invitados). 

Esta contratación de extranjeros a mansalva terminó en 1973… algunos de esos Gastarbeiter se regresaron por donde vinieron; otros se quedaron aquí para vivir, y trajeron a sus familias. Ellos por lo general tenían tasas de natalidad más altas que la población de Gelsenkirchen que vivía desde antes. Se habían contratado trabajadores, había venido gente.

De acuerdo con los datos de la cuenca del Ruhr en los 80s, la industria minera tenía una proporción extranjera en su fuerza laboral del 15% hasta el 50%. Este último porcentaje era la minería de carbón in situ, el trabajo más pesado. En 1990, el 14% de la población de Gelsenkirchen no tenía pasaporte alemán… hablamos de 40.000 habitantes sin papeles. Sobre todo con el cambio de la economía y el cierre paulatino de minas, estos descendientes de Gastarbeiter ya no forman un grupo homogéneo. Se han mezclado con alemanes, con masurianos, con polacos, y con otras nacionalidades. Han cambiado su giro y las líneas que separan a los estereotipos son cada vez más difusas: está el comerciante independiente turco, el hijo maleducado, el restaurantero italiano… Uno de cada diez habitantes de Gelsenkirchen tiene orígenes turcos. Por cierto, hay un texto sobre el aporte de los turcos en el futbol alemán, que puedes ver aquí

Con la llegada de la Unión Europea y la eliminación de aranceles entre países miembros, ha circulado una gran cantidad de trabajadores temporales, que tienen pasaporte europeo y pueden trabajar libremente, además de votar. Eso también ha generado un cambio en el ecosistema social de la ciudad. Y finalmente con la política de puertas abiertas para refugiados y solicitantes de asilo, se ha nutrido esta población con gente venida de África, Medio Oriente y Afganistán. Estas personas que se han mudado aquí también traen a Gelsenkirchen una forma de vida y un comportamiento diferente.

El aporte turco al Schalke 04

Hasta la fecha se han calculado hasta 15 jugadores turcos que han militado en Los Mineros. El primero de ellos fue İlyas Tüfekçi. Él no debutó en el Schalke 04, sino en el Stuttgart, específicamente en un partido contra el Borussia Dortmund. No era bienvenido en su equipo. Durante su debut el 27 de septiembre recibió protestas xenófobas durante el calentamiento; entró al minuto 75 y los calló marcando con un gol y una asistencia. En la temporada 80-81 compartió campo con Joachim Löw y Hansi Müller.

La siguiente temporada terminó en el Schalke 04, que había descendido por primera vez en su historia. Llegó con el doble del salario que ganaba con los suabos. En su debut contra el Alemannia Aachen, recibió un gran apoyo de la comunidad turca que se había dado cita en el viejo Parkstadion. Tüfekçi logró el ascenso con el equipo, contribuyendo con siete goles. Era apodado “kleine Riese” (el pequeño gigante), por su gran juego, a pesar de medir 1,65.

Con paso en el Hertha Berlin, el VfB Stuttgart y el mencionado Schalke 04, Tüfekçi se despidió de Alemania en 1983 para jugar con el Fenerbahçe. Este paso terminó siendo trágico. Su prometida Sabine no quiso viajar con él a Turquía, y poco después de que él se fuera de Alemania, su prometida se suicidó. Después de pasada la tristeza, ganó dos ligas turcas con el Galatasaray y una con los kanaryalar. Se terminó retirando en 1991 con el Zetinbunspor. Desgraciadamente, desde 2013 lucha con la esclerosis lateral amiotrófica, está paralizado y necesita de un ventilador para sobrevivir.

Él inauguró una tendencia de llamar jugadores turcos, como Mesut Özil, İlkay Gündoğan y Hamit Altıntop, que la han roto tanto para el futbol alemán, como para el futbol turco.

El aporte polaco y el Schalke 04 moderno

La influencia polaca en el Schalke 04 se ve hasta nuestros días. El último gran jugador de los mineros es Leon Goretzka. Al contrario que los grandes Kuzorra y Szepan, él nació y creció en Bochum, otra ciudad de la cuenca del Ruhr, pero después llegó al Schalke 04 y ahí permaneció cinco años. Goretzka es la versión germanizada del apellido polaco Górecki.

Hay otra teoría que el aporte polaco también pega en el nombre de su flamante estadio. Todo tiene que ver con la interferencia del idioma polaco en alemán. En polaco, ir a un partido de futbol es iść na mecz. En alemán se dice “ins Stadion gehen”. La preposición na puede ser un lugar abierto o tener una connotación de dirección. Y en alemán se traduce como auf. Por eso el nombre del estadio es “auf Schalke”, como una manera en que los polacos mineros hablaban alemán.

Así como en Gelsenkirchen no existe un grupo uniforme de inmigrantes, la población con pasaporte alemán tampoco es homogénea: diferentes experiencias de generaciones venidas por necesidad o por gusto, diferentes contextos de formación, diferentes formas de vida y comportamiento… todo termina moldeando a las personas. Como fue el caso durante el proceso de industrialización, la población de Gelsenkirchen es una mezcla diversa de personas de diferentes orígenes, con diferentes experiencias y diferentes estilos de vida. 

Gelsenkirchen sigue su historia, ahora buscando una identidad lejos de la minería. Con una mezcolanza balanceada de manera imperfecta, mira hacia el futuro. Mientras tanto, el Schalke 04 se aferra a la supervivencia con uñas y dientes. Lograron sortear la permanencia en la 2. Bundesliga un año más, justo cuando amenazaba la quema de un descenso que habría significado su desaparición por la cuantiosa deuda que carga a cuestas.

Sería un triste final para un equipo que fue marginado precisamente por tener dinero a raudales. Sería un triste final a una producción de jugadores como el polaco/masuriano Goretzka, los turcos Özil, Gündoğan y Altıntop y el alemán de cepa Manuel Neuer. El aporte migrante minero se resiste a morir.

Fuentes

Fuchs, Thorsten. Blaue Insel Gelsenkirchen: Warum die AfD auch im Westen stärker wird. RMD. 1 de octubre de 2023
Resch, Sina; Kersting, Norbert, Müller, Julian. Untersuchung migrationsbezogener Konflikte in Gelsenkirchen. Migrachance. Fecha desconocida.
Institut für Stadtgeschichte. Stadtgeschichte Gelsenkirchen. 2015
Porta Polonica. From the “pit” to the professional league: Poles and Masurians in Ruhr area football. Fecha desconocida
Billingham, Dan. How Polish migrants shaped the early success of Schalke. These Football Times. 23 de marzo de 2020
Özkal, Ömer. İlyas Tüfekçi: Der erste Türke bei Schalke 04! TRT Deutsch: 4 de mayo de 2021

Recapitulemos

Gelsenkirchen es una ciudad minera que debió recibir aporte minero ante la falta de manos para extraer el infaltable carbón de sus minas. Primero llegaron desde toda Renania del Norte-Westfalia, luego desde Prusia llegaron polacos y masurianos a mansalva. Algunos de ellos lograrían destacar en el futbol. Este aporte fue clave para que el club de Gelsenkirchen, Schalke 04, fuera invencible en los años 30 y 40, con jugadores como Fritz Szepan y Ernst Kuzorra. Después de la II Guerra Mundial, los migrantes venían del Mediterráneo y Turquía. El primer jugador turco en Schalke 04 fue İlyas Tüfekçi. El nombre del estadio Auf Schalke es un homenaje a ese primer aporte polaco.

Nos vemos la siguiente. Do widzenia!

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Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

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