Irak, el campeón improbable de Asia

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سڵاو! شاكو ماكو؟ (Slaw! Shako mako?) Este es un saludo un tanto curioso. No es árabe, sino kurdo, uno de los idiomas que también se habla en Irak. Espero que estés muy bien hoy. La vez pasada estuvimos hablando sobre el periodo oscuro del futbol iraquí bajo la dictadura de Saddam Hussein. Ahora es momento de contar esta historia con final feliz y que tiene de todo. Viajemos a mediados de la década del 2000.

Recomendación musical 1

Por ahí del 2018 circuló un meme en México. Se trataba de un video de un puberto regordete y simpático que lo arreglaban para que se viera presentable. Poco después se supo que se preparaba para casarse y por eso tanta ceremonia. Lo que más causaba curiosidad era la canción. Aquí pegó con el nombre de Yasajorni yatuani. Investigando más a detalle, este video es de Irak y de hecho el cantante es iraquí: Saadoun al-Saadi (سعدون السعدي), un cantante de bodas. La canción en realidad se llama Tasawarni yaatuani (تصورني يعطواني), y en español se traduce como “Imagina que me das”. Te comparto el video.

Ahora ha llegado el momento de inaugurar una colaboración con una persona destacada dentro de LinkedIn. Se trata de mi tocayo Sebastián Palacios Macedo. Es egresado del ITAM, donde estudió la doble carrera de Economía y Relaciones Internacionales. Cuenta con una maestría en Economía Internacional por parte de la Universidad de Estocolmo. Trabajó en el capítulo de Suecia de la extinta Pro México. Ahora tiene una consultoría llamada Clarette, que ofrece servicios a particulares y a empresas sobre temas en específico de economía y diplomacia. Su atención es siempre muy buena. Puedes confiar en él como si fuera tu concièrge. Se especializa en escribir boletines semanales concretos (lecturas no mayores a cinco minutos). Aquí puedes ver su perfil en LinkedIn y aquí puedes ver su consultora. ¡Bienvenido, tocayo!

Vamos al tema de hoy

La épica en el futbol

Los equipos grandes tienen un componente que los hace grandes: la épica. Historias que conmueven, historias que enorgullecen, historias que conducen a un sentido de pertenencia, historias que pasan de generación en generación y que hablan de héroes que se sobrepusieron a demonios tanto internos como externos. Esta palabra es de concepción griega, y es referente a la epopeya (ἐποποιίη, epopoiíe en griego antiguo), un poema largo que narraba una gesta heroica y que por lo general tenía elementos sobrenaturales.

Este año el Real Madrid ha apelado a la épica para ganar su Champions número 14. Su camino hacia esta orejona ganada en Saint Denis se produjo en circunstancias donde realmente estuvo al borde del nocaut. A excepción de una fase de grupos tranquila (quitando el traspié contra el Sheriff Tiraspol), las eliminatorias directas fueron para aquellos con nervios de acero. PSG, Chelsea, Manchester City, Liverpool… todos ellos tuvieron contra las cuerdas a los merengues y de manera inesperada logró remontar citas con el destino.

Hay más de esas historias. En su momento te hablé de la campaña de Turquía en la Eurocopa del 2008, con un equipo parchado (aquí puedes ver la historia). Podemos mencionar la Eurocopa que ganó Grecia en 2004, con un equipo que llegó solamente a participar a priori y que se la fue creyendo hasta vencer a los anfitriones portugueses dos veces. Podemos también hablar de la Süperlig ganada en 2010 por el Bursaspor, que ahora vive tiempos oscuros en la tercera división turca. Podemos también relatar el triunfo en 2016 de la Premier League de alguien no perteneciente al Big-6, el Leicester City. También queda el sensacional triunfo de una Alemania en estado de paria en 1954 cuando venció en la final a la mejor selección de todos los tiempos, Hungría. Si hurgamos en más latitudes, podremos encontrar historias así, y de hecho te dejamos a ti, lector, esa tarea.

En este capítulo he querido mencionar una historia que incluso puede superar con creces las historias anteriores, que son de por sí apoteósicas. Estamos hablando de un triunfo en medio de una época donde el país se caía a pedazos… gráficamente. Estamos hablando de un equipo que juntó a etnias alguna vez divididas. Estamos hablando de una alegría en medio de toda la barbarie de los últimos años. Esta es la historia de Irak en la legendaria Copa Asiática del 2007.

Irak bajo fuego: 2004 a 2007

El atentado del 11 de septiembre de 2014 había sumido a Estados Unidos en una paranoia sobre los países que podrían cometer un atentado, y puso en la mira al eje del mal: Corea del Norte, Irán e Irak. Sus sospechas llevaban a pensar que estaban desarrollando armas de destrucción masiva y amenazando la seguridad nacional.

Por ello en la sesión plenaria de la ONU en 2003, el presidente George W. Bush y el Secretario de Estado, Colin Powell, presentaron evidencia trucada para probar que Saddam Hussein tenía esas armas y estaba aliado con el grupo terrorista al-Qaeda. La ONU hizo lo que tanto sabe hacer: llamar a la paz y no tomar una resolución enérgica. Por ende, Estados Unidos hizo caso omiso y Bush Jr. ordenó la invasión de Irak con 150.000 soldados, con el Reino Unido, España y Polonia como los principales aliados (50 mil soldados adicionales). En tan solo un mes lograron derrotar al ejército de Saddam Hussein (سدم حسين).

Mientras tanto, Estados Unidos quedó a cargo de una coalición de 40 países que administrarían la ocupación de Irak hasta que las cosas se calmaran. No pasó así. Una de las razones es la siguiente: la vez pasada vimos que Saddam Hussein siempre favoreció a los suníes en detrimento de los chiíes y los kurdos porque la visión del partido Baath era panarabista, socialista y sunní. Entonces, Washington hizo una purga de suníes para compensar a las otras poblaciones. Esto no se quedó así, y comenzó una insurgencia sunní compuesta de células descentralizadas de diferentes procedencias (socialistas, nacionalistas, musulmanes radicales y extranjeros) que querían hacer la yihad. Su objetivo eran los soldados estadounidenses.

Vayamos ahora al 2005. Hubo dos elecciones y un referéndum para elegir parlamento y constitución. Para no repetir los errores de Saddam, el nuevo sistema político de Irak prohibía el dominio de un solo partido; se necesitaba de un consenso que formara mayoría calificada (dos tercios) para gobernar. La nueva constitución otorgaba derechos individuales mucho más extensos siempre y cuando no violaran los principios islámicos tradicionales y todos los yacimientos de petróleo permanecerían bajo jurisdicción iraquí. 

El problema fue que la población sunní boicoteó las elecciones; en algunas regiones la participación apenas llegó al 2%. No conformes con ello, suníes armados atacaron las casillas electorales argumentando que todo estaba arreglado para los chiíes y que se veía la mano de Irán (recordar que es una teocracia chií). 50 muertos fue la resaca de esa caótica transferencia.

Para cuando acabaron las elecciones, todo estaba listo para que Estados Unidos le transfiriera el control a la nueva coalición. Saddam Hussein ya era un colgado más y había recibido su castigo. Pero los suníes estaban inconformes con cómo se estaban dando las cosas, así que la insurgencia se la agarró en contra del nuevo gobierno y de grupos rivales. 

Comenzaba así la Guerra Civil. Entre 2006 y 2007 murieron alrededor de 50 mil civiles y 1.800 soldados de Estados Unidos, mientras que hubo un desplazamiento de cinco millones de iraquíes (alrededor del 20% de la población). Barrios enteros en Bagdad sufrieron limpiezas étnicas y no había ciudad importante en Irak sin violencia sectaria.

Atenas: donde todo comenzó

Vayamos ahora al 2004. El deporte iraquí no podía vivir con Uday Hussein (عدي حسين), pero tampoco podían vivir sin él. Había un vacío en el poder que dejaba todo en un estado de shock, pero al menos ya se podía competir tranquilamente, sin amenazas y sin castigos atroces en caso de caer derrotados.

Llegar a los Juegos Olímpicos de Atenas sería una proeza, más cuando apenas se le dan tres lugares de 15 a Asia. No fue un camino de rosas precisamente. Primero sacaron a Vietnam, luego tuvieron que venir de atrás (2-0) para eliminar a Corea del Norte (4-1), en una eliminatoria plagada por los temores hacia el SARS o la gripe aviar. Seguía la última ronda en 2004: tres grupos de cuatro equipos a visita recíproca todos contra todos. El ganador de cada uno estaría en Atenas. 

La buena noticia es que no habría necesidad de viajar a Asia Oriental. La mala es que sería una batalla civil sin cuartel con Omán, la siempre temida Arabia Saudita y Kuwait, que había estado en Sydney. Fue tan reñida la clasificación que al final de la jornada cinco cualquiera de los cuatro podía clasificar. Todos sin excepción hacían pesar su estadio. Omán tenía 8 puntos, Kuwait iba con 7, y jugaban entre sí mientras que Arabia Saudita e Irak (ambos con seis) también tenían partido entre ellos, solamente que necesitaban forzosamente que ni Kuwait ni Omán ganaran. Pues la primera condición se cumplió, e Irak logró ganarle 3-1 a Arabia Saudita, para regresar a unos Juegos Olímpicos por primera vez en 16 años. 

 

Iraq vs Saudi Arabia Olympic Preliminary Qualifier Group C match on March 18, 2015 in Iraq. Photo by World Sport Group

Ya en Atenas, le tocaría pasar al grupo D con Costa Rica, con Marruecos y con una Portugal que incluía a un jovencito de 19 años que ya había recalado en el Manchester United, Cristiano Ronaldo. El equipo de Irak no tenía nombres de peso y casi toda una flotilla que militaba en ligas árabes (con excepción de un jugador en el campeonato chipriota). Lo más importante: había jugadores de todas las etnias sin ningún rencor entre ellos: ahí estaban el kurdo Hawar Mullah Mohamed (هەوار مەلا محەمەد), un potente medio ofensivo; Nashat Akram (شأت أكرم), árabe suní que prometía bastante para los estándares asiáticos. También descollaba Younis Mahmoud (يونس محمود), turcomano. Pero a pocos meses de ese flamante estreno, su DT Bernard Stange renunció sin previo aviso. De los últimos entrenadores en manejar la selección de Alemania Oriental, él había firmado en 2002 un contrato por cuatro años con una cláusula en la que podía partir en caso de amenazas de guerra. Más tarde, él confesaría que su chofer fue ejecutado en plena preparación hacia Atenas.

Nadie daba ni un céntimo por Irak, y se encargaría de ir callando bocas. Primero le ganaron a la sempiterna potencia juvenil europea Portugal al son de un 4-2, con Younis Mahmoud marcando un gol. Luego, un 2-0 tranquilo sobre Costa Rica, y al ver que la clasificación y el primer lugar no estaban comprometidos, descansó con una derrota 1-2 contra Marruecos. En cuartos de final pasaron por encima de Australia, que ya pensaba en largarse de Oceanía. Y como que no quería la cosa, Irak ya se encontraba peleando medallas. Desgraciadamente, no pudo con la otra sorpresa del torneo, Paraguay y perdieron por la mínima. E Italia fue demasiado para ellos al perder también 1-0.

Se quedaban sin medalla, pero hasta la fecha es la mejor participación iraquí en el futbol olímpico. Muchas personas no lo sabían, pero ahí se empezaba a gestar la mayor épica. Se equivocaban al pensar que eso sería flor de un día.

Clasificación sin piedad de las milicias y sorpresas

Vayamos ahora a 2006. Irak ahora tenía que preocuparse por llegar a la Copa Asiática. Tendrían que partir con hándicap en contra debido a la situación que se estaba viviendo en Irak (100 muertos cada día en Bagdad de acuerdo con estimaciones benévolas), entonces por obvias razones no se podía jugar de local en Irak. Todos sus partidos tendrían que jugarse en al-Ain (العين), Emiratos Árabes Unidos. De ese grupo no era el único en esa condición. Ahí estaba Palestina, que tenía que arreglárselas en Ammán, Jordania (ya hablamos de eso).

Irak comenzó con el pie izquierdo cuando perdió 2-0 en Singapur, pero poco a poco se fue recuperando, con victoria sobre los chinos incluída (2-1). Eso les permitió llegar ya clasificados con una jornada de antelación. Con un empate en China se treparon al primer puesto del grupo. 

Pero antes, Irak confirmó que esa selección presente en Atenas no había perdido el toque y de alguna manera se las ingeniaron para ganar la medalla de plata en los Juegos Asiáticos de Doha 2006, el megaevento deportivo que cambiaría a Qatar para siempre (eso lo veremos después). Fue precisamente el regreso de Irak después del ostracismo ganado con toda razón debido a la invasión de Kuwait. Por eso marchó desde la fase previa, y una victoria holgada en el último partido (4-0 contra Malasia) les permitió colarse a cuartos de final como mejor segundo. Imagina que pasaron por encima de Uzbekistán y de Corea del Sur para al final caer con los qataríes. De esa generación ateniense, el único que se mantenía era Younis Mahmoud. 

Con tantas cosas, era posible empezar a soñar. Y ahora estaban ya dentro de los 16 clasificados al sureste de Asia. 

Entrar a la cueva de los leones

La Copa Asiática del 2007 estaba destinada a ser un verdadero desastre en la logística. Indonesia, Malasia y Tailandia estaban en la contienda por ser la única sede, pero en un arranque de querer descubrir el hilo negro, el secretario de la AFC, el qatarí Mohammed bin Hammam (محمد بن حمّام) les propuso que los tres fueran en conjunto y que se sumara uno más, que en este caso fue Vietnam. 

Las relaciones entre países del Sureste Asiático son tan buenas que el bloque ASEAN funciona bien. El futbol ahí tal vez tendrá un mal nivel (en el momento del sorteo su ránking FIFA no llegaba ni al puesto 100), pero la pasión de su hinchada nunca está en discusión. Parecía una buena idea. Después, bin Hammam se arrepentiría porque se dio cuenta que cada país avanzaba a su ritmo, cada país tendría su propio presupuesto y su centro de prensa, cada país tendría una logística diferente, y a veces tenía que presionar para que las cosas avanzaran, como pasó en repetidas ocasiones con Tailandia.

Pero es momento de regresar al sorteo. Irak estaría en el bombo de los no tan débiles. Le tocaría jugar en el grupo A (en Tailandia), con los tailandeses como anfitriones, a la recién llegada Australia como el equipo más fuerte, y Omán que completaba el pelotón. De entrada se preveía que los cabezas de grupo estarían en cuartos de final como líderes y que los anfitriones se jugarían el otro pase con los otros dos equipos. La suerte estaba echada.

2007 no empezó tan bien con la Copa de Naciones del Golfo. De hecho, su eliminación fue realmente tétrica. En el último partido de fase de grupos se enfrentaban a Arabia Saudita. Un empate les garantizaba pasar a semifinales. El DT Akram Salman (أكرم سلمن) les pidió que no le ganaran a los saudiárabes, pero al parecer Arabia Saudita no se enteró de ese acuerdo y los venció 1-0. Por ese pésimo resultado, Salman fue despedido.

Se acercaba la Copa Asiática y el entrenador todavía no había sido escogido. Al final, a tan solamente dos meses, se anunció que Jorvan Vieira era el encargado. Este brasileño convertido al Islam ya era un hombre de mil batallas en el Norte de África. Había sido asistente de Jose Faria en ese mundial mágico de Marruecos en México 1986 (más información, aquí) y se había consagrado campeón en Egipto con el Ismaily (2001). 

Era una gran elección, pero Vieira había caído en la cueva de los leones. Tenía que motivar a un equipo que tenía la cabeza en la terrible situación que vivía Irak. Toda la insurgencia los trataba de extorsionar amenazando a sus familias. Es que ya jugaban ahí suníes con chiíes y kurdos y para ellos era inaceptable esa mezcolanza. Por esa razón, todo el equipo se vio obligado a prepararse en Ammán, Jordania. Por la situación del país, no había una liga única, sino que había fases previas regionales para obtener una fase élite y de ahí obtener el campeón. Así, los jugadores no eran blancos de ataques terroristas.

Los mismos jugadores contaban historias de terror. Noor Sabri (نور صبري), el portero, tenía un cuñado asesinado antes del torneo. En un partido mataron a un compañero de equipo de Haitham Kadhim (هيثم كاظم). Hawar Mullah Mohammad relataba que debía ir a entrenar con un rifle escondido por si las cosas se ponían color de hormiga. Jorvan Vieira perdió a un fisiólogo debido a un bombazo suicida. La selección juvenil de taekwondo no logró llegar a Ammán; apenas antes de cruzar la frontera a Jordania todos sus miembros fueron ejecutados y enterrados en fosas comunes.

Con todo ese contexto descorazonador, Vieira fue poco a poco haciendo su trabajo. Debía calmarlos, motivarlos y unirlos para llegar afinados con lo que se pudiera. No se volvió loco: amalgamó el equipo que casi se cuelga una medalla en Atenas junto con el que ganó la plata en Doha. Ningún jugador rebasaba los 26 años; no cualquiera podía lograr eso en Asia. Con Vieira lograron ser subcampeones del Campeonato de Asia Occidental en Ammán. Perdieron la final contra Irán 2-1, pero despertaron buenas sensaciones. 

Irak se reportaba lista para la Copa Asiática. Ahora tenían que viajar hacia Bangkok. La situación económica también estaba hecha trizas y por eso solamente se pudieron costear un vuelo en clase económica. 

Dando de qué hablar en fase de grupos

A Irak le tocaba el honor de disputar el primer partido de la Copa Asiática y sería nada menos que contra Tailandia. Dentro de los anfitriones, eran los que jugaban mejor y se barajeaban nombres de jugadores que al menos podían presumir estar jugando en Inglaterra: Suree Sukha (สุรีย์ สุขะ), Kiatprawut Saiwaeo (เกียรติประวุฒิ สายแวว) y Teerasil Dangda (ธีรศิลป์ แดงดา), los tres en el Manchester City. Luego, julio era la época donde arreciaban las lluvias y eso condicionó a que la ceremonia de inauguración fuera retrasada.

Así, Irak y Tailandia llegaban al Rajamangala (ราชมังคลากีฬาสถาน) con una lluvia pertinaz. Sorprendentemente ambos equipos tuvieron un juego fluido y que empezó cuesta arriba para los iraquíes cuando Sutee marcó el penal apenas al minuto 6’. Tuvo que llegar Younis Mahmoud para emparejar los cartones al minuto 32’. Así, acabó el descanso. Para el segundo tiempo fue un dominio local que no se tradujo en goles, y el debut terminaba 1-1.

No había ido tan mal el inicio, pero seguía un partido complicadísimo contra los australianos. La flamante adición de la AFC tenía por objetivo comerse al continente a puños. Hay que recordar que hicieron sudar a los italianos en Alemania y un penal que no era los eliminó (más información aquí). Por un solo lugar no era el país mejor rankeado (lugar 39, uno abajo de Irán). Ahí estaba la avanzada en la Premier League: Mark Viduka (Newcastle), Harry Kewell (Liverpool), Tim Cahill (Everton). No eran los únicos, pero nos podemos dar una idea de qué tan poderosa era la selección de Australia. 

Contra ellos, sin embargo, se cernían nubes negras debido a las dudas que tenía el sistema de juego de Graham Arnold. Habían dejado afuera a Matthew Spiranović del Nürnberg alemán para poner a Patrick Kisnorbo del Leicester City. Empezaron también fríos con un empate con Omán. Aún con todas estas bajas, Australia partía como clara favorita. E Irak se encargó de callar bocas de nuevo, como lo hizo en Atenas tres años atrás. Aloisi, Cahill, Holman, los sobrevivientes de esa generación de Atenas… no pudieron detener de nuevo a unos endiablados Nashat Akram y Younis Mahmoud, quienes hicieron lo que quisieron y consumaron una de las mayores sorpresas del torneo. 3-1.

Dueños de su destino, Irak se dedicó a sobrellevar el partido contra Omán. Cuando vieron de reojo que Tailandia estaba cayendo de manera estrepitosa con los australianos, pudieron respirar tranquilos y dejar de pisar el acelerador. Ese 0-0 los dejaba como primer lugar de manera impensada. Primera fase de la épica, completa.

Romper la barrera de cuartos de final

Ahora bien, Irak tenía posibilidades reales de superar los cuartos de final. En sus últimas tres ediciones se había quedado precisamente en esta fase. Realmente ayudó el haber quedado como líder de grupo. Ahora con la sartén por el mango podían considerarse como favoritos, pero no sería un partido sencillo.

Enfrente se encontraba Vietnam, otra agradable sorpresa en cuartos de final. Es curioso, de las cuatro anfitrionas, era la peor rankeada y aún así fue la única que sobrevivió. Y lo hizo en un grupo lleno de campeones: Japón (defendía título de la Copa Asiática), Qatar (medalla de oro en Juegos Asiáticos) y Emiratos Árabes Unidos (ganador de la Copa del Golfo). De hecho, venía en estado de gracia al ganar contra todo pronóstico 2-0 contra los amiríes del genio francés Bruno Metsu. Ese partido, el llamado “Milagro de Hanói” (Điều kỳ diệu ở Hà Nội) sería a partir de ese entonces una motivación extra para cada partido que tuviera un conjunto árabe como rival.

Desde temprano en el partido Irak dejó en claro que no se incomodaban con la etiqueta de favorito, porque Younis Mahmoud anotó apenas al minuto 2’. Ya con esa comodidad, se pudieron soltar el pelo y divertirse. Mahmoud de nuevo marcó (65’) y lo siguiente fue solamente seguir jugando.

Silbó el árbitro. ¡Irak estaba en semifinales! ¡Había roto la barrera de los cuartos de final! Llegaba a una fase que no pisaba desde Irán 1976 (cuando solamente había seis equipos en el torneo). En Irak poco a poco la gente empezaba a agolparse para ver el increíble avance de Irak. Los tiroteos bajaban, Irak subía. Y la gente por primera vez en fácilmente cinco años podía ondear la bandera libremente en la calle. Ahora venía el viaje a Kuala Lumpur, Malasia.

¡A la final!

En las semifinales se encontraban a Corea del Sur, otra de las favoritas para ganar la Copa Asiática. Los guerreros Taeguk tenían una deuda con su país: la final se les negaba desde 1992, y aunque tenían (y tienen) una de las mejores plantillas en Asia, han fallado de manera increíble. Aquí estaba por ejemplo el legendario Park Ji-sung (박지성), inamovible en el esquema de Sir Alex Ferguson. Desgraciadamente no pudo estar, así que se la tenían que jugar con una base de la K-League, que aún así dominaba el futbol asiático. Venían de eliminar a los iraníes en un encuentro de poder a poder.

Por todo lo que estaba en juego, el partido tuvo una tensión que se podía cortar con un cuchillo. Nadie quería perder. Las tácticas de Vieira y de Pim Verbeek estaban neutralizadas. Mucha gente puede atreverse y decir que estuvo aburrida. Técnicamente fue un bello partido, aunque claramente influyó las lluvias típicas del monzón en el Sureste de Asia.

En esta ocasión el portero Noor Sabri fue quien reclamó la etiqueta de héroe. Él detuvo el último lanzamiento de los penales. ¡Irak estaba en la gran final del futbol asiático! ¡Nadie lo podía creer! ¡Ni en Irak ni fuera! Todo era felicidad. Todo mundo se abrazaba. Todo mundo soñaba. Parecía que todo pintaba bien… ¿o no?

Sigan a pesar de todo

Como si fuera un lastre, el terror tuvo que teñir las celebraciones. Los bombazos suicidas ni siquiera respetaron la alegría. Uno de ellos estaba en Bagdad, fue directo a un puesto de helados que estaba a rebosar de gente que por fin era testigo de tamaño logro y se hizo explotar. Se llevó con él 30 muertos. Alrededor de veinte víctimas fueron resultado de ataques suicidas en otras ciudades. Y hay que agregar también la imprudencia de la gente. Para festejar la victoria sobre Corea del Sur no faltaban los insensatos que disparaban al cielo. Esas balas perdidas de hecho se cobraron cinco vidas más. 

Había celebración, sí, pero también algunas personas comprendieron que estaba sucediendo la tragedia. Era como si no se pudiera exorcizar al jinn que traía pesar a la pobre Irak. Los mismos jugadores se enteraron de estas muertes en el mismo vestidor. De pronto dejaron de festejar. Todo era un sepelio de las caras tan largas. Algunos pensaron incluso en retirarse del torneo porque no soportaban ser la causa del sufrimiento.

Mirando las noticias a lo lejos, pusieron atención en una señora muy afligida que daba una entrevista en la televisión. Era la madre de Haider, un niño que había muerto en esa ida fatídica a la tienda de helados. Les pedía a los seleccionados que continuaran su camino, que ganaran esa final. Ella decía que no enterraría a su hijo hasta que ganaran la final. Esa señora sería conocida después con el nombre de Umm Haider (أم حيدر).

Pues ya estaba. Toda la selección de Irak hizo de tripas corazón y se prepararon para la final. Había que viajar a Yakarta para esa cita con el destino.

La final

Faltaba el ingrediente final para una historia épica. Enfrente se encontraba la potencia asiática de Arabia Saudita. Es un país que no necesita presentación. Venía de ganar a cuanto país se había medido con ellos, como Corea del Sur (fase de grupos), Uzbekistán y Japón. Irak es mayoría chií, mientras que Arabia Saudita es un reino orientado a lo sunní. Se volvían a ver las caras después del fallido arreglo de la Copa del Golfo. Y para colmo, Arabia Saudita es tricampeona de Asia.

Así las cosas, Irak y Arabia Saudita tuvieron una final emocionante en el estadio Gelora Bang Karno. Por dos horas todos los ataques cesarían en Irak: estarían más al pendientes de lo que hicieran los Leones de Mesopotamia. Sin cambios en la alineación, de nuevo Irak sorprendió con un dominio del balón y a una Arabia Saudita que no veía por dónde contraatacar ni parar a Nashat Akram, que seguía en plan grande con la creación en mediocampo.

Todo seguía igual hasta que al 73’ hubo tiro de esquina a favor de los iraquíes. Cobró Halla Huwar Mohammed, el balón techó al arquero Yasser al-Mosailem (ياسر المسيلم) y ahí estaba (¡quién más!) Younis Mahmoud para conectar con la cabeza. ¡Goooool de Irak! ¡Todo mundo a festejar! Ya lo ganaban, y se estaba consumando la gesta heroica.

Otros equipos con la misma escasa experiencia en encuentros definitivos habrían tenido incluso miedo al triunfo y se habrían conformado con replegarse, limitándose a mantener la ventaja. Irak no hizo así y de hecho siguió dominando. Eso sí, casi recibe gol en el tiempo de compensación con un cabezazo que pasó por encima de la portería, pero no fue así para suerte de los iraquíes. Así acababa el partido.

¡Irak había ganado la Copa Asiática! ¡Irak había hecho lo que lucía imposible dos meses antes! Esta era la oportunidad que buscaba Irak para mostrar que eran más que un estado fallido, que en Irak había talento escondido. Es curioso: libres del terror a perder que laceraba como hierro candente en los tiempos de Uday Hussein, ellos había podido expresar ese gran nivel que tenían escondido.

El encuentro en Bagdad

Todo el equipo regresaría (ahora sí) en primera clase a Bagdad. Por primera vez los jugadores no eran el objetivo de ataques terroristas, sino de orgullo. Las calles estaban llenas de aficionados que los recibían como héroes. Llegaron al palacio al-Zaqura (قصر الزقورة); por protocolo estaba el Primer Ministro de Irak, Nouri al-Maliki (نوري المليكي), mientras que de sorpresa estaba también Umm Haider, como componente de la emotividad.

Younis Mahmoud aprovechó la gran oportunidad para criticar la ocupación de Estados Unidos. Exclamó: “Quiero que América que vaya. Hoy, mañana o pasado mañana, pero que se largue. Deseo que los americanos no invadieran Irak y espero que se acabe pronto”. Esta retirada llegaría en 2018.

¿Qué pasó después?

Irak pudo participar en la Copa Confederaciones del 2009 como campeón de Asia. No hizo un mal papel: obtuvo sendos empates a cero goles con Sudáfrica y Nueva Zelanda, más una derrota apretada por la mínima ante España, que estaba en camino de ganar su único mundial con su vistoso juego tiki-taka. Aquí no estuvo Jorvan Vieira. Él dio un paso al costado, aduciendo que el trabajo era complicado y lo estaba volviendo loco (no lo culpamos).

Younis Mahmoud terminó el torneo como el jugador más valioso, uno de los mejores goleadores del torneo. Estuvo nominado a Jugador Asiático del año 2007 y también es el primer y único iraquí nominado al Balón de Oro de la FIFA. El Olympique Lyon estuvo interesado en contar con sus servicios, pero al final esa movida no se concretó porque no podría llevarse a su familia a Europa. Por ello estuvo jugando en la liga de Qatar, donde ganaría el tricampeonato con al-Gharafa.

El otro nominado a Jugador Asiático del Año fue Nashat Akram, y de hecho fue petición expresa del sueco Sven-Göran Eriksson para su Manchester City, pero el gobierno británico no le concedió la visa de trabajo porque Irak todavía no tenía un buen ránking FIFA. En fin, posiciones que uno se da cuando aún eres cómplice de ese terror. Terminaría jugando con el Twente en la Eredivisie. Desgraciadamente, solamente estuvo una temporada por una lesión que lo marginó ocho semanas.

Hawar Mullah Mohammad regresaría al futbol chipriota con el Anorthosis, y en 2008 se convirtió en el primer iraquí en marcar en Champions League, en una victoria 3-1 contra el Panathinaikos.

Las estadísticas revelaron que del 2007 al 2008 el número de muertes de civiles descendió de manera contundente de 26.000 a 10.000. Claro, ayudó el retiro progresivo de tropas de Estados Unidos, pero no podemos menospreciar la gran victoria de la Copa Asiática. 

Todavía hay mucho camino por recorrer para lograr que Irak funcione, aún con la derrota contundente de Daesh. El líder nacionalista chií Muqtada al-Sadr (مقتدى الصدر), anti-americano y anti-iraní, ganó la elección de octubre de 2021 (74 de 329 escaños), pero no logró formar un gobierno. Todos los partidos pro-iraníes se encargaron de frustrar cada intento de coalición. En respuesta, al-Sadr ordenó que todos sus diputados renunciaran, por lo que el Parlamento ordenó un nuevo Primer Ministro y diputados sustitutos. Sus simpatizantes no se quedaron con los brazos cruzados y atacaron el Área Verde e invadieron hace dos semanas el Palacio Presidencial, causando la muerte de 29 personas.

En un tiempo donde la gente ha prostituido la palabra “épico” de manera obscena, la selección de Irak se apuntó una gesta heroica y produjo su propia epopeya. No solamente se enfrentó a sus demonios internos y externos. Logró hacer algo que los Cuerpos de Paz de la ONU intentaron una y otra vez en vano: unieron a una nación que estaba dividida sin remedio entre suníes, chiíes, turcomanos y kurdos. Un día tú, sunní, no podías ver a tu vecino chií; al día siguiente veías el gol de Younis Mahmoud y lo abrazabas porque tu país era campeón. En matemáticas, el todo es la suma de sus partes. Irak debe recordar que es más que eso.

¡Muchas gracias por tu ayuda, tocayo! ¡Ha sido un placer tenerte!

Fuentes

Palacios Macedo, Sebastián. Iraq: From the US invasion of 1990 to the storming of the Parliament in 2022. Clarette Consulting. 2 de septiembre de 2022
La Prensa Latina. The Iraqi political crisis, explained. 28 de julio de 2022
Farah, Yoosof. World Football’s Defining Moment: Iraq Rise from Guns to Glory. The Bleach Report. 21 de abril de 2010
TifoFootball. Football’s Greatest Ever Underdog Story. YouTube. 31 de enero de 2019
Tuckerman, Michael. Asian Cup 2007 – Australia v Iraq – The Aftermath. Soccerphile. Fecha desconocida

Irak recibió mucho castigo después de la madre de las batallas contra Kuwait. Precisamente allí nos vamos en nuestra siguiente parada. Kuwait llegó también a ser la mejor selección de Asia y estuvo en el mundial de España 1982. La gente solamente recuerda la invasión de su jeque para protestar por un gol que le pareció inválido. Es injusto limitarlo a este escenario, porque realmente tiene una época de oro y esa historia es la que te contaremos.

Recomendación musical 2

Kadim al-Sahir (كاظم الساهر) ha llevado a Irak a lo más alto de las listas de música en todo el Medio Oriente. Nació en Mosul, en el seno de una familia suní-chií. Se mudó a Líbano para dominar los escenarios con baladas románticas. Vamos, lo típico de un artista de la región. La cosa cambió a raíz de la invasión de Estados Unidos. Sus letras se transformaron hacia un carácter más solidario con los árabes, pidiendo que acabara la guerra. Así, comenzó colaboraciones como la que hizo con Lenny Kravitz en una canción llamada We Want Peace. Hay otra todavía más hermosa, con la soprano-pop británica Sarah Brightman, célebre por su extraordinario papel en El Fantasma de la Ópera de Andrew Lloyd-Weber. al-Sahir y Brightman cantan The War is Over, que es la que puedes escuchar aquí.

Recapitulemos

Irak se enfrentó a una ocupación injusta a partir de evidencia falsa de armas de destrucción masiva. Esta coalición internacional gobernó un año, sacando a los suníes en favor de los chiíes y kurdos. La respuesta fue una insurgencia sangrienta que causó la Guerra Civil en Irak, cuyos enemigos eran instituciones gubernamentales y el ejército estadounidense.

En este contexto, Irak logró una de las victorias más épicas de toda la historia del futbol mundial. Era un equipo formado por suníes, chiíes, kurdos y turcomanos que únicamente se podía preparar en Jordania. Dieron aviso cuando llegaron a semifinales de Atenas 2004 y se colgaron la plata en los Juegos Asiáticos Doha 2006. A dos meses de la Copa Asiática no tenían DT, y llegó Jozvan Vieira. Tras un empate con Australia, Irak sorprendió al vencer a Australia 3-1. En semifinales eliminaron a Corea del Sur, pero las celebraciones se empañaron con un bombazo suicida. En pleno paroxismo, casi abandonan el torneo, pero Umm Haider los animó para que disputaran la final, que ganaron 1-0 contra Arabia Saudita.

Nos vemos la siguiente. Allah wiyak! (الله ويك!)

Sebastián Alarcón
Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.